Sshh, no hables solo escucha, cierra tus rojos y sanguinarios labios, escucha el tenue y carmín gotear de tu alma, no hables porque de tu boca no salen más que silenciosos gritos de angustia. Escucha el susurro de la soledad, que de manera irónica es tu única compañía, escucha la dulce y tétrica melodía de la canción de tus lamentos.

Sshh, no hables, no desperdicies tu último aliento con palabras cargadas de sufrimiento, porque tu espíritu esta mancillado, roto y humillado. Solo escucha las crueles risas de tus carceleros, carcajadas sádicas y melódicas, mientras curvas tus labios en eso que todos consideran una sonrisa.

Sshh, no hables, solo escribe en tenues amarillentos pergaminos tu historia de cuento de hada, sin le vivieron felices para siempre, ´porque sabes y te recuerdan a ti misma que estas muerta y no tienes derecho a la felicidad prometida.

Sshh no hables, solo recuerda esos años donde el lánguido dolor no te perforara el alma, donde te permitías adentrarte en el mundo de tu rechazo, donde por una ínfima fracción de segundo los sueños te eran realizables, donde la esperanza prevalecía ante todo.

Sshh, no hables, solo mira al motivo de tu felicidad, ese hombre de rubios cabello de mano de su esposa e hijo, y acepta que eres una muñeca rota, un adorno vacío, una alma invisible ante sus ojos. Entiende que no eres nadie Hinata, y que a los nadie, los que son todo no los recuerda y los pisotean, concibe Hianta que eres invisible, débil y no merecías nacer. Comprende que tu lugar no existe y lo único seguro que tienes es tu muerte.

Sshh, no hables, solo duerme y no despiertes mi linda muñeca rota.