Fic Ethan (lethan)
Aquella noche Ethan se revolvía en su cama. Los rugidos de los monstruos no le dejaban dormir. Escuchaba a las dracaenae devorando al ganado que habían recogido de los alrededores de su campamento. Al menos Ethan esperaba que fuera ganado. No quería pensar en que pudieran ser sus antiguos compañeros del Campamento.
Un sudor frío le recorrió la columna. Algo le preocupaba.
Suspiró.
-Ojalá estuvieras aquí –se le quebró la voz. Hundió la cara entre sus manos-. Por favor, Luke, que no te pueda la voluntad de Cronos.
Un sollozo salió de sus labios.
-¿Qué te preocupa, hijo mío? –dijo una voz de mujer desde algún punto de la habitación.
-¡Madre! –Ethan se giró y vio a la diosa Némesis, allí sentada, mirándole fijamente-. ¿Qué haces aquí?
Se secó las lágrimas y se puso el parche para tapar el lugar donde debía estar su ojo derecho. Némesis, mientras tanto, le sonreía a la vez que jugueteaba con unas galletas chinas de la suerte.
-Lo estás haciendo bien, hijo mío –dijo sonriéndole. Abrió una galletita y leyó el papel. Al parecer no le gustó lo que ponía, puesto que se la tragó con papel incluido-. Los dioses tenemos formas de ver lo que se avecina, de predecir el futuro, y yo sé que me harás sentir orgullosa. Pero debes actuar sabia y justamente, hijo mío.
-¿Justamente? Te di mi ojo izquierdo para poder cambiar las cosas. Creo que entiendo de justicia.
-Yo también lo creo, Ethan. Pero debo advertirte que no será fácil. Deberás enfrentarte a tus compañeros, y, si se da el caso, matarlos. Y tampoco puedes apoyarte en tus compañeros del ejército de Cronos. Estás solo.
A Ethan le dolían las palabras que decía su madre. Decía la verdad, y eso dolía aún más.
-Tranquilo, hijo mío, tienes todo mi apoyo y la certeza de que lo conseguirás –Némesis se acercó a su hijo y le puso una mano en el hombro, acariciándole la cara con la otra-. Ahora descansa, Ethan Nakamura, no creo que tengas otra oportunidad de hacerlo.
La diosa se apartó de su hijo. Ethan desvió la mirada mientras su madre se marchaba y cuando volvió a mirar lo único que quedaba era una galletita china de la suerte sin abrir. La recogió y la tiró lo más lejos posible por la ventana de la habitación. No quería leer la predicción que albergaba.
Se sentó en la cama y se quitó el parche. Se acostó pensando en todas las cosas que le esperaban, poniéndose nervioso por momentos. Los nervios no vencieron al cansancio, y un minuto más tarde ya estaba durmiendo.
Esa noche Ethan soñó con Luke, recordando una vez en la que estuvieron ellos dos solos…
