Hola! Volví más pronto de lo pensado, pero esta vez ofreciéndoles algo nuevo. Algunos dirás que termine la otra primera (yo solía decir eso cuando una autora subía más de una historia a la vez) ´pero ahora puedo decir que es gratificante escribir y que la gente lea tu trabajo. Desde ya también es muy gratificante que te dejen comentarios (reviews) así que por favor, digan qué piensan :D…Desde ya gracias por leerme .
Capítulo 1: Deseo de Navidad
Un joven de cabellos alborotados y ojos extremadamente verdes caminaba por el Callejón Diagon, presuroso. Miraba el decorado del lugar, las luces que se encendían mientras una melodía navideña sonaba acompañando. Apresuró el paso. No podía llegar tarde ese día, siempre lo hacía últimamente, gracias a su bendito trabajo, pero aun así, él estaba feliz. Ser jefe de los aurores era su mayor meta, la meta de su vida podría decirse, y ahora lo sentía allí, tan cerca de él, tan cerca de sus manos que no podía negarse a ninguna tarea extra que le propusieran para ganar puntos. Aunque eso, a menudo le causara disgustos con su novia.
El jefe de aurores sería elegido en sólo dos semanas y él, definitivamente era uno de los favoritos para tomar el cargo. Asesinar a Lord Voldemort , el mago más temido de las últimas décadas, siempre lo había ayudado a conseguir cosas, no le gustaba aprovecharse de eso, pero cuando era necesario no dudaba en hacerlo. Su vida marchaba bastante encarrilada. A sus veintitrés años, tenía una casa propia. Vivía en el Valle de Godric, el lugar fue totalmente remodelada a manos de su novia. Ella había elegido todos los muebles, adornos y demás. Harry simplemente no quiso involucrarse en eso porque "tenía cosas más importantes que hacer en el trabajo". Cosa que no fue bien tomado por ella, pero finalmente decidió que sería una pérdida de tiempo discutir con su novio respecto del trabajo. Siempre perdería en ese campo.
Ese era otro capítulo en su vida, su relación amorosa. Estaba con la misma mujer hacía ya tres años y medio. La amaba, eso era seguro, pero había veces que sentía que sus vidas juntas, terminaban siendo monótonas. Por momentos creía que lo mejor era terminar aquella relación, pero luego la veía y no quería…o no podía. Desgraciadamente su relación con Ginny Weasley se había vuelto monótona y aburrida. Cada pelea, día a día los desgastaba cada vez un poco más y él no hacía nada por evitar esto. Sólo tenía tiempo y ganas para su carrera.
Prácticamente convivían, ya que ella dormía más en su casa que en la de sus padres, pero esto no ayudaba, ya que las peleas eran diarias y recurrentes. Peleaban siempre por el trabajo de él, Harry dedicaba todo su tiempo a su carrera y desde hacía un año la cosa se había puesto bastante insoportable. Discutían fuerte por cualquier tontera. Lo único que podía rescatar de su relación, era la relación carnal, se llevaban de maravillas en la cama y eso no cambiaba con las peleas ni con los años, al contrario…la mejoraba.
Sonrió pícaro al recordarlo, pero su sonrisa se borró de inmediato al recordar la hora. Era Navidad y todos estarían esperándolo en la Madriguera. Como siempre, o por lo menos desde que trabajaba para conseguir un "puesto digno", Harry Potter sería último en llegar.
...
Ginny miraba preocupada el reloj de la sala de estar en su casa. La mancilla con el nombre de Harry marcaba "camino a casa" pero de eso ya hacía cuarenta minutos. Estaba fastidiada, otra vez llegaba tarde, pero ese día le había prometido no hacerlo. Todos lo esperaban para comenzar la cena, eran las once y media de la noche y el reloj parecía pasar las mancillas cada vez más rápido.
Todos se encontraban allí, los señores Weasley, Ron y Hermione con Rose, la hijita de cinco meses de ellos, en brazos, Bill y Fleur con Victorie casi durmiendo en el regazo de su padre, los gemelos, Charly, Lupin, Tonks, hasta Percy con Penelope. Pero de él ni rastro aun. Ginny era observada por todos disimuladamente. Ella golpeaba nerviosa los dedos contra su rodilla en un claro gesto de nerviosismo.
Hermione, la única valiente, se acercó hasta ella. Todos se hacían los que no notaban la tensa situación y la pelirroja lo agradecía, pero sabía que nuevamente Harry le estaba fallando.
-Ginny ¿por qué no vamos pasando a la mesa?-tanteó el terreno su amiga, con la niña de cinco meses que llevaba en brazos haciendo raras muecas. Ambas la miraron sonriendo, mientras su madrina acariciaba la mejilla del bebé.
-sí, creo que será lo mejor- todos suspiraron aliviados, Ginny se estaba tomando bastante bien el nuevo desplante de su novio. Cuando ya todos estaban en la mesa, preparándose para comenzar a degustar la comida, el reloj marcaba las doce menos veinte. La pelirroja no pudo evitar que sus ojos se aguaran. No pasaría las doce con él.
Cuando terminaba de pensar aquello, un despeinado Harry entraba por la puerta de la cocina. Llevaba una capa negra de viaje. Se la sacó y sacudió la nieve de la cabeza.
-Buenas noches a todos, lamento la tardanza- todos saludaron normalmente, pero queriendo esconderse debajo de la mesa. Ron miró a Harry con rencor, este notó el gesto, sabiendo por qué el accionar de su amigo, busco con la mirada a Ginny.
La distinguió sentada junto a Fleur, ella sólo lo miro y respondió un cortante.
-Buenas Noches- el tono que había empleado sonó distante y Harry fastidiado supo que una nueva pelea se avecinaba hacia ellos.
Suspiró resignado, tal vez esta vez ella tuviera razón, llegar cinco minutos antes de la navidad (cuando había prometido llegar a las ocho de la noche) no era algo menor, pero él tenía una buena explicación.
-Gin, amor, lo siento mucho, la verdad es que yo…-Ginny levantó una mano anunciándole que no quería seguir oyendo. Los gemelos sonreían de oreja a oreja. No aguantaban las ganas de hacer algún comentario, pero la mirada severa de su madre los hacía aplacarse en sus asientos y simplemente limitarse a reír.
-luego hablamos, ya es hora de la comida y la Navidad está por llegar.
-bien- solo dijo él, sorprendido y tomando asiento junto a Ron, bastante lejos de ella.
-bien señor auror, nuevamente tarde-comentó el pelirrojo cuando Harry se hubo acomodado.
-me asignaron una nueva misión y si no la tomaba yo, la tomaba Howland ¿qué querías?
-¡pero es Navidad Harry!-susurró para que nadie más que su amigo escuchara.
-¡lo sé! Y lo siento pero cuando salía para acá, me entretuve hablando con Edward.
-¿el viejo sigue paseando por el Ministerio? Se supone que está por jubilarse Harry.
-sí, pero me estaba contando los gajes del oficio y no me pude rehusar. No todos los días el jefe de aurores te cuenta secretos de la carrera- Harry abrió los ojos entusiasmado poniéndole énfasis a sus palabras.
-¿y qué te contó de nuevo?
-nada nuevo en realidad, quiero decir, nada que ya yo no supiera…
-o sea que te retrasaste por nada- concluyó el pelirrojo poniendo los ojos en blanco mientras engullía una pata del pollo asado.
-no fue tan así…ahora sé que el puesto es mío. No por nada el viejo me hablo personalmente instruyéndome…Cuando Edward se jubile la semana entrante, el puesto será todo mío- dijo muy satisfecho consigo mismo.
-bueno pero qué novedad- murmuró Ron con ironía, Harry notó esto.
-¿por qué ese tono?
-porque siempre haces lo mismo Harry, yo entiendo que tu trabajo sea importante, pero mi hermana supongo que también lo es para ti- Harry parpadeó varias veces- lo es… ¿cierto?
-claro que sí- respondió simplemente, Hermione quien estaba junto a Ron escuchaba cada palabra de la conversación. No podía creer que su amigo no se diera cuenta que podía llegar a perder a Ginny, y lo que más mortificaba a la mujer era que en el fondo, su amigo sabía que la pelirroja podría cansarse de él y a él parecía no importarle.
-pues no parece- escucho ella a su marido decirle al azabache.
-no me importa lo que tú creas o te parezca la verdad, basta con que Ginny sepa que la quiero.
-bueno, pues ella hace mucho duda de eso- intervino finalmente sin poder contenerse Hermione.
-¿qué son esas estupideces? Si trabajo es por el bien de los dos.
-eso no te lo crees ni tú, si trabajas todo el día como un perro es porque estas obsesionado con ese maldito puesto.
-no digas bobadas Ronald, yo amo a Ginny, pero debe acostumbrarse a lo que estar conmigo conlleva- Hermione abrió la boca indignada.
-¡no seas hipócrita!-susurró histérica acercándose más a él. Ron que estaba en medio de ellos pegó un salto del susto, y la pequeña Rose hizo una mueca que podría haber terminado en llanto si su madre no la hamacaba en brazos mientras la calmaba.
-cuando Ginny obtuvo la propuesta para jugar en las Arpías tú no te "acostumbraste a lo que estar con ella conlleva". Le pusiste mala cara toda una semana y ella no tuvo más remedio que rechazar la propuesta Potter.
-¿qué?- ahora el indignado era Harry- eso no es cierto, ella la rechazo porque ella así lo quiso.
-Si, y yo soy Lord Voldemort- dijo Ron poniendo los ojos en blanco.
Los tres seguían con la discusión mientras Ginny los observaba fijo. El trío no cambiaba con los años. Siempre con sus secretos, a los que ella siempre se sentía ajena.
-Tranquila- le habló Fleur en un perfecto inglés. Ginny volteó a verla con las cejas enarcadas.
-lo estoy, créeme que estoy tranquila por el momento…pero es que ni siquiera se acercó a saludarme Fleur- dijo apenada la pelirroja. Su rubia cuñada la miro con pena y acarició su espalda cariñosamente.
-no te preocupes, ya lo hará- Ginny sonrió de lado.
-¡YA VAN A SER LAS DOCE!-el grito de los gemelos provocó el sobresalto de todos.
-NO ES NECESARIO GRITAR...PARECEN DOS LOCOS- gritó también la señora Weasley provocando la risa de todos.
-bien, todos con sus copas arriba- todas las personas que se encontraban rodeando la mesa se levantaron de sus asientos y elevaron sus copas hacia el centro.
-CINCO- la cuenta regresiva comenzó, Fred llevaba la cuenta mientras balanceaba su copa hacia delante y hacia atrás.
Ginny miraba a Harry que reía con las ocurrencias de su hermano, pero que no volteaba a mirarla. La hacía sentir un nudo en el estómago el hecho de que el denotara tan poco interés hacia ella-CUATRO- la cuenta seguía.
-TRES- ya comenzaron a oírse los fuegos artificiales fuera de la casa.
-DOS- Ron le dio un pequeño beso en la frente a su hijita y luego uno en los labios a su mujer, quien le sonrió enamorada. Remus y Tonks hacían lo mismo, Fleur y Bill alado de ellos los imitaban. Hasta su padre le daba un dulce beso a su madre. Fred y George fingían estar besándose también, era su forma de burlar a las parejas. Las lágrimas comenzaban a agolparse en sus castaños ojos al ver todo aquello, era más de lo que podía soportar.
-Desearía que valoraras lo que tienes Harry- se le escapó mientras unas lágrimas rodaba por su blanca mejilla de porcelana y se perdía en su cuello. Ginny no notó que el gran árbol de Navidad que ella decoraba tan magníficamente desde la adolescencia, emitió un gran destello blanco.
-¡UNO!
-¡FELIZ NAVIDAD!-gritaron todos al mismo tiempo mientras chocaban sus copas y el líquido de estas saltaba por todos lados.
Uno a uno, se fueron acercando a sus familiares para desearse una feliz navidad. Cuando llegó el turno de Harry de saludar a su novia, se acercó temeroso a ella. No se había acercado a ella por miedo a que estuviese enojada y le armara un revuelo de aquellos que sólo ella sabía armar.
-feliz navidad mi amor- dijo él, con una sonrisa coqueta.
-feliz navidad Harry- respondió, sin sonar fría ni molesta. Simplemente dolida.
-¿me vas a perdonar?
-no tengo nada que perdonarte.
-es cierto, pero…-gran error, pero lo comprendió tarde.
-¿cómo que es cierto? No tienes cara Potter- Harry puso los ojos en blanco, sabía que eso sacaría acercándose a ella. Ginny lo miraba para matarlo.
-si quieres hablar hagámoslo en privado por favor mujer…pero no hagas un escándalo frente a todos- le susurró bien pegado a sus labios, así que cualquiera que los viera, con el revuelo que había por la reciente navidad, la entrega de regalos y demás, sólo pensaría que se estaban reconciliando. Lo más lejos a la realidad de la pareja.
-¿qué pasa Potter? ¿No quieres que mi familia vea lo porquería que eres conmigo?- suficientes palabras para que Harry la tomara del brazo y la dirigiera al cuarto de ella.
Ella se dejaba llevar silenciosa, nadie notó nada, excepto Ron, quien tocó con disimulo el hombro de su esposa poniéndola sobre aviso de lo que sucedía. Ella volteó a mirarlos subir las escaleras y le entrego la niña al padre.
-espérame aquí.
-déjalos amor, ellos se arreglarán solos. Ya están grandecitos.
-¿entonces para qué me avisas? Sabes que yo no me quedaré aquí esperando- dicho esto los siguió escalera arriba. Ron sólo negó contrariado.
Una vez en el cuarto de Ginny, Harry cerró la puerta de un portazo. La pelirroja lo miraba entornando los ojos.
-me quieres decir ¿¡qué demonios sucede contigo Ginevra!
-qué sucede contigo Potter, no te hagas el ofendido que no entiende qué sucede porque sabes perfecto que el que hace todas las cosas mal para que peleemos todo el tiempo eres tú.
-¿yo? ¡Tú no me ayudas nunca! Siempre enojándote conmigo cuando estoy TRABAJANDO – la última palabra la había gritado sin poder contenerse, la paciencia no era una virtud que el poseía.
-encima tienes la poca decencia para decirme que yo nunca te ayudo maldito. Déjame recordarte que la estúpida que pasaba noches enteras desvelada contigo repasando las notas, cuando debías rendir alguna materia era yo- el hombre abrió la boca indignado al escuchar aquellas palabras.
-¡ME LO ESTAS ECHANDO EN CARA!
-¡NO, SIMPLENTE TE LO RECUERDO PARA QUE NO HABLES ESTUPIDECES!
-YO NO HABLO ESTUPIDECES… NADIE TE OBLIGABA A QUEDARTE CONMIGO…-tras la puerta Hermione escuchaba atenta, y no es que estuviera espiando, estaba segura que los gritos se podían escuchar hasta abajo.
-muffiato- susurró ella apuntando con su varita la puerta. Y dando un largo suspiro bajo las escaleras. Ella no era quién para intervenir, a no ser que fuera estrictamente necesario.
Tras la puerta que Hermione había encantado los gritos cada vez eran más fuertes.
-NO TE PEDÍ QUE INVENTARAS LA CURA CONTRA ALGUNA ENFERMEDAD, SÓLO TE PEDÍ QUE LLEGARAS TEMPRANO LA NOCHE DE NAVIDAD- Ginny ya estaba roja de tanto gritar, y se tomaba la cabeza de los nervios.
-YA TE DIJE QUE LO SIENTO, PERO NO PUDE LLEGAR, SI QUIERES ACEPTAR LAS DISCULPAS BIEN…Y SI NO ¡TAMBIÉN GINEVRA!- Harry no estaba en mejores condiciones que ella y a pesar del frío de afuera, allí, en esa habitación la temperatura había subido de repente. Hasta sentía el sudor recorriendo su espalda.
-DEFINITIVAMENTE ERES UN EGOÍSTA, TODA LA FAMILIA RETRASO LA HORA DE LA CENA PORQUE TU NO LLEGABAS.
-LO SIENTO…SIENTO HABER RETRASADO A TODOS CON SU HERMOSA CENA- la ironía en sus palabras era palpable. Esto provocó que la ira de la mujer que discutía con él, se elevara por las nubes.
-¿por qué cambiaste tanto Harry?- ya no gritaba, a cambio su tono fue melancólico. Lastimero incluso.
-yo no cambie- respondió el cortante.
-sí, si lo hiciste. Yo dejé pasar muchas cosas, pensando que sólo estabas así por la presión que tenías encima al recibirte, luego seguí justificándote pensando que tu mayor aspiración era ser jefe de aurores…y que por eso estabas así, irritable todo el tiempo, ausente conmigo. Pero no puedo más, no es esto lo que busco para mí Harry- la estaba matando por dentro lo que estaba por decir, pero a esas alturas creía que le estaba haciendo un favor, aunque la desgarraba por dentro debía decir las palabras que creyó vislumbrar varias veces en los labios de él.
-yo también creo que lo mismo…tú ya no eres la mujer que quiero para mí- por alguna razón esas palabras salieron solas de sus labios, las estaba diciendo, pero no las pensó antes de decirlas. Sentía una cascada de palabras que querían salir de su boca, pero a la vez tan ajenas a él. Aun así ya era tarde, ya había dicho eso. Vio cómo los ojos de ella se humedecían. Después de todos esos años por fin la vería llorar por él.
-pues si es así… supongo que ya no tenemos nada que hablar Harry- Ginny miró para arriba evitando derramar las lágrimas que pugnaban con fuerza por salir mientras inconscientemente posó sus manos sobre su plano vientre.
En la primer página de nuestra historia
El futuro parecía tan brillante
Y esto acabo tan mal
No sé por qué todavía estoy sorprendida…
Pero tú siempre serás mi héroe
Aunque hayas perdido la cabeza.
En ese momento fue que él reaccionó. Despertó del letargo en el que se encontraba.
-Espera. Ginny…espera- no sabía muy bien qué decirle, su orgullo no lo dejaba continuar- ¿qué intentas decirme, me estas dejando?- preguntó con los ojos bien abiertos. Sorprendido hasta los huesos.
-sí Harry, te estoy dejando… ¡Pero vamos! Es lo que estabas esperando de mí hace meses.
-¡eso no es cierto!- se apresuró a añadir- es verdad que hemos estado peleado más de lo acostumbrado, pero yo te amo y tú a mí. Eso debe servir de algo- agregó exasperado.
-a veces no es suficiente, y lo sabes. Nosotros ya no somos compatibles, tú ya ni siquiera me escuchas cuando te cuento mis cosas, sólo tienes tiempo y ganas para tus cosas. Y está bien, pero yo no quiero seguir así. Sufro todos los días pensando ¿¡qué demonios hago mal!- la mujer hablaba haciendo ademanes con las manos, y él la miraba atentamente.
-lo siento, siento si de verdad he cambiado. Pero así soy ahora. Supongo que si no puedes aceptarme como soy ahora…
¿Solo te va a quedar ahí a oírme llorar?
-¿lo ves? Estas revirtiendo las cosas. Haces parecer que terminamos porque yo no puedo aceptarte cómo eres ahora, cuando en realidad estamos terminando porque tú has cambiado.
-Ginny, tal vez sólo deberíamos calmarnos y hablarlo con calma mañana… ¿está bien?- intento acercarse a ella para tocar su mejilla pero ella se apartó suavemente. Ya no podía retener las lágrimas.
-No Harry, yo ya he dicho todo lo que tenía para decirte- las lágrimas caían sin control, no podía creer que la noche de navidad estuviese terminando con el amor de su vida. Que a él ni siquiera le importara estar perdiendo a la que muchas veces había llamado "la mujer de su vida" le partía el corazón y la hacía sentir insignificante...no podía imaginar cómo sería su vida sin él, aunque peleaban, y ella estuviera rompiendo lazos con él, nunca dejaría de amarlo.
-si es así- sólo dijo al tiempo que se alejaba de ella- espero que mañana tengas la mente un poco más abierta, quiero suponer que lo que acabas de decir sólo fue producto de tu enojo.
-supones mal Harry- al escuchar su nombre pronunciados por sus labios, se acercó nuevamente hasta ella y tomándola por la cintura la acercó a él.
-nos vemos mañana- y la beso, fue un beso seco. Sólo un toque de labios. Se separó de ella y se retiró del cuarto.
Ginny se sentó abatida en su cama, lloraba desconsoladamente. Él ni siquiera la tomaba en serio cuando terminaba la relación definitivamente. No la tomaba en serio para nada y eso más que doloroso resultaba frustrante. Sacó una caja de cartón con forma de corazón que se encontraba en su buró y la abrió. Dentro había unas fotografías de ella y Harry. En una estaban en el jardín de la Madriguera, se veían más jóvenes que en la actualidad y es que la foto ya tenía tres años. Sonrió ante la imagen de ellos dos sonriéndole a la cámara mientras él le hacía cosquillas y la sujetaba por la cintura. Una rebelde lágrima volvió a resbalar por su mejilla.
Así la encontró Hermione, sonriendo y llorando a la vez a una fotografía de ella y Harry. La pelirroja levantó la mirada para ver a la recién llegada.
-¿se fue?- preguntó haciendo alusión a su ahora ex novio. Al recordar esto, sintió un nudo en el pecho, pensó que si la atacaban con un crucio, sentiría menos dolor.
-sí, se ha ido, dijo que estaba cansado. Pero obviamente nadie se lo creyó.
-que se vaya. Ya no quiero saber nada de él- dijo seguido de un hipido.
-eso es mentira y lo sabes…. Hermione se sentó en el piso del cuarto quedando así frente a su amiga, pero un poco más baja.
-es mentira, ambas lo sabemos pero cuanto más rápido me acostumbre a la idea mejor- guardó con rabia la foto en la cajita y lo arrojo en el cajón del buró.
-Ginny ¿tú estás segura de lo que estás haciendo?
-no lo sé…pero Hermione por más que me duela tengo que arrancármelo del corazón. Ya no soporto esta situación.
-¿se lo piensas contar?- preguntó su cuñada haciendo alusión al reciente descubrimiento de ambas.
-no se merece saber una noticia tan linda, seguro arruinará su plan de ser el gran jefe de aurores ¿para qué contarle?
-Comprendo...sabes que cuentas conmigo para lo que necesites- un Ron temeroso asomó la cabeza por la puerta. Llevaba a Rose en brazos.
-¿Ginny estas bien?- preguntó cauteloso.
-sí, eso creo-sonrió triste.
-bien porque necesito que la madre de mi hija le dé de comer- agregó divertido, no era insensibilidad lo que tenía, ni le creía a su hermana que estuviese bien... sólo quería alivianar lo que acababa de pasar su ella. Sabía que su amigo últimamente se había comportado como un patán con ella.
Harry apareció en el jardín de su casa. Se dirigió a la entrada y con un simple movimiento de varita, los encantamientos protectores lo dejaron avanzar.
Entro y lo primero que vio, colgado en la pared, una foto de Ginny y él sonrientes. No se movía, era muggle. Un regalo de Hermione.
La sonrisa que tenían los dos en el rostro, demostraba lo feliz que había sido durante su noviazgo. Hasta que comenzó la carrera de Harry. Era consciente que su carrera había alterado un poco su forma de ser, pero no pasaba de eso, era "un leve cambio" que la carrera le exigía. Lo importante para él, era que Ginny no había podido soportar con él esa etapa tan importante de su vida. Se negaba a acompañarlo, y el suponía que estaba bien…no la obligaría a nada que ella no quisiera. Y si su deseo era terminar la relación…bueno eso lo hablaría con ella al día siguiente. No creía que ella estuviera hablando en serio.-siempre termino convenciéndola- pensó divertido.
Por un lado quería dejar las cosas como estaban, pero por otro lado sabía que Ginny era muy importante en su vida, y la amaba. Claro que lo hacía aunque ella fuese una testaruda, caprichosa.
Un golpe seco en la puerta de su casa lo sobresaltó. Se dirigió con cautela y miró por la mirilla, sonrió al ver a esa mujer en su puerta.
-Hola Romilda.
-Hola guapo- saludó la morena mientras se acercaba sugerente a él. Harry se apartó de ella.
-no seas molesta, ya te dije que no quiero nada contigo- Romilda Vane y él eran compañeros de trabajo hacía unos meses, desde que la mujer había ingresado al escuadrón no dejaba de perseguirlo. Él siempre le había sido fiel a su novia, pero a veces le resultaba difícil.
-no te hagas, que te mueres por follar conmigo cariño- acarició el rostro del moreno.
-no seas vulgar Vane- Harry se dejaba acariciar afirmando de alguna forma las palabras de la mujer.
-siempre te ha gustado que sea vulgar contigo- sonrió. La mujer llevaba puesto un sugerente pantalón negro, ajustado a su anatomía y un tapado haciendo juego con el pantalón.
-¿qué cosas dices?- cada vez se le hacía más difícil serle fiel a Ginny. Aunque si lo pensaba bien, ella acababa de "terminar" con él. Sonrió con picardía recordando ese detalle.
-sabes que me deseas-susurró la mujer cerca del oído de él provocando su exaltación.
-si tú lo dices- la mujer asintió sonriendo levemente y poco a poco se fue acercando a él buscando sus labios. Harry sólo la miraba acercarse sin siquiera respirar. Cuando ya la mujer estaba tocando sus labios, la imagen de Ginny mirándolo sonriente desde la pared lo hizo volver a la realidad. Apartó con fiereza a la mujer.
-¿Qué sucede?-quiso saber, había estado tan cerca de besarlo finalmente.
-sucede que yo no soy la clase de tipo que engaña a su novia.
-esto no es un es un engaño…no tiene por qué enterarse corazón- agregó divertida, con un brillo especial en sus ojos.
-¿a qué viniste? –preguntó dando por terminado el tema.
-a entregarte esto- sacó un sobre de papel madera del interior de su saco y se lo entregó. Harry lo tomó presuroso evitando el contacto entre ellos.
-¿y cómo sabías que yo estaría aquí?-preguntó escéptico.
-en realidad no lo sabía…sólo vine.
-bien, gracias por traerme esto que… por cierto ¿qué es?
-es un informe detallado del caso Amycus. Supe que te asignaron el puesto hoy, y decidí cooperarte con esto.
-bueno, gracias- se sorprendió gratamente él- no tenías por qué molestarte en Navidad.
-no es molestia, la pase con unos amigos y luego pensé en ti y aquí me tienes- volvió al ataque la mujer.
-gracias nuevamente – Harry se dirigió a la puerta y la abrió sugiriéndole marcharse.
-como quieras- Romilda entendió el mensaje- hasta el Lunes galán.
Nuevamente estaba sólo en casa. Apoyó la cabeza contra la puerta. Qué estupidez, por poco cae en brazos de otra mujer que no era Ginny. Miró la fotografía de ellos colgada en la pared y sonrió de lado. Ya arreglarían las cosas. Ella no lo podía haber dejado en serio. lo quería demasiado.
Harry se preparaba para dormir, luego de haber tomado una larga ducha para relajarse. Se colocó su ropa de dormir negra, un pantalón y una remera de mangas largar de seda. Ahora se encontraba levantando el cubre camas para meterse en él. Al levantarlo, la brisa provocó que el perfume de Ginny llegara hasta él.
-tu perfume está impregnado en mi cama-habló sólo él mientras sonreía de lado. Tomó la almohada con la que ella solía dormir y aspiró el perfume que emanaba. Poco a poco los ojos le fueron ganando la batalla y cada vez de cerraban un poco más. Los brazos de Morfeo venían a mecerlo y él estaba encantado de ser hamacado por las garras del ensueño.
Finalmente Harry se quedó dormido. Cuando ya no tenía conciencia una brillante luz ingreso a su cuarto para así transportarlo.
Sintió una molestia en el brazo. Lo sentía entumecido. De a poco fue abriendo sus ojos, una brillante luz proveniente de la ventana de su cuarto, no le permitía abrirlos completamente.
Estiró un brazo y luego el otro desperezándose completamente. Al hacerlo su mano tocó algo que se encontraba del lado derecho de la cama.
Pegó un salto y se alejó un poco del bulto que había a su lado. Cuando logró reponerse del susto, vio que la "cosa" tenía una respiración acompasada. Se sorprendió más aún. Ginny no había dormido con él la noche anterior por otra absurda pelea.
-entonces…- Harry estiró tembloroso la mano y descubrió poco a poco la figura que descansaba junto a él. La fue descubriendo y pudo percibir unos cabellos negros, rizados.
Tragó duro. No era pelirrojo y lacio. No era su novia.
Siguió deslizando la frazada y allí frente a él se encontraba Romilda Vane totalmente dormida.
De un salto se levantó, provocando que la cama se sacudiera estrepitosamente. La mujer comenzaba a despertar.
-Harry, cariño ¿qué sucede?- preguntó adormilada sin abrir los ojos. El hombre la miraba con cara de pánico, inmóvil, incapaz de pronunciar palabra alguna.
-¡¿Qué..qué...-tartamudeaba- qué haces en mi cama?- logró finalmente. Romilda abrió los ojos extrañada.
-¿cómo que qué hago en tu cama?- preguntó mirándolo con cara de demencia.
-¡eso mismo!
-duermo, igual que siempre.
-¿igual que siempre? Eso es mentira- se alarmó.
-¿mentira? ¿Te sientes bien cariño?-fingió preocupación.
-¡No! No entiendo…qué haces en mi cama- Harry se tomaba la cabeza, y se revolvía el cabellos con las manos ¡había engañado a Ginny!
-pues estoy en la cama que compartimos hace meses cariño, y te corrijo, no es tu cama, es nuestra- sonrió sínicamente. A Harry le faltaba el aire. Algo estaba mal, realmente muy mal.
-¿nuestra dices?- preguntó sintiendo una terrible punzada de desazón, desconcierto y a la vez sin saber por qué, desconsuelo.
-eso dije, es nuestra desde que nos casamos- eso había sido demasiado. Harry comenzó a ver todo negro, le faltaba el aire y su rostro carecía de color. Comenzó a retroceder horrorizado.
-no…eso no puede ser- alcanzó a murmurar antes de chocar contra su armario, de donde la noche anterior había sacado su ropa de dormir. Eso le recordó mirar su vestimenta. Descubrió horrorizado que no era la misma. La que llevaba puesta en ese momento era de un rojo fuego.
Miró sus manos, tocó su cara para comprobar si estaba igual. Efectivamente ninguna anomalía en él ¿Qué estaba sucediendo entonces?
La mujer lo miraba desde la cama con las cejas enarcadas. "loco como una cabra", pensaba ella, al tiempo que buscaba algo que había en la mesita de luz. Sacó un cigarrillo y lo encendió. El moreno estaba tan perdido que ni la miraba.
Harry abrió el armario y en el espejo del mismo, vislumbró una foto de Romilda sonriente, con un vestido blanco y un ramo de flores en la mano. Harry alado de ella serio, vestido de gala. Su corazón se detuvo.
-¡Es imposible que tú y yo estemos casados!
-Harry ¿qué tomaste mientras yo dormía?- peguntó perspicaz ella.
-¡Nada! ¡Qué idiotez!...respóndeme antes de que pierda la paciencia- dijo al tiempo que se acercaba amenazadoramente hacia ella.
-¡ay! Pero qué mal hemos amanecido- se burló.
-¡estás loca, vete de aquí!
-el loco es otro, y si tantas ganas tiene de que te siga el juego... ¡bien! Después de todo soy tu esposa complaciente- agregó divertida.
-tú no eres mi esposa, jamás me casaría contigo.
-bueno ya bájate de esa nube porque comienzo a molestarme- largó la risa más tonta que Harry había oído en su vida, la miró horrorizado- sólo para complacerte, podríamos ver juntos nuestro acta de matrimonio. Nos casamos el Veinticinco de Febrero de este año cielo- dijo mostrándole la sortija que llevaba en el dedo. Harry levantó su mano deseando no encontrar un anillo como ese en su dedo, y sus ojos se iluminaron al no hallarlo.
-¡No tengo anillo!- rió fuertemente de alegría y alivio.
-No, porque te lo quitas siempre, dices que te molesta a la hora de trabajar… pero si gustas busca en aquel cajón- dijo señalando un cajón del armario.
Harry se acercó y abrió el cajón del armario. En efecto allí, sobre unas ropas, había una sortija idéntica a la que la mujer llevaba.
-NO NO NO NO - el hombre sentía enloquecer, sólo la noche anterior había sido Navidad, había dormido SOLO en su cama, y ahora despertaba con aquella mujer a su lado asegurando ser su esposa.
-debo hablar con Ron y Hermione- decidió finalmente.
-adelante, aunque hace meses que no te hablas con ellos… pero adelante, ve a rogarle a Ronald- decía mientras apagaba el cigarro contra en cenicero que se encontraba en la mesita de luz. El joven la miro con asco.
¿Él no hablaba con sus mejores amigos? Pero es que ¿en qué mundo lunático estaba?
-no te creo ni una sola palabra Vane, estas así porque anoche te rechacé…porque yo amo a Ginny…-el rostro de la morocha pareció transformarse al oír el nombre de la pelirroja.
-¡no te lo permito Potter! No te permito que la nombres en mi presencia… ¿cómo puedes decirme eso? ¡Soy tu esposa! - lo apuntaba con el dedo y daba puñetazos en la cama.
-me importa una mierda lo que tú me permitas o no…iré a hablar con ella también, debemos arreglar la pelea que tuvimos ayer- al oír esto, la mujer dejó de golpear abruptamente la cama.
-¿de verdad no recuerdas nada?-preguntó cautelosa, rehusándose a creer que él no recordaba nada.
-no tengo nada que recordar.
-Harry ¿cuál es la última fecha que recuerdas?- preguntó enfocando los ojos, tal vez el joven no fingía.
-Veinticinco de Diciembre, por supuesto- Romilda abrió grande los ojos.
-Harry, hoy es veintisiete de Mayo.
-estas delirando.
No, tú lo estás- Harry no quería seguir oyendo, necesitaba ver a sus amigos, iría a hablar con ellos y luego con su novia. Sentía que la extrañaba, que a pesar de no haberla visto hacía sólo un día… la extrañaba como si llevara meses sin verla. Tomó su varita que vio sobre la mesita de luz.
-espera Harry…no…- pero ya era tarde Harry había desaparecido.
El hombre apareció frente a una pequeña casa a las afueras de Londres. Distinguió por la ventana a su mejor amiga regando unas plantas. Sonrió aliviado, ella si estaba igual.
Se dirigió presuroso hacia la entrada y tocó el timbre. El frío le caló los huesos, recién allí notó que se había marchado de su casa en ropa de dormir, y esa mañana era fresca en particular. Pero no le importó, había logrado huir de aquella loca que se creía su esposa.
-qué locura-dijo rodando los ojos.
Hermione grito desde adentro, avisando a su visita que en un momento acudiría a abrir. Esperó paciente.
-¿Quién es?- peguntó la mujer desde adentro.
-soy yo Herms…Harry- el muchacho espero que le abriera la puerta, pero la castaña al parecer había enmudecido.
La puerta se abrió lentamente y una temerosa Hermione abrió un poco la puerta. Sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando lo vio allí, parado en la puerta de su casa, despeinado y en pijama.
-¿qué haces aquí?- el tono tan frío y despectivo que había usado al dirigirse a él, le heló la sangre.
-vine a hablar contigo y con Ron...déjame pasar Hermione, hace frío.
Hermione abrió la puerta del todo dándole paso, él pasó a la casa y se sentó en el sillón del living como siempre lo hacía. La mujer lo miraba sorprendida.
-¿qué se te ofrece?
-¡es que no sabes lo que me paso Herms! Desperté hoy en la mañana y…
-Harry- lo interrumpió ella- ¿qué haces aquí?- preguntó nuevamente, pero esta vez más curiosa que resentida.
-ya te lo dije, vine a hablar con uste…
-sí, pero ¿por qué? Digo...nunca lo haces- agregó ella mirando nerviosa sus manos.
-¿cómo que nunca lo hago? Sé que últimamente he estado muy ocupado con el trabajo, y que he estado distante de todos, incluso no me he ocupado de Rose como se merece- Hermione sólo lo miraba hablar.
-has estado distante de nosotros desde que te casaste, incluso de Rose, que es tu ahijada- Harry otra vez se sintió mareado. De nuevo la palabra "casaste" aparecía.
-Hermione es que por eso los necesito. Romilda Vane asegura que estamos casados ¡pero eso es mentira!- dijo desesperado mientras recorría la sala de su amiga, nervioso- no sé si estoy enloqueciendo yo, o todos a mi alrededor lo hicieron…pero yo no recuerdo haberme casado
-¿cómo que no recuerdas que estas casado?
-así como lo oyes, yo no puedo estar casado-dijo simplemente.
-pero si lo estás, hace unos meses…y desde que lo hiciste no volvimos a saber de ti, más que por las revistas o los periódicos.
Harry la miraba horrorizado, el mundo se había confabulado para volverlo loco. La miró fijo y de repente, hizo algo que terminó de desconcertar a la mujer. Comenzó a reír como un loco.
-bueno ya…me lo he tragado. Ya dejen la broma- pidió. La castaña arqueaba las cejas.
-¿en verdad no recuerdas nada?- se alarmó.
-¡No es una broma entonces! te juro que no…esto es lo más loco que he dicho en mi vida, pero Hermione necesito que me cuentes de mi vida, es decir...lo que por alguna absurda razón olvidé, al parecer mi mente se rehúsa a recordar.
-acudes a la persona equivocada, como bien he dicho, nosotros perdimos contacto desde hace meses- dijo ella rencorosa.
-sólo dime qué paso desde las Navidades pasadas-pidió, casi en un ruego.
-¿desde las Navidades?- se extrañó.
-es lo último que recuerdo…-La castaña lo miró dudosa, pero comenzó a relatar.
-bien, pues…según recuerdo llegaste tardísimo y peleaste con Ginny…
-sí así es, peleamos… luego me fui a mi casa y me acosté a dormir- prefirió omitir la visita de Romilda- y desperté con Romilda a mi lado.
-bueno después de eso, tú y Ginny terminaron- Harry sintió un balde de agua fría caer sobre él.
-No…-sonrió incrédulo- es decir, peleamos pero no fue tan serio- trataba de convencerse.
-si lo fue, ella te dejó y tú no volviste para hablar con ella. La pobre lloraba día y noche porque pensó que en algún momento aparecerías. Nos preguntaba por ti todos los días, pero ni Ron ni yo teníamos idea de ti. Un día hasta te busco, fue hasta tu casa pero volvió y dijo que no te había encontrado. No volvió a intentar siquiera saber de ti. Hasta que un día salió el anuncio de tu compromiso con Vane en el Profeta.
-no puede ser- tomaba su cabeza, tenía miedo, sentía que debía sujetarla o se le caería del cuello.
-así fue… Ginny te odio, y lógicamente toda la familia Weasley también. Ni siquiera nos invitaste a tu casamiento. Y desde ese día no sabíamos de ti, hasta hoy- terminó con una mueca indescifrable. Harry escuchaba atónito, el no haría semejante canallada, menos a Ginny. Así como tampoco a sus amigos.
-yo jamás haría eso Hermione, amiga tú me conoces- la mujer vio desesperación en los ojos de su ex mejor amigo y comprendió que él estaba realmente desconcertado.
-júrame que no recuerdas nada- pidió.
-te lo juro- lo miró a los ojos y vio nuevamente desesperación, desconcierto.
- es lo más raro que he visto en mi vida, pero te creo…- ambos se quedaron en silencio un momento hasta que el azabache volvió a hablar.
-Hermione ¿y Ginny?- la pregunta estaba atorada en su garganta. Hermione lo miró con pena, y cuando estaba por responder un fuerte destello verde proveniente de la chimenea los sobresaltó.
-amiga ¿dónde estás? Mira ya ha llegado mi…- Ginny llegaba hasta ellos.
Harry la miró justo a los ojos y la vio más hermosa que nunca, su mirada brillaba. Pero luego su mirada fue bajando por su cuerpo, su corazón latía como loco, la pelirroja parecía... tenía el vientre crecido y era bastante prominente para ella que siempre había sido delgada. El vestido, con un corsé blanco y unos detalles de flores blancas bordadas, la hacían resaltar sus pechos y esa hermosa barriga, que Harry no podía dejar de mirar. La pollera del vestido, largo hasta los tobillos, llevaba el mismo decorado que la prensa de arriba. Y el cabello suelto, pero llevaba el flequillo más corto y de costado, además podía distinguir un corte diferente de cabello. Lo llevaba más corto. Estaba realmente hermosa. Más de lo que podía llegar a recordar.
Hermione los miraba a ambos, sin saber qué hacer o qué decir.
-veo que tienes visitas- dijo déspota la pelirroja, sin siquiera mirar al azabache.
A Harry se le encogió el corazón. La mujer que amaba estaba allí parado frente a él, quien supuestamente se había casado con otra…sin siquiera avisarle. Debía odiarlo.
-Hola Ginny- la aludida pareció sorprenderse con el saludo, pero se repuso de inmediato.
-Buenos días- cortante y directa- Hermione sólo venía a mostrarte mi vestido de novia…acaba de llegar, pero me avisas cuando estés desocupada, y más tarde pasaré por Rose.- Hermione sólo asintió sin saber qué más decir- Hasta luego- dijo al tiempo que volteaba y se dirigía nuevamente a la chimenea. Se metió en ella, pronuncio una dirección que Harry no logró escuchar perdiéndose así, en las verdes llamas.
-¿por qué estaba vestida así?- quiso saber, en el fondo sospechaba por qué. Aunque rogaba a todos los dioses que no fuera esa la respuesta.
-Ginny se va a casar Harry…y además espera un hijo- el mundo de Harry se vino a sus pies con las últimas frases.
-Mi Ginny… mi pelirroja - sentía ganas de vomitar, comenzó a ver todo negro nuevamente, pero esta vez, cayó con peso muerto al suelo, perdiendo así la conciencia.
Nota de Autora: Bueno, es algo fuerte! Lo admito, pero bueno…se me ocurrió la idea y bueno, aquí estoy escribiendo. Mi idea es que tenga sólo tres capítulos. Espero que les guste la propuesta, de todas formas, y no me maten! Que la historia es 100% Hanny ¡lo juro! Jaja
Los fragmentos que utilicé durante la discusión y luego la ruptura es "love the way you lie", la canción no concuerda del todo con esta historia, peri se me hizo que esa parte sí :D
Nos leemos a la próxima.
Saludos, Silvia.
