Disclaimer: El mundo y los personajes le pertenecen a J.K Rowling.
Hola queridos lectores:
Bienvenidos otra vez a Cielo Gris ahora lo estoy re-subiendo porque decidí hacer el Reto fanfiction 2018 (12 meses, 12 fanfics escritos) y lo primero en la lista es: "Un fanfic que comenzaste pero no terminaste" así que aquí estamos. Esta vez terminare esto y espero hacerlo en lo que queda de enero. ¡Besos!
Tropezando
Draco Malfoy observo divertido como Blaise Zabini apuraba un vaso de whiskey de fuego tras otro, él que era un aficionado empedernido del quiddich apenas podía soportar la idea de que su equipo hubiera perdido horas atrás y no era el único a juzgar por los gruñidos y acaloradas discusiones que se alzaban en aquel pub llamado El Pantano de Queerditch ubicado en la esquina en la que colindaban el callejón Diagon y el Knockturn.
—¡Eso ni siquiera fue un partido Draco! ¡Es como si hubiéramos regalado esos 60 Galones! —dijo su acompañante con los ojos negros brillantes.
Draco se encogió de hombros recordando la exquisita visión de aquel jugador con rostro determinado que volaba con increíble placer y jugaba como si los demás espectadores no existieran.
—Yo disfrute del partido —dijo el rubio aunque sabía que Blaise no le prestaba atención, estaba demasiado ocupado en desahogarse.
—Ese estúpido Potter, si no fuera por él los Chudley Cannons ya habrían perdido la temporada y es que su lema parece decir «hagan lo mejor que puedan hasta que Potter coja la snitch» ¡por favor! En un partido justo los Murciélagos de Ballycastle los habrían vencido, tú has visto como no dejaban de marcar tantos, un poco más y de nada habría servido que el buscador consiguiera esos 150 puntos…
Dos horas después Blaise seguía con su perorata y estaba completamente borracho, con un suspiro Draco levanto el pesado cuerpo de Zabini y salió del pub dando trompicones hasta un lugar adecuado para desaparecerse en la Mansión Malfoy cuando de pronto Blaise se irguió cuan alto era y levanto la mano derecha para señalar a las sombras.
—¡Es él! ¡Es Potter! —grito.
Los ojos grises escrutaron la oscuridad, en efecto se trataba del jugador estrella de los Chudley Cannons saliendo de Sortilegios Weasley acompañado de George, Ronald, Ginebra y Granger. Al instante se puso tenso pues todo el grupo se había detenido a mirarlos con recelo.
—¡Oye Potter ven aquí! ¡Te enseñaré a jugar como se debe! —rugió Blaise.
—Cierra la boca Blaise —dijo Draco exasperado.
—¿Qué has dicho? —pregunto enervado Ron.
Mierda, mierda, mierda, mierda, pensó el rubio cuando noto que todo el grupo caminaba hasta ellos, Hermione sujeto a Ron del brazo con gesto preocupado.
—La cosa no es contigo Weasley, quiero hablar con ese imbécil de ahí proquepmpffgh…
El rubio le tapó la boca a Zabini y lo miro directo a los ojos.
—Ya basta.
El moreno hizo una mueca de disgusto pero se tranquilizó, Draco quito la mano de sus labios.
—Solo una cosa, aunque seas un buen jugador tu equipo apesta —dijo el pelinegro y después se dio la vuelta dignamente.
Draco sonrió y le dio unas palmaditas en la espalda.
—Buenas noches —dijo el rubio alejándose.
Harry observo a la pareja con curiosidad, a su lado Ginny soltó una carcajada.
—Bueno en eso tiene razón —dijo la muchacha.
—Claro que no —intervino Ron ofendido.
—Eso ha sido muy raro ¿verdad? ¿Hace cuánto tiempo que no veíamos a Malfoy? —pregunto Hermione.
—No lo sé —dijo Harry.
Pero Harry si se acordaba, la última vez que lo vio fue hace tres años en el Ministerio esperando un juicio favorable para su familia y lo habían conseguido ya que Lucius Malfoy colaboró con la justicia y proporcionó información para la captura de otros mortífagos además Narcisa Malfoy mintió a Lord Voldemort a favor de Harry Potter y el moreno dio testimonio de eso.
—Vamos a casa, seguro que mi madre ha preparado un festín en tu honor —bromeo George pues sabia lo mucho que le avergonzaba a Harry los exagerados apapachos de Molly.
—Está bien —concluyo el moreno.
El grupo continúo con su camino charlando animadamente hasta aparecerse en La Madriguera.
oOo
Theodore Nott levanto la vista de su libro cuando escucho a Draco entrar a la oficina, sonrió un poco al ver la sorpresa reflejada en los ojos grises.
—Theo —saludo el rubio y fue a sentarse delante de su acompañante.
—Buenos días Draco, ¿Cómo les fue ayer? —pregunto.
El rubio hizo una mueca al recordar, la noche anterior después de que aparecerse en la Mansión Malfoy Blaise había vomitado el contenido de su estómago sobre la alfombra de la habitación de Draco y él tuvo que llamar a los elfos, hacer que prepararan un caldo y atender a su novio.
—Pues… —Draco empezó su relato.
—Me sorprende que hayas logrado tranquilizarlo, cuando se trata de quidditch suele ser apasionado —cometo el castaño.
—Fue una surte que estuviera tan embotado por el alcohol, además Blaise aprecia a los buenos jugadores y Potter lo es, solo espero no volver a tropezar con él.
—En ese caso lamento ser yo quien te de las malas noticias —replico Theo con un deje de malicia en la voz.
—¿De qué hablas? —pregunto Draco poniéndose en guardia.
Nott recogió y desdoblo el avión de papel morado del escritorio, empezó a leer:
—Debido a las recientes quejas sobre las estrategias utilizadas por el equipo de los Chudley Cannons para ganar, el Departamento de Deportes y Juegos Mágicos sugiere una visita al equipo para hacer algunas sugerencias al respecto y nos complace informarle señor Malfoy que usted será el encargado de dicha tarea.
Más pálido de lo normal Draco le arrebato el memorándum de las manos a Theodore y releyó su contenido.
—Esto debe ser una maldita broma —se quejó.
—No te preocupes, no estarás solo con tu amor platónico, vine a visitarte para decirte que me asignaron al grupo de sanadores que trabajan en lesiones por juegos mágicos y haremos un chequeo a los jugadores de quiddich de esta temporada.
—Potter no es mi amor platónico.
El castaño soltó una carcajada.
—Yo nunca dije que fuera Potter, bueno tengo que irme —dijo Nott y se levantó.
Cuando la puerta de la oficina de Draco se cerró, el rubio sonrojado se pasó las manos por el cabello maldiciendo a su suerte.
oOo
Después de un exquisito desayuno cortesía de la señora Weasley, una ducha caliente y un beso en la mejilla por parte de Ginny, Harry Potter estaba más que preparado para su entrenamiento con el equipo, pero para lo que no estaba listo era para encontrarse con un rubio que lo miraba entre ceñudo y avergonzado desde los vestidores del club.
