Veía desde su sitio el cielo estrellado al mismo tiempo que cerraba los ojos con poca fuerza para no dañarse los párpados y sobre todo para no ver en su interior de nuevo las escenas que lo atormentaron el día en el que sintió haberlo perdido todo… llevarla en su corazón mitigaba un poco sus sentimientos, pero no llenaba el vacío. Respiró profundamente y miró la luna llena, una luna cuyo paso anunciaba nuevos días y nuevos porvenires. Le encantaba ir a ese sitio, le gustaba la dulzura de la soledad y cómo ésta le permitía pensar mucho mejor las cosas, pensar en frío era uno de esos lujos que se podía dar… el único a su criterio. Sonrió de lado ligeramente cuando se percató de que el único ruido que acompañaba a sus pensamientos era el ruido de las luciérnagas y el ulular de algunos búhos. No le importaba dormir en donde fuera, no le molestaba en absoluto mantenerse a raya de su cama o de su casa por largos periodos de tiempo, pues no era del tipo de persona a la que le gustara estar estático en un sólo sitio. Sus ratos de tranquilidad se vieron obstruidos por un sonido muy extraño debajo de él, pues tenía una vista increíble de todo Green Hill desde el tejado en el que estaba. Bajó la mirada esperando encontrar qué fue aquel ruido, pero no veía nada, la luz lunar no iluminaba mucho; entonces bajó de un salto y fue a explorar al sendero del bosque.
"Vaya pérdida de tiempo" dijo mientras se llevaba las manos a la cadera y caminaba de vuelta al no haber encontrado nada. De pronto se vio adentro, no supo cómo, pero la curiosidad le pudo más, caminó bosque adentro, encontrándose en medio de una arboleda que filtraba la luz de la luna y teñía el bosque de un verde plateado que le gustó de sobremanera… tal vez podría usar ese lugar para pasar otra noche.
Volteó hacia una fuente que se encontraba justo a la mitad del lugar y decidió explorarla, pues la combinación de los colores naturales, junto el efecto que tenían sobre el mármol del que borboteaba agua le inquietó ligeramente. Rodeó la fuente, interesándose por algo que vio, o mejor dicho, por alguien, pues se le hizo completamente extraño ver a aquella eriza rosa acostada en el filo de la fuente; se veía completamente magullada por las heridas que tenía en su brazo izquierdo, y su rostro sucio la delataba como recién salida de algún problema. Arqueó una ceja y pensó que no era cierto aquello que iba a hacer. Resignado, la levantó como pudo y se la llevó a su casa sorprendido por el poco peso que tenía encima, demasiado ligera, como una pluma casi… "Bien hecho, Shadow, tienes visitas inesperadas". Se dijo a sí mismo mientras la cargaba en brazos para llevarla a su casa, pues requería cierta atención.
Ella despertó pesadamente a la mañana siguiente y se encontró extrañada por el panorama: la habitación en la que se encontraba era sumamente grande, de paredes color carbón que contrastaban con otras dos cuyas tonalidades recordaban mucho al brillo de las perlas; la cama en la que se encontraba era grande; casi del tamaño de una matrimonial y se sentía como nueva, como si su uso fuera nulo, las almohadas se sentían esponjosas y de las ventanas se podía apreciar la entrada de la luz matutina, la que llevaba consigo pequeños destellos que caían en forma de arcoíris en la alfombra azabache. De inmediato se preguntó qué había pasado y entonces lo recordó como si le hubieran dado un golpe fuerte en la cabeza… no, de hecho, eso había pasado exactamente:
Era de noche y se encontraba con Cream platicando cuando el centro de la ciudad se vio atacado por uno de los robots de Eggman, ella quería proteger a Cream y por ende le gritó que se marchara… todo fue rápido y entonces a ella la noqueó el brazo metálico del robot, el que antes recibió una buena magullada de su parte. Sonic no llegó para evitarlo y entonces decidió dejarla en el bosque, precisamente en la fuente, porque ese era su lugar favorito para visitar, ya iría a ver cómo se encontraba más tarde, aunque claro era que ella no recordaba haber estado en brazos del erizo, sólo recordaba la pelea y el fuerte golpe que le había dado. Volteó desorientada varias veces hasta que dejó de hacerlo porque sintió que el cerebro sólo le golpeaba el cráneo.
-¿Dónde…? –iba a preguntar, pero entonces se abrió la puerta, dejando entrar a un erizo negro con algunos toques rojos encima. Sólo la vio de reojo y arqueó las cejas al intentar imaginar cómo había terminado ahí.
-En mi casa –respondió con sequedad, indiferencia y entonces ella volteó desconcertada por lo que había escuchado, estaba en casa de Shadow. Inmediatamente se checó todas las prendas, viendo que no había nada ausente: seguía con su vestido rojo y sus botas, sobre ella había una pequeña manta blanca que la cubría lo suficiente como para no pasar frío. El chico aún la miraba inquieto, curioso; Amy no sabía cómo devolver esa mirada, porque le crispaba los nervios.
-¿Qué pasó? –preguntó confundida al escucharlo responder, no podía pensar en nada más que en el combate –estaba en el centro de la ciudad, un robot de Eggman y después… terminé aquí –dijo ella con desconcierto mientras se revisaba los brazos… eso era nuevo, llevaba vendajes ajustados de un color blanco marfil, se llevó las manos a la cabeza, entristeciendo un poco por sentir la misma tela encima de ella -¿me trajiste tú?
-Sí –respondió cortante, desviando la mirada y sin importarle realmente mucho lo que había contado su actual huésped –te tuve que traer.
-¿Por qué? –Preguntó curiosa –no recuerdo haberte visto por allá.
-No estabas allá cuando te vi –respondió y siguió recargado en el marco de su puerta –estabas en una fuente.
-¿Fuente? –preguntó sin poder entender, entonces recordó un sitio en especial, uno que le encantaba visitar durante las noches de luna llena bajo las arboledas, uno que le encantaba porque le parecía mágico cuando posaba sus ojos en él; el reflejo de esas aguas siempre la calmaba cuando se trataba de despejarse de un mal día –creo que… ya sé de cual hablas.
-¿Qué hacías ahí? –preguntó entre curioso y molesto, la chica no era especialmente de su agrado, no eran amigos demasiado cercanos, pero por algún motivo él se sintió responsable por ella en ese instante después de haberla visto tan herida, por eso la llevó a su casa, para que no pasara una noche mala.
-Yo… no lo sé –respondió todavía más confundida, porque no se concebía en ese sitio en aquel momento y mucho menos después de haber recibido tal golpiza –estoy igual que tú, Shadow.
Eso para él no tenía sentido, debía existir al menos una razón por la que ella hubiera terminado en aquel sitio a esas horas… una cosa era haber tenido una pelea que no ganó y otra era haber tenido fuerza suficiente como para caminar precisamente hasta ese lugar; esa última podía haber tenido algo de sentido, alguien se hubiera hecho cargo de ella de manera premeditada, pero simplemente no lo pensó así en ese momento. Bufó por lo bajo y abrió la ventana en espera de que hubiera un ambiente agradable.
Se equivocó.
A lo lejos escuchaba los gritos de alguien desesperado "Genial, más niñas por salvar". Pensó de mala gana y empezó a cerrar la ventana hasta que el grito en particular llamó su atención.
-¡Amy! –gritó una voz ligeramente desesperada y de hombre; entonces se fijó bien en el portador y notó un rayo azul correr por todo el lugar, rodeando el bosque -¿Dónde te metiste, Amy?
"Vaya ironía" pensó Shadow al ver a Sonic recorriendo el lugar en su búsqueda, quiso reír por lo bajo, pero sólo esbozó media sonrisa.
-¡Hey, Amy! –llamó él y la eriza se levantó. Llevaba el vestido ligeramente subido hasta el muslo, el que era un poco grueso para lo liviana que era, prestó atención a ese detalle, el que pasó por alto y la esperó hasta la ventana.
Casi se cayó, aún no tenía la energía para andar bien; con las cejas arqueadas y actitud resignada, fue hacia ella y la levantó, ella sólo volteó a verlo y le dijo un "gracias" muy bajo… le faltaba agua, energía y descanso… siendo que su casa estaba en un prado lejano, no iba a dejar que se fuera sola. Por algún motivo le recordó a María… la fragilidad, tal vez.
-No importa –respondió restándole importancia y la llevó a la ventana, por algún motivo ella no podía apoyar una de sus piernas –mira… los roles han cambiado –dijo un poco divertido y señaló a Sonic, quien iba corriendo por todo el lugar mientras gritaba su nombre. De algún lado la chica sacó energías extras y sonrió muchísimo… se liberó de Shadow y empezó a correr. "Niñata…" dijo para sí mientras veía el espectáculo, a veces divertido, otras fastidioso.
Amy corría hacia la puerta de salida, pero sintió un dolor muy fuerte en la pierna, cada vez que intentaba apoyarla era como si recibiera martillazos en el hueso, no podía mover la rodilla porque generaba una reacción en cadena de dolor, una reacción que la hacía gemir de vez en cuando, pero se aguantaba. Bajó el primer escalón y fue entonces cuando el dolor fue demasiado y cayó de bruces hacia el piso, rodando lastimosamente escaleras abajo.
Un grito prolongado llamó la atención de Shadow, un grito en específico, uno femenino y muy dolorido, como si le estuvieran torturando y dejando sufrir para otra tortura, un grito que jamás escuchó ni cuando María murió en ARK. De inmediato pensó en la niña… "Oh no…" se dijo a sí mismo cuando pensó en las opciones, la primera era que el cansancio pudo con ella y se mareó en las escaleras, la segunda era que algo le había dolido por los golpes y tenía que volverla a vendar. "¡Ya voy!" avisó de mala gana y con un grito fuerte mientras se preparaba para recibir un puchero infantil y estúpido. Se sorprendió de sobremanera cuando la vio tirada en su sala, todo indicaba que se había caído de las escaleras, rodado y al final se había golpeado tanto la cara como la pierna, porque le sangraba la boca y se sujetaba la rodilla. No lo podía creer, por lo que tuvo que acercarse para corroborar que era cierto. Entre más tardaba, más a ella le dolía.
-¿Cómo te encuentras? –le preguntó con voz seca mientras la cargaba a la sala de su casa, al parecer a él le agradaba la combinación del negro carbón y el blanco perla, por lo que sus muebles, además de modernos y bien cuidados, eran blancos e impecables y sus muros tan negros como la noche; algunos puntos brillantes destellaban de sus muros negros y ella intentaba discernir qué eran.
-M he encontrado mejor –contestó mientras se limpiaba la boca, al parecer se había raspado las encías con fuerza, la nariz empezó a sangrarle.
-¿Esto te duele? –le preguntó a la vez que le tocaba con poca fuerza, tal vez como un masaje, su pantorrilla derecha; empezó la chica a gemir y a responder que sí, que le dolía de sobremanera con cualquier toque que le hiciera –entonces está fracturada –avisó con preocupación mientras pensaba en llevarla al hospital.
-¡No me lleves! –suplicó la chica mientras juntaba las manos en forma de oración, él se extrañó por ello y entonces le respondió que lo lamentaba, pero que no le iba a conceder ese capricho –no quiero que nadie se entere de esto.
La cargo en brazos nuevamente y la llevó con un médico de la ciudad tan rápido que nadie los iba a reconocer, concediendo al menos una parte de su capricho, pues la chica le había pedido lo que consideraba un favor sumamente grande.
Cuando salieron del hospital y volvieron a casa de Shadow, éste la sentó en su sofá y recargó su pierna en un taburete con un cojín bastante suave, él no solía estar en casa muy seguido, no le gustaba porque se sentía atrapado y la soledad mostraba su mala cara.
-Gracias, Shadow –dijo ella entre dientes, pues no quería ir al hospital y por un segundo se había enfadado, haciendo pucheros o cualquier otra cosa, pero terminó por acceder, al fin y al cabo, era por su salud.
-No digas nada –respondió él mientras subía a su habitación por algunas cosas para ella. Bajó con un control remoto y le consiguió una muleta –si necesitas desplazarte, úsala –le dijo y le dio el control –por cierto, no hay mucho que ver, pero para que te entretengas.
-Pero… yo quiero volver –aquello preocupó a Shadow, por algún motivo sintió que la chica desafiaba su autoridad, por lo que arqueó una ceja y replicó –Shadow, quiero estar en mi casa.
-Te vas a lastimar –insistió Shadow, y era cierto, se preocupaba por ella… fue por él que ella se enteró que tenía la pierna rota, por lo mismo se sentía a cargo de ella –te quedarás.
-Sé cuidarme sola –defendió Amy.
-Me imagino que eso dijiste cuando ese robot te golpeó hasta la inconsciencia –ganó la discusión y ella no se movió. Sin embargo, se molestó ligeramente al tener que verse obligada a quedarse sentada. Shadow salió de su casa y fue por los medicamentos de la chica "¿cómo fue que me metí en esto?" se decía a sí mismo mientras caminaba por la vereda directo a la farmacia, entonces vio a Sonic correr por todas partes, todavía buscando a la chica.
-¡Hey, Shadow! –"Oh, no… no de nuevo" pensó en cuanto Sonic le dirigió la palabra, tuvo que buscar otra ruta, pero le era complicado evadirlo -¿sabes dónde está Amy? –preguntó Sonic ya desesperado.
-¿Por qué te importa tanto? Siempre le estás huyendo –dijo Shadow con indiferencia y entonces le vio un poco más confundido al erizo azul.
-Olvídalo, no me ayudarías –sentenció y siguió con su camino gritando el nombre de la rosa a los cuatro vientos.
-¿Y a este qué le pasa? –se preguntó, pero le restó importancia y fue por las medicinas.
Cuando las llevó de vuelta a su casa, encontró un olor muy extraño, pero agradable, venía de la cocina y entonces entendió que tenía hambre, mucha al parecer… su casa estaba rodeada de un agradable calor, pero eso también dejó un poco consternado a Shadow, quien vio que la eriza no estaba sentada con su pierna en el taburete… "Al menos ha tenido la sensatez de usar la muleta" pensó un poco complacido y entonces entró a la cocina-comedor. No se esperó eso, la mesa era para una persona y estaba bien decorada y puesta, los mantenles combinaban bien y la comida se veía simplemente deliciosa a la vista: estofado de res, eensalada césar y algo de arroz blanco era lo que estaba en los sartenes; pero había un olor deliciosamente dulce que venía del horno… era chocolate derritiéndose. Veía a Amy agacharse con trabajos para sacar el postre y entonces se sorprendió cuando la vio sostener la charola con una sola mano e incorporarse mientras guardaba el equilibrio sólo con la pierna sana; creyó escuchar una melodía que opacaba el suave silbido de los pájaros a fuera de su ventana, pero era sólo ella cantando y moviendo la cabeza al ritmo de su melodía. Shadow la miró intrigado "cómo es que una chica así de loca podía resultar tan… ¿hacendosa?" Amy dejó el pastel en el alféizar de la ventana para que se enfriara con el viento, Shadow seguía sin quitarle los ojos de encima.
-¿Tengo algo? –preguntó Amy con descaro mientras se apoyaba en su muleta y volvía a su asiento en la sala.
-No –respondió con sequedad y vio la cocina impresionado, además de haber hecho la comida, había lavado todo lo que usó, dejándolo como si nunca hubiera tocado nada, lo que más le llamó fue la mesa en forma: desde las servilletas hasta las copas para agua, coñac y vinos; los cubiertos para ensaladas, sopas, carnes, ninguno fuera de lugar -¿cómo pones una mesa en forma? –preguntó en voz alta, sin dirigirse a Amy en específico, de hecho, sin dirigirse a nadie.
-¡Haciéndola cargar pesas! –gritó Amy de lejos con un tono travieso en su voz, Shadow admitió que le pareció un chascarrillo inocente sin embargo, astuto y tierno viniendo de la persona de quien venía, era una broma sencilla, sin mucho esfuerzo, pero finalmente alguien había estado ahí con él, para responderle; entonces notó algo raro en la mesa… sólo había un lugar.
-¿Qué piensas dejarme comiendo en el suelo o cómo? –preguntó Shadow al ver sólo ese lugar, él creía que esa comida se la había preparado ella para ella.
-Es tu lugar –respondió, dejando atónito al erizo negro, quien ahora sintió una punzada de culpa
-¿Y dónde comerás tú?
-Estoy de paso… sobreviviré –dijo cerrando los ojos con ademán tierno –además, no pienso vivir aquí para siempre, por lo que no me quiero acostumbrar.
-Qué chistosa –dijo él mientras sacaba sus cubiertos e imitaba lo que veía de su plato, no quería que su huésped no comiera nada –ya está, ya tienes tu lugar -vio por encima del hombro de Shadow y empezó a reír -¿qué tiene?
-Está todo mal –dijo entre risas. Se levantó y confirmó sus palabras, pero se le hizo un gesto tierno, por lo que decidió no decir nada –no importa, gracias.
-Eres una tonta –respondió él, dejando a Amy atónita con esa frase –si crees que voy a dejarte ir a tu casa en esas condiciones –Amy se relajó un poco y entonces volvió al sofá.
-Me sentiría más cómoda si tuviera mi ropa conmigo, digo, no pienso usar este vestido todo el tiempo –señaló y entonces Shadow se dio cuenta de lo que ella pensaba, no se sentía demasiado cómoda estando en una casa ajena.
-¿Entonces cómo es que te sientes tan bien estando con Cream en su casa? Digo… también es casa ajena –empezó a replicar él, pero Amy no se sentía en condiciones de hablar de eso, su pierna le dolía nuevamente, por lo que Shadow decidió darle su medicamento. Cuando pasó el tiempo en el que debía surtir efecto, reanudaron su conversación, ahora más calmados.
-Mis padres me abandonaron a mi suerte hace mucho tiempo, ya ni siquiera me acuerdo de ellos –confesó la eriza y Shadow sólo arqueó una ceja –he subsistido porque he viajado y trabajado, hasta que terminé aquí. No me he movido porque… -empezó a sonrojar y entonces Shadow lo entendió, entendió que se había quedado ahí por Sonic, por su escalofriante gusto hacia él.
-Por el faker –dijo sin tomarle importancia y entonces ella sonrojó más… era obvio para todos que a ella le traía loca él. Amy sonrojó levemente y entonces supo que se veía ligeramente tierna cuando hacía eso acompañado con su sonrisa.
-Sí… ¡oye! –exclamó con un puchero y entonces él evitó sonreír por la risa que le causó eso. Ella se sonrojó todavía más cuando se percató de algo –diablos, es de mañana y aún no me baño –dijo apenada, pero él no le tomó importancia –y considerando el día de ayer… debo hacerlo.
-No con el yeso –prohibió Shadow y ella sólo podía responderle con una mirada confundida… ¿era de verdad el Shadow que conoció?
-¿Estás bien? –preguntó ella poniendo su mano en la frente de su hospedador.
-¿Por qué preguntas?
-Nunca antes te habías preocupado por mí, por eso –dijo ella y entonces él dio un respingo. Sabía que eso era cierto, pero no podía explicárselo a ella así de fácil, no podía decirle que se sentía obligado a cuidarla porque lo mandaría muy lejos.
-Sólo tómalo como un favor –respondió y se sentó en el sofá –si quieres bañarte, te prestaré una bolsa para que envuelvas tu yeso, de ahí en fuera no molestes.
Amy se enojó por el comentario, ella no quería importunar, por eso quería irse a su casa, pero encontró una manera de desquitarse.
-Lo tomaré de quien viene, gracias –dijo sonriente mientras tomaba la bolsa que Shadow tenía en manos con un arrancón fuerte, arrebatándola. Shadow sintió que ese comentario le pegó directamente en el ego y no le dirigió la mirada hasta que entró al baño y se perdieron mutuamente de su vista. Shadow tenía algo en su mente, algo que le inquietaba, pero no sabía qué era hasta que lo recordó de inmediato. Ese pensamiento la hizo olvidarse de su enojo, algo que era poco común en él y salió corriendo del sofá.
-¡Amy, el baño es de bañera…! –gritó esperando que ella lo escuchara. Llegó corriendo al baño y entonces, cuando entró, la vio desnuda, únicamente usando su yeso y dejando al descubierto su figura bien formada decidió cerrar la puerta para no ser indiscreto de ninguna manera, pero jamás olvidaría ese cuerpo ¿cómo fue que nunca se dio cuenta de lo que había debajo de ese vestido? Tal vez porque era demasiado holgado para ella.
-Ah, Shadow –dijo ella sin sentirse invadida de ninguna manera, pues no tenía pena de su cuerpo a pesar de que sus curvas no fueran tan grandes como deseara –estoy bien, no me he caído ni mucho menos –dijo, pues había escuchado gritar –de hecho me está complicando la vida esta bolsa, ¿me ayudas?
-¿Ya te vestiste? –le preguntó con mucho rubor, pues nunca esperó esa escena en su casa.
-No es necesario ¿para qué si me voy a quitar la ropa de nuevo? –respondió, dejándolo aún más confundido, como si su respuesta no tuviera sentido alguno, pero a la vez sí, era un momento extraño de su vida -¿qué estás esperando? La bolsa no se sujeta, tengo dedos torpes –decía sin malicia y entonces Shadow se preguntó nuevamente cómo fue que había terminado dentro de ese problema.
"Mátame" pedía al cielo el chico antes de entrar y sentarse a un lado de una chica de pelaje rosado… desnuda. La vio con mayor detenimiento sin que ésta lo notara, pues sólo se concentraba en el nudo que hacía los dedos rápidos de Shadow. Él no pudo evitar verle las piernas, las que, lejos de ser gruesas como había visto antes, eran delgadas y finas, su abdomen era plano, completamente libre de cualquier obstrucción que lo hiciera ver mal y su pecho era proporcionado a su edad, no muy grande ni muy chico y firme… su belleza infantil era lo que daba al traste con todo, pues no dejaba de hacer esa sonrisa tierna digna de una chica de la edad de Cream o tal vez más; Shadow volvió su atención a su nudo y dejó de lado a Amy para ayudarla a levantarse mientras esperaba a que la bañera se llenara. Cuando la tuvo de frente no dejó de ver sus ojos, los que brillaban por los rayos del sol a través de la ventana del baño; preparó el baño de burbujas y entonces, cuando el agua se volvió caliente, la ayudó a entrar lentamente para que no se resbalara. Una vez las burbujas y la espuma le hubo cubierto todo el cuerpo, él se sintió más cómodo y la dejó bañarse a gusto… "Regresas para cuando haya terminado" la escuchó exclamar y entonces sus deseos se vinieron para abajo. No era por malicia o perversión lo que hacía Amy al llamarlo, sino que su muleta se resbalaba en el agua y necesitaba ayuda para varias cosas. Regresó al baño como ella lo había pedido y entonces él la ayudó a salir y secarse; a partir de ahí ella iba por su cuenta a su habitación.
Una vez vestida, e incomodando menos a Shadow, le pidió que fueran ambos a su casa, ya que él estaba reacio a dejarla vivir sola y ella estaba igualmente necia en lo de dejar sus pertenencias solas, también eso era lo que le preocupaba, quería su ropa y algo que quería seguir usando.
-Está bien, niña –le dijo mientras la cargaba nuevamente y corría hacia su dirección sólo para hacerla callar. Entraron y una vez ahí dentro él se dedicó a admirar sus paredes, siempre de un color rosa pálido y unos muebles a los que les daba mucho mantenimiento, parecía que su casa cobraba vida cuando entraba la muchacha, quien ya sabía cómo apañárselas en sus propias escaleras para subir sin necesidad de una muleta. El chico exploró todo y encontró una cocina igualmente impecable junto con una mesa ya puesta; el lugar olía a frutas, encontrando un frutero grande y fresco en medio de la mesa. Decidió subir y ver qué más tenía ella. Encontró cuadros de ella a diversas edades, incluso uno de sus ocho años y también más de cómo fue avanzando con el tiempo hasta llegar a ser lo que era en ese mismo instante, su baño era únicamente de ducha y su armario guardaba objetos de diversos valores sentimentales, como ropa que le quedaba ya chica y objetos deportivos, como su primer martillo o cosas que la hacían recordar momentos tiernos, como una rosa que estaba pegada justamente en la puerta del lado exterior, ya se había marchitado, pero aún mostraba un aroma que deleitaba a las masas… "¿por qué será tan importante esta flor? ¿Qué la obliga a tenerla aún?" se preguntó él y entonces la vio salir de un cuarto con una maleta hecha colgando del hombro izquierdo. Vio el cuarto de reojo y no evitó ver muchísimas fotografías pegadas a los muros, varias eran de ella con sus amigos, otras de ella con Sonic en individual o con Cream y el resto eran fotos artesanales de paisajes o pinturas hechas por ella o réplicas de artistas famosos.
-¿Qué pasa? –preguntó con ternura mientras veía a Shadow entretenido con el cuarto de la chica.
-Nada, sólo vi que… te gustan mucho las fotografías.
-Las artes visuales en general –especificó ella y llamó la atención de Shadow –todo aquello que tenga belleza o un significado para mí, le tomo fotografía.
-¿Y esa flor? –preguntó señalando a la rosa blanca marchita de la puerta a su armario del pasillo.
-Ah… esa –dijo con otro sonrojo –una vez, Sonic me la dio afuera de mi casa, lo estuve esperando pensando que jamás lo vería otra vez… entonces me dio esa rosa blanca y me dijo que me quería… -dijo escapándosele alguna sonrisa fugitiva y él se sintió ligeramente feliz por ella, pero triste por él, porque jamás había tenido una compañía al igual que ella, porque no tenía a alguien que le significara un todo. Pensó que con esa sonrisa tan honesta ella se veía sencillamente tierna, hermosa. Pronto percibió un aroma que le llamó la atención, no era el de las frutas de su comedor, sino que venía de ella… indiscretamente empezó a olisquearla.
-¿Qué es eso? –preguntó extrañado, pero igualmente el aroma le hacía cierta acción de agrado… no respondió, sólo…
Le roció la cara con un poco de su perfume favorito: uno con olor a cereza dulce que quedaba perfectamente bien sobre ella. Tosió hasta entender lo que había ocurrido, viéndola con la fina botellita de cristal con forma de un alargado tubo que terminaba abriéndose como el cáliz de una flor; quiso enojarse, pero al verla sonreír de oreja a oreja no pudo evitar mostrar únicamente una sonrisa divertida… sintió cómo lo cegaba una luz rápida, blanca y fuerte. Se talló los ojos y entonces ella le mostró una foto de él sonriendo antes de que cerrara los ojos.
-Te dije que le tomo fotos a todo lo que tenga significado para mí –repitió con su inocente cara y entonces sólo bajó de las escaleras, Shadow tardó en entenderlo por un momento, sonrojó al darse cuenta de que una sonrisa suya le era importante a ella.
-Te ayudo con eso –dijo con gentileza y entonces ella le dio la maleta mientras bajaba por las escaleras a paso acompasado.
Salieron rápido, sin que nadie se diera cuenta y regresaron a la casa de Shadow sin dejar destellos, pues ella no quería levantar sospechas sobre su condición. Cayó la tarde como lo solía hacer: sin más aviso que sólo una puesta de sol indefinida, la que tiñó de dorado las paredes aperladas de la sala de Shadow, entonces Amy sirvió la comida.
-No lo hagas –pidió él mientras ella dejaba los platillos en el centro de la mesa –me encargo yo.
No protestó, lo que se le hizo muy extraño, entonces ella revisó el pastel y lo vio listo para la última etapa: la cubierta y el helado. Lo decoró con pequeñas flores de betún rosado y algunas llamas naranjadas mientras que las bolas de helado simulaban los colores del fuego… pequeños puntos azulados y el resto era el patrón de los colores rojos; cuando Shadow vio lo que había hecho Amy se impresionó, pero sólo lo demostró arqueando muy poco las cejas, jamás había visto esos diseños de postres, de hecho, jamás había tenido una comida decente en casa y mucho menos un canto angelical en acapella mientras los guisos se preparaban.
-¿Cómo lo hiciste? –preguntó él sin fijarse mucho en ella, sino en el pastel en sí mismo.
-Me he tardado más de una semana en hacer este diseño, eligiendo los colores y sabores de helados para la cubierta.. lo reservaremos para el postre –dijo ella sin tomarle importancia al asunto y Shadow la volteó a ver… ¿de verdad era posible tanta… curiosidad en un proyecto así? –ven, que se enfría todo –dijo jovialmente y entonces él se sentó a la cabeza de la mesa y ella a un costado. Su sonrisa era una compañía agradable y su silencio gritaba, lo cual para él era sumamente extraño porque jamás pensó que una compañía como ella pudiera ser tan… agradable, de hecho jamás lo creyó de ninguna compañía. Ella sólo le devolvía las sonrisas mientras se llevaba la servilleta a la boca, lo que la hacía ver ligeramente tímida, y esto era acentuado nada más con su único desviar de su mirada, entonces ella, ya habiendo terminado, se levantó como pudo y lavó sus trastes, pidiéndole a Shadow que le dejara los suyos para lavar también.
-No, yo me encargo –aseguró él y entonces sólo se levantó a la vez que contemplaba cómo ésta salía al patio trasero, la siguió después de lavar y la vio contemplar el jardín con extrañeza, pues estaba… ¡vacío! Sin nada más que pasto -¿qué miras?
-Eso quisiera saber –respondió sorprendida –aquí sólo tienes maleza –añadió y empezó a caminar para arrancarla con sus manos.
-¿Qué estás haciendo? –preguntó extrañado al verla arrancar todas esas plantas de raíz -¿qué tienen de malo?
-Son maleza… algunas incluso podrían ser venenosas –dijo y se percató de lo que había empezado a hacer. Cogió unos guantes y prosiguió con su acto de arrancar las plantas.
Shadow sólo la vio cómo con ahínco empezaba a intentar embellecer ese lugar.
-¿Necesitas ayuda? –preguntó él interesado, más que nada para que no se lastimara, pues notó que sentarse en el pasto le costó mucho trabajo.
-Estoy bien, gracias –dijo con una sonrisa tierna -¿no quieres comer el pastel?
-No, no hasta que tú vengas –por algún motivo ella se sonrojó y desvió la mirada, pero siguió con su trabajo, él subió a su cuarto y contempló todo el bosque, notando aún las ráfagas azules en ese momento, seguramente aún en búsqueda de la chica
-Vaya que eres estúpido, faker, Amy es maravillosa –dijo para sí sin percatarse, pero terminó por dar un respingo en cuanto se dio cuenta de lo que había dicho en voz alta -¿quién dijo eso? –preguntó al aire y entonces decidió dar un paseo para despejar su mente... -¡vuelvo pronto, Amy! –gritó dentro de la cocina y entonces ella sólo asintió, prosiguiendo con su labor.
Caminando por el sendero pensó en las palabras que dijo en voz alta, creyendo que no había sido él, creyendo nada de eso… pero entonces se vio de nuevo solo, cosa que no le molestaba del todo, pero al menos ahora su casa tenía vida… más que antes. Recreó la cancioncita de Amy y siguió caminando vagamente, sin fijarse en nada.
Chocó con él una figura sumamente familiar, azul, con púas largas y mirada preocupada del color verde del mar; cuando cayó al suelo, se sujetó la cabeza y empezó a espetar palabrotas por el impacto.
-¡Tú, pinche pendejo…! –volteó y vio a Sonic, en el fondo no se arrepintió de lo que había murmurado –ah, eres tú, faker.
-No estoy para juegos, Shadow –dijo preocupado –he perdido a Amy.
-¿Cómo puedes hacer eso? No pierdes a una persona, no es de tu posesión –afirmó Shadow restándole importancia "no quiero que nadie se entere de esto" había dicho la niña y entonces decidió evadir el tema.
-No será mía, pero lo que sé es que la perdí –dijo todavía más preocupado –hoy fui a su casa y no estaba ahí.
-¿Entonces dónde la dejaste? –preguntó ya molesto, no quería estar ahí… por más raro que sonara, quería estar con ella, en casa.
-En la fuente –confesó rápido y entonces el rompecabezas de Shadow se armó rápido y sin vacilaciones –Eggman la machacó y terminó inconsciente; la dejé en la fuente para volver con ella, pero me imagino se habrá levantado e ido… ahora no sé dónde anda.
-Ella no debería ser tu problema –respondió Shadow un poco molesto –me imagino que sabe cuidarse sola –dijo con tal naturalidad que Sonic de verdad le creyó –seguro aparece de nuevo para perseguirte, quítale importancia y vete… estorbas el paso –dijo desdeñoso y entonces se fue al interior del bosque para pensar en lo que estaba pasando… no llegó a nada y sus pensamientos se revolvieron aún más. Cuando regresó a su casa a sabiendas de que debía cuidar de Amy, descubrió que no estaba… ya había despeluchado el jardín, pero no se encontraba ni en la cocina o en alguno de los cuartos… incluso tocó la puerta del baño. De lejos, en la puerta que iba al ático, vio cómo colgaba una figura blanca, bueno, no del todo porque estaba empolvada, se acercó poco a poco y distinguió el yeso. "Esto de ser niñera no va conmigo" pensó de inmediato y se subió a buscarla.
-Amy… -ella volteó y lo vio extrañada, casi preguntándole qué hacía ahí –bájate.
-No, la vista aquí es preciosa –dijo mientras escondía algo por detrás, él subió y quiso ver qué veía, pues no se había dado cuenta de la luz que iluminaba ese sitio. Volteó y se quedó helado al ver todas las estrellas del cielo cubrir el lugar, todo el tiempo pensó que esa puerta lo llevaría a un ático, pero no… lo llevaba a un sitio aún mejor. Amy contemplaba mientras escribía algo en una libreta, de inmediato él la acompañó, quedando maravillado con lo que veía arriba de él: la luna llena rodeada de pequeños puntos blancos brillantes que bien podrían parecer salpicados. De algún modo se vio abrazando el hombro de Amy y viendo lo que escribía… o dibujaba, lo que hacía nada más y nada menos era un retrato surrealista de aquellas estrellas y aquella luna. Se sorprendió a sí mismo cuando se descubrió abrazándola con ese ahínco y todavía fue peor cuando se percató de que no se conocía a sí mismo… el hecho de no conocer su propia casa le dio escalofrío, pero se consoló cuando vio que Amy se había atrevido a hacer algo que él no… abrir puertas a nuevas posibilidades. La chica no se molestó por el contacto… de hecho no le molestaba nada desde que él la vio desnuda. Respiró tiernamente y entonces se sintió cansada, quedó un poco dormida sobre el tórax de Shadow mientras aún se atrevía a no perderse ninguna de esas estrellas.
Cayó encima de él, el peso le ganó y entonces el erizo sólo la alzó, cuidando que su pierna no sufriera daños, y la colocó junto a él para que no pasara un sueño incómodo. La aferró contra él, dándole un tierno beso en la mejilla.
Ella despertó ante ese contacto, pero no dijo nada, sólo se limitó a recibirlo, junto con otros que traviesamente se le sumaron al juego. Se acomodó lentamente en su tórax, haciéndolo sonrojar y "despertando" lentamente con una sonrisa traviesa en el rostro.
-Lo imaginaba –dijo con aires victoriosos, dejando desconcertado a Shadow, pues él creía que ella estaba dormida.
-¿No te molesta? –preguntó tímidamente y entonces ella le respondió con un beso real en los labios –el faker te sigue buscando… -dijo ruborizado.
-Bien por él –respondió y entonces ambos se fundieron en un largo y cálido abrazo que culminó con más y más besos… y el inicio de algo distinto entre ellos.
