Si quieren leer una historia para llorar aca tiene esta... Es drama absoluta!! Esta basado en la película "La vida es bella". Y que espero q con esta histporia de una pareja que queremos podamos comprender un poco mejor el drama del holocausto... Es muy triste... Y es tan fuerte que a mi m cuesta mucho escribirla... Es muy fuerte, les juro que habia momentos en que tenia que parar xq m agarraba una angustia... Ni yo que me encanta hacer sufrir a los personajes podia hacerlos sufrir tanto... creo q mas q nada xq esta basado en algo real... bueno, lean y comenten!! besos!!
Capítulo 1
El mejor día de todos
El pequeño Lee, de seis años, corrió hasta la cama de su padre y de su madre. De un salto subió sobre ella y empezó a gritar para despertar a sus padres.
-¡Mamá! ¡Mamá! ¡Papá! ¡Papá! ¡Despiértense! ¡Vamos que hoy es mi cumpleaños!
-¿Qué hora es?-preguntó Sokka tomando a su pequeño entre sus brazos.
-¡Las ocho de la mañana, papi!-exclamó el niño de cabellos oscuros y grandes ojos oscuros.
-¡Oh! ¡Hay que seguir durmiendo!-respondió Sokka volviéndose a acostar y cerrando los ojos.
Pero su pequeño lo zarandeó y jugueteó con el cabello de su padre.
-¡Vamos, papi! ¡Mami, ayúdame a despertarlo!
-Estás pidiendo milagros si quieres que tu padre se despierte temprano-dijo Toph, dándole un golpe en el brazo a su hijo, para luego abrazarlo y besarlo en la parte trasera de la cabeza-. ¡Feliz cumpleaños, cariño!
En niño se puso a reírse y gritar de alegría mientras la madre le daba besos en el cuello, lo cual le provocaban cosquillas.
-Se ve que hoy no podré dormir-dijo Sokka despertándose por fin, y tirándose sobre su mujer y su hijo-. ¡Que los cumplas feliz, campeón!
La familia se dirigió a la mesa, de dónde Toph sacó grandes cantidades de galletitas fritas, hechas por su marido la noche anterior, ella jamás cocinaba, lo odiaba y utilizaba como excusa su ceguera. Su esposo estaba resignado y no le discutía. Sokka vio como su mujer le dejaba las galletitas enfrente a su hijo quien salto de alegría al verlas. Luego de muchos besos de agradecimiento a sus padres, en el cuál su padre aprovechó para estrujarlo bien contra sí, hasta que Lee se quejó de que se ahogaba.
Por alguna razón aquel día era especial. Quizá era porque era el día en que se cumplían 6 años desde que había sido bendecido con el regalo de un hijo suyo y de la mujer de su vida. Había sido hace quince años que la guerra había terminado, que la paz había vuelto al mundo, y aunque aún seguían los intentos de derrumbar la paz habían sido numerosos, todos habían sido detenidos a tiempo. Todavía había un fuerte rumor, se sabía que se estaba planeando algo, pero aquel día Sokka decidió no preocuparse por ello. Ese día no habría de salir nada mal. Era el cumpleaños de su hijo, su Toph estaba más bella que nunca. Sokka era feliz, tenía a la mejor familia, la suya. La vida no podría ser más hermosa. Perdido en sus pensamientos, se sorprendió cuando un ave se posó en la ventana.
-¡Hawky!-exclamó alegre al ver a su viejo pájaro-. Es la letra de Katara. Y dice que…-Sokka no pudo seguir leyendo en voz alta.
-¿Qué dice la tía, papi?-preguntó Lee.
-Espera un segundo, campeón, que tengo que hablar con mami-Sokka se fue a su cuarto, y su mujer lo siguió-. Toph-dijo con dolor-, se produjo un golpe. Zuko está muerto y Azula tomó el mando. Tomaron prisionero a Aang y Katara apenas pudo escapar. Dicen que van tras todos los que lucharon en contra de la Nación del Fuego hace quince años. Irán tras nosotros, Toph, debemos irnos a un lado.
Con cada palabra que Sokka fue diciendo su desesperación iba en aumento. Aquel día había pasado a ser uno de sus peores pesadillas. Si fue algo que temió desde el día en que vio a su hijo por primera vez, fue esto, que se produjera una nueva guerra. No quería que Lee sufriera.
-Vayámonos a una cueva, con mi tierra control podremos ocultarnos lo suficiente.
-Vayamos rápido-dijo Sokka, pero en cuanto terminó de decir eso se escucharon ruidos provenientes de la cocina.
Sus peores pesadillas parecieran hacerse realidad. Un sólo pensamiento pasó por su cabeza. Su hijo. Cuando llegaron a la cocina vieron a agentes Dai Li que tenían a su hijo por las manos. Lee no tenía miedo, simplemente no comprendía lo que sucedía.
-¿Qué es lo que sucede, mami?-preguntó inocentemente.
Eran demasiados, no podría luchar contra ellos. Menos él sin poderes, y sin ninguna arma. Habían tocado su punto débil, su hijo como rehén. La mirada de los agentes lo decía todo, si se movían lo mataban. Ninguno de los dos padres atinó a hacer nada. Lee repitió la pregunta que había hecho previamente.
-Nada, campeón, tan sólo es un juego-dijo Sokka, no podía permitir que su hijo sufriera.
Los ataron a los tres con sogas y se los llevaron. Cuando salían, Sokka miró alrededor y vio que en un costado de la casa estaba su halcón salvajemente asesinado. Aunque sentía pena por su ave, pero había otra pena mayor. Qué pasaría con ellas. Miró a su mujer, y Toph le devolvió a su manera la mirada. Constantemente tenían amenazado al niño, para que no se atrevieran a hacer nada. Allí los esperaba un tren cómo aquél que una vez había visto cuando llegó a Ba Sing Se. Los pusieron en celdas separadas, a él y a su hijo en una y en otra a Toph. Sokka esperaba que ella quizá pudiera escapar utilizando su metal control pero no sabía que en cuanto llegaron a la celda de las mujeres, unos hombres se encargaron de clavarles agujas en lugares específicos del cuerpo. Ahora sí Toph había quedado ciega, le habían quitado sus poderes. Ya no podría controlar nada, y quien sabe por cuanto tiempo.
Sokka miró a quienes había alrededor en la celda, mientras abrazaba a su hijo. Todos rostros de desesperados, de resignados, de temor. Todos rostros que se parecían al de él. Sokka supo que podía ser el fin, sólo impediría que su hijo sufriera.
-Sabes, Lee, cómo es tu cumpleaños, vamos a jugar un juego, muy especial, va a ser como una gran competencia. ¿Sí?-el niño asintió-. Así que para que podamos ganar, vas a ser todo lo que yo diga, ¿sí?-el niño asintió de vuelta.
Sokka esperó a que su hijo se durmiera, para empezar a llorar.
