Disclamer: todos los personajes del universo de Harry Potter son propiedad de JK rowling, la historia es de mi propiedad.


Ella estaba de pie en el marco de la puerta, su estilizada figura dejaba entrar una seductora sombra hacia la habitación, su cabello alborotado delataba las veces que había pasado sus manos por él debido al nerviosismo, su rostro está tan sonrojado que cualquiera se daría cuenta que tenía la temperatura corporal aumentada, su pecho subía y bajaba con rapidez; lo ve con nerviosismo y le responde como si él le hubiera hecho alguna pregunta.

—Es la última vez que vengo...

—Lo sé... —responde él sin inmutarse, ¿cuantas veces la había escuchado decir lo mismo?

Él da un paso hacia ella.

—Ésta vez es en serio... —dice desafiante como si hubiera escuchado su pensamiento.

—Lo sé... —replica sin mudar su expresión, sabía mucho más de lo que dejaba ver.

Da otro paso hacia ella, ella no se mueve de su lugar en la puerta.

—Tú solo me insultas y maltratas...

—Y no lo lamento... —la frialdad de su voz causa un escalofrío en ella, extrañamente ella lo disfruta.

Ambos saben que es verdad, él ama humillarla, y ella odia lo que eso le hace sentir. Porque aunque no lo acepte sabe que le gusta, le gusta su frialdad, su falta de tacto, su falta de escrúpulos cuando le hace saber y sentir que no vale nada, que para él ella solo es un pasatiempo más.

—Yo amo a Ron... —logra decir con la voz ahogada, no quiere llorar, no quiere pensar en lo que le hace a su esposo. Ella siempre repite que lo ama, pero también siempre termina yendo a ese lugar.

—Lo sé... Lo amas porque no soy yo, y estas aquí ahora porque no soy él... —susurra Malfoy, su voz emula a una caricia, pero es una caricia fría y sin sentimientos, a ella le gusta eso, él lo sabe.

La distancia entre ambos termina, Draco lleva una mano a su mejilla y Hermione cierra los ojos ante la caricia, no quiere dejarse llevar, pero aun así lo hace. Draco recorre su rostro con su mano y acaricia su labio inferior con el pulgar, pocos segundos después lo sustituye con su lengua y su boca; la besa con pasión como siempre que ella va a verlo, como siempre que promete que será la última vez.

La toma por la nuca mientras recorre su cuello con sus labios, ella ladea su cabeza para darle más acceso a su cuello, él sube hasta su oído solo para susurrar:

—Sé cuándo mientes, Granger... Y eres una sangre sucia muy mentirosa.

—No me llames así —murmura ella con la respiración agitada. No pudo evitar el temblor en sus piernas cuando su aliento tocó su piel, el vello en su nuca se erizó y un escalofrío recorrió su espalda. Sabía que no debía estar ahí, pero ya no sabía cómo escapar de esa situación, ya ni siquiera recordaba porque había comenzado aquello. Ella lo odiaba, se suponía que ella lo odiaba.

— ¿Por qué no? Si yo sé lo mucho que te excita... Sangre sucia...

Hermione soltó un gemido involuntario que logró hacer sonreír al hombre, él siguió acariciándola mientras ella solo se dejaba hacer. Draco la tomó de la mano y la metió al lugar cerrando la puerta tras de sí. Una pequeña habitación les dio la bienvenida, la gran cama los esperaba ansiosa a que llegaran hasta ella.

Él la lanzó a la cama con brusquedad mientras la miraba lascivamente, Hermione se sintió intimidada ante su mirada e instintivamente intentó taparse con las manos. Él la miraba de una manera que la hacía sentirse sucia, pero él siempre la miraba así, entonces, ¿Por qué ella volvía?

—No me mires así, es asqueroso —replicó ella con la cara roja de vergüenza.

—Te miro como quiero, Granger —dijo él con una media sonrisa—. Ahora levántate y desnúdate.

La orden sonó brusca y sensual, él sabía que a ella le gustaba que le hablara así. Hermione se puso de pie con la mirada perdida en el suelo, sus ojos se humedecieron lo que hizo reír a Draco. Ella comenzó a desvestirse con lentitud mientras Draco humedecía sus labios con su lengua. Ella siempre tenía esa mirada, como si él la estuviera obligando a estar ahí, como si la obligara a hacer todo eso. Él sabía que a ella le gustaba, le gustaba pensar que era la víctima, le gustaba pensar que en realidad no quería hacer nada de aquello, y eso lo excitaba terriblemente. Podía sentir como su entrepierna se endurecía al verla derramar esas lágrimas silenciosas.

—Cualquiera diría que estoy a punto de violarte, Granger. Te recuerdo que fuiste tú la que quiso venir aquí.

—Fue un error hacerlo —respondió ella terminando de quitarse su blusa.

—Entonces vete —dijo él sin dejar de reír socarronamente. Le gustaba desafiarla, le gustaba ver lo que ella hacia cada vez que él le hablaba de esa manera, siempre se hacia la digna.

Hermione se encaminó a la puerta con decisión, al pasar junto a Draco la tomó del brazo con brusquedad haciéndole daño.

— ¿A dónde mierda vas, Granger?

—Me largo —replicó ella a pretendo los dientes.

— ¿Sin tu camisa? —se burló el con una carcajada cruel que la hiso enrojecer.

Draco apretó su brazo con mas fuerza y la lanzó en la cama con la misma brusquedad de hace unos momentos, él se acercó a ella y paso su lengua con lentitud por el camino entre sus pechos, Hermione gimió con mas fuerza al sentir la caricia de esa fría lengua que siempre lograba enloquecerla.

— ¿cuándo aceptaras lo mucho que te gusta venir aquí conmigo? —Dijo Draco con crueldad—, debería decírselo a Weasley. Me pregunto la cara que pondrá cuando le diga que me cojo a su mujer y lo mucho que ella lo disfruta...

—No metas a Ron en esto —bramó molesta, ¿Cómo podía nombrar a Ron?

—Granger, Granger... Te molesta que lo nombre, pero no te molesta engañarlo conmigo... Creo que deberías revisar tus prioridades.

Esa frase logro hacer que ella recordara a Ron, cuando estaban en el colegio le había dicho lo mismo.

—Creo que debo irme —dijo con firmeza Hermione intentado pararse, pero Draco la tenía fuertemente apresada entre su cuerpo y la cama, no podía moverse.

—Por fin llegamos a la parte en la que te obligo a hacer lo que no quieres... —índico Malfoy sonriendo ampliamente, se acercó a su oído y murmuro: —, es la parte que más te excita, Granger, eso lo sé.

Draco llevo su mano a uno de los muslos de Hermione y lo acaricio con delicadeza, subió lentamente hasta detenerse en su sexo, la ropa interior de la mujer estaba sumamente húmeda, ella evito la mirada del hombre pues no quería ver su mirada engreída al ver lo que causaba en ella. Draco beso uno de sus senos mientras deslizaba uno de sus dedos entre la ropa interior de la mujer y separaba sus pliegues suavemente; ella arqueo su espalda cuando él la penetro con dos de sus dedos rápida y bruscamente, gimió con fuerza, pero Draco saco sus dedos con la misma rapidez, ella volteo a verlo a tiempo para observar cómo se metía los dedos a su boca y saboreaba su esencia.

—Eres extrañamente deliciosa, Granger —se deleitó Draco cerrando sus ojos, el sexo de Hermione comenzó a doler por el deseo contenido. Se mordió los labios para evitar rogarle que la hiciera suya lo antes posible.

Sentía que se estaba volviendo loca, si no sentía a Malfoy en su interior pronto no sabía que sería de ella. Draco abrió los ojos y la miro con su sonrisa socarrona que la sacaba siempre de quicio, volvió a llevar su mano a su entrepierna y comenzó a acariciarla con una lentitud desesperante.

—Solo dilo, Granger —se regodeo Malfoy al verla morder sus labios con cada vez más fuerza—, sabes que quieres decirlo... Solo dilo y te daré todo lo que quieras.

—Por favor... —susurro Hermione temblando de placer.

—Por favor, ¿Qué? —insistió Malfoy sintiendo como su pene palpitaba dentro de sus pantalones.

—Hazme tuya... —ella no pudo resistirlo más tiempo, de verdad se estaba volviendo loca de deseo.

Draco no la hizo esperar por más tiempo, con rápidos movimientos se quitó su ropa y ella hiso lo mismo con la suya, Malfoy la penetro tan duramente que ella sintió que le hacía daño, soltó un pequeño quejido que logro excitarlo más, comenzó a embestirla con dureza una y otra vez logrando que Hermione comenzara a gritar de placer. Ella llego rápidamente al orgasmo, y el sintió el espasmo apretar su erección. Draco acaricio sus senos, los beso y succiono con fuerza; la beso lentamente mientras sus movimientos se volvían igual de lentos y sensuales, ella era deliciosa en todo sentido, Weasley era tan afortunado de tenerla, pero al menos durante esas horas podía hacerla suya, podía hacerle suplicar que la hiciera suya, podía tener su cuerpo cuando y como él quisiera, aunque su corazón nunca le pertenecería. Él sabía que jamás lo amaría, aunque en esos momentos mientras ambos llegaban al orgasmo ella dijo en voz baja "te amo", pero él lo sabía, él siempre lo sabía, siempre sabia cuando ella mentía; y en ese momento él sabía que ella mentía, porque a pesar de todos los engaños que le había dicho esa noche una de esas cosas era cierta: ella amaba a su esposo, en su retorcida y extraña mente ella solo lo amaba a él. Malfoy la dejaba pensar que él jugaba con ella como le daba la gana, pero en realidad: era ella quien jugaba con él, en realidad el único que salía lastimado con ese extraño juego demencial era él… pero nada de eso importaba si por unas horas Malfoy podía engañarse al pensar que ella de verdad lo quería y se engañaba a sí misma diciendo lo contrario, esa era la única mentira que él quería creer.