Una nueva historia y tomé prestados a los personajes otra vez, nada me pertenece excepto la historia. Todos los errores son míos.


Luchadora

Uno: Salvadores

Ella no había querido llegar a esto. Delphine estaba consciente que su vida después de su espantosa experiencia en el Instituto Dyad había cambiado para siempre. Pero eso sucedió cuando llegó a América del Norte proveniente del sur de Francia. Su vida en Lille había sido buena, tenía padres geniales que la apoyaban en todo y estaban orgullosos cuando supieron que ella quería estudiar medicina. Nunca habían tenido un médico en la familia Cormier - Beraud así que ella había sido la primera y fue algo que sin duda celebraron. La tortura de pasar varios años en un internado prestigioso fundado por un grupo de religiosas francesas había dado sus frutos y Delphine consiguió graduarse con todos los honores. Su excelente desempeño académico le había valido la atención de un hombre de ciencias. Un hombre cuya vida giraba en torno a una ciencia fringe conocida como Neolution. Un hombre que le ofreció trabajo, dinero y reconocimiento. Un hombre que terminó siendo su total perdición.

Cuando Delphine entró a trabajar a Dyad luego de haber conseguido su doctorado no tenía idea en lo que se estaba metiendo. Ella no sabía que el instituto de ciencias e investigaciones genéticas era una entrada directa al vientre de la bestia y que una vez dentro ya nunca más podías salir. Delphine no lo supo al principio pero cuando lo hizo y quiso huir de aquel infierno lo hizo de una manera que jamás creyó posible, salió de Dyad para transformarse casi en una vagabunda.

Había intentado conseguir trabajo en otros laboratorios o en otros centros de investigación científica pero la influencia que Dyad y Aldous Leekie tenían dentro del mundillo científico eran demasiado grandes y a Delphine le negaron la ayuda en todas las puertas que decidió tocar. Llegó a intentar trabajar en una farmacia pero tampoco le ayudaron. Cuando lo intentó en los laboratorios de las universidades tampoco le fue bien e incluso en las escuelas secundarias también le dieron la espalda.

Por mucho que lo intentó Delphine acabó teniendo que optar por dejar la medicina y ciencia de lado para conseguir un trabajo normal. Tenía tres trabajos simultáneos que le ayudaban a llegar a fin de mes con el sueldo básico y pasó de vivir en un complejo de edificios de lujo ofrecido por Dyad a sus empleados a vivir en una ratonera, literalmente.

Su departamento era de sólo un ambiente. Una cocina vieja, un refrigerador que funcionaba como quería, un sofá de segunda mano, y una cama situada en una esquina con un colchón que le lastimaba la espalda era todo lo que tenía. Además el baño era una habitación pequeña donde apenas cabían el inodoro, el lavamanos y el plato de ducha con una conexión defectuosa completaba el penoso escenario y estaba situado en el sótano de un edificio ruinoso de la periferia de Toronto. Delphine vivía rodeada de edificios tan ruinosos como el suyo, sucios, llenos de grafitis y de gente que no era de buenos modales. Traficantes, drogadictos, alcohólicos, ladrones. Comenzó a ser su mundo.

Un mundo al que se tuvo que adaptar a la fuerza porque la primera vez que puso un pie en ese lado de la ciudad le robaron una maleta con ropa y desvalijaron su auto la primera noche que pasó en su nuevo hogar. Cuando Delphine fue asaltada por segunda vez, por un par de hombres borrachos que se acercaron a ella por su guapa apariencia, era rubia, tenía el cabello ondulado, la tez blanca, los ojos pardos y era alta, creyeron que sería fácil para ellos atacarla y salirse con la suya. Casi lo hicieron. Y fue casi porque Delphine fue rescatada por tres mujeres idénticas y un hombre a todas luces gay que la salvaron de recibir una paliza de monumento. Lo único que recibió fue un labio partido.

Delphine había quedado prácticamente tirada en el suelo sucio luego del tremendo susto que pasó. Su grupo salvador acabó rodeándola y la rubia supo que ellos se dirigían a un edificio de lofts, que era la Galerie Rimbaud, dónde vivía el único chico del grupo, Félix Dawkins. Las chicas, que eran tres y que eran una copia exacta de la otra excepto por el cabello se llamaban Sarah Manning, Helena Manning y Alison Hendrix.

- Oi rubia parece que estás perdida ¿sí? - la chica tenía un fuerte acento inglés y Delphine supuso que era británica. Se quedó mirando a la morena que se presentó ante ella como Sarah Manning y que le ayudó a levantarse del suelo. La joven tenía un agarre poderoso cuando tomó su mano y Delphine no pudo dejar de notarlo.

- Non - Delphine negó con la cabeza y sus rizos rubios rebotaron - No estoy perdida yo... vivo aquí.

Ella vio como las tres chicas y el chico se quedaron sorprendidos al saber eso y Delphine estuvo tentada a poner los ojos en blanco porque no quería parecer grosera, la morena vestida con estilo punk parecía feroz al igual que la otra rubia que Delphine escuchó, llamaba sestra a la otra chica. Eran hermanas y eso tenía mucho sentido.

- Casi parece increíble pero puedo creerlo chica - el joven habló en el mismo acento que la chica punk así que Delphine también supuso que era pariente de la morena - ¿Qué pasó contigo para llegar a esto? O sea, si no te importa que te lo pregunte obviamente.

Delphine agachó la cabeza. Había esperado la pregunta pero no creía que podría responderla. No le gustaba hablar de su fracaso en el trabajo, ni de cómo la echaron del Instituto Dyad luego de haber malogrado un proyecto científico de alto rango que tenía que ver con clones y súper soldados y de que se descubriera su romance con el CEO de la institución, el mismo Aldous Leekie. Ella no quería hablar de que cuando se enteraron de su aventura con Leekie sus compañeros y colegas la trataron de puta y que como si se tratase de una regresión a su vida en el internado, le hicieron la vida imposible, entre ataques verbales, burlas y acoso.

Había llegado a tanto que incluso un grupo de colegas, dos hombres y dos mujeres que tenían un nivel más bajo que ella, el de supervisión catalogado nivel dos, el máximo era el cinco y ella lo tenía, la habían encerrado en un depósito de desechos orgánicos y tiraron la llave hasta que el guardia de seguridad nocturno la encontró. Había pasado casi todo el día y la noche en un cuarto pequeño y casi congelado. Delphine salió de ese lugar temblando de pies a cabeza, completamente despeinada y con la ropa desordenada.

Sin embargo su estado lamentable en lugar de provocar pena, sólo consiguió más burlas por parte de los demás científicos y Delphine estaba que moría de la vergüenza.

- ¿Qué te ha ocurrido doctora Cormier? - un hombre de mediana edad y obeso se burló de ella en voz alta mientras Delphine intentaba salir del edificio - ¿Te ha tocado ya un revolcón con el doctor Leekie o has decidido cambiarlo por otro?

Delphine no respondió porque no pudo. Entre que temblaba de frío y le castañeteaban los dientes a romper en llanto delante de todos, Delphine decidió huir, como una cobarde, como un perro con la cola entre las patas.

Ella corrió y corrió hasta que no escuchó las burlas y las risas de todos sus compañeros de trabajo, corrió hasta que acabó perdiendo un zapato, corrió hasta que por fin pudo llegar a un lugar aislado, con frío, cojeando, temblando hasta que decidió romperse e hizo todo lo que deseaba hacer desde que la encerraron en ese estúpido depósito. Echarse a llorar.

Delphine no quería contarles todo eso pero lo hizo. No quería echarse a llorar de nuevo por culpa de los recuerdos e igual lo hizo pero nunca pensó en la reacción de los chicos que la acompañaban cuando se enteraron que trabajaba en el vientre de la bestia.

- ¡¿Trabajabas para el sangriento Instituto Dyad?! - Sarah gritó luego de oír la historia de Delphine. Los chicos habían convencido a la rubia de acompañarlos y ella aceptó, acabó en la Galerie Rimbaud que era el loft de artista de Félix y que en ocasiones compartía con su hermana adoptiva Sarah y las otras sestras.

Delphine asintió con la cabeza antes de responder y le explicó a ella y al resto un poco de su trabajo en ese espantoso lugar.

- Mi trabajo era de alto secreto - ella confió sin resquemor porque ya no estaba ligada al instituto, le había quitado todo lo que le podían quitar y ya no tenía nada. - Tenía que ver con proyectos militares y clones. Clones humanos. Yo estuve a cargo del proyecto de súper soldados y estaba a punto de tener acceso al proyecto Leda que tenía que ver con los clones cuando lo perdí. - Delphine tragó saliva, los recuerdos de ese día fatídico todavía la perseguían en forma de pesadillas - Un grupo de esos súper soldados contrajo un virus. Un virus letal que atacó su sistema inmune y nervioso. Todo ese grupo de sujetos zero murió bajo mi cargo un par de grupos más sufrieron mutaciones del virus letal que acabó por contaminar a varios otros. Le hice perder a Dyad muchos millones de dólares y al ejército americano varios millones más. Yo arriesgaba pena de prisión perpetua por lo mi descuido pero como el proyecto era secreto y no estaba regulado no pudieron hacerme nada. No me mandaron a prisión pero me desacreditaron como científica y se aseguraron que nunca más pudiera pisar un laboratorio o un instituto científico en mi vida. Me despidieron, me quitaron todos los beneficios que Dyad me había dado y me desprestigiaron como persona luego de...

- No te cortes rubia suéltalo ya - se quejó Sarah que escuchaba atenta la historia de Delphine mientras bebía whisky y el resto bebía mimosas porque según Félix todos iban a necesitar combustible para escuchar todo eso. Y tenía razón. Delphine había cambiado la mimosa por whisky a pesar de que su droga favorita era el vino tinto.

- Me acosté con el CEO de Dyad - Delphine acabó por confesar cubriendose el rostro con las manos de la vergüenza y recibió un coro de sorpresa a su confesión. No era burla propiamente tal sino desagrado, no por lo que había hecho sino por con quién lo había hecho.

- No puedo creer que te hayas follado a freaky Leekie rubia - Sarah negó con la cabeza con sorna y Delphine se encogió de hombros - Ese hombre es un hijo de puta. Lo sé porque lo conocemos bien.

Sarah evitó comentarle a Delphine sobre el enlace que les unía a Aldous Leekie porque pensó que Delphine todavía no era muy cercana a ellos para hablarle de Cosima.

- Es una larga historia - Sarah respondió a la pregunta no formulada de la rubia - Pero esa es una historia para otro día Delphine así que es mejor que lo dejemos ahí. Delphine asintió con un suspiro y jugueteó con un hilo suelto de su jersey de lana negro.

- Sé que fue un error acostarme con Leekie pero no pude hacer nada - ella se encogió de hombros - Yo había viajado de un continente a otro para trabajar en lo que amaba y no conocía a nadie, sólo a él. No estaba enamorada de él pero sabía que tenerlo de apoyo sería vital para salir adelante en este nuevo mundo ¿Saben? Fui una idiota y he pagado mi idiotez muy caro chicos.

Los cuatro chicos asintieron. Nadie juzgó porque todos habían pasado por lo mismo en alguna medida y la historia de Delphine les identificaba de una manera demasiado personal para sus gustos.

- Al menos ya no estás con freaky Leekie, Delphine - Helena que permanecía callada de repente habló en su acento de Ucrania y sonrió - Has salido del vientre de la bestia.

- Helena tiene razón Delphine - Alison que tampoco había hablado hasta ahora estuvo de acuerdo con su hermana rubia - Alégrate de saber que ya no estás ligada ni obligada a estar al lado de ese hombre tan desagradable. Y sí, tal vez te haya arruinado un poco pero creo, y es mi opinión personal, que la libertad que tienes ahora compensa todo lo demás ¿No crees?

- Sí, supongo que tienes razón Alison - Delphine asintió por fin - Quizás sea tan pobre como una rata pero al menos ya estoy allá. O peor, encerrada en una celda. Aunque tengo tres trabajos para poder llegar a fin de mes y vivo en una ratonera - ella se burló de sí misma mirando alrededor del loft de Félix - Este sitio es un palacio comparado con lo que yo tengo pero al menos es algo.

Félix que estaba a punto de añadir lo suyo a la diatriba de Delphine fue interrumpido por su hermana Sarah que lo miró alzando una ceja y asintiendo. Helena y Alison se dieron cuenta del gesto y Helena asintió sonriendo pero Alison negó con la cabeza repetidamente.

- No pueden estar pensando en eso - ella se quejó haciendo gestos negativos con la cabeza y las manos - Han perdido el juicio, es oficial.

Delphine que miraba muy confundida la interacción entre los cuatro chicos quiso saber qué estaba ocurriendo. Alison estuvo a punto de responder pero fue Félix el que se le adelantó.

- Lo que nuestra querida Ali está intentando prohibir que sepas es que tenemos una opción de trabajo para ti querida - él dijo con una sonrisa entusiasta y se burló de las quejas de Alison que todavía no estaba de acuerdo con todo lo que estaba pasando.

- ¿Una opción de trabajo? - ella preguntó con curiosidad y poco de nerviosismo - ¿Qué tipo de trabajo?

- Bueno, más que un trabajo es una opción de vida - él respondió - Verás...

- Lo que Fee está diciendo es que conocemos una opción más fácil de ganar dinero que tener tres trabajos, frenchie - Sarah interrumpió a su hermano mientras él se quejaba de ello en voz alta. - No es algo demasiado fácil pero con un poco de entrenamiento y mucho ejercicio, estoy segura que en poco tiempo conseguirás ganar mucho dinero.

- ¿Qué tengo que hacer? - Delphine no estaba dispuesta a perder una oportunidad de dinero fácil, menos una que no involucraba tener que prostituirse.

- Pelear - Sarah respondió con una sonrisa - Pelear con puños y patadas en campeonatos secretos de lucha libre. ¿Te animas? Porque a nuestro equipo le falta un integrante. Además podrías ganar hasta cinco mil dólares en una sola noche. ¿Qué dices frenchie? ¿Te animas a tener el culo pateado en un cuadrilátero de lucha libre a cambio de dinero fácil?

Delphine lo pensó durante medio minuto y luego sonrió.

- ¿Dónde tengo que firmar mon ami? - ella se rió e hizo sonreír a todos excepto a Alison con su respuesta - Estoy dentro.

Dos: Entrenamiento

Delphine había caído en una trampa. Ella no sabía que además de aceptar unirse al equipo de lucha libre que tenía Sarah, también estaba aceptando su propio vía crucis personal, tanto físico como mental. Sarah no estaba bromeando acerca de tener el culo pateado, de hecho nunca en su vida se lo había pateado tanto ni de manera tan literal. Sarah había conseguido la asesoría de Alison a la que también convenció de ser la entrenadora de Delphine y la chica suburbana tenía a la rubia bajo un régimen estricto de proteínas y minerales, además de ejercicios físicos de resistencia y de fuerza.

El primer día de entrenamiento Alison lo dedicó a repasar su calendario de actividades que componían al mismo tiempo varios tramos. Adiestramiento físico de musculatura, que contemplaba pesas, kick boxing, y todo tipo de estiramientos. Ese era el primer tramo. El segundo tramo era la dieta y los ejercicios de resistencia en los que debía correr por un circuito de obstáculos que le ayudaban con la estabilidad, a tener fuerzas en las piernas (Delphine tenía que correr en el campo de fútbol de su comunidad como si el mismo Leekie la estuviera persiguiendo), y la ayudaban con la concentración debiendo esquivar todo tiempo de obstáculos pesados que simulaban ser sus enemigos. El tercer y último tramo era la lucha como tal, en un cuadrilátero improvisado dónde Alison le enseñaba las técnicas que conocía de la lucha libre.

Ella se dio cuenta que la lucha libre tenía mucho de espectáculo y que las artes escénicas también estaban involucradas pero los golpes igual dolían. Eso lo aprendió después de haber batallado lo suyo con el tramo uno y dos. Correr era lo que más le gustaba, se acostumbró a los abdominales, las flexiones lastradas con mancuernas en la espalda, a las pesas, a golpear una pera y un saco de boxeo, pero nunca se acostumbraría a verse noqueada por el cuerpo pequeño de Alison, Helena o Sarah que la tiraban de culo a lona y la dejaban ahí quejándose como cachorro pateado. De hecho fue Helena la que un día decidió que debía llevar un nombre y como escuchó a Delphine quejarse como cachorro después del último knock - out de Sarah decidió llamarla Delphine "The Puppy" Cormier. No era obviamente un nombre demasiado impresionante pero a medida que la rubia avanzaba en su entrenamiento, el apodo le acabó calzando a la perfección.

- Nadie esperaría que un cachorro podría ser capaz de patear traseros - Helena se encogió de hombros - Pero al hacerlo...

- Ellos no esperarían el factor sorpresa - Sarah asintió y felicitó a su gemela que sólo sonrió avergonzada - Es una buena idea meathead.

Fueron varios meses de duro entrenamiento pero el sacrificio rindió sus frutos. Delphine había conseguido masa muscular a tono con sus nuevas habilidades y una destreza y fuerza mental y física que no sabía que poseía hasta ahora.

Poco a poco aprendió a mantenerse en pie por más tiempo y caer menos a la lona. Aprendió a devolver golpes certeros y jamás olvidó el consejo de Alison que también había oído en una película y que tenía que ver sobre los golpes. "Se gasta más energía en lanzar un golpe y fallarlo que en darlo y conseguir su objetivo". Delphine aprendió que podía ganar una ronda sólo con buenos golpes y técnica además de ser capaz de cansar al oponente. Como el estilo de lucha era sin reglas específicas las que tenía el boxeo también podían ser aplicadas aquí.

La rubia aprendió que sus llaves de rendición favoritas eran el Colossal Clutch (rodear la mandíbula del oponente con las manos cruzadas y asfixiarlo) y el Iron Claw, que consistía en cubrir los ojos del oponente con toda la mano ejerciendo suficiente presión para noquearlo. Pero Delphine también era buena usando sus piernas para atacar los cuellos de sus oponentes, o usando su propio cuerpo como palanca para desestabilizar y noquear. Aprendió a usar todas esas técnicas de manera efectiva con Sarah e incluso en varias ocasiones con Helena aunque Delphine sabía que era una luchadora muy avezada para su porte y complexión. Delphine era alta pero veloz, y quien también al mismo tiempo usaba movimientos de danza para vencer a sus opositores las veces que le ganó a Helena fue de esa manera.

Dos meses después de completado su entrenamiento Delphine también cambió su apariencia recatada por otra un poco más salvaje. Empezó a llevar camisetas sin mangas y jeans ajustados además de chaquetas de cuero y botas de combate. Se dejó crecer el cabello y dejó de usarlo trenzado o en un bollo para dejarlo suelto.

Su estilo era muy parecido al de Sarah pero en Delphine se veía mucho más salvaje y que además pegaba con su nueva personalidad mucho más severa que la introvertida que tenía antes.

Su nueva forma de ser le llevó a agarrarse a golpes con el mismo hombre de Dyad que la había llamado puta luego de salir de su encierro en el depósito en frío.

Ella había salido de su tercer trabajo como mesera en un bar local y cuando se juntó con Sarah y su grupo tuvieron la desgracia de toparse con aquel hombre que además estaba acompañado de dos hombres más y una mujer.

- Vaya parece que la rata salió de su ratonera y está acompañada de otras ratas - el hombre rechoncho se atrevió a burlarse en voz alta mirando a Delphine con desprecio - ¿Qué ocurrió contigo doctora Cormier? ¿Has cambiado al doctor Leekie por esta nueva gentuz-…?

- Tais-toi, morceau de merde - un sólo golpe de puño fue suficiente para que Delphine acabase con las burlas de su ex colega de trabajo. Lo pateó una vez más en el estómago y lo hizo chillar en voz alta algo parecido a ayuda pero no se pudo oír más que el gemido de un cerdo lloriqueando. Se puso en cuclillas para coger la cabeza del hombre por el cabello y lo obligó a mirarlo a los ojos. - Dile a Leekie que su puta es un animal y que más vale que ni él ni nadie vuelva a meterse más conmigo o con mis amigos ¿Lo has entendido fils de pute?

- S... sí - el hombre graznó con la cara ensangrentada pero Delphine no lo escuchó y volvió a amenazarlo.

- No te escuché - ella lo cogió del cabello que le cubría parte de la frente con más fuerza - ¿Qué has dicho?

- ¡Sí, maldita perra! - el hombre gritó furioso por haber sido atacado por una mujer - Ya te entendí.

- Muy bien ma chérie - Delphine se burló encantada por su revancha - Así me gusta. Ahora, si no quieres un espectáculo de este tipo otra vez, será mejor que no vuelvan a dejarse ver por aquí de nuevo, de lo contrario no les gustará lo que pasará a continuación. ¡Sors d'ici! ¡Fuera de aquí!

El hombre tuvo que ser ayudado por sus amigos para levantarse del suelo sucio y Delphine vio con humor como todos salían corriendo espantados por lo que acababa de ocurrir.

Helena, Alison y Félix rodearon a la rubia felicitándola por su hazaña y Sarah la cogió por los brazos con una sonrisa.

- Ya es tiempo frenchie - dijo con seriedad pero sin dejar de sonreír - Ya estás lista para tu primera pelea.


Tais-toi, morceau de merde: Cállate pedazo de mierda

Fils de Pute: Hijo de puta

¡Sors d'ici!: ¡Fuera de aquí! (Aunque ya estaba traducido) Y sí me encanta que Delphine diga groserías en francés, el idioma hace que hasta ese tipo de palabras tan grotescas suenen elegantes.