CAPITULO 1
El tener una pequeña comitiva de Asgard presentarse en su torre no es lo que Tony Stark considera un buen comienzo para su día. Pero aparentemente al universo no le importa su opinión, porque ahora cuatro estoicos guerreros Einherjer, enfundados en pieles y armados hasta los dientes, están parados frente a él explicando lo que hacían ahí, a su reticente anfitrión. Era demasiado temprano para esto y su garganta clamaba por un vaso de brandy, un trago de escocés o… lo que fuera, en verdad. Lo que sea que tenga alcohol.
—… estará complacido de escuchar que el Padre de Todo ya ha dado su fallo, —dice el que Tony asume es el líder del pequeño grupo.
Bajo otras circunstancias esas palabras hubieran sido tranquilizadoras, informándole que ya habían lidiado con Loki. Encerrado en alguna prisión Asgardiana por los próximos siglos. Un dios del caos irritado menos por el que el planeta tenía que preocuparse.
Sí, esas palabras habrían sido tranquilizadoras si el objeto de dicho juicio no estuviera parado ahí, en medio de los Einjerjers con sus brazos sujetos en agarres que le romperían los huesos.
¿Entonces por qué está aquí? La pregunta polémica está justo en la punta de la lengua de Tony, casi rodando. ¿Por qué lo traen a mi jodida torre donde ya hizo suficiente daño? Pero la presencia dominante de los Einherjers –o quizás las enormes espadas en sus cinturones– hace que retenga sus prematuras preguntas. Los tipos que no están hablando no parecen gente que tomen amablemente el que alguien interrumpa a su líder mientras está ocupado explicando cosas importantes.
Loki sólo está parado ahí mientras el guardia habla, afortunadamente callado por una vez, sus ojos no miraban a Tony. En lugar de eso su mirada estaba fija en un punto en el suelo, como si prometiera revelar respuestas inquietantes a los secretos desconocidos del cosmos.
Así que mirar fijamente no es educado, pero Tony nunca fue de dejarse limitar por las sutilizas. Sus ojos escudriñan al dios caído de arriba abajo y de nuevo arriba. Loki está usando ropas decididamente simples –para los estándares Asgardianos de cualquier modo, aunque probablemente la gente se le quedara mirando si caminara por una calle de cualquier ciudad de América. Ya no está la armadura, la capa ondeante y ese ridículo casco que usó durante su último encuentro. Qué bueno. Lo que queda ahora es algo verde y negro, un poco de piel. Nada elegante.
Pero el cambio de su vestimenta no es el mayor de todo en la figura parada ahí en su piso, en su torre. En su casa. No, de alguna manera, Loki parece más pequeño, como si alguien lo hubiera aventado dentro de una secadora sin antes leer las instrucciones de lavado, causando subsecuentemente que se encogiera. Pero no es eso, en verdad, porque aún es más alto que Tony con las mismas pulgadas que antes. Quizás es que esa arrogancia que siempre pareció aferrarse al tramposo como una playera mojada ya no estaba, reemplazada por lo que se podría mejor describir como resignación malhumorada. No puede ver mucho del rostro de Loki –la cara del dios aún estaba mirando hacia abajo– pero las partes que están visibles muestran tensión y una línea de la quijada apretada fuertemente.
Este dios, quien habría traído tanta muerte y destrucción a su mundo. Y ahora está de vuelta –aunque bajo fuerte seguridad– y hace que el estómago de Tony sienta una pira de furia arder. No quiere ver a Loki de nuevo y espera que los guerreros Asgardianos se lo lleven pronto de regreso a su propio reino donde este dios de broma enfrente su castigo bien merecido. Lo que fuera que eso terminara siendo.
—… después de largas consideraciones y una discusión alargada con el Consejo, fue decidido que solo un único castigo era suficiente para compensar lo que hizo —el Einherjer continúa, completamente ignorante de la impaciencia de Tony. Erik el Bocofloja, termina por llamarlo en su mente. No sabe el nombre real del tipo, y francamente no le interesa. Solo quiere que el enorme bruto llegue al punto importante y que luego escolten al prisionero fuera de su casa. Del planeta.
Él oculta un bostezo mientras la historia de Erik sigue soltando halagos hacia la sabiduría de Odín y su sentido de justicia. De cualquier modo qué es lo que van a hacer con Loki, se pregunta sin escuchar. ¿Encerrarlo por algunos siglos? ¿Desterrarlo a los hoyos más profundos de Nifelheim? ¿Convertirlo en una ardilla? Ha leído algo de mitología Nórdica y encontró que los Aesir parecen tener una atracción por castigos un tanto desagradables –unos que ciertamente clasificarían como tortura de donde Tony viene pero trata de no pensar en eso. La tortura no va del todo con él. No que Loki no mereciera las formas más creativas de justicia de las que leyó pero… bueno. A parte, Loki es el hijo de Odín, aunque adoptado. Y seguramente ese hombre no dejaría que su propio hijo…
—… sirva como su esclavo. —Las palabras inesperadas de Erik lo sacan de sus pensamientos y los ojos de Tony se dirigen rápidamente hacia el guerrero Aesir. ¿Que Dijo qué?
Su lengua se enreda con las palabras, tan poco característico de él, por unos segundos antes de lograr soltar algo que se asemeja a una completa oración.
—Uh, no creo que yo… en verdad haya entendido la última parte. Esa donde mencionaron algo que sonaba sospechosamente como la palabra esclavo. ¿Puede repetir eso?
El rostro de Erik se endurece. Obviamente está fastidiado por la falta de atención de Tony mientras él está hablando de un tema muy importante, pero lo acepta y repite las palabras de forma más lenta, como si el otro hombre estuviera en el borde de lo imbécil.
—Loki ha causado muchos problemas y hecho muchas travesuras en el pasado, y Odín lo ha castigado de varias maneras, esperando que pudiera ver el error en su forma de ser y se dirigiera por el buen camino. Desafortunadamente, sus castigos siempre han fallado en tener ese deseado efecto. Y ahora Loki ha infligido gran daño sobre su reino. —El Einherjer hace una corta pausa, casi como si se sintiera un poco culpable por el hecho de que el perpetrador haya sido un compañero Asgardiano, antes de aclarar su garganta y continuar— así que esta vez, el Padre de Todo ha decidido que algo de, como ustedes Midgardianos lo pondrían, justicia poética debe de ser aplicado. Dado que Loki trató de esclavizar Midgard y sus humanos, es justo que él, en su lugar, se convierta en un esclavo aquí, en Midgard. Y Odín ha decidido que este esclavo sea entregado a ti, Hombre de Metal.
Hombre de Metal. ¿Así que Thor ha pasado ese lindo apodo al resto de Asgard, huh?
Y es ridículo que él esté pensando en eso en ese momento, porque de todo lo que Erik ha dicho en el último minuto, esto es el pedazo más insignificante de información que hay. Y eso es precisamente a lo que su mente se aferra, porque todo lo demás es demasiado para que su cerebro lo entienda en este momento. Es demasiado irreal. Como si estuviera en cámara escondida y un estirado y pomposo conductor de un show fuera a aparecer en su puerta con un micrófono en la mano, regodeándose de que su víctima callera en su pequeña trampa, bien y bonito.
Sólo por si a caso, mira por sobre su hombro. Pero la puerta sigue cerrada.
De repente quiere ese vaso de escocés más que nada.
Erik continua sin inmutarse. —De cualquier manera, usted no tiene permitido dárselo a alguien más. El esclavo permanecerá como su esclavo, a menos que sea decidido de otra manera por Odín —se calla, obviamente esperando por que Tony aceptara.
Lo cual no está dispuesto a dar.
—Hey, esperen un momento, ¿dónde está la parte donde yo digo algo? —pregunta, bueno, grita, pero no le importa—. ¿Cómo es que nadie se preocupó en preguntarme si realmente quería a un criminal de guerra loco como mi jodido… —la palabra se siente extraña en su boca, así que se detiene un momento— esclavo? Ya sabe, ¿consentimiento informado y todo eso? —Tony puede sentir sus adentros retorciéndose de furia. Él quiere al dios responsable del destrozo de Manhattan y por casi matar a Coulson tan lejos de su persona como sea posible. Preferentemente en un calabazo oscuro en algún lugar.
Suena como un niño petulante y lo sabe, pero no le podría importar menos en ese momento. Los Einherjer simplemente lo están mirando tranquilamente mientras continua con su rabieta sobre la justicia. —¡Y aparte de eso, existe esta pequeña cosa fastidiosa llamada la ley! No toleramos la esclavitud en América. Ya no más. Literalmente no puedes ser dueño de una persona, ¡lo cual contradice el propósito completo de toda esta idea no tan brillante! —Él gesticula animadamente con sus manos, como si eso de alguna manera fuera a convencer a Erik y al resto de su comitiva. Juzgando por la expresión pasiva en sus rostros, sus esfuerzos no tienen el efecto deseado.
—No es de importancia. La palabra del Padre de Todo está por encima de la ley de Midgard y la sentencia es final. Loki es su esclavo. Haga con él su voluntad.
Y con eso, Erik se gira para irse (¡sólo así!) pero luego se detiene y agrega, como si se le hubiera olvidado, —Loki tiene su magia y poderes atados —señala hacia las pequeñas cadenas circundando las muñecas de su carga—, en todo sentido y todo lo que implica, no es más que un simple mortal y difícilmente una amenaza.
—¿Difícilmente una amenaza? —Tony repite —incluso un mero mortal puede apuñalar a alguien en la espalda o envenenar la bebida de otro o…
—No necesita preocuparse, Hombre de Metal. Si Loki lastima o mata a otro Midgardiano, morirá. Y no será una muerte rápida y simple. No tiene a donde correr y si lo intenta, será encontrado inmediatamente —la voz del Einherjer es hielo y fuego y veneno, todo al mismo tiempo, mientras su mano -–¿accidentalmente?– roza con la empuñadura de su espada, y Tony da un paso hacia atrás.
Sí, recuérdenme nunca hacer enfadar a este tipo.
Después de unos segundos de silencio, Erik asintió en despedida. —Adiós, Hombre de Metal. El Padre de Todo estará complacido de escuchar su cooperación en este asunto. —Y Tony piensa que escuchó una pequeña amenaza ahí, no quiere averiguar más. Está demasiado cansado para protestar y posiblemente causar un conflicto diplomático entre su mundo y el de los Aesir. De alguna manera, no cree que un desacuerdo como eso terminará con la Tierra saliendo bien parada. Y su planeta ya ha tenido suficientes problemas de otro mundo para durarles un buen tiempo.
Los guerreros de Erik siguen a su líder, y la puerta se cierra detrás de ellos con un sonido sordo. Una pequeña parte de Tony está agradecido de que hayan tenido al menos la decencia de no aparecerse – o como sea que se llame esa cosa que hacen – de regreso a Argard justo ahí en su sala. Se está sintiendo enfermo como están las cosas, y ni siquiera ha tenido su primera bebida de ese día.
El castaño se queda mirando la puerta por un rato. Por qué yo, quiere gritar. ¿Por qué no Steve o Bruce? O Clint – ese hombre hubiera estado encantado de estar en esta situación justo ahora. ¿Por qué Odín lo eligió a él de entre todos los Vengadores?
No hay respuestas a pesar que mira a la puerta con mucho odio; aún así, Tony no quiere girarse y encarar al dios, al hombre, lo que sea, quien está parado detrás de él. Su jodido esclavo.
Pero la puerta sólo puede ofrecerle entretenimiento por mucho tiempo. Así que finalmente se gira.
Loki está parado donde los guardias lo dejaron, sus ojos aún cavando el mismo lugar en el suelo. No se mueve ni habla. Como si fuera una estatua de mármol o parecido. Con ropas raras.
¿Y qué demonios se supone que él haga con Loki ahora?
La situación en completamente irreal, y por un rato Tony se queda parado ahí, también, sin moverse o hablar. Memorias de la última aparición de Loki en la tierra están llenando su mente; una escena en particular de Stuttgart, una donde el dios esta ordenando a la gente asustada y alterada en una plaza que se hinquen ante él, sonriendo triunfantemente mientras sus ordenes son obedecidas.
Bastardo egoísta.
El capricho que de repente le baña es demasiado grande, demasiado tentador. No puede evitarlo. Y aparte, si esto se supone que sea como deben de ser las cosas, definitivamente tiene que sacar lo mejor de la situación. Jugar con las cartas que le han dado. Es bueno en eso.
—Sabes, puede que sea nuevo en esta cosa de tener un esclavo, pero hay un cosa que he entendido en el camino —escucha su propia voz arrastrar las palabras, burlona y sarcástica—. ¿No se supone que los esclavos se arrodillen ante sus amos?
Puede que se vaya al infierno por eso, pero valdrá tanto la pena, sólo para ver a ese arrogante dios forzado sobre sus rodillas frente a un mero mortal después de esa pequeña escena que montó con la dominación mundial y demás.
Loki levanta su cabeza y mira a Tony a los ojos, sólo brevemente, antes de mirar a otro lado de nuevo. Aunque ese momento pasa rápidamente, Tony puede ver el cansancio en esa cara pálida, los círculos oscuros bajo los ojos. Claramente, los carceleros de Loki no lo estuvieron mimando.
Bien.
—Si sus amos se lo ordenan —Loki dice tras unos segundos de silencio, su postura rígida y negativa. Su voz suena tensa, como si el dios hubiera forzado las palabras desde su garganta obstruida. Aunque aún sigue sin moverse.
—Considéralo una orden entonces.
Loki se tensa visiblemente y sus manos a sus costados se aprietan. Pero nada más que eso sucede y mientras los segundos pasan, Tony comienza a sentirse, bueno, estúpido. Por supuesto que el idiota pomposo no se va a arrodillar frente a él, esclavo o no. ¿Realmente qué estaba esperando? ¿Y cómo se supone que va a hacer cumplir una orden como esa si Loki se niega a obedecer? ¿Atacarlo por detrás? ¿Patearlo detrás de las rodillas? Toda la situación es completamente ridícula.
Tony puede sentir su furia comenzar a aparecer de nuevo; incluso ahora, en esa posición, Loki tiene el poder de hacer su vida difícil, de quitar toda semblanza de control de él. Una parte de si mismo quiere colocar un puño en esa cara pálida, enviarlo de un golpe al suelo, sólo para poder ver a ese arrogante arrastrándose a sus pies.
De repente, hay un movimiento fluido de verde y negro y cuando Tony levanta la mirada, Loki esta arrodillado en el piso.
Whoa.
