Capítulo beteado por Leticia Eugenia, Betas FFAD
www facebook com / groups / betasffaddiction
Todos los personajes reconocibles y escenarios son propiedad de sus respectivos autores, en este caso Stephenie Meyer. Los personajes originales y la historia son propiedad del autor. El autor no está asociado con el dueño, creador o productor de la saga. No se busca violar los derechos de autor o copyright.
Capítulo 1.- William y Alton
POV: William, un soldado de los Volturi.
Locación: Siberia.
Año: Invierno de 1860.
Tres años he estado atorado con este pedazo de mierda, al principio pensaba que era tan solo una idea preconcebida mía, pero conforme más lo conozco, más consciente estoy de que los monstruos existen y desafortunadamente caen en tres diferentes categorías:
La primera, los humanos que son monstruos, criaturas envidiosas que únicamente piensan en su propio placer, sin importar que tan lejos tienen que llegar para obtenerlo.
La segunda engloba a los que son como yo, vampiros que matamos para saciar nuestra sed sin importar quién es nuestra víctima.
Y la tercera, que son del peor tipo, son aquellos que mezclan a las dos categorías previamente mencionadas: un humano que era un monstruo y que fue transformado en un vampiro. Que suerte la mía, mi compañero es uno de ellos.
No entiendo porque el Amo decidió que Alton y yo fuéramos un equipo en esta tarea, no podríamos haber sido más diferentes el uno del otro. Hmmm, tal vez esa era la razón. Pero en realidad lo único que importar es tener al Amo feliz, y si el que yo esté con este idiota es lo que se necesita, pues ni modo.
Pienso que nuestra misión no tiene ningún objetivo y es una pérdida de tiempo, buscar alguna señal de que existen los Niños de la luna, pffff… Es como decir: "Tráeme la prueba de que existe el Coco".
Pero si vemos las cosas positivamente, al menos tengo la excusa perfecta para alejarme de ella sin que se enoje, en especial si es el Amo el que lo está pidiendo
Sé que la mayoría de los vampiros me envidian porque ella me escogió y simplemente por ese hecho me he creado varios enemigos, pero no es como si yo lo hubiera decidido. En realidad nunca he tenido elección, ni siquiera cuando ella decidió transformarme en un vampiro. Esta misión pareció ser el escape que estaba buscando cuando me asignaron, hasta que vi quien era mi compañero.
—William —se me acerca—, nuevamente soñando despierto con Heidi —se para a mí lado con una sonrisa burlona en sus labios. Al parecer su caza fue exitosa, pero ya aprendí a no preguntar, con él, cuanto menos sepas mejor; en especial en cualquier cosa relacionada con esa actividad. Él no está contento de que no disfrutemos los mismos "gustos", pero los niños y la gente de la iglesia están fuera de mí menú además de que jamás he encontrado diversión en "jugar" con mi comida.
—Ya te dije que no estoy interesado en ella —se me queda viendo como si estuviera loco.
—Eso no es lo que yo veía una y otra y otra vez —mueve sus caderas hacia adelante y atrás en una forma muy asquerosa. Siempre traté de ser discreto, pero Heidi encontraba muy emocionante hacerlo en cualquier lugar que se pudiera imaginar, por lo que no estoy seguro si en realidad alguien nos vio. Alton puede estar inventándolo con el fin de molestarme y no le voy a dar esa satisfacción.
—Eso quedó en el pasado y ahora tengo una mente más clara —conozco la habilidad de Heidi, una vez que te conviertes en su objetivo es casi imposible decirle que no, no importa que es lo que pida.
—Espera a que regresemos, tal vez pienses diferente cuando la veas. Estoy seguro que tiene mucha energía acumulada para su pequeña mascota —se ríe de su propia broma, su carcajada resonante volviéndome loco.
—En realidad no me importa lo que pienses, Alton —me adelanto dejándolo atrás con su oscuro sentido del humor.
No es que no me guste Heidi ya que ella es muy atractiva, físicamente es la mujer perfecta, con curvas en todos los lugares correctos, sus largas y marcadas piernas que sólo algunos han sido afortunados de poder ver; su cintura minúscula invitándote a poner tus brazos alrededor. Su cara hermosa sin una sola imperfección en ella. Muchos hombres se han enamorado de ella, quien sabe cuántos sonetos han sido escrito tratando de capturar su belleza, o cuantas canciones tratando de conquistar su corazón, pero eso no es lo que ella busca. Con Heidi las cosas son sencillas, mientras tengas una belleza física que sea digna de la de ella y los movimientos adecuados en la cama, nada más importa. Ni siquiera los sentimientos o la inteligencia.
Sin embargo eso no es lo que yo estoy buscando, si ese fuera el caso ya me hubiera casado hace tantos años mientras era humano, tenía suficientes mujeres persiguiéndome, tenía proposiciones de cualquier tipo de mujer: solteras, viudas y aún casadas; incluso me ofrecían dinero. Pero no me iba a conformar, si estaba planeando pasar el resto de mi vida con ella tenía que ser mucho más que eso, mi madre me educó bien… El amor es el elemento clave para una larga y sana relación, tu pareja necesita ser compatible contigo. Y considerando que ahora soy un vampiro y que mi período de vida es mucho más largo que el de un humano, estar amarrado a la mujer incorrecta haría de mí ahora infierno algo insoportable.
Pero el amor no está en los planes de Heidi, ella quiere ser adorada y que el resto de la comunidad la envidie. Ella puede creer que eso es amor, porque califico con sus requerimientos, el problema es que ella no califica en los míos. La única cosa a la que me pude resistir fue a decirle que la amo. Tal vez no es mucho, pero al menos fui capaz de salvar un poco de mi dignidad.
Alton me alcanza, su cabeza está en lo que nos acontece.
—William, el mapa —saco el mapa de los bolsillos de mi capa. Lo mantengo actualizado con las áreas que hemos cubierto y señalo cual va a ser el plan para la siguiente luna llena.
Alton se acerca, me quita el mapa de las manos y comienza a analizarlo.
Veo toda el área marcada en rojo y siento orgullo de lo que hemos logrado.
Los últimos tres años hemos verificado una gran extensión de terreno, no hemos sido tan rápidos como lo hubiera deseado, considerando que la mayor parte del mes tenemos que quedarnos dentro de la ciudad manteniendo un perfil bajo, buscando un rumor, una historia o chisme que nos indique la posibilidad de su existencia y en donde enfocarnos durante la luna llena. Bueno, al menos eso es lo que yo he hecho, en cambio Alton se ha dedicado a capturar a pequeñas damiselas y torturarlas hasta que finalmente las drena de la vida, creando un nuevo chisme para la ciudad.
Cuando la luna llena alcanza lo alto en el cielo, es el momento para comenzar a correr. Nos movemos rápido a través de montañas y desiertos; no hay ningún bosque tan profundo, ni caverna tan oscura, cualquier señal es suficiente razón para que nos aseguremos que no quede una piedra sin voltear. En realidad no sé cómo son los Niños de la Luna, o su aroma. Lo poco que conozco es por la descripción que el Amo y Alton me han dado, la cual debe de ser suficiente.
Alton los ha visto, él acompaño a Jane y Alec en sus misiones. Le encanta contarme las historias una y otra vez, asegurándose de no editar ningún detalle de cómo destazaban a las criaturas, matando cada una de las que podían encontrar. Alec era el encargado de incapacitar a las bestias y controlarlas hasta que saliera el sol. Jane era la responsable de torturarlos en su forma humana hasta que confesaran de las locaciones de otros. Alton y un grupo de soldados los buscaban y los mataban, quemando sus restos al final.
Uno tras otro iban cayendo, con la información que Jane conseguía, su expedición no fue tan larga como la nuestra; no había necesidad de esperar a la luna llena. Tantos inocentes que murieron, todo con el fin de asegurar que su virus no se expandiera, matando a sus familiares, amigos y hasta a los vecinos. Alton dice que se han extinguido.
De vez en cuando crean este tipo de expediciones, y hasta la fecha no se ha encontrado a ningún Hijo de la Luna. Ahora nos toca a nosotros, afortunadamente ya vamos a medio camino.
—Es hora de movernos hacia el Este —Alton dobla el mapa y me lo avienta. Lo guardo dentro de los bolsillos de la capa. Me doy cuenta que su buen humor está desapareciendo, le gusta estar en la ciudad, pero odia los días en que estamos buscando al "mito" o así es como él les llama; pero órdenes son órdenes y las va a seguir para conseguir la aprobación del Amo y mantener el respeto de Caius.
—Vamos a ver si me puedes mantener el paso —se gira para ver mi reacción, mantengo mi cara seria, pretendiendo que no lo escuche. Claro idiota, piensa eso, algún día te voy a comprobar lo equivocado que estás.
Comienza a correr, no es tan rápido como yo pero le dejo creer que lo es, lo último que quiero es que me esté pidiendo constantemente una competencia. Sé que puede ser un terrible perdedor, como Félix, los dos constantemente peleándose con el solo fin de demostrar quién es más fuerte y honestamente, es irritante; así que por mi propio bien le dejo pensar que él es más rápido, a mí me importa un rábano.
Tres años de seguir a este hombre me han enseñado todos sus movimientos. Él siendo el líder y conociendo mejor al enemigo va al frente, decidiendo la dirección a seguir. Se ha vuelto tan predecible, confía demasiado en sus instintos y fuerza bruta, sin pensar cual es la forma más inteligente de movernos. Afortunadamente yo controlo el mapa y básicamente le indico de una forma indirecta la forma de movernos, de lo contrario estaríamos moviéndonos en círculos.
Corremos rápido por el bosque de Siberia, me gusta este tipo de vegetación, con el bosque cubierto de pinos, piceas y alerce, posiblemente no el mejor terreno si estás buscando a una criatura mítica pues existen muchos lugares en donde se pueden esconder, haciendo nuestra misión más difícil y lenta de lo esperado. Pero nuestros sentidos están alertas a cualquier ruido, aroma o movimiento que nos hacen regresar y dar otro vistazo. Mantenemos este ritmo por seis horas.
Por lo general estoy muy calmado, tratando de mantener la cabeza fría durante nuestras exploraciones, pero hoy es diferente. Conforme más nos adentramos al bosque más nervioso me siento.
A Alton no le ha pasado desapercibido; me da unas miradas de advertencia, indicando que me tengo que mantener enfocado, pero no puedo. Siento como si nos estuvieran siguiendo; pero cada vez que volteo hacia atrás no hay nada. El viento que nos está golpeando a la cara no trae ningún aroma diferente, pero si consideramos que alguien nos está siguiendo, el viento lleva nuestro aroma al que nos acosa.
—Alton —trato de que me haga caso, pero sigue moviéndose como si nada hubiera sucedido—. Deberíamos de regresar, tengo un presentimiento.
—Soldado, hay que continuar, ya cubrimos esa área y no tiene sentido regresar —sé que lo he molestado; le gusta indicar que él es mi superior cuando esto sucede.
Escucho un aullido a lo lejos proveniente del norte; mis ojos que están viendo a Alton, notan un pequeño salto que trata de suprimir. Hemos escuchado a lobos aullar en el pasado, pero este es diferente y él lo sabe.
—Alton —intento llamar su atención otra vez, pero sigue moviéndose como si nada hubiera sucedido.
Otro aullido proveniente del sur logra que se detenga por completo. Alcanzo a prever su movimiento lo que evita que choque contra él. Se gira y me ve, su cara con una sonrisa escalofriante. La he visto con anterioridad, cuando elige a su próxima víctima, un plan oscuro está formándose en su cabeza y la pura emoción de que va a crearle dolor a otra criatura y hacer de su vida un infierno, o el poco tiempo que le queda, lo hace feliz.
Un tercer aullido, esta vez del oeste, nos indica que nuestra única salida es en una sola dirección. Comienzo a correr pero Alton se queda quieto.
— ¡Alto Soldado! Que ellos vengan a nosotros —grita a todo volumen, un asqueroso placer en su voz—. Podemos hacernos cargo de ellos —si las bestias no sabían en donde nos encontrábamos, Alton se aseguró con esos gritos de indicarles en donde estamos.
—Están en su forma de lobos —aún recuerdo la pequeña explicación que Alton me dio. Un Niño de la luna en su forma de lobo es superior en velocidad y fuerza que el promedio de los vampiros, sumando que tienen la ventaja de una quijada fuerte, con la que nos pueden destazar. Se rumora que al Amo Caius casi lo mata uno; y en este momento existen tres que dirigen en nuestra dirección.
—Pero son salvajes y completamente idiotas, sus instintos los dominan —la emoción se incrementa en su voz.
¿Qué demonios? Yo sé quién es el más idiota de todos y no es ninguno de los Hijos de la Luna.
—Será más fácil que los rastreemos durante el día cuando no pueden convertirse en lobos —le digo mientras escucho a la distancia unos gruñidos acercándose.
—No, se pueden ocultar. Nuestras órdenes son claras Soldado, es hora de pelear —une sus manos y comienza a tronarse los nudillos. Se da la vuelta, ahora su espalda está contra la mía, en espera de que llegue el enemigo.
Comienzo a pensar en mis opciones y llego a la conclusión de que hubiera sido mejor quedarme con la vampira sexi y controladora que con el vampiro sádico, feo y loco. No es como si hubiera tenido alguna opción en la decisión, pero ahora sí; podría dejarlo atrás solo y que ellos lo maten a, haciendo un mundo mejor en donde vivir. Cuando llegue el día, los encuentro y los mato en venganza de su muerte, cumpliendo con las órdenes del Amo. Pero somos un equipo y es mejor si trabajamos juntos, en especial si necesito obtener información de ellos.
Mi giro, aún con la tentación de ese pensamiento y me doy cuenta que Alton ya no está a mi espalda, sus huellas claramente indicando que corrió hacia el Este.
¡HIJO DE PUTA! Me dejo atrás para distraer a los lobos, mientras él huye.
Los gruñidos se acercan de tres diferentes direcciones. Al parecer es hora de mostrarle a Alton quien de los dos es más rápido.
