Hola Aquí les traigo mi primer fanfic de Black Jack, me encanta la serie, encuentro que es muy original, bueno este fic está ambientado un poco con la serie Black Jack y Black Jack 21 aun que no son los mismos personajes, o sea los médicos, acá en este fic, reaparecen los poderes de Pinoko y un grupo de médicos la rapta para hacer experimentos, bueno lo demás lo dejaré en secreto, espero lo lean y dejen comentarios.
Un Ángel sin Memoria
Capitulo 1: Un Gran Descubrimiento.
Sol, nubes, brisa marina, mar, gaviotas y … una explosión en la cocina, humo por toda la habitación, comida tirada por todos lados, Pinoko volvió a intentar un nuevo platillo para el almuerzo, mientras tanto Largo trata de salir desapercibido cuando un misterios doctor llega corriendo al sentir la 'pequeña' explosión en su casa. El Dr. Black Jack algo enojado pero a la vez preocupado abre la puerta y ve a una sorprendida Pinoko tirada en el suelo con comida.
-Pero… ¿Qué pasó aquí?- dijo asombrado por el desastre, como puede un ser tan pequeño causar tanto desastre.
-Yo… eh… preparaba algo para almorzar- dijo sonriendo- es que lo vi en televisión… y pues se veía tan delicioso que… bueno… yo, quería intentarlo- dijo esperando un regaño del doctor, antes había hecho travesuras pero últimamente el doctor ha estado bajo mucho estrés que posiblemente no le podría aguantar esta.
-Pinoko… ordena este desastre- dijo dándose la vuelta y antes de marcharse indicó- iremos a comer afuera- a Pinoko le brillaron los ojos, limpió el desastre, alimentó a Largo, se aseó y cambió de ropa en tiempo record.
Se subieron al auto, el trayecto fue largo y silencioso, el doctor no tenía muy buena cara, y eso Pinoko lo sabía bien, llegaron a un restorán de sushi, el lugar favorito del doctor, se sentaron tranquilamente sin decir nada, el ambiente estaba denso. Taku los atiende y le da su orden a cada uno, al ver que las cosas no andan muy bien, decide no hacer comentario alguno.
-Gracias- dice Pinoko al recibir su orden, la pequeña pelirroja come mientras mira de reojo al doctor que todavía tiene su semblante serio y agacha la cabeza, de repente algo atrae su atención, al lado izquierdo de ella en un lado de la pared, ve una gran pecera llenas de peces colores, lo cual sin pensarlo va contemplar. Se acerca más para verlos mejor y ven que son peces que jamás había visto y que poseían colores hermosos, Pinoko siempre ha tenido fascinación con los animales, sea cual sea su tipo, sus ojos se llenaron de felicidad.
- ¿Te gustan los peces?- preguntó Taku acercándose a Pinoko.
-Sí, son muy hermosos, ¿Cómo se llaman?- pregunta curiosa
- Bueno, no se me el nombre de todos pero, te puedo decir algunos, como ese- dijo señalando a un pez pequeño de color naranja, con dos franjas blancas en sus costados- Es un pez payaso, y el de ahí es un pez Idolo moro- mostrándole un pez algo aplanado negro con líneas blancas y amarillo, con el pico algo alargado.
-Que extraños son jajaja- rió luego su vista se fijó en un pez amarillo con franjas blancas, aletas azules neón con matices rosa.
-Ah bueno ese es un pez Angel Real- dijo Taku, sonriendo viendo los gustos de la pequeña que queda mirando al pez fijamente- te dejo llegaron más clientes.
-No te preocupes ve- dijo sin despegar la vista del pez- Un Angel Real – suspiró, de pronto siente la voz del doctor
-Pinoko, hora de irse-
-¡Sí!- dijo pero antes de irse, saca de su bolso una cámara fotográfica, y fotografía a los peces, se acercó a Taku pidiéndole que lo que ordeno se lo dejara para llevar, ya que no había alcanzado a comérselo.
Al subir al auto Black Jack ve a Pinoko con una caja - ¿Qué traes ahí?- preguntó
-Es la orden que no me alcance a terminar, se lo llevaré a Largo- dijo la pequeña, ajustándose el cinturón, el no dijo nada mas, el regreso a casa siguió de la misma manera que antes, en silencio. Pinoko miraba el paisaje, el mar, el cielo, todo estaba tan lindo ese día, perfecto para descansar, en eso a Pinoko se le ocurre algo- Sensei… Debería tomar vacaciones.
-Vacaciones… Tal vez Pinoko tenga razón – pensó Black Jack quien estaba acostado sobre su cama, había estado allí desde que llegaron a casa, por primera vez Pinoko no se sentía- Quizás me excedí con ella… necesito vacaciones- dijo, se levantó y llamo al aeropuerto para encargar boletos.
-¿El Sensei todavía seguirá enfadado conmigo?, Tal vez yo tengo la culpa de todo esto… si fuera más madura…si fuera mayor…- pensaba la pelirroja, quien no había podido estar tranquila todo el día, Black Jack apoderaba su mente todo el tiempo, pero que caso tenía si él estaba enfadado con ella, después de tanto pensar, cerró los ojos y durmió, mientras por sus mejillas caían lágrimas, salidas de su corazón, aquel corazón tan grande que solo lo podía tener él, pero que sin embargo no era correspondido. ¿Qué le podía hacer?, ella era una niña y así sería por siempre, ya toda esperanza de crecer se habían esfumado, ella no sería normal, nada en ella es normal, incluyendo su gran amor hacia su doctor.
-Pinoko, Pinoko… despierta- una voz masculina era quien la llamaba, sentía además que la mecían, delicadamente- Pinoko, se hará tarde.
-¿Uh?, ¿Qué pasa?- dijo Pinoko refregándose los ojos, para despertar, al abrirlos se encuentra unos cabellos negros y blancos, y la cara del doctor- ¿Qué ocurre?, ¿Hice algo malo?- preguntó tímida, y algo avergonzada, cosa que sorprendió a Black Jack.
-No, no te preocupes… no has hecho nada- dijo dándole una mirada llena de cariño, y comprensión, esa mirada que solo ella puede ver.- Ven levántate, alista tus cosas que partimos en cinco horas.
-¿Partimos?, ¿A dónde?- preguntó Pinoko ya despierta del todo.
-Es una sorpresa- Dijo el cirujano. Pinoko se metió a la ducha, arreglo su maleta, y en una hora estaban partiendo al aeropuerto, al llegar acomodaron su equipaje y se subieron al avión, al estar sentados, el avión parte.
- Lo siento.- dice la pelirroja, algo sonrojada y con la cabeza gacha.
-No tienes la culpa- le dijo suavemente Black Jack.
-¿Verdad?, entonces ¿ya no estás enfadado conmigo?- pregunta, mientras sus ojos brillaban, mientras el doctor asiente- ¡Qué felicidad!, ¡yo que pensaba que estaba molesto por hacer volar la cocina!- dijo lanzándose en los brazos del doctor. – Apropósito, ¿A dónde vamos?- preguntó la pelirroja.
- A Kioto- dijo Black Jack, mientras caminaban en dirección a su auto, acomodaron las maletas, se subieron y partieron al aeropuerto. El camino fue silencioso pero no incomodo, Pinoko se sentía feliz ya que su doctor no estaba enfadado con ella, claro que Pinoko pensaba que era un viaje de trabajo, pero no sabe la sorpresa que se espera.
Al llegar al aeropuerto, dejaron las maletas y un antiguo paciente le ayudo para poder llevar su arsenal médico, ya dentro del avión Pinoko comía como siempre, mientras Black Jack miraba a la pequeña de reojo viendo como consumía golosinas tras golosinas.
-¿No crees que comes bastante?- preguntó algo inquieto el cirujano.
-No…- esa fue la única respuesta que obtuvo con su pequeña inquietud
-¿Cómo puede comer tan cantidad siempre y tener el mismo estado físico?- pensó resignado – Un niño normal estaría con graves problemas de obesidad o tal vez problemas severos de hipertensión… - Sus inquietudes mentales terminaron después de este tipo de pensamientos, ya que Pinoko no es una niña y tampoco es… - Normal-
-¿En qué piensa Sensei?-
-En nada…- dijo sin mirarla, de pronto sienten una voz que avisan que ya van a despegar y que por favor se ajusten sus cinturones. El viaje comenzó.
Todo iba bien, Pinoko dormía, el apoyó su cabeza en el espaldar del asiento y trató de descansar, cerró los ojos, y se quedó dormido también.
- ¡Hazama-San!…- escuchó una voz que lo llamaba, era una joven alta delgada, de cabellos azules, ojos claros y piel blanca, venía hacía él con libros en sus manos.- Lo eh estado llamando– dijo jadeando
- Kisaragi-San, ¿Ocurre algo?- preguntó interesado
- Quería pedirte si tú… eh bueno, en realidad quería saber si podíamos… ¿e-estudiar juntos? – preguntó sonrojada y con la cabeza gacha. Mientras él miraba como el color de la chica seguía, los temblores de sus manos debido a los nervios.
-No hay problema- terminó, la chica levantó la vista y abrió sus ojos llenos de alegría.
-Gracias- dijo y se fueron caminando hacia la salida de la Universidad.
-Sensei… Sensei, estamos a punto de aterrizar- lo meció Pinoko para que despertara. Ya hacía varios años que no soñaba con Kisaragi Megumi, ella fue su amor por mucho tiempo, podría decir que su único amor, desde que él estaba en la Universidad, era extraño, ¿Porqué ahora vienen recuerdos de ella? Black Jack tomó sus cosas y se encaminó con Pinoko a una aldea al interior de Kyoto, iban en la carretera contemplando el paisaje, los matices de los árboles con el sol, aquellas hermosas construcciones en el camino, todo parecía bien, hasta que unos metros más allá la carretera estaba obstruida, arboles y autos destruidos impedían la pasada, afortunadamente había un desvío que conducía a otro pueblo, pero era mejor pasar la noche allí y descansar que seguir viajando, 200km. Mas allá encontraron unas casas, y las particularidad de estas casas eran que todas rodeaban un lago, y eran custodiadas por cerros cubiertos de árboles.
Ya en el pueblo buscaron una posada, donde poder pasar la noche pero sin mucho éxito, ya entrando la noche decidieron a comer algo en un pequeño pero acogedor restaurant.
-Bienvenidos- dijo una de las meseras mientras le mostraban la mesa que tenía desocupada- ¿Qué desean ordenar o prefieren que les traiga la carta?- preguntó la mesera
-Yo quiero un estofado- dijo Pinoko quien permanecía de pié en la silla por su pequeña estatua.
-Un Café, por favor- dijo el doctor
-Enseguida- diciendo esto se marchó. Black Jack echó un vistazo al lugar, parecía tranquilo hasta que de la puerta entra una joven alta de cabellos castaños hablando por celular, al parecer discutía con alguien.
Otra mesera le indica una mesa desocupada, la cual se encontraba al lado del Cirujano y Pinoko. La mesera trae la orden de estos y empiezan a comer, pero no podían evitar escuchar la conversación de aquella mujer.
-¿Porqué estará tan enfadada?- preguntó inocentemente Pinoko, Black Jack solo dio un sorbo a su café, de pronto algo llamó la atención de Black Jack y Pinoko.
-¿Así que la Asociación de Doctores necesita il mio presencia?... pues dígale que esperen, tengo casos urgentes que atender… hablare después con él, Ciao- Colgó, entonces la mesera se acercó y tomó su orden.
En eso Black Jack recuerda la vez que la Asociación de Doctores del mundo decidió devolverle la licencia, pero no la obtuvo ya que no llegó a tiempo a la reunión, debido a la desaparición de Pinoko. Se decepcionó un poco al recordarlo, otro pensamiento lo izo volver en sí, 'Una Posada' El doctor llamó a la mesera y le preguntó donde podría encontrar una posada.
- Lo siento últimamente, las posadas están llenas debido a la obstrucción de la carretera.
-Sensei… ¿Qué haremos si no encontramos un lugar donde pasar la noche?...- preguntó preocupada de no encontrar un buen lugar para dormir.
-Tendremos que pasar la noche en el auto- dijo el cirujano
-¡Ohmigewness!- exclamó Pinoko dando un salto de la silla, en ese momento llega la mujer que hablaba por teléfono y les dice:
-Discúlpenme, no he querido entrometerme in sus asuntos, pero oí que no tienen donde quedarse…- dijo la mujer
-Así es- dijo Black Jack
- Si quieren pueden quedarse in mio casa… es bastante grande- ofreció
-¿A cambio de qué?- preguntó Pinoko quien se hacía ver
-¿La scusa?
-Por que de seguro quiere una cirugía ya que mi sensei es el mejor cirujano del mundo.- dijo La pelirroja cruzándose de manos.
-¿Así?- preguntó divertida la mujer
-Sí él es el doctor Black Jack - dijo Pinoko- y yo soy la Linda Pinoko, su esposa. – dijo girando y terminando con elegancia.
-¿Eh?, Oh ya veo, mil disculpas Signorina, entonces, ¿Qué dice Dr. Black Jack?- preguntó al albi-negro
-Está bien- no dijo nada, ya que tenía curiosidad de saber si ella pertenecía a la Asociación de Doctores y porque.
-Eccellente- dijo- Mucho gusto mi nombre es Anabelle Russo, Un piacere de conocerlos. Así es como BJ y Pinoko obtuvieron un lugar donde Alojar, se fueron en su auto siguiendo a la recién conocida, y los llevó un poco adentrado del bosque como a unos diez minutos del pueblo, donde se muestra una casa, grande de tres pisos con estructura británica, de color caoba. Estacionaron el auto y Anabelle les dio una señal para que entraran, BJ y Pinoko entraron a la casa.
Por dentro todo era muy lujoso, los sillones, el living, los cuadros, el reloj, la alfombra, el papel tapiz, las cortinas… todo, Anabelle, les mostró sus habitaciones y Pinoko, quien estaba cansada del viaje se costó de inmediato, Y Black Jack habló.
-Necesito hacerte unas preguntas- dijo seriamente, la chica se asustó un momento por la mirada gélida del cirujano y asintió
-Bene, sígame – dijo la castaña, se sentaron en el lujoso sillón, al parecer la mujer vivía sola, ya que para ser una casa tan grande y acomodada no estaba la presencia de sirvientes.- ¿Qué es lo que me quiere decir Sensei?
-¿Por qué te necesita la Asociación de Doctores?- preguntó
-Es por una reunión, por los motivos de un experimento… han descubierto virus para hacer que las mujeres en Japón solo pueden dar a luz a un hijo, o tal vez volverlas estériles hasta que la población baje- dijo Sin más la mujer.
-¿Qué tipo de virus?- preguntó Black Jack algo no le sonaba bien
- No lo sé realmente, solo tengo información de las consecuencias.- dijo mientras llenaba una copa de vino, y le ofrecía una al doctor
-¿Porqué eres parte de esa organización?- él sabía que cualquier cosa que la organización creara, sería algo no muy bueno
- No estoy por mio decisión, al fallecer mi padre en su testamento me dejo a cargo de suo lugar- dijo agachando la cabeza
-Julio Russo- Julio Russo unos de los grandes genios de la medicina en Italia.
-Así es, aun que no me gustaría pertenecer allí yo…- no alcanzó a terminar ya que hombre vestidos de negro entraron por las grandes ventanas, con armas.
-Señorita Russo acompáñenos…-dijo uno de ellos, al parecer el líder
Black Jack y Anabelle se echaron hacia atrás, estaban acorralados.
-¿Quiénes son ustedes? ¿Y quién les dio autorización de entrar en mi casa?- preguntó enfadada
-Venimos de parte del congreso, a buscarla por no dar rastro ni importancia a la asociación
-El congreso de médicos está a cargo de esto.- pensó Black Jack, tomó la botella y golpeó a uno de ellos.
Mientras Anabelle corría hacia un mueble y saca un arma, y apunta.
-Asi que juegan rudo… ¿veamos que tan rudos son?- dijo el líder, mientras trona sus dedos, de la puerta aparece un tipo con Pinoko en Brazos.
-¡Pinoko!- grita BJ
-Sensei… ¡Sueltame!- dice, luego muerde la mano a su captor, este la suelta y corre a los brazos del doctor.
Black Jack toma con cuidado a la pequeña, pero no se da cuenta de que hay alguien atrás de él, y lo golpea con el reverso de la pistola, haciendo que caiga al suelo junto con Pinoko, en menos de lo que esperaban estaban rodeados de hombre s apuntándolos.
-Esto nunca pasó, ¡disparen!- dijo, y todos dispararon. Lo único que se escucha fue un grito de Pinoko, pero el impacto de las balas nunca llegó, Black Jack miró lo sucedido y lo que vio lo dejo impactado, las balas se detuvieron junto con todos los hombres, luego una fuerza extraña los impulsa hacia atrás. BJ miró a Pinoko, ya que aquella fuerza provino de ella. Desde que él le había dado vida no había vuelto a ver ninguno tipo de telequinesis. Luego de eso Pinoko se desmallo.
-Corran- dijo Anabelle- ¡váyanse antes de que despierten!-
-Pero…
-Yo estaré bien, ustedes váyanse-Y así lo hicieron salieron de la casa y volvieron al auto, y salieron del pueblo lo más rápido posible. Tomaron un vuelo de regreso a Japón. Pasó una semana de aquel accidente y nada había pasado.
Mientras en una oficina algo oscura, llena de estantes y libros alguien espera, tocan la puerta y el los hace entrar.
-Señor, le tenemos noticias.- dijo un joven alto moreno
-Dilas- dijo un hombre alto tez blanca y cabello negro. Estaba sentado en su silla
-La Señorita Anabelle llegó a Japón
-Que buena noticia- dijo mientras se daba la vuelta.
-Y cuando fuimos había un hombre con ella y una niña-
-¿Un hombre?
-Sí señor, pero lo más importante, la niña que tenía con él, destruyó todas nuestras armas y dejo a todos los hombres inconscientes
-¿De qué hablas?- preguntó el hombre
-La niña tenía una especie de poder mental-
- Retírate- fue lo único que dijo y el hombre se marchó.- Volvió nuestra buena racha… ahora si podre descubrir de que se trata, sacó de su escritorio una carpeta que decía; Expediente Ichiro.
Bueno este es mi primer capítulo, espero les guste, tengo otro fic escrito que subiré pronto, pero quiero ver cómo está la cosa aquí, bueno los comentarios son siempre bienvenidos.
Atte. Elizabeth Salazar
