David no esta seguro de que lo que hacen es correcto, pero las palabras y acciones de Eve son lo que lo hacen continuar.
DESTINO
La primera vez que sucedió lo había tratado de ignorar. De repente sus roces inocentes le parecieron habían dejado de serlos.
Habían pasado años desde que se la encontró en una cañería y la ayudó a escapar de la ciudad y a esconder, eso era lo único que hacía, esconderse sin estar segura de porqué. Por su internado había mucho que desconocía, recordaba la primera tormenta a media noche y como aquellos truenos y luces la habían asustado tanto que cuando llegó la encontró metida en un armario, la cabeza entre sus manos.
Tal vez era culpa de él no haber roto la situación, pero de vez en vez ella se metería en su cama, citando a veces estar asustada, otras veces soledad, a veces hablaban toda la noche, nada extraño sucediendo.
La primera vez que sucedió fue cuando la sintió abrazándolo desde atrás, inmediatamente la hizo a un lado, y las consecuentes veces que aquello pasó también. Y cuando ocurría al contrario también se separaba de ella, con culpa.
Uno o dos años pasaron de aquella manera, un día estaban en batalla y lo próximo que reconoció es que se despertaba, Eve a su lado, la mano de ella debajo de su camiseta y sobre su pecho. Al sentirlo moviendo ella se despertó y como si nada tan solo lo abrazo agradecida y sin sospechas ni nada le dijo que tan solo esperaba al latido de su corazón para poder ella descansar tranquila.
Tal vez allí fue que la curiosidad entro a jugar, unas semanas después le dijo que siempre le había llamado la atención que el era frio al tacto y ella no. Esa noche ella entro a hablar con él, para cuando se despertó lo hizo porque sintió que lo acariciaba en el pecho, las yemas de sus dedos tan solo haciendo presión, y coloco su mano encima de la de ella deteniéndola, mas no diciéndole nada. Horas más tardes se volvió a despertar de la misma forma, solo que su mano ya la tenía contra su estómago y le recorría las marcas de sus abdominales lenta y dubitativamente. Una erección llegando a la vida y menos mal que estaba acostado de lado. Aun así sus sentidos activos no dejaron pasar el incremento en temperatura de ella, la forma como exhalaba rápidamente, el aire caliente dándole a él en el hombro y el pecho de ella aprisionándose contra la espalda de él. Muy a su pesar le tomó un buen momento detener los roces de sus dedos cuando subieron a enredarse en los bellos de su pecho. Una vez más sin palabras tomó su mano entre las de él y la detuvo.
Cuando ella se que dormida dejo la cama.
Aquello paso de nuevo tres veces en un año y por eso no se preocupó. Su curiosidad no era algo de todos los días, no se preocupó demasiado hasta la tercera vez cuando por primera vez la sintió pasándole los dedos por las tetillas y pareció caer en cuenta que con sus caricias podía hacerlas endurecer. Pasaría sus dedos por estas apenas haciendo presión u otras veces las cogería entre dos dedos y tiraría de ellas y para aquel momento fue que reconoció que el dejándose hacer sin decirle nada era demasiado. Una de esas noches en que se metió en su cama se disponía a hablarle pero no lo hizo, tan solo coloco su mano sobre la de ella y le dijo que no. Al ella preguntarle porque reconoció su total inocencia sobre el asunto, 'No debes hacerle eso a nadie.'
'¿Por qué no?'
'No debes tocar a nadie sin antes preguntarlo.'
"¿Puedo tocarte?"
"No."
'¿Por qué no?'
'Eve.'
'Bueno.' Le dijo y espero a que se quedara dormido para volverlo a hacer. En su sueño el quejándose bajamente y aquello no sabiendo porque a ella la hacía sonrojar al tiempo que una pesadez en su estómago aparecía.
De vez en cuando la sorprendía y le hacía sacar la mano pero las cosas no pasaban de ahí. Aquel invierno se quedaron sin energía, ella estaba acostada con los pies hacia la cabeza de él y ambos tenían tres cobijas pesadas encima, cobijas que restringían el movimiento y lo calmaban. Y mientras hablaban ella le pregunto en su inocencia porque siempre era ella quien iba a su cama y él nunca lo hacía, y aquella pregunta, con inocencia, con falta de inuendos pero con una obvia invitación, lo dejo a mil, más cuando un buen rato después ella saco su mano de su cobija y la llevo hasta la de él, acariciándole lentamente los vellos de su canilla. Y lentamente una erección apareció aunque ella no pudiendo notarla. No la detuvo y se preguntó si mandar todo a la mierda y hacer lo mismo más su autocontrol ganó.
La semilla estando más que sembrada en su cabeza, ella estaba creciendo y ciertas necesidades estaban apareciendo, la empezó a evadir, incluso más cuando sabía que estaba en sus días, de repente no queriendo ir a sucumbir por su sangre.
Un día estaba acostando con una vampira cuando la imagen inocente de ella le llegó y en vez de detenerse continuo. Imaginándose enseñándole una que otra cosa, y cuando hubo terminado arrepintiéndose.
No era una niña ya, era una adolescente, dieciséis, diecisiete años tenía de acuerdo a lo que los dos habían podido indagar. Era una edad normal para iniciarse en su sexualidad, pero esa juventud y sumarle además su total falta de conocimientos se sentía como aprovecharse de su inocencia. Si él no la apreciara, si no la quisiera, si no la encontrara terriblemente hermosa e inocente sería fácil comportarse vilmente y engañarla, robarle lo único que la ataba a una inocencia que nunca había tenido. Más no lo iba a hacer, se prometió.
Se prometió que si las cosas escalaban entonces hablaría con ella, le explicaría todo, pros y contras sinceros, y si de repente quería proseguir él no se negaría. Por mas que quisiera tampoco era un santo.
.
.
.
Soy la misma cruzer que escribió destino. Solo que olvide mi cuenta ambos de ff y de mi correo asi que cree una nueva para continuar con la historia, de todas formas se puede ver que la cambie un poco, e esta historia Eve nunca se reencontró con Selene y fue David quien ayudo a Eve a huir de la ciudad cuando la encontró en las cañerías.
