Hola; esta historia es creación de Dawnlight-6 ( u/2288882/) quien me dio autorización para traducir y traer esta historia a ustedes..

Dicho lo anterior ni la historia ni los personajes me pertenecen

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CAPITULO I

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La pregunta nació en una de las giras mundiales de Haruka. Era un viaje en su mayor parte para las carreras de la rubia, sin embargo se había conseguido que participara tocando de manera conjunta en unos conciertos. Los conciertos habían sido inicialmente propuesta de Michiru, ávidamente absorbida por los agentes de ambas. Haruka no había tenido mucho interés en la idea; ¿Quién querría verla tocar a ella, cuando no era tan buena, en comparación a la músico profesional que era Michiru?.

Michiru, por su parte, sabía que la gente probablemente pagaría mucho más por verla tocar con Haruka que con cualquier orquesta del mundo. Pero eso no era en realidad lo que le importaba, pero era la idea que había vendido a sus agentes inicialmente. Lo que a Michiru realmente le importaba era que le encantaba tocar con Haruka más que con nadie en el mundo y nunca tenía muchas oportunidades de hacerlo.

Este fue uno esos momentos de tranquilidad entre los apocalipsis de sus vidas y Michiru tenía toda la intención de sacar el máximo provecho de ello. Ciudades y países y habitaciones de hotel se arremolinaban en torno a ella. A menudo, no estaba muy segura de adonde estaban y sospechaba que a veces Haruka sentía lo mismo. No es que importara. Lo realmente importante era que estaban juntas, que cuando sus colegas, sus fans y la prensa partían siempre había espacio para ellas, horas en la oscuridad en donde sus pieles se deslizaban una con otra y la boca de Haruka encontraba la de ella y la besaba con avidez.

En una de esas noches en una antigua ciudad de piedra en Europa, llena de calles sinuosas, ambas se encontraban desgarbadas y sudorosas, con párpados pesados, labios hinchados y la sangre saciada de placer; mientras la nieve caía espesa y rápida fuera de la ventana y a un lado un fuego (lamentablemente falso) crepitaba en la chimenea, Haruka susurró una pregunta que Michiru sospechaba que había estado en su cabeza desde hace bastante tiempo.

"Michiru", preguntó, "¿te acuerdas de cómo nos conocimos?"

Ellas estaban en una enorme habitación de hotel arreglada y adornada como si fuera de reyes y reinas en épocas pasadas. Una cama que olía a citas apasionadas, asuntos clandestinos y amor que florecía en medio de una maraña oscura de política y deseo. Las sábanas eran un caos revuelto alrededor de ellas y el olor a sexo se encontraba todavía en el aire.

Haruka estaba tumbada con la cabeza apoyada sobre el estómago de Michiru, mirándola de manera libertina como amante cortesana de tiempos pasados. Ella la miraba pasando delicadamente sus dedos a través de las costillas de Michiru y Michiru sabía que esa pregunta vendría en algún momento en su colchón.

Por el momento, levantó una ceja burlonamente y fingió no entender la pregunta. "Por supuesto, Haruka. Fue hace sólo cuatro años."

"Sabes que no quise decir eso", dijo Haruka con un resoplido de diversión. "Me refería antes. En el Milenio de Plata."

"¿Por qué, ¿no te acuerdas?"

Haruka frunció el ceño. "En realidad no. Consigo flashes a veces pero nada coherente." Ella apoyó la barbilla en el estómago de Michiru y la miró de esa manera que ella sabía que Michiru no podía resistirse. "Es por eso que yo estaba esperando que me digas la historia de cómo nos conocimos. ¿Te acuerdas, ¿verdad? ¿Te acuerdas de todo."

"Ah", dijo Michiru. "A decir verdad, me gusta cómo funcionaron las cosas en esta segunda vez, fue mejor."

"¿Por qué?"

"Debido a que la segunda vez, fuiste tú quien huyo de su destino. Pero la primera ocasión, fui yo."

"En serio," dijo Haruka incrédula. "¿Tú?"

"Me temo que sí."

"Bueno, entonces, tienes que contarme. Quiero oír todo sobre la reacia de Neptuno."

Los dedos de Michiru se desviaron hacia el pelo de Haruka, pensando en ese otra Urano y Neptuno que habían vivido y muerto hace mucho tiempo. "Si, realmente debes hacerlo," ella estuvo de acuerdo.

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La primera vez que las princesas de Neptuno y Urano se encontraron, las cosas no salieron como se esperaba. Fueron presentadas por una de los consejeros de la Reina en un puesto de avanzada de menor importancia a medio camino entre sus planetas, Neptuno ya estaba predispuesta ya que para ella iba a ser difícil esto, porque pensaba que le había ido muy bien por su cuenta. La primeras impresiones de Urano sólo fortalecieron su convicción de que no estaban destinadas a ser compañeras.

Resplandeciente en un vestido verde mar, Neptuno encuestó a su supuestamente destinada pareja con las cejas levantadas ligeramente, pasando por los pantalones de color canela, las botas negras, la camisa de lino blanco, la espada que colgaba bajo en sus caderas y con un aspecto salvaje y sucio como azotada por el viento.

"Que es lo que has estado haciendo?" Preguntó la princesa a la alta rubia, "para que te ves así?"

Urano le dio una sonrisa abierta, por lo visto no leyendo o haciendo caso omiso de la frialdad en la voz de Neptuno. "Montar los vientos. ¿Alguna vez lo has intentado? Es increíble! Como volar, sólo que mejor. Existen estas tormentas de viento que barren mi planta para arriba y…-"

"Nunca he intentado una cosa así," Neptuno la interrumpió, volteando su cabello sobre su hombro. "Una dama debe ser elegante en todo momento."

Una borrasca luz de molestia paso a través de los ojos de Urano. "Soy una guerrera, no una dama. ¿Por qué iba a querer sentarse delante de espejos todo el día?"

"¿Crees que eso es lo que hacen las damas?" dijo Neptuno, haciéndose sonar ligeramente divertida.

El Asesor de la reina miraba con impotencia como se formaba la tormenta oscura en los ojos de Urano. "No me puedo imaginar qué otra cosa es la que has estado haciendo. Es evidente que no has aprendido modales." Ella resopló, mirando a Neptuno arriba y hacia abajo. "¿Y qué pasa con ese vestido de todos modos? ¿Puedes luchar de esa manera?"

Sintiéndose molesta, Neptuno respondió fríamente: "por supuesto que no, me pongo el uniforme de senshi que, estoy segura, tú también tienes. Pero cuando estoy lejos del campo de batalla, prefiero al menos verme como una princesa. Crees que ese traje tuyo es propio para la ocasión? "

Urano amplió su postura. "Te lo dije, Neptuno. Soy una guerrera. Nunca uso vestidos, excepto en presencia de la Reina Serenity y no tengo el menor interés en cambiar nada acerca de mí misma."

"¿Eres Terca." La forma en que Neptuno lo decía sugería que no era un rasgo deseable en una princesa.

Dos puntos brillantes de colores aparecieron en las mejillas de Urano. Enojada, ella escupió, "Estoy empezando a pensar, princesa, que tu y yo tendríamos que estar muy enfermas si pensamos trabajar juntas."

Neptuno se reunió con la mirada tormentosa de Urano con una calma poco natural. "Yo no necesito una compañera de todos modos. Puedo proteger mi territorio perfectamente por mi cuenta."

Un dolor desconcertante entró en la mirada de Urano que Neptuno no entendió. "En ese caso, creo que no voy a saber de ti a menos que haya una emergencia. Debes disfrutar de tu soledad más que yo. Envidio tu paz."

Ella se inclinó y se marcho, y las dos no se vieron durante varias vueltas de sus planetas.

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La segunda vez que Neptuno y Urano se enfrentaron fue como aliadas en la batalla. Hubo una incursión seria en uno de sus bordes compartidos y cuando Neptuno llegó encontró a Urano allí. Urano apenas reconoció la presencia de Neptuno antes de sumergirse en las filas del enemigo golpeando de derecha a izquierda, la espada ardiente tenía un brillo azul plateado que le recordó a Neptuno su propio Aqua Mirror.

Ella era más magnífica a lo que Neptuno esperaba, y también mucho más imprudente.

Ya se había ido profundamente en las filas del enemigo y estaba en peligro de ser inundados. llegando mas adentro, Neptuno utilizó su Maremoto de Neptuno para limpiar los monstruos lastimados que Urano había dejado en su estela y luchó contra los que intentaron verter en la brecha, asegurándose de ella y la otra senshi que portaba su espada, tuvieran un camino de retirada de necesita uno.

Normalmente, Neptuno estaria muy enojada al trabajar con una aliada comportadose tan descuidadamente sin embargo se sentía extrañamente protegida mientras miraba la espalda de Urano, ella no podía negar que era más fácil trabajando juntas. Si tenía la intención o no, Urano estaba haciendo un brillante trabajo al mantener a los monstruos distraídos, haciéndolos caer más rápido a los ataques furtivos de Neptuno.

De su propia voluntad, el Espejo tarareaba y resonaba con la Espada del Urano, era como si los dos talismanas hablaran en un lenguaje propio, y por un momento Neptuno alcanzó a ver ... Algo. Vientos salvajes, risas y un espíritu indomablemente feroz.

No había tiempo para pensar en lo que eso significaba. A pesar de la rapidez con que estaban atacando a los monstruos, más de ellos seguian llegando. Neptuno apenas podía ver el pelo rubio brillante de su aliada, y los monstruos se iban acumulando detrás de ella también. Definitivamente habían perdido su línea de retirada.

Usando su espejo, Neptuno lanzó una amplia luz plateada sobre el campo de batalla y de inmediato vio lo que reveló. Un gran monstruo hinchado mucho más grande que todo el resto flotante por encima de ellos y previamente oculto.

"Urano, allá arriba!"

Neptuno envió a su Maremoto de Neptuno para hacerlo estrellar en su oponente, y fue entonces cuando vio el famoso ataque de Urano por primera vez. Ella sintió un vacio en la boca del estómago, era casi como si fuera su propio ataque; sentía su fuerza cuando la gran bola de poder se disparó hacia el enemigo.

Por su propia voluntad, combinaron sus ataques creando una bola súper-cargada de energía llevada en espiral hacia el enemigo, muchos de los esbirros más pequeños se arrojaron delante sin embargo no paso tanto tiempo hasta que el poder llegara a la reina.

Consciente de ello, el enorme monstruo rugió y fue rodeado inmediatamente por filas de monstruos, evitando que las dos senshi se acercaran de nuevo. Mientras tanto, los invasores seguían llegando, ola tras ola, hasta que Urano y Neptuno estaban espalda con espalda, cada una sabiendo que cualquier desliz podría ser el último.

"Tenemos que hacer salir al grande," gruño Urano mientras la luz de su espada cortaba y desintegró una docena de monstruos.

"Si tiene alguna idea, ahora sería el momento de decirla."

"Yo puedo tratar de llegar a ella", dijo Urano con confianza. "mientras tanto , tu pudes a-"

"Atacarlo mientras está distraído? Por supuesto."

Urano la miró, quizá sorprendida por la confianza en su voz. "Gracias, Neptuno. Cuento contigo."

En un instante se había ido, moviéndose tan rápido que Neptuno apenas podía seguirla, atacando a las filas del enemigo como si ni siquiera existieran. Hizo todo el camino hasta la reina, e incluso de donde podía verla Neptuno, Urano tenía una triunfante y salvaje sonrisa cuando ella hizo temblar la tierra.

Indignado, el enorme monstruo se abalanzó sobre Urano y en la persecución, los engendros más pequeños eran golpeados a un lado como bolos saliendo a través del espacio.

Neptuno ya estaba construyendo su ataque, escondida en la sombra de la luna más cercana, pero un cosquilleo en su espalda le aviso que algo no estaba bien. Salió de su cubierta y voló al lado de Urano, pudo ver en los ojos de Urano su determinación según el plan.

No hubo tiempo de explicar. Neptuno podía ver humo saliendo de las fosas nasales del monstruo, y apenas logró agarrarse a Urano y lanzar un muro de protección de agua antes que una bola de fuego saliera desde el vientre de la bestia.

Los ojos de Urano se agrandaron por la sorpresa. "Esa cosa respira fuego?" gritó ella, apenas capaz de hacerse oír por encima del rugido combinado del mar y las llamas.

"Es lo que parece! Necesitamos u-"

Parecía que sus talismanes ya sabían. El espejo de Neptuno estaba radiante y casi salto de su mano, cantando alegremente ante la vista de la Espada del Espacio. Tan pronto como el fuego aminoro, Neptuno deja las aguas caer y apuntaba la luz de su espejo hacia la reina monstruo. Su cuerpo se enrojeció y se empezó a romper para finalmente hacerse añicos, ya que fue alcanzado por el rayo de oro de la espada de Urano, y entonces la suerte debe haber estado a su lado ese día, ya que al matar a la reina la mayor parte de los monstruos fue destruido haciendo más fácil la limpieza.

Una vez que el campo de batalla estaba finalmente claro, Neptuno se encontró siendo examinada cuidadosamente. "eres impresionante", admitió Urano, con sencilla y francamente admiración.

"Gracias. Nuestros poderes parecen que van bien juntos," se permitió decir Neptuno.

A pesar de su pantalla de calma, Neptuno estaba bastante agitada por el hecho de que nunca habían trabajado juntas antes, nunca entrenaron juntas, ¿no se agradaban especialmente una a la otra, y aún así se habían adaptado a la perfección como bailarinas sincronizadas, terminando la pelea en menos de un cuarto del tiempo del que Neptuno se había tomado estado sola.

"Quizás." Urano tosió, mirándola repentinamente incómoda. "Tal vez podríamos hacer esto otra vez en algún momento?"

Algo muy abajo en el estómago de Neptuno se apretó. "¿Pelear juntas?"

Urano asintió, sus párpados y largas pestañas descendieron sobre los ojos brillantes.

"Podría ser-" Neptuno tuvo que hacer una pausa para serenarse. "Sería eficiente, supongo, cuando la ocasión lo requiera. Debo disculparme por tratarte como lo hice cuando nos conocimos. Hoy por el hecho de estar acá juntas, nuestros enemigos fueron vencidos más rápidamente. Me alegro de que hayas venido."

"De nada", dijo Urano en voz baja, con una sonrisa demasiado atractiva.

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Después de eso, Urano y Neptuno se reunieron con poca frecuencia, aunque con cierta regularidad en una incursión u otra. Cada vez más, Neptuno descubría que en realidad estaba deseando verla, y que a veces deliberadamente buscaba en su espejo batallas que la llevarían cerca del territorio de Urano. Por lo general, Urano se presentaba por cortesía incluso si el enemigo no era de ninguna gran fuerza, y después, Neptuno podría persistir, en busca de una excusa para quedarse hasta que, inevitablemente, su planeta la llamaba.

Cada vez más ella estaba viviendo un patrón de frustración. Una noche vagando por el Castillo de Tritón sus salas parecían resonar con el mismo vacío de su corazón. ¿Cómo no lo había visto antes? ¿Cómo no se había dado cuenta del silencio? Se quedo en el balcón mirando a la superficie azul de su amado planeta, pensando en su palacio su tribunal, y la gente que debía proteger y, por supuesto, los océanos de olor dulce que era una parte de ella y obedecían su voluntad. Pero aquí estaba, sola, siempre sola. A pesar de que protegía el mundo, nunca podría ser realmente una parte de ella, y ella se preguntó por qué ese dolor no lo había sentido antes. Se encontró mirando hacia el vasto cielo del espacio y escogiendo el pequeño punto de luz que sabía que Urano, brillando en la oscuridad.

La Luna desde su reino eran invisibles desde allí, se perdían debido a la inimaginable distancia que separaba Neptuno de las cosas por las que ella luchaba en su corazón.

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La próxima vez que vio Neptuno a Urano, fue por casualidad, y por suerte, dada la situación, Urano no la vio. Había una fiesta en Eris, y Neptuno había sido invitada al igual que las senshis del sistema solar exterior, pero inusualmente esta vez ella tuvo deseos de asistir.

Las cosas habían estado tranquillas durante años y los pensamientos martillaban continuamente su cabeza con pensamientos sobre su pesado destino y, una fiesta no iba a hacerla más o menos soldado y podría servir para distraerla, por un tiempo.

Por desgracia, el baile resultó ser más aburrido que una simple distracción y pronto Neptuno se alejó en a los jardines del palacio, pensando en usar el poder de su espejo para regresar a su hogar.

Un laberinto se irguió ante ella, uno muy mal atendido y muy crecido (realmente, nadie pensaría que se encuentra en ese estado) pero al menos era evidentemente el desuso y era una buena pantalla para ocultarse y poder escabullirse con al menos un mínimo de decoro social. Se supone que solo debía de usar su espejo en misión, y aunque quería escapar de ese baile horrible, también era consciente que no debería gastar su energía en algo tan mezquino.

Así que entró en el laberinto y se dejo guiar por el camino hasta que dobló una esquina y de repente se encontró con Urano, presionándose contra otra chica y besándola profundamente, su mandíbula le sugería que la lengua de Urano se encontraba en ese momento en La boca de la otra chica.

Por suerte estaban tan envueltas la una con la otra que ni siquiera escucharon el jadeo ahogado de Neptuno y antes de que pudieran darse cuenta que ella estaba allí, se alejó en silencio y volvió sobre sus pasos fuera del estúpido laberinto para luego utilizar su Espejo para después de todo salir de ese lugar.


De vuelta en el castillo de Tritón estaba que echaba chispas; quería tirar cosas contra la pared solo para escucharlos hacerse añicos. La visión que había visto estaba tan clara en su cerebro como cualquiera de sus visiones; las manos de esa chica en las caderas de Urano, los dedos blancos por la fuerza que ejercían cuando la sostenía, el ligero movimiento del roce del muslo de Urano entre las piernas de la otra mujer cuando la besaba.

Y la manera en que Urano la miraba; el toque de color se extendió por sus pálidas mejillas, las sorprendentemente largas pestañas revoloteaban sobre sus ojos cerrados, la expresión de la pasión ardiente mientras concentraba cada onza de energía para hacer disfrutar a su pareja.

Antes que supiera lo que estaba haciendo, Neptuno estaba pintado, pintado a Urano en colores azul y oro besando a alguna sombra de una chica. De todos modos Urano probablemente había besado a tantas chicas que no habría importado a quien pusiera así que la dejo de esa manera; luego se quedó mirando la imagen terminada en su caballete con el resplandor de la sal quemando sus ojos.

Lo que Urano estaba haciendo, se dijo así misma, era casi inaudito, y perfectamente aceptable socialmente en todo el sistema solar. Así que ¿por qué te turbas Neptuno?

Sí, era cierto que tanto ella como Urano y tenía su deber, y el peso era grande, y eso significaba que nunca tendrían lo que mucha gente tenía como amigos, familia y un sentido de pertenencia al mundo por el que luchaban. Pero nadie ni siquiera la Reina las envidiaría por tomar un amante de vez en cuando para aliviar la omnipresente soledad. Urano no estaba haciendo nada malo al respecto. La misma Neptuno a menudo recibía este tipo de ofertas, pero nunca tuvo el más mínimo interés por ellas.

Nunca había necesitado nada más que su misión y el mar, su música y su arte. Así que ¿por qué empezaba a sentirse como si su vida fuera una existencia tan estéril?

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CONTINUARA

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Comentarios:

Si hay algún error en la traducción espero sepan disculpar, estoy un poco oxidada pero hago mi mejor esfuerzo.

Que estén bien.