Advertencias: Algunas malas palabras, situaciones cómicas y contienen una pareja homosexual.
Capítulo único
Existen cientos de miles de flores, pero sus favoritas siempre serían las rosas, de belleza única e inigualable, no existe en el mundo dos rosas con el mismo aroma y él lo sabe bien, las lleva cultivando desde que apenas era una aprendiz de su apreciado maestro, quien lo entreno para que se convirtiera en un Santo de Atena. Quien prefería estar con las rosas a convivir con sus compañeros por que Afrodita de Piscis no tiene buenas relaciones de camaradería con otros caballeros como Aries o Leo. Las personas se dejan guiar a simple vista por su aspecto consideran su forma de ser frívola, enamorado de su propio reflejo como Narciso..
Prefiere estar en su jardín de rosas disfrutando de la tranquilidad que le brinda en tiempos de paz, cuando se sienta en medio de su jardín su aroma lo envuelve, quedando solamente queda él y las rosas. Cuando baja por los templos del zodiaco como lo hace en esa ocasión puede ver algo único, cada caballero para él representa un tipo de rosa. El leo le recuerda a las rosas caninas, las cuales son silvestres que crecen en los campos fuertes. Su principal característica es ser salvajes por naturaleza si se les intenta guiar es imposible, son libres y solamente el viento es capaz de mecerlas.
De esa manera pudiera ir enumerando uno tras otro a los otros compañeros, el caballero de Acuario sería un Buck de Griffith, son rosas que soportan los climas fríos y tienen una belleza exquisita. Solamente había un caballero que aun no le podía decir el nombre de su rosa era Capricornio. Era algo curioso en esos momentos entraría a la casa de Shura de Capricornio, llamó a su dueño y nadie contesto, siguió sus pasos para llegar a la entrada, esperando la respuesta del dueño que nunca llego, por lo que entro y siguió su camino, hasta llegar a tener frente a él una imagen. Que le provoco quedar mudo frente aquella imagen de un beso dominante y apasionado, donde había ternura en aquel beso solamente era desesperación mezclado con lujuria, eran Cancer y Capricornio.-
Se retiró de aquel lugar pasando desapercibido, no iba decir nada, ni interrumpir cada uno era libre de hacer lo que deseara, era algo que no tenía que importarle, repitiéndose esto por que es una persona que solamente le interesa el mismo, no tiene sentimientos por los demás. Pero a pesar de que se sigue repitiendo aquellas palabras no le deja de dolor el pecho, queriendo gritar y sacudir a ese par, pero tiene dignidad y bastante, las personas no pueden comportarse como deseen, olvidaría la imagen que observo y todo seguiría como siempre. Siguió bajando cada templo hasta llegar a Tauro, y fue él quien le pregunto:
-¿Cómo has estado Afrodita?-pregunta un Aldebaran alegre despeinado el cabello del sueco, lo sentía triste.-Te notas decaído.
-Tan bello como siempre.-mirando mal al otro por haberle despeinado, a veces pensaba que Tauro no era tan idiota como todos pensaban que solamente es una fachada para con los demás.- ¿Me has visto en un espejo cómo sería eso posible? Con solo verme en el me reanimo.
-Y yo con ver fútbol me animo así que vamos a ver un partido al pueblo.-le dice tomándolo de la mano para llevarlo a ver el juego, Afrodita ni si quiera puede decir nada, ya estaban bajando las escaleras Aries cuando se dio cuenta.
Agradecía que Tauro no pregunta más, simplemente lo llevo lejos del Santuario, caminando por las calles de aquel pueblo sintió que su mente se despejo, enarcaba la ceja cuando le decían hermosa señorita y Aldebaran solamente reía cuando lo hacían, si estuviera de malhumor seguramente le clavaría una rosa piraña, pero extrañamente se estaba olvidando de lo que había visto.
Llegaron al campo donde estaban jugando aquel partido, la gente gritaba emocionada, miró discretamente una señora que llevaba manzanas con caramelo y su estómago le gruño de hambre no había comido nada. Podría ser un santo de Atenea para era como cualquier humano que necesitaba comer y otras necesidades básicas.
-Jovencita le regalo una.-dice la señora entregándole una manzana, quien le miraba de una manera dulce.
-Pero yo no.-le trataba de decir que no era una mujer, pero la mujer le miro con unos ojos tan grandes y brillantes que termino aceptándola, ¿Quién era él para rechazar a una mujer? Mentiroso tenía hambre y dinero llevaba con él.
-Anda come.-le dio unas palmadas en su espalda, y luego un grupo de mujeres mayores comenzaron a llegar, mientras le acariciaban el cabello le fueron regalando diferentes dulces, frutas y comida.-No dudes en pedir más.
-Bueno.-se sentó al lado de las señoras, disfrutando de la amabilidad con la que era tratado, no podía negar que se sentía muy alegre.
El partido siguió y el equipo que apoyaba Aldebaran iba perdiendo tanto que tuvo que meterse a jugar el otro, así que Afrodita termino aplaudiendo y gritando los goles del otro ¿Era una chica qué no? Se podría comportar como quisiera. El entusiasmo que tenía contagio a las señoras que gritaban animadas apoyando a su equipo, el partido término con un gol espectacular del tauro.
Después del partido se irían a comer a la casa de uno de los futbolistas, la mirada suplicante de Aldebaran le hizo aceptar al piscis la invitación, aunque ya se estaba imaginando la deliciosa comida que les esperaban, ese día no podía dejar de comer.
-Quiero pollo.-mirando la mesa que estaba repleta de comida.-Ese pollo es mío si alguien lo toca le corto una mano.
-¿Quieres pelear por el pollo?-le pregunta Aldebaran que se le hacía agua la boca de tan solo mirarlo.
-Lo haré por mi honor de Santo de Atenea.-se puso en guardia dispuesto a pelear por el delicioso pollo que se lo comería.
Se pusieron en posición de ataque, mientras los demás los miraban divertidos, era un pareja muy divertida, Aldebaran termino en el suelo cuando Afrodita se deslizo por en medio de sus piernas y termino subiéndose encima del otro. Las personas no podían dejar de observarles, era un par de personas que se llevaban bien y podían jugar.
-Te gane.-mirándose las uñas y los demás aplaudieron, él hizo una caravana para recibir el beneplácito del público por su victoria, recibiendo su pollo y termino dando un muslo a su compañero.
Le entregaron su pollo y se lo comió término dándole un muslo al otro, siguieron conversando y bebiendo todos muy animados, tal vez solamente bajaría más seguido al pueblo, disfruto como nunca antes de la compañía de personas quienes fueron amables con él, haciendo que se sintiera alegre como en mucho tiempo no se había sentido de esa forma. Olvido por completo la imagen de dos caballeros quienes tenían al parecer una especie de relación, por qué no sabía realmente que pasa entre ellos. Sentía algo por el caballero de la cuarta casa, pero esperaría a que esto desapareciera con el tiempo.
Por qué no se comportaría como una persona caprichosa que fastidiaría el inicio de algo entre dos personas, podría ser todo lo egoísta que se pensara, pero no era un adolescente que armaría un drama por un amor no correspondido, se comportaría como un hombre. Como lo estaba haciendo haciendo el primer a su primer amigo dentro de los caballeros de Atena.
-Mañana temprano nos vamos.-codeaba el caballero de Tauro al otro tratando de hacer una mirada tierna, que sinceramente no le salía, pero tendría que darle puntos por intentarlo..
-Pero la cama es mía.-le responde Afrodita, quien había estado escuchando las suplicas del otro para quedarse, sinceramente el quería quedarse, disfruto de una tarde animada en la compañía de personas amables que le demostraron que no debía de cerrarse de la forma en la que lo hace.
-Claro que si.-le pone su mano sobre su cuello con una sonrisa en el rostro.
-Ni se te ocurra roncar.-le mira entrecerrando los ojos, era imposible que no lo hiciera pero tenía que amenazarlo de alguna forma, solamente para disfrutar de su rostro.
-¡Yo no ronco!-le mira ofendido el tauro.
Continuaron bebiendo y cantando, el alcohol le permite comportarse de una forma más desinhibida, donde no le importo reír a carcajadas, bailar y gritar, era como si hubiera regresado a ser un niño travieso, causando un sentimiento de alivio en su amigo, quien pensaba que era mejor que disfrutara de estar lejos de la persona que le rompió el corazón. Él se había dado cuenta de los sentimientos de Afrodita, pero no le pediría que le dijera nada, esperaría a que fuera él quien se lo dijera.
Afrodita termino tan ebrio como le fue posible roncado y abrazado de una a una botella, nadie creería que se encontraba en ese estado, lo cuido durante toda la noche, entre sueños Afrodita despertaba y pudo ver la imagen de Aldebaran despierto, era un buen compañero el día no había sido malo, conoció nuevas personas y tiene un amigo que muy pronto llegaría a convertirse en el mejor.
A la mañana siguiente se veía que el caballero de Piscis tenía más cruda de las grandes cantidades de comida que ingirió en el día que el del alcohol, iba sobándose su estómago no comería en siglos hace juramentes que no podría cumplir, tal vez por que tenía la promesa de las señoras a las cuales conoció que siempre le esperarían en el pueblo con un plato de su comida favorita, el cual no podría rechazar.
-Buenos días Mu.-saludo alegremente Tauro, quien estaba acompañado por Piscis.
-Buenos días Aldebaran.-contesta Mu, parpadeo un par de veces en ver en ese estado el piscis, despeinado y aun moviéndose mucho de un lado a otro.
-Si soy yo.-le saca la lengua y se va lo más derecho que puede al siguiente templo, ¡El no venía ebrio! El piso se estaba moviéndose nuevo.
-Bebió un poco.-le dice Aldebarán a la mirada acusatoria del otro.
-Les prepararé un café y se lo llevas.-lo invita a la cocina.
Afrodita iba tratando de caminar lo mejor posible, maldiciendo mentalmente el templo que iba a pasar, seguramente debían estar follando de manera salvaje, así que esperaba que no le escucharán, lo que menos quería era verlos un montando encima del otro.
-Buenos días pido permiso para atravesar el templo.-dice el sueco, caminando lo más deprisa que podía sin mirar atrás, derechito a la salida, si lo lograba estaba a salvo, consiguió hacerlo, ya estaba libre de ver películas porno en vivo y a todo color.
¡Les echaría agua por calientes! Aunque ese no era su asunto, así que mejor dejar pensar idioteces, ¿Pues cuantas veces tendría que bajar el mismo escalón? Tiraba su pierna una y otra vez.
-¿A dónde vas?-escucho una voz que le hizo erizarse como un gato y brincar, para caerse de espaldas.
-¡Si serás cabrón!-se levantó sobándose, recordaría para la próxima guerra santa enviarles licor a sus enemigos para tomarlos ebrios y derrotarlos con mayor facilidad.
-Que mal te vez Afrodita.-se burló el otro de su estado, y se ganó una mirada fulminante de parte del otro.
-A mi templo ¿Qué no es obvio?-le responde como si eso fuera algo que todos sabían.-Y suelta mi pierna.
-No quiero hacerlo.-y hace que se vuelva a caer, el otro se gira y le da un cabezazo, otro más hasta que le soltará, eso le molesto, y tomando su cuello con ambas manos lo apretaba, el sueco golpeaba su vientre para que lo soltará.
-¡Me vas a soltar o te rompo la cara!-Afrodita solamente buscaba algo para desquitar su coraje contra ese pedazo de imbécil calienta pollas.
-¿Si? Ajam.-Se burló el caballero de cancer descaradamente del otro, apretando su cuello hasta dejarlo prácticamente sin aire, ver los ojos abiertos del sueco con aquella mirada de odio, le producía placer ver como su último aliento emanaba de su boca.-Intentalo.
-Te la voy a romper.-golpeaba con las fuerzas que le permitía tener la falta de aire, logro soltarse cuando golpeo el vientre de un rodillazo.- ¡Te mataré!
-Apenas te has logrado zafar.-se burla el otro descaradamente.
-Que te folle Capricornio.-la cabeza le estaba estallando, y pensando que estaba enloqueciendo por completo por que comenzó a oler a café, vendería su alma si aun la tuviera por una taza de café.
Llegando su salvador con una enorme taza de café, que corrió a tomarla y beberla como si no hubiera un mañana, ni si quiera sintió cuando su lengua se quemaba era mucho peor el dolor de cabeza que tenía en esos momentos. De ahora en adelante su mejor amigo sería Aldebaran.
-¿Cuánto tomo?-expresó el hombre, le miraba sorprendido con la rapidez que hacía aquello, realmente su resaca debía estar brutal, se había bebido hasta la última gota.
-Solamente un barril de cerveza, cuatro botellas.-las iba enumerando, tratando de recordar la cantidad de licor que bebió.
-¡Hey!-le gritó Afrodita para que se callara.-Voy al pueblo a comprar café, aclaro no estoy ebrio, soy un vikingo que tiene más resistencia que todos.-pero primero se iría al baño ya no se aguantaba las ganas de orinar no tenía tiempo que perderse con semejante idiota que se divertía acosando.-Y bebo lo que quiero.
-A la próxima invíteme a su fiesta se ve que estuvo divertida-les dice divertido Death Mask, todo lo que le decía Afrodita le causaba un tanto de gracia, aún se notaba el estado de ebriedad.
El sueco dejo la taza en las manos de su nuevo mejor amigo para ir hasta su casa por dinero, encendiendo su cosmos comenzó a correr para cumplir su misión de comprar el suficiente café para las siguientes fiestas a las que fue invitado y pensaba asistir, mientras existiera una época de paz podría disfrutar de una vida tranquila, relacionarse y apreciar las pequeñas cosas de la vida. Comprendió por fin lo que alguna vez le dijo su maestro "Cada persona es una rosa, tan bella y perfecta, la cual alegra los corazones de quienes le observa" Las personas que conoció le hicieron olvidar el dolor que sintió y hicieron cambiar la opinión, el deseo de ver un mundo más amplio que nunca antes conoció.
Esta versión me agrado más que la primera que publique un poco de comedia bastante rara.
