Hola a todos! Soy nueva por aquí y hace rato que quería escribir una historia sobre corazón de melón, que es uno de mis juegos favoritos, solo que yo decidí imprimirle un poco mas de misterio y cambiar algunas cosas, ojalá les guste. La verdad creo que este juego podría dar para mas, así que yo quise crear mi propio universo, donde por supuesto estarán todos los personajes que tanto nos gustan, y además de lidiar con los problemas escolares verán que el mundo es algo mas…

Probablemente ahora no se entienda mucho la historia pero conforme yo avance se verá un poco más claro todo, tomé algunas ideas de otros juegos que me gustan mucho, pero en sí la historia es mía, espero que les guste chicas.

Disclaimer: los personajes de corazón de melón no me pertenecen son propiedad de su respectivo creador, lo único mío es la historia….

Crimson Butterfly

I.- el comienzo

Una noche que parecía ser como todas las demás, gente yendo y viniendo por todos lados, ruido de voces y anuncios por doquier y un tren que marcaba listo para partir. Antes de cerrarse la puerta de uno de los vagones una linda muchacha atravesó para entrar, llevaba una pequeña valija de mano y los audífonos a los oídos. La joven encontró un sitio libre y se sentó, aunque era de noche y a pesar de haber gente el metro no estaba tan abarrotado como de costumbre…

Levantó un poco la mirada y sus ojos rojizos se pasearon por todo el pequeño vagón. Podía ver y escuchar a la gente, todos tan absortos en sus vidas y en sus cosas que nadie le dirigía siquiera una mirada de curiosidad. El anciano junto a ella que dormía roncando escandalosamente, la mujer con vestido escotado que estaba de pie junto a la puerta, ese grupo de muchachos en la esquina que parecían estar ebrios… suspiró y volvió su vista a la nada, perdiéndola en los ventanales y el movimiento del tren que ya estaba por arrancar.

"-nada cambia nunca…"

Cerró los ojos y recargó la cabeza contra la pared metálica. Apretó con un poco de fuerza la valija que llevaba como si se aferrara a un salvavidas. En ella llevaba todo lo poco que tenía en la vida. Sus papeles, su ropa, una fotografía vieja y los documentos de traslado. Su vida se reducía a eso. Ir de lado en lado, mudarse cada vez que lo decidiera la institución porque "eso era lo mejor para ella". Idiotas. ¿Que sabía la institución de su vida? Pero pronto podría liberarse de todo ello, solo un año más y sería libre para decidir qué hacer…

En qué momento se le metió en la cabeza a la presidenta que tendría que mudarse otra vez? Cinco reubicaciones ya habían sido suficientes… ¿a donde era esta vez? Instituto Sweet Amoris, recordó y dio un respingo, el solo nombre le dejaba una sensación empalagosa. Hizo un ruido con la lengua, como deseaba que algo cambiara… que algo le diera sentido a su vida…

De pronto el tren se detuvo y una voz anunció que habían llegado a la estación de parada, tal vez demasiado pronto para su gusto porque había estado tan metida en sus ideas que no notó cuán rápido había pasado el tiempo. Al sentir que se habían detenido ella sacó los audífonos de su oído y se levantó saliendo del tren rápidamente. Entre sus cosas buscaba un papel y sonrió aliviada cuando lo encontró

"calle 6, edificio 6, Amoris Garden"

Su nuevo hogar temporal, hasta que la institución lo decidiera o hasta que fuera su cumpleaños. Miró el reloj en su muñeca y se dio cuenta que eran más de las once de la noche. Menuda manera de llegar, pensó un poco mosqueada y apuró el paso. Mientras pasaba por una de las calles sintió un escalofrío. La luz intermitente de una lámpara en mal estado daba un aspecto un poco tenebroso al lugar. La chica cerró los ojos al pasar, le aterraban los sitios oscuros, le recordaban… cosas… echó la carrera a toda prisa oprimiendo el bolso contra su pecho y con el corazón como si fuese un tambor hasta llegar al final de la calle donde otra lámpara ya alumbraba como era debido. Que sensación tan horrible, como odiaba sentirse así. Al alzar la vista encontró el cruzamiento que decía "Calle 6"

-al fin…-suspiró aliviada y siguió de largo doblando la esquina hasta encontrar el edificio 6 sin darse cuenta que una pequeña sombra le había estado siguiendo desde que llegó a la ciudad.

Entró y encontró una estancia cómodamente acondicionada, una sala y un televisor, un pequeño mostrador con un libro de registro y un jarrón con flores frescas. Toda la pieza se encontraba a media luz y no había señales de alguien ahí…

-hola…esto… buenas noches?...

-así que eras tú…

La joven se volvió para encontrar al dueño de aquella voz y encontró a un pequeño niño de piel muy blanca, unos enormes ojos negros y el cabello platinado, llevaba un pijama de rayas rojo con negro que contrastaba enormemente con el tono de su piel. El pequeño se acercó y le miró detenidamente, como si la analizara. Era una chica de estatura media, ojos enormes y rojos, cabello castaño rojizo y largo sujeto por una pinza de mariposa azul, su piel era clara y tenía buena complexión…

-eres muy bonita…-le dijo el pequeño- vas a vivir aquí cierto?- la muchacha afirmó con la cabeza y se puso a la altura del pequeño mirándole con cierta curiosidad

-hay alguien con quien pueda hablar?...

-supongo que si… Minako…-rió. Ella se echó hacia atrás con sorpresa. ¿Cómo supo su nombre? El niño dejó su risita y le miró de nuevo acariciando su mejilla- me llamo Deimos… bienvenida.

-como supiste mi nombre…-se atrevió a preguntar

-me dio la impresión de que ese era… -de pronto el desapareció y apareció sentado en el mostrador, entonces ella supo que el "niño" no era simplemente un infante- así que un cambio… eso es lo que deseas?

-qué?...-el niño de nuevo rió.

-que si eso es lo que deseas… un cambio.

La mirada intensa del pequeño Deimos la hizo tragar saliva. De todas las cosas raras que le pasaban esta era la peor. Siempre había tenido la capacidad de ver cosas que otros no, pero esto llegaba ya al límite. El libro que estaba sobre el mostrador le fue acercado por el niño y frente a él había una pluma con la insignia de una mariposa. Ella leyó rápidamente la hoja de papel

"Yo, Minako Hardy acepto que todo lo que ocurrirá a partir de hoy y en adelante es por mi propia voluntad y deseo, para bien o para mal, y acepto que serán mis decisiones las que tracen el rumbo de mi camino…"

-que significa esto?... –preguntó con un hilo de voz la joven

-te estoy dando la oportunidad de ese cambio… sin embargo solo puedo hacer eso, no puedo prometerte que todo será siempre bueno… está en ti aceptar o no…

El pequeño seguía mirando fijamente, y le dio incluso la impresión de que esos no eran los ojos de un niño. Sonrió un poco cuando vio a la chica coger el bolígrafo y apretar los labios. Un cambio. Sin importar lo que fuera, eso definitivamente marcaría una pauta en su vida…¿Qué tan malo podría ser? Entonces ella deslizó el bolígrafo sobre el papel firmando con su nombre. Al instante el documento se hizo un rollo y llegó a las pequeñas manos de Deimos.

-muy bien… entonces que así sea. –rió y el papel desapareció en sus manos. Minako comenzó a temer un poco por lo que había hecho, pero seguía firme en su decisión- nos veremos pronto…

El chiquillo bajó del mostrador y se dio la media vuelta para luego desaparecer. Ella todavía tenía un nudo en la garganta, pero el ruido de alguien que bajaba las escaleras le hizo voltear y olvidarse de ello por unos minutos. Casi se va de espaldas cuando encontró a una señora de cabello largo y castaño vestida con un disfraz de hada, venir contoneándose alegremente hacia ella…

-santo cielo! Por fin llegaste Cariño!...-exclamó efusiva mientras la estrechaba con fuerza, demasiada fuerza, en un caluroso abrazo…-me llamaron del colegio y me dijeron que llegabas pronto, pero no pensé que tanto, mira nada más, si estás hecha una monada!

-esto…-la joven se sentía algo extraña, ¿sería eso parte del contrato que firmó?- disculpe señora… usted es la encargada?

-nada de señora, mi nombre es Agatha pero puedes llamarme tía –sonrió -y sí, soy la encargada del edificio, bienvenida a tu nueva casa… eres Minako verdad? En el instituto me lo dijeron todo, siento lo de tus padres querida pero aquí estarás más que contenta… vamos te enseño tu cuarto…

cogió su maleta y la siguió por las escaleras hasta la otra planta donde había una pequeña estancia con dos sillones de esos que parecen cojines gigantes y una mesa pequeña, mas al fondo en el corredor estaban las puertas de las habitaciones, llegaron a la número 6 y Agatha abrió con su llave

-bueno esta es…-la joven sonrió al ver un cuarto bien puesto, una cama, una mesa un guardarropa corredizo y una ventana con cortinas agradables, también una cajonera de madera y al fondo una pequeña puerta que parecía ser el baño… todo estaba limpio y dispuesto. –te dejaré para que te instales, oh y no tardes mucho en dormirte porque mañana hay clase, le diré a Sarah que te acompañe para mostrarte el camino vale?...

-si, muchas gracias…

La mujer le sonrió y de nuevo volvió a asfixiarla con un abrazo, luego salió y se fue canturreando y contoneándose alegremente, así como llegó. La joven se rascó la melena algo confundida todavía, vaya recibimiento. Pero al menos no hicieron preguntas como en todos lados. Suspiró con desgana y cerró la puerta, no tenía humores de acomodar nada ahora, solamente buscó su camisón para dormir y sacó un portarretratos de madera, sonrió al mirar la fotografía y la dejó sobre la cajonera. Luego se acurrucó en la cama y tras unos minutos de profundo silencio se quedó dormida…

Al día siguiente a eso de las seis 30 Minako se levantó al sonar su alarma y luego de asearse y arreglarse abrió su maleta. No tenía deseos de complicarse con la vestimenta así que optó por unos jeans, una camiseta roja tipo polo con una estrella amarilla y tenis desgastados. Pronto tocó a su puerta alguien y al abrir encontró a una chica rubia alta y delgada con un vestido blanco pegado y medias negras

-hola, soy Sarah, tía Agatha me pidió que te acompañara a clases…

-oh sí, ya voy…-ella cogió un bolso de mezclilla y se lo echó al hombro- vamos, a propósito mucho gusto Sarah, mi nombre es Minako

-te puedo llamar mina? –la rubia sonrió amigable cuando ella dijo que sí- bueno vamos que se hace tarde, todavía debes llevar tu formulario…

Llegaron al colegio, un instituto bastante grande con hermosos jardines y muchos árboles, Mina sonrió contenta, realmente no se lo imaginaba así. Cuando escuchó el nombre imaginó un lugar pintado de rosa y esas cosas pero realmente parecía un lindo sitio. Sarah la llevó con la directora y luego de presentarse y hablar con ella un par de minutos la directora, que tenía toda la pinta de una abuelita cariñosa, le indicó dónde ir para hablar con el delegado.

Cuando se dirigía al aula de maestros chocó con alguien que venía corriendo por el pasillo gritando desesperado que llegaba tarde a su clase, sin poder evitar el golpe cayó al piso también…

-ay, me dolió…-se quejó sobando su parte posterior, a su lado encontró unos lentes bastante grandes y más atrás a un pobre chico que tanteaba el piso buscando algo…ella recogió los lentes y se los acercó- buscas esto?...

-mis lentes! Muchas gracias…-el chico sonrió poniéndose los anteojos y al levantar la cara sus mejillas enrojecieron cuando vio de frente a aquella linda chica- pe-perdona soy un distraído…

Ella se encogió de hombros y levantó la caja de galletas que estaba en el suelo tendiéndosela al muchacho, que a pesar de tener esos lentes de botella tenía la pinta de ser mono

-también son tuyas?

-eh… si, mi almuerzo… esto… soy, soy Kentin, pero me dicen Ken… tu eres nueva o algo?

-si, acabo de llegar, puedes llamarme Mina, busco al delegado, ¿eres tú?...-Ken rió nervioso

-bueno fuera! No ese es Nathaniel, está ahí dentro puedes pasar, ah, vas por el formulario no? Te pedirá el costo…-Ken sacó su cartera y tímidamente entregó unas monedas a la muchacha-ten, esto lo cubre…

-ah? No te molestes…

-es para agradecerte tu ayuda… además poca gente es amable conmigo…-mostró una sonrisita triste-bueno, nos vemos Mina… AH! Es cierto voy Tardeeeeee!...

Ella se encogió de hombros al ver cómo de nuevo el muchachito salía corriendo. Parecía ser simpático, tal vez lo vería de nuevo otro día. Entró entonces donde le indicaron y encontró de espaldas a un joven rubio y alto vestido de camisa blanca y pantalón oscuro

-disculpa?... busco al delegado…-él se giró y sonrió un poco, Mina encontró la cara de un galán de cine, ojos de miel, facciones finas porte elegante…

-si, soy yo, Nathaniel, a tu servicio…en que puedo ayudarte?

-verás… es lo del formulario…

-ah sí…permíteme revisar…-Nathaniel encontró lo que buscaba y luego de arreglarlo todo ella pagó el costo y quedó listo, salvo la fotografía, él le dijo que podía traerla luego y con una sonrisa le entregó el horario

-bien, creo eso es todo…Minako verdad?... tu siguiente clase es en el salón B, te llevaré ahí, de todos modos es mi clase también…

-muchas gracias por tu ayuda, ah, y puedes llamarme Mina –ella le sonrió y el rubio no pudo pasar por alto que era una niña muy bonita. Le miró discretamente mientras iban por el corredor, no era una chica que hablara mucho ya que luego de eso no había dicho mas, sin embargo parecía amable, llegaron al salón B y Nathaniel abrió la puerta para que pasara. Cuando entró muchas chicas del salón le miraron con envidia al ver que venía acompañada del rubio y más cuando éste le ofreció el lugar junto al suyo. A ella le dio igual los comentarios y se sentó…

-perdona eso…-murmuró el chico por lo bajo

-alguien es muy popular aquí…-atinó a decir ella a modo de broma para animarlo, el sonrió ligeramente

-si pero a veces es muy molesto… tiendo a perder a mis amigas por eso –confesó un poco apenado

-bueno, a mi no me molesta…

-podemos ser amigos entonces? –Nathaniel mostró una amplia sonrisa y ella le estrechó la mano confirmando que era un hecho.

Desde la banca del fondo un pelirrojo que tenía los pies sobre la mesa, con ojos cerrados escuchaba música con los audífonos y movía la cabeza al ritmo, abrió los ojos solo para fijarlos adelante y encontrar al rubio charlando animado con una cara desconocida, bajó los pies y arqueó una ceja sacando los audífonos de su oído. Era raro ver a ese tío hablando tan animado con alguien y más si era mujer… bueno, ya se enteraría luego, de todos modos no le importaba mucho que digamos.

Mina volteó ligeramente al sentirse observada y fijó su vista en la parte de atrás, en ese pelirrojo que momentos antes le examinara sin que se diera cuenta. ¿quién sería? Nathaniel suspiró resignado

-su nombre es Castiel, pero cuidado no es precisamente la persona más amable… será mejor que le evites si no buscas meterte en líos…-ella volteó a mirarle y volvió a encoger los hombros sin dar mucha importancia

-supongo, parece de los tipos rudos… gracias Nathaniel…

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