Harry Potter pertenece a JK Rowling.
Death Note pertenece a Tsugumi Oba y Takeshi Obata.
N/A: Lo reescribí.
Luego de leer las reglas, pensó en cada cosa que le habían hecho en ese hogar: Golpeado, obligado a dormir en aquella habitación, era constantemente ignorado, era un sirviente de sus tíos y todo era para Dudley.
¿Por qué lo odiaban?
Ya no le importaba.
Estaban muertos.
Vernon Dursley: Suicidio. Toma un cuchillo de la cocina
Petunia Evans de Dursley: Ataque al corazón.
Dudley Dursley: Suicidio por asfixia.
Eso decían las reglas de la libreta.
El humano cuyo nombre sea escrito en este cuaderno, morirá.
Este cuaderno no hará efecto si el propietario no tiene en mente la cara de la persona a la que va a matar mientras escribe el nombre. De este modo, la gente con el mismo nombre no serán afectadas.
Una vez escrito el nombre, si la causa de muerte es escrita en los 40 segundos siguientes, esa muerte ocurrirá.
Si no se especifica la causa de la muerte, la persona morirá de un ataque cardiaco.
Después de escribir la causa de la muerte, los detalles de la muerte deberán ser escritos en los próximos 6 minutos y 40 segundos.
El rostro de la criatura era un cráneo blanco, tenía unos grandes ojos carmesí. En la coronilla de su cabeza tenía una especie de plato de oro con diamantes, tenía un largo cabello negro, llevaba una capa negra, que acababa como un vestido de cuerpo completo, con los brazos desnudos, broches en su torso y una falda negra.
―No temas ―pronunció con una voz femenina ―Soy… Ghiroza Daril, la Shinigami dueña de la libreta que ahora tienes en tus manos.
―Una diosa de la muerte ―murmuró Harry, quien ofreció la libreta― ¿Tomarás mi alma?
― ¿Tomar tu alma? ―pronunció ella riendo ―No. Aun no. Esa libreta te pertenece ahora, Harrison Potter. Cuando la libreta cayó al mundo humano, pasó a formar parte de él y cuando tú la agarraste, pasó a pertenecerte, así como un pacto… no hablado. La usaste en tu tía, dándole una muerte digna a esa mujer tan molesta, la libreta ahora te pertenece y cuando mueras, seré yo, quien escriba tu nombre en mi libreta. ―Harry asintió a las palabras de la diosa y subió las escaleras, con Ghiroza siguiéndole, necesitaba ver si había ocurrido, entró en la habitación de su primo, encontrándolo con una bolsa de plástico en la cual había tenido dulces, ahora, dicha bolsa estaba en su cabeza.
Sonrió y fue a la habitación de sus tíos, sonrió al ver a su tía muerta, en la cama, mirando a la nada.
Pero no vio a su tío y se asustó, vio la luz del armario encendida y fue a ver, sonrió y comenzó a reírse, al verlo muerto.
Por fin.
Por fin se había deshecho de ellos.
Por fin era libre de ellos.
Bajó al primer piso y agarró unos guantes de plástico, volvió a subir y agarró el dinero de su tío, agarró unas joyas de su tía, para que se pareciera a un robo. Ghirosa rió y le pidió llamar a la policía, dijo que haría que la escena pareciera un crimen, él asintió y llamó al 911, diciendo que algo había pasado.
Harry ocultó la libreta, no sin antes arrancar la hoja en la cual habían sido escritos los nombres y la quemó totalmente.
La policía llegó.
La escena era muy rara, no había pruebas de quien había asesinado a Dudley y a Petunia. Tuvieron que cerrar el caso, sin más pruebas y Harry afirmó haber estado durmiendo, los policías le pidieron empacar sus cosas, sin más pruebas, lo llevaron a una casa de adopción.
