Disclaimer: Los personajes de "Naruto" son propiedad de Masashi Kishimoto, no mios, yo solo los utilizo para contar una historia y sin ánimo de lucro. Los personajes originales si son de propiedad y la historia, también.

NOTA IMPORTANTE: Esta historia no se comprenderá muy bien si antes no se ha leído "NISHASENTAKU", ya que es como una especie de continuación. Supongo que teniendo una idea previa de que la historia cuenta como es la vida de Shikamaru Nara un año después del nacimiento de sus gemelos pues quizás se pueda leer, aunque quizás algunas cosas parezcan sin sentido.

Para los que no han leído "Nishasentaku": En esta historia (desde luego alejada de la linea del manga y el anime ya que es un UA) Shikamaru, tras superar varios contratiempos, ha terminado casándose con Akane, una chica cabezota como ella sola y ha tenido dos mellizos: Shikami y Miyake, debido a que son aún muy jóvenes, Shikamaru está estudiando en la Universidad y viven en una casa al lado de la de sus padres que les ayudan mientras ella se ocupa de trabajar temporalmente en varios sitios.

Para los que han leído "Nishasentaku": Ha pasado un poco mas de un año desde el nacimiento de los mellizos. Akane trabaja en todo lo que encuentra y Shikamaru dedica su esfuerzo a estudiar. Vamos a ver como les va...

Si eres de los que ha leído "Nishasentaku" tengo que añadir ¡Hola! ¡Que alegría que vuelvas a leer!

Espero que os guste.

Ah, una cosa más, que nadie me linche. Esta historia es completamente alternativa, forma parte de mi universo alternativo del que llevo escribiendo más de 7 años, ya es muy difícil cambiarlo, es como es y nunca he querido molestar a nadie, si no te gusta lo crack mejor no sigas leyendo.

...

Shikami y Miyake

El movimiento del tren, suave y monótono, unido al sol que le daba de lleno en la cara estaba consiguiendo que Shikamaru se quedase dormido.

"…

—¡Vamos! —En su cabeza parecía querer recrearse la escena que había tenido al terminar las clases de la Universidad y las voces de sus compañeros se empeñaban en continuar sonando—. ¡Vamos, Shika, no seas aburrido, tío! ¡Solo una cerveza!

—¡Que estamos de vacaciones, hombre! ¡Qué mañana no hay que madrugar!

—Seréis vosotros —Shikamaru se oía a si mismo hablando y eso quería decir que estaba soñando, si, seguro—. Yo mañana tengo mucho que hacer y esta tarde también.

—Tío, pero si solo es una cerveza ¿Qué pasa? ¿Tu mujercita te va a regañar? Por un poco que llegues tarde no va a pasar nada ¡No puede ser tan estricta!

—La estás mal acostumbrando, Shika, luego te va a ser difícil conseguir que te deje hacer algo.

—¡Dejarle en paz! Si dice que no puede es que no puede.

—Lo mismo si llega tarde esta noche le castigan a dormir en el sofá —rieron varios.

Shikamaru esperó pacientemente a que terminasen con sus ocurrencias, que para ellos eran muy divertidas y parasen de reír.

—Mi mujer no me obliga a nada —dijo al fin—. Son mis hijos y me gusta estar con ellos y darles de cenar. Si llego tarde lo mismo ya están durmiendo.

—¡Mira el padrazo!

…"

El tren se detuvo, Shikamaru abrió los ojos y se sentó recto en el asiento. No quería dormirse.

—Mendokusei —murmuró en voz baja.

Ellos no lo entendían. Sus compañeros de Universidad parecían no querer entender que para él no era ninguna molestia ocuparse de sus hijos, que él no "ayudaba " a Akane, no, él nunca ayudaba a Akane porque lo que él hacía era parte de su responsabilidad, eran sus hijos, cuidarles no era trabajo de Akane, era de los dos, así que él no ayudaba a Akane, él hacía su parte, podría decirse que se ayudaban mutuamente, cada uno hacía lo que podía y por otro lado no podía dejar que su madre estuviese continuamente ayudando a Akane, porque su madre sí que ayudaba, su obligación no era, lo hacía porque quería, porque le gustaba, porque amaba a sus nietos, pero su obligación no era esa y no era justo tenerla continuamente ocupada.

Aún no había terminado de abrir la puerta de su casa cuando escuchó la voz de Akane.

—¡Ah! ¿Qué ha sido eso? ¿Papá? ¡Ha venido papá!

Inmediatamente se escucharon los balbuceos de unos bebés, gritos de alegría y algo que rodaba por el suelo.

—¡A-pá! ¡a-pá!

Un tacatá azul apareció a toda velocidad. En él un bebé con la cabeza llena de rizos naranjas movía muy deprisa sus piernecitas, aunque no era el que emitía esos sonidos agudos y alegres.

—¿Cómo está mi princesa? —Shikamaru se quitó la bandolera que llevaba y la soltó en el suelo para agacharse, sacar a la niña del tacatá y darle un gran beso—. ¿Qué? ¿Aún no andamos?

La pequeña se abrazó a su cuello y apoyó la cabeza el hombro.

—¡A-pá!

Un bebé con un chupete en la boca llegaba corriendo con torpes pasos, de pronto se paró para intentar dar unos saltos mientras daba palmas, cosa que no conseguía hacer, lo único que lograba era doblar las rodillas pero seguía dando palmas y volvía a intentar correr torpemente sin parar de hacer ruidos que demostraban su alegría.

—¿Qué pasa, campeón?

El niño dio un grito aún más agudo y empezó a reírse a carcajadas. Abrió la boca y el chupete cayó de su boca quedando colgando de la cadena que lo sujetaba a la ropita. Sin el chupete que le molestase la carcajada fue aún más grande y el equilibrio empezó a fallarle, las piernecitas se le doblaron y terminó sentado en el suelo, aunque eso no le impidió continuar riendo.

—Mira que eres bruto. ¡Aúpa! —Akane le cogió en brazos—. Hola, cielo, que pronto has venido, te esperaba más tarde.

—Es más o menos la hora de todos los días —Se acercó a ella para darle un beso y después besar al niño—. Ahora tú, dale un beso a papá.

Shikamaru puso la mejilla cerca del niño y este plantó sus labios en ella dándole una especie de beso lleno babas.

—Es que pensé que lo mismo te ibas a tomar algo con tus amigos .

—A ti no te gusta que me vaya a tomar algo.

—Pero no tienes que hacer todo lo que me gusta a mí —comentó mientras se dirigía hacia el salón intentando evitar que el niño le quitase las gafas o le diese golpecitos en la cara—. Además a mi lo que no me gusta es que te pases bebiendo, te pones muy tonto en cuanto tomas dos copas y empiezas a hacerte el machote y luego no sigues.

—Ahhhhh, mendokusei ¿Y tú nunca bebes? Me gustaría verte un día con dos copas de más, a ver como actúas.

—¿Quieres verme borracha para aprovecharte de mí, pervertido?

—Podría ser, pero más que nada es curiosidad ¿Estás sola? —preguntó de pronto al darse cuenta de que no oía otras voces—. ¿No ha llegado aún Shikato?

—Ah sí, pero él y Temari se han ido ya. Tenía prisa por llegar al pueblo, creo que Temari quería hablar con tus tíos y abuelas, tenía una idea o una propuesta, no sé. Han estado aquí Gaara y Hinata, creo que los negocios de los Sabaku no van bien, no me he enterado muy bien.

—Qué raro que tú no te enteres de algo.

—Tampoco soy tan cotilla, so listo. Venga, vamos a cantarle a papá lo que nos ha enseñado Hinata. Miyake, mira… "Date, date, date… —Akane comenzó a cantar mientras se daba en la cabeza y el niño la imitó sin dudarlo chapurreando lo que parecían querer ser sonidos dándose también en la cabeza—… "en la camochita, date, date, date… ¡hasta escalabrarte!".

El niño rompió a reír.

—¿Hinata le ha enseñado eso? ¿Y por qué Hinata enseña a mi hijo a autolesionarse?

—Es una canción educativa.

—¿Educativa? Pues sí, solo necesita eso este niño, que le animen.

—Es una canción que le han enseñado en el curso que está haciendo, no seas exagerado. También intentó que cantase Shikami. Shikami, Shikami, vamos a cantar… creo que a ella no le ha gustado tanto.

—No me extraña, mi hija es inteligente —Sentó a la niña en una mantita que había en el suelo, junto con sus juguetes a la vez que Akane hacía lo mismo con el niño—. A todo esto ¿Estamos solos entonces?

—Chiharu se ha ido con sus amigas. Es una chica de 16 años, tiene que salir con sus amigas, no estar todo el día aquí metida y a tu madre también le he dado la tarde libre. Se ha ido con tu padre a dar una vuelta, lo necesitaba, ha tenido una mañana bastante liada.

—¿Y eso?

—Tuvo que llevar a Miyake al médico. Por lo visto tenía fiebre y como Ino tenía clase tuvo que ir ella sola con los dos y luego ocuparse de todo, hacer la comida y todo. Yo no sabía que estaba sola, si lo hubiese sabido no me habría ido.

—¿Y dónde has ido?

—Es que no me acordé que Ino no iba a venir y de todas formas pensé que iba a tardar poco pero me lie, ya te contaré, tengo mucho que contarte —Se acercó mimosa a él y empezó a acariciar suavemente el cuello con la punta de los dedos.

—Pero antes dame un beso bien dado —habló abrazándola y sintiendo como se le erizaba el pelo de la nuca—. Hay que aprovechar que no hay nadie.

Después de uno, o dos, o tres besos, Akane se rebulló separándose.

—Te he dicho que no me toques el culo delante de los niños.

—¿Por qué? Si no se enteran.

—Que luego eso se les queda en la cabeza y les vienen los traumas, que lo he leído.

—Mendokusei, sería peor que nos vieran peleando ¿no?. Además, si dejo de hacerlo lo mismo luego lo echas de menos.

—Anda, calla y ayúdame a doblar la ropa. Hoy no tengo ganas de planchar ¡Ah! Kurenai me ha dado ropa de Mirai, que ya no le vale.

—¿Y a Shikami le vale? Mira que está casi tan grande como ella.

—Más que nada son pijamas y ropa interior, que también puede aprovechar Miyake, ya sabes que tu hijo tiene la manía de chuparlo todo y todo lo destroza. ¡Ah! ¡Mira! —Akane se levantó para acercarse a una bolsa que había encima del sofá y sacó lo que había en ella—. ¡Tachán!

—¿Qué es eso? No parece ropa para los niños, más bien parece de Kurenai.

—Es que no es para los niños. Me la ha hecho Ryuko, es una bata de enfermera y tengo hasta la cofia, esta noche me la voy a poner y te voy a hacer un reconocimiento ¿Te apetece?

Shikamaru miró fijamente la pequeña prenda sin atreverse a decir lo que estaba pensando.

—¿Sin nada debajo?

—Pues claro que sin nada debajo y espero que también te valga a ti.

—¿A mí?

—Yo me visto hoy y tu mañana ¿Trato hecho?

—¿Pero qué manía tienes tú con que me vista con ropas de chica?

—Es que me hace mucha gracia, estás muy gracioso y me rio. Además así te meto mano y te pones coloradito.

—Tú sí que eres una pervertida.

—Ya, y a ti que te gusta. Ayyyy, que ganas tengo de verte.

—Que problemática que eres. Mira que había chicas en el instituto y tuve que fijarme en la que no está bien —Para evitar seguir con el tema, Shikamaru se quedó mirando a Miyake—. ¿Y dices que Miyake está malito? ¿Qué tiene? No parece enfermo.

—No, no lo parece. Es que no tenía nada más que fiebre, no tose, la tripita no le duele, la garganta está bien… tu madre le dio el medicamento y le bajó.

—Qué cosa tan rara ¿No?

—No, no lo creas, puede que esté incubando algo. Kurenai nos ha dicho que Mirai tiene varicela, lo mismo Miyake se ha contagiado. Dice tu madre que hay que esperar, que si es varicela ya le saldrán los granos.

—¿Varicela? ¿Y la niña? Parece adormilada ¿No tendrá fiebre? —dijo tocándole la frente.

—No digas tonterías, siempre está adormilada, como tú.

Shikamaru miró a los niños. Shikami jugaba tranquilamente con unas piezas montables grandes, de colores chillones, apilándolas unas encima de otras y haciendo una especie de torre y Miyake, por el contrario, había agarrado un teléfono de juguete y golpeaba el suelo con fuerza.

—A ver, Miyake —decía Akane agachándose a su lado—. Esto no es para dar golpes, vamos a tranquilizarnos un poco. Mira, mira, vamos a llamar ¿A quién llamamos?

Justo en ese momento Shikamaru se sorprendió escuchando un ruido tenue, como una música.

—¿No oyes como una música?

—Siii —respondió Akane tras prestar atención—. Parece que viene del sofá.

Shikamaru se acercó al sofá y empezó a levantar los cojines.

—¡Ya se lo que es! —exclamó Akane.

—Sí, un móvil —en ese momento Shikamaru acababa de encontrarlo y se lo mostraba, era un móvil de color blanco con un par de cadenas prendidas en una de las esquinas y que terminaban en unos colgantes en forma de corazón.

—Debe ser de Hinata. No creo que Gaara tenga ese móvil.

Durante unos segundos había dejado de sonar pero de nuevo volvía la musiquilla.

—Cógelo, debe ser Hinata, estará preocupada.

Shikamaru miró la pantalla "Llamada entrante: Nii-san". Suspiró.

—¿Cómo estás, Hyuuga?

—¿Quién eres y que haces con ese móvil?

—Mendokusei… No te alteres, Neji, el móvil está en buenas manos.

—¿Shikamaru? ¿Eres Shikamaru?

—Soy Shikamaru y tengo el móvil de Hinata, se lo ha dejado en mi casa.

Tras hablar unas frases más con Neji, Shikamaru colgó y dejó el móvil encima del mueble.

—Supongo que mañana vendrán a por él.

—¿Qué te parece si hoy te bañas con Shikami y yo me ocupo del niño?

—De acuerdo, mientras prepararé la cena.

—No tienes que preparar la de los niños, tu madre ha hecho un puré de verduras, está en el frigorífico. Anda, machote, vamos a bañarte ¡Al agua, al agua! —Akane tomaba una de las manitas del niño y este reía, chapurreaba y alzaba los brazos para que su madre le alzase.

Mientras oía a Akane canturrearle al niño y este chillaba de alegría, Shikamaru tomó en brazos a la niña y la llevó hasta la cocina, allí sentó a la pequeña en su trona.

—Muy bien, princesa, tu osito —Puso en la mesa, frente a la niña un oso panda de peluche, la niña lo miró y levantó una de sus manitas para señalar algo detrás de su padre haciendo un sonido con la boca cerrada, algo que sonaba parecido a "hummmmmm" —. ¿Qué es lo que quieres? ¿Zumo?

La niña asintió con la cabeza. Shikamaru tomó un biberón que había medio lleno con un líquido de color anaranjado y se lo dio. Inmediatamente Shikami lo llevó a su boca con una mano y con la otra se agarró uno de sus rizos y comenzó a tocárselo, esa era una de las manías de la pequeña, tocarse el pelo mientras tomaba el biberón o el de cualquier otra persona, con preferencia si era el de Ino.

—Por lo que veo tampoco hablamos ¿verdad? En fin, supongo que no tienes nada interesante que decir. Así que hoy no está el tito ¿Sabes lo que eso significa para papá? Pues que tendría que tomar alguna bebida energética, tu madre se pone un poco como loca cuando sabe que no la van a oír.

Shikami empezó a cerrar los ojos y a dejar que el biberón comenzase a salirse de su boca.

—¡Eh! No te duermas, no te duermas —Shikamaru se puso a hacerle cosquillas de manera muy suave y Shikami comenzó a reírse—. Aún tenemos que bañarnos y luego cenar, ven, trae el bibi, vamos a ver que hacemos para que no te duermas…

Shikamaru miró por la cocina hasta ver algo que le parecía apropiado, era un bol de plástico de varios colores en forma de cacerola con su tapa y todo. Lo destapó para asegurarse de que estaba vacío.

En cuanto lo vio Shikami lo reconoció y sonrió alegre moviendo las manos para que se lo acercara. Nada m enfrente de ella lo destapó y metió el oso dentro, luego sacó el oso y lo tapó.

Shikami era lo que se podía decir una niña buena, tranquila y buena. Shikamaru la miraba y cada vez estaba más convencido de que era lo más perfecto que había hecho en su vida, bueno, ella y el niño, claro. Para él toda su vida ahora eran sus hijos y procuraba perderse los menos momentos posibles de su infancia, si por él fuera estaría siempre con ellos, viendo cómo crecen, sin perderse detalle. De momento se había perdido los primeros pasos de Miyake aunque tampoco estaba el día que se tiró de la cuna por ir detrás de su madre y se abrió la cabeza; cuatro puntos tuvieron que darle, ahí tenía la cicatriz, aún se le veía, aunque en cuanto le creciese el pelo pasaría desapercibida.

Shikami y Miyake no podían ser más distintos, si fueran hijos de distintos padres lo mismo se parecían más. La niña era la tranquilidad convertida en bebé, nunca tenía prisa para nada, no tenía prisa para andar sola, eso estaba más que claro, andar no le interesaba y tampoco hablar, ella se comunicaba con sonidos y señalando las cosas, eso sí, parecía observarlo todo, sus grandes ojos marrones no perdían detalle de lo que pasaba a su alrededor y ponía mucha atención a las canciones que su madre, con ella en brazos y paseando por la casa, le cantaba antes de llevarla a la cuna.

Miyake era activo… demasiado activo. No paraba quieto, todo quería tocarlo, chuparlo y golpearlo. Mientras Shikami observaba las cosas con detenimiento. Miiyake intentaba descubrir para que servía algo a base de golpearlo. Era un niño alegre, si había que usar un adjetivo que le describiera era ese, alegre. Siempre estaba riendo, dando palmas y canturreando, y no necesitaba que nadie le acompañase, poco le importaba que Shikami pasase varias horas durmiendo, él continuaba parloteando, como si estuviese contándole cosas.

Tenían casi 14 meses y Shikami aún no andaba sola. Andaba, sí, pero siempre agarrada a alguien, aunque solo fuese a un dedo, eso le bastaba para sentirse segura; tampoco hablaba, solo emitía sonidos con la boca cerrada cuando necesitaba algo, como que la levantasen del suelo o quería algún juguete. Akane solía decir que Shikami se tomaba la vida con calma, no había prisa, no andaba porque no quería llegar a ningún sitio y no hablaba porque no quería decir nada.

Por el contrario Miyake si tenía prisa por llegar a donde fuera y todo lo quería hacer él solo. Aún no tenía 6 meses cuando una mañana Shikamaru le vio entrar en su habitación gateando y no tardó en darse cuenta de que agarrándose a los muebles podía ponerse en pie; a los 10 meses Miyake ya caminaba solo y ahora no había quien le parase.

Akane regresó con el niño en brazos e inusualmente tranquilo.

—Sí que le ha relajado el baño —comentó Shikamaru.

—Creo que le está subiendo la fiebre —Sentó al niño en su trona—. Voy a buscar el termómetro. Ya tenéis preparada la bañera.

—Bueno, princesa, nos toca a nosotros.

Mientras se bañaba con la niña Shikamaru empezó a escuchar al niño llorar y el llanto continuó incluso cuando estuvo poniéndole el pijama, algo tenía que pasarle a Miyake porque era muy extraño que llorase tanto tiempo.

—¿Pero qué pasa? Llevo un buen rato escuchándole —Entró en la cocina vestido con un kimono y con la niña cogida de su dedo índice.

—Algo le pasa, Shika —contestó preocupada Akane mientras intentaba calmarle teniéndolo en brazos—. Anda, llama a tu padre, a este niño le pasa algo.

—¿Será la varicela?

—No, no es varicela. Algo le ha salido, no sé lo que es, pero no es varicela. Mira.

Le desabrochó el pijama enterizo que llevaba puesto mostrando la espalda. Toda la espalda del niño estaba llena de unos granitos rosados, pequeños y muy juntos.

—¿Será sarampión?

—No creo. Anda llama a tu padre, seguro que él sabe lo que es, además tiene mucha fiebre.

—Vamos, Shikami —dijo cogiéndola en brazos—. Vamos a por el abuelo.

Shikato observó la espalda del pequeño, puso un dedo en ella y presionó unos segundos para comprobar que allí donde había estado el dedo quedaba una especie de huella blanca por unos instantes.

—Yo diría que es escarlatina —concluyó al fin.

—¿Escarlatina? —Se extrañó Yoshino—. ¿Estás seguro? ¿Esa enfermedad todavía existe?

—Pues es lo que parece. Juraría que es escarlatina pero hasta que no le hagan un exudado no se puede saber.

—Lo mismo solo es una dermatitis como la que tuvo hace unos meses —opinó Yoshino.

—Pues no se decirte. Mañana hay que ir al médico y él dirá, seguramente le mandará hacer un exudado y recetará algún antibiótico.

—¿Pero de escarlatina no era de los que se moría la de "Mujercitas"? —preguntó asustada Akane.

—No te angusties, esto hoy en día no es nada, eso sí, quizás es mejor que vayamos ahora al hospital porque yo puedo darle algo para el picor pero cuando antes le den el antibiótico, mejor.

—¿Y la niña? —Yoshino le tocó la frente—. ¿Lo tendrá ella también?

—La escarlatina es muy contagiosa y lo mismo ya se ha contagiado. Voy a por las llaves del coche. Yoshino, tu quédate con la niña, no hace falta que vayamos todos.

...

Este ha sido el inicio de la pequeña historia, no creo que sean muchos capítulos Dudé bastante si meter en esta historia también la de Lee pero al final me he decidido por separarlas, así son mas cortas y al que no le interese pues que no lea.

Muchas gracias si te has animado a leer. Supongo que has leído "Nishasentaku" porque si no, no habrás entendido nada pero si eres antiguo lector de "Nishasentaku" confío en no haberte defraudado.

De cualquier forma, gracias de nuevo por leer. Espero subir la continuación muy pronto.