.Plan B.

Capítulo 1: Solo quería una cosa… ¡Alcohol!

Parte 1

(Lily)

Solté un gemido. La cabeza me martilleaba, la boca me sabía a la suela de una deportiva sudada y, en lugar de estómago, tenía una fosa putrefacta. Intente flexionar las rodillas, con la absurda idea de que todo mejoraría, y mi trasero rozó el costado de algo... o alguien. Su piel era cálida y…

¡Alto! ¡Nooooooo!

Abrí de golpe el ojo que no tenía hundido en la almohada; un desalmado rayo de luz se filtro entre las cortinas e ilumino mi soso sujetador blanco, que estaba sobre la alfombra de una cama que no era mi cama. Tranquilidad, nada de pánico. Todo tiene su explicación, tal vez...tal vez yo...yo...

Uno de los zapatos de tacón que llevaba puestos la noche anterior llamo mi atención, o lo que restaba de ella, al sobresalir por debajo de una camisa de hombre.

¡Por favor, por favor, que pertenezcan a Alice, que sea de ella, que sea de ella!

Hundí la cara en la almohada desesperada. ¿Y si no era de ella? ¡Claro que era de ella, debía serlo! ¿Verdad? Pero, y si... ¿Y si pertenecía a...?

¡No, no podía ser! Había llamado a Alice, mucho antes de perder el sentido de la vergüenza, para que me recogiese; esa camisa debía ser de ella. Alice siempre fue rara, seguro que ahora le había dado por la ropa ancha y masculina. Si, seguro que era eso...

...Debía serlo

Un muslo me rozó el trasero, y mis atrofiadas alarmas se dispararon. Parecía sumamente musculoso, sin duda se trataba del muslo de alguien que hacia deporte, mucho deporte. Alice no hacia deporte, no voluntariamente.

Mi estomago protesto de forma desagradable. Volví a abrir un ojo y gruñí de pura frustración cuando me vi incapaz de alzar un centímetro la cabeza.

Ya había experimentado alguna que otra vez las consecuencias de una buena resaca, pero nada parecido a esto. Nunca antes, en las escasas tres ocasiones en las cuales me encontré igual que ahora, perdí la memoria completamente.

¡Solía acordarme! ¿Porque ahora no recordaba nada?

Tranquilidad, respira hondo. Eso es.

Seguro que todo esto es un mal sueño, una alucinación o una broma de mal gusto...si seguro. Seguro que Alice tiene la culpa, estoy segura, debe ser eso...Alice me esta tomando el pelo de nuevo, intenta animarme y...

Un gruñido nada femenino rozo la única oreja que mantenía alejada de la almohada. Hundí la cabeza en la almohada y grite con ganas.

¡Mierda! ¡Joder! ¡Me cago en...

De acuerdo, me había equivocado de persona, pero la cabeza me daba martillazos, tenía el estómago revuelto y una rodilla ajena intentaba meterse entre mis muslos; sin duda me merecía una segunda oportunidad, el deseo de creer que todo esto es una mala pasada, una pesadilla. ¿No?

Tomé una bocanada de aire; tenía que dejar de atormentarme, averiguar de una puñetera vez quién era la persona que dormitaba detrás de mí. Pero hacer eso implicaría darme la vuelta y enfrentarme a los resultados de lo que supuestamente había sucedido.

¡Joder! Yo era una buena chica, una chica muy buena. Nada de esto podía ser real ¿cierto? a las chicas como yo, sosillas y sin muchas amistades, no le sucedían estas cosas. Eso estaba reservado a las chicas fáciles, a las que no tenían vergüenza y mucho apetito sex...¡Nooooo! De eso nada, no, rotundamente no...nada de eso ha sucedido Lily Evans, tranquilízate y deja de pensar estupideces. Tú no puedes haber cometido semejante gilipollez.

Averigüémoslo.

Cruce los dedos de los pies e intente girarme para afrontar mi metedura de pata pero un repentino mareo, unas locas ganas de echar hasta la última papilla y unas agujetas de cojones me lo impidieron y solo conseguí propinarle un codazo en el pecho a mi acompañante misterioso.

Él soltó una exclamación de dolor y se dio la vuelta llevándose toda la sábana con él.

Muy bien, estaba desnuda y encima mi acompáñate no era femenino, de eso no había duda. ¡La había jodido, pero bien!

Hundí de nuevo la cara en la almohada, ¿desesperada? no eso se queda corto, yo diría más bien suicida.

Al cabo de unos segundos, él se levantó haciendo que la parte del colchón en la cual me acurrucaba como una cucaracha, esperando mi hora para morir, se hundiera más. Después escuché el sonido apagado de sus pasos camino del lavabo, o al menos eso deduje con las escasas neuronas que aun poseía. Cuando la puerta se cerró, busque a tientas la sábana y me senté. La habitación se ladeó y el estómago se me revolvió. Me envolví en la sábana, me puse de pie bamboleándome y fui directa hacia mi salvavidas, antes conocido como teléfono móvil. Pulse el botón de desbloqueo y comprobé que tenia doce llamadas perdidas, todas ellas de Alice.

Perfecto, las posibilidades remotas e imposibles de que Alice fuese mi acompañante claramente masculino se esfumaron.

¿En que había estado pensado?

En nada, eso estaba claro.

¿Y ahora que mierda hago?

La puerta del baño se abrió y instintivamente gire mi rostro y oculte mi teléfono móvil. Tenía curiosidad, el saber si mi "conquista" estaría buena o era un simple prengadillo como yo me carcomía un trocito pequeño pero importante de mi cabeza y sobretodo mi ego.

-¿Quien cojones eres?-se que es una pregunta pero a mi me a sonado mas como un insulto, y uno de los feos.- ¿Que haces en mi cuarto?

Ajuste la sabana debajo de mis brazos y entrecerré los ojos.

¿Estaba de coña verdad?

-Yo...-carraspee-...esto...

-La habitación de Sirius es la de al lado, te has confundió. Lárgate.- ¿Sirius? ¿Quien cojones era Sirius?

-Mmm... esto...la verdad...es que, yo, es decir, tú y yo...bueno...eso...ya sabes. ¡Joder esto es demasiado raro y vergonzoso!- él alzo una ceja y se rasco la coronilla.

Dejo caer su peso sobre un pie y la toalla que se enrollaba entorno a sus caderas se aflojo, yo trague en seco.

-¿Tú- me señalo con un dedo acusador y frunció el ceño- y yo?- se señalo a si mismo.

Asentí rápidamente, con la cabeza gacha por culpa de la vergüenza.

¡Estaba desnuda delate de un hombre, desnudo, en una habitación que no conocía! ¿Que esperaba, un baile de la victoria o algo así?

-Joder pues así seria el pedo que pille para considerarte- comentó, sin taparse, con total descaro. Mirándome de arriba a abajo, desde las uñas de mis pies hasta el ultimo rizo desordenado de mi cabeza, si que quedaba algún rizo ya.

La rabia me poseyó.

¿Quien se creía, James Bond? ¡Y una mierda! Nadie me llamaba fea en mi cara y vivía para contarlo.

Demasiados años había soportado las burlas e insultos, no pensaba permitirlo ahora.

Agarre uno de mis tacones y se lo lance con toda la fuerza que pude reunir a su cabeza de pelo negro y enmarañado.

-¡Capullo!

Él se inclinó y el tacón dio contra la pared.

Intenté abalanzarse sobre él, como segunda opción, pero tropecé con la sábana y ésta resbaló hasta mi cintura.

- Tal vez este par sea la causa de mi perdida de juicio- se burló, sonriendo con descaro y sin apartar sus ojos de mi pecho.

En esta ocasión, tuve mejor puntería lanzándole uno de sus propios zapatos.

-¡Ay! - se frotó el pecho y, encima, tuvo el valor de enfadarse- ¿Que coño haces? ¿Eres gilipollas o que?

Volví a subir la sábana hasta mis axilas y miré alrededor buscando alguna otra cosa para lanzarle. Tenía varias opciones, entre ellas se encontraba una silla, un portátil, un cenicero, un escritorio...mmm...me decido por el cenicero de cristal que seguro que hace más daño y además es más liviano para mí.

Pero el debe haber averiguado cuales son mis intenciones por que se adelanta y de un empujón me tira sobre la cama.

-¿Quieres matarme?- se queja frotándose aun el pecho, donde el zapato a impactado.

¡Exactamente! Deseo tu muerte, a poder ser lenta y dolorosa.

-¡Estas loca!

Me incorporo con la ayuda de mis codos sobre el colchón revuelto, sin importarme que mi pecho quede al descubierto de nuevo, y abro la boca dispuesta a discutir...entonces comienza a vibrar mi teléfono y después la melodía pegadiza de la nueva canción de Usher me trae a la cruda realidad: Alice.

No contesto, pero tampoco ignoro el claro mensaje: Debo volver a casa, pero cagando leches.

Me estiro sorbe el colchón y atrapo mi sujetador, y después recolecto el resto de ropa bajo la atenta mirada de mi acompañante.

Mis bragas cuelgan de la esquina de la pantalla del portátil, mi otro tacón descansaba bajo la cama, mi vestido negro esta arrugado y hecho una bola frente a la puerta de salida, mi bolso esta abandonado sobre una silla repleta de ropa y por ultimo mis medias...ah...ellas han sufrido el peor trago. Están destrozadas.

Me visto con rapidez, sin saber muy bien donde poner cada cosa. Casi pierdo el equilibrio al percatarme que me había puesto el vestido pero no las bragas y cuando tuve que ponerme los tacones una ampolla monumental y con mala leche hizo aparición.

¡Perfecto!

-¡Que te den!- grito antes de salir de aquel infierno y cerrar de un portazo, dejando a un risueño, ojeroso y semidesnudo joven apoyado en la puerta de su baño.

El pasillo es largo y estrecho, lleno de puertas de madera oscura y con carteles que indican el nombre de sus propietarios. No me detengo a leerlos, cojeando y aun algo mareada comienzo a andar hacia lo que creo que es una escalera.

Las paredes de color verde musgo y forradas de paneles de madera oscura dan un toque lúgubre al pasillo y me enferman a un mas.

Bajo las escaleras, y me tuerzo el tobillo en el proceso, dando tumbos y al final llego a un recibidor amplio pero igual de lúgubre. Puedo escuchar claramente algunas voces provenientes del piso inferior, la cocina supongo. Las ignoro y corro como puedo hacia la puerta de entrada, tropezando en el camino con un horrendo paragüero en forma de pie de trol. ¿Quién coño tiene algo así en su casa? ¡Es de locos!

Y la luz matinal me recibe, vendito sol. Entorno los ojos para protegerlos del sol y salgo al exterior, bajando los escasos cuatro escalones de la entrada y traspasando la valla de hierro medio oxidada.

Un barrio peculiar sin duda, todo lleno de casas de aspecto antiguo y calles de adoquines. El barrió antiguo sin duda.

Mi móvil comienza a sonar de nuevo y en esta ocasión si respondo, solo que de mi boca no salen palabras si no sollozos que van aumentando conforme camino por las concurridas calles.

¿Como mierda había llegado yo, a esta situación?

20 horas antes...19:25.

Toda esta estupidez ha sido idea de Alice.

Te sentirás mejor, lo sabes. No te perdonarías si no fueses. ¡No permitas que te degrade!

Era fácil decirlo cuando no era ella quien debía hacerlo, seguramente si estuviese en mi lugar se negaría a semejante majadería y admitiría que lo mió con mi hermana no tiene solución, pero noooo...Alice ve lo bueno donde no lo hay. Según ella todos tenemos un porqué y un cuando en la vida, gilipolleces, y cuando llega el momento lo agradecemos.

Ya claro, pues mi momento había pasado hacia años. Porque esto de ahora no es mas que una tortura. Y prueba de ello es que este aquí sentada, en un restaurante familiar que detesto, con un impoluto y demasiado ceñido vestido negro, unos tacones que podrían ser condenados a muerte de lo incómodos que son y una maraña de rizos pelirrojos que intentan hacer la función de pelo.

¿Algo mas?...o si. La sonrisa, soy toda sonrisa...falsa y azucarada.

¡Voy a vomitar!

-Bueno- dice, como si estuviéramos en una entrevista o algo así- háblame un poco de ti. ¿Como te va?

De puto culo.

-Bien.

-¿Has encontrado ya trabajo?- se toca las perlas de su collar y sonríe inocentemente. La imito y sonrió, tomo un trago de vino y me preparo para lo que promete ser un interrogatorio desagradable.

-Si.

Su ceño se frunce, abre la boca y la tan ansiada, nótese la ironía, pregunta salio a descubierto.

-¿Donde? ¿Te pagan bien? ¿Esta lejos de tu piso? ¿Por cierto, has encontrado ya algún apartamento más fiable? Ese que tienes no parece muy seguro y es demasiado...- hace una floritura con su mano- desastroso.

Primer bombardero liberado.

-En la escuela Sir. Frederic. Me pagan realmente bien. Esta cerca del mi casa, apenas quince minutos. Y no, aun no he encontrado nada.- respondo de carrerilla mientras finjo leer la carta.

Mi hermana mayor frunce el ceño, como si pudiese ver las verdaderas respuestas en mi mirada, y asiente lentamente no muy convencida.

Pero que voy ha hacer, ¿decirle la verdad? ¡Nunca! Antes estoy dos semanas sin comer que pedirle ayuda a Petunia y mucho menos a su desagradable y seboso marido.

Porque la verdad es que aunque si tengo trabajo es un colegio publico y no en el Sir. Frederic. Mi sueldo es una mierda. Para llegar allí debo coger el metro y tardo treinta minutos. Y en cuanto a lo de mudarme, lo estaba deseando pero no podía. Mi sueldo no llegaba y no quería parirle ayuda a Petunia o a Alice, aunque esta última insistía en que me fuese a vivir con ella.

-¿Y Severus? ¿Que tal va vuestra relación?- pregunta como quien no quiere mientras da un trago de su agua mineral.

Puñalada trapera en toda regla.

Ella, al igual que todo aquel que me conozca lo mas mínimo, sabe que Severus, alias "capullo", es una historia pasada de la cual no me gusta hablar. Pero claro, si no saca el tema no esta tranquila, así es Petunia. Jodidamente manipuladora y arpía. ¡Que lastima me daba el niño que llevaba en su vientre! Ojala no sufriese el carácter de su madre sobre él, como yo tuve que sufrirlo durante años...aunque que digo, ese niño será hijo del gorrino de Vernon y de la maruja de mi hermana, nada bueno puede salir de esos dos. Seguro que el bebe es el sucesor de Satanás o algo por el estilo.

Sonrió ante mi propia idea y Petunia se toma el acto como una buena señal.

-¿Habéis arreglado vuestras diferencias?- pregunta ilusionada.

Aunque no se porque si ella nunca trago a Severus el "capullo".

-No.

Frunce de nuevo el ceño y juguetea con su ensalada. Yo ya he terminado de comer, dos platos para ser exactos, Petunia sin embargo aun esta con su primer plato, una ensalada sin tomate, maíz, zanahoria, remolacha, huevo...vamos lo que viene siendo lechuga con aceite, vinagre y sal. Es como si estuviese en una eterna dieta; yo pensaba que las embarazadas comían a montones, por todo eso de que ya que engordan lo hacen disfrutando, pero mi hermana es, una vez mas, la excepción.

Y luego yo soy el bicho raro de la familia.

-Deberías disculparte con él, arreglar las cosas y conseguir que salga contigo de nuevo- comenta mientras se lleva un insignificante pedazo de lechuga a la boca.

Ella tuerce el gesto en una mueca de asco y yo la imito, aunque mi motivo no es que me de nauseas su comida si no que el simple recuerdo de ese gilipollas me enferma.

¿Que me disculpe? ¿Yo? Es coña, ¿no?

Es él quien debe disculparse, fue él quien se comporto como un capullo y me dejo en la calle cuando mas lo necesitaba. Fue él quien me cambio por otra a cabo de tres días... ¡Joder! ¡Yo ni siquiera había echado un maldito polvo desde entonces! ¡Tres años! Que se dice pronto.

¡Tres putos años! Aguantando las gilipolleces de mi hermana y los desaires de su marido, tres años sin apoyo...tres años de desconfianza y recelo...tres años de soledad, de ser Lily y ya esta.

¡Tres putos años!

Tengo ganas de golpear a mi hermana, como cuando éramos niñas, pero tal vez me gane una denuncia por maltrato a una embarazada, con la suerte que tengo. Así que respito hondo me bebo de un trago media copa de vino tinto, me sirvo una segunda que acaba igual que la primera, y finjo mi mejor sonrisa de "Soy fuerte, independiente y nadie me hunde"

-¿Que tal Vernon?- y por supuesto cambio de tema.

Mi hermana se traga la dichosa lechuga y sonríe como una tonta enamorada.

-Últimamente esta muy ocupado, a recibido un encargo realmente grande de taladros y debe esmerarse porque su jefe esta pensado despedir al jefe de ventas y Vernon aspira al puesto...-dejo escapar un suspiro, aliviada por el cambio radical y efectivo de tema, y me sirvo otra copa de vino. La necesitare, lo presiento.

Con ocho copas de vino más y algo de color en las mejillas, aguardaba en la acera, junto a la puerta del restaurante familiar favorito de mi hermana, a que Petunia subiese a su coche familiar, regalo de la hermana de Vernon al saber la noticia del nuevo miembro de la familia, mientras Vernon, su marido, me fulminaba con sus pequeños ojitos y resoplaba como un caballo, desordenando su bigote rubio.

-Procura llamar mas seguido- protesto mi hermana antes de cerrar la puerta del coche. Últimamente estaba mas simpática, seria culpa de las hormonas- No debemos limitar nuestros encuentros a estas fechas solamente, es algo demasiado...

-Tu lo quisiste así- me queje, interrumpiéndola- Dijiste que seria una buena forma de recordarlos, que mamá y papá estarían contentos- Petunia hizo una mueca y cerro al puerta del copiloto, bajo la ventanilla y con voz estrangulada pronuncio un escueto "adiós" antes de que su marido arrancase y desapareciese entre el trafico londinense.

Me quede quieta, contemplando las luces del nuevo coche de Vernon hasta que fue imposible distinguirlas entre el resto de luces provenientes de la propia ciudad y de algunos coches.

¿Y ahora que? volvía a casa y me sometía a un maratón de llantos, moscos y auto depresión recordando los buenos recuerdos con mis padres como hacia todos los años en esta fecha, el día en el que ellos murieron, o me desahogaba de otra forma...

Una risita estupida escapo de entre mis labios y mi cerebro decidió: me desahogaría de otra forma, preferentemente alcohólica.

Con ánimos renovados camine entre algunas parejitas y algún que otro grupito de adolescentes hormonados que me gritaban guarrerias hasta llegar al primer pub que encontré. Tenia pinta cutre, era pequeño y casi nadie reparaba en él pero no me importo.

Alcé la cabeza hacia arriba y sonreí al leer el nombre del pub en un destartalado cartel de madera, al más puro estilo de las tabernas londinenses del siglo XVIII

-Caldero Chorreante- murmuré- ¡Que asco!- comencé a reír y empujé la puerta de entrada.

No había demasiada clientela; tan solo dos ancianas tomando una copa de jerez junto a la chimenea, un viejo echado sobre una mesa con una jarra de cerveza junto a él y un puñado de chicos con sudaderas de la Universidad de Oxford berreando junto a una de las dianas del local.

-Un...- pensé durante un minuto- una cerveza- decidí al fin.

El camarero, un hombre regordete, encorvado y con pinta arisca, cabeceo dándose por aludido y saco de la parte baja de la barra una botella de cerveza y un vaso limpio.

Sonreí; sabia que no debía mezclar, era mala bebiendo eso lo tenía claro, pero me importaba una mierda.

Vacié la cerveza en el vaso, aun no estaba lo suficientemente borracha como para olvidar mis escrúpulos y beber directamente de la botella, y me senté en un taburete de madera algo desgastado. Desde mi posición, en el centro de la barra, podía contemplar al resto de clientes; desde las ancianas y el borracho dormilón hasta los estudiantes universitarios que ya había comenzado a percatarse de mi presencia.

Les sonreís y calculé que tendrían alrededor de unos diecinueve o veinte años, cuatro o cinco años menos que yo. No era demasiado.

Las campanillas de la puerta tintinearon anunciando la llegada de un nuevo cliente al mismo tiempo que uno de los universitarios se acercaba hacia mí con una amplia y seductora sonrisa en los labios.

-Hola- me saludo.- Soy Trevol, pero puedes llamarme Trev.

Di un trago a mi cerveza y sentí como bajaba por mi garganta arrasando con mi vergüenza de paso.

-Li...

-Un whisky, solo, y bien cargado.- me interrumpió una voz ronca proveniente de mi espalda.

Fruncí el ceño y eche un vistazo sobre mi hombro, el culpable de la interrupción me miro y sonrió juguetonamente, dos pequeños hoyuelos invadieron sus mejillas cubiertas por una incipiente barba negra.

El universitario, Trev, carraspeo llamando mi atención pero no me importo; había encontrado un nuevo entretenimiento.

-Lily- dije girando mi trasero sobre la base del taburete y dándole la espalda al pobre Trev- Lily Evans- extendí la mano y espere a que la estrechara.

Él miro con sorna la mano extendida y después el vaso con cerveza que sujetaba con la otra.

-Si me das ese vaso te digo como me llamo- dijo.

No pude reprimir un escalofrió, tenia la voz mas jodidamente sensual que había escuchado en mi vida. Con un toque de ronquera que no hacia mas que enfatizar el efecto "babeo" como solía llamarlo Alice.

-Gánatelo- susurré entornando los ojos.

¿Quien era esta y que había hecho con mi verdadera yo?

Él sonrió y me atrapo la mano que aun le ofrecía, tiro de mí hacia delante y atrapo mis labios en un fugaz pero deseado beso.

Después me soltó y me arrebato el vaso para bebérselo casi de un trago.

-Dos vasos de Whisky mas- pidió una vez que el camarero regreso con su vaso. Se lo bebió de un tirón, con mueca incluida, y volvió a inclinarse sobre mí. Era mas alto, pues ambos estábamos sentados en los taburetes y aun así yo le llegaba a la altura del pecho, y eso me encantaba.- Lárgate.

No me gire para saber a quien se lo decía, supongo que seria Trev o alguno de sus amigos. Aunque tampoco me interesaba demasiado, no cuando tenía a un tío bueno delante de mí, dispuesto a algo mas que una charla banal.

Ya iba siendo hora de que me desahogase, y quien mejor que él. Sonríe y di un tirón de la tela de mí vestido, él bajo la mirada hacia mis piernas y sonrió más ampliamente.

-James- se presentó.

Y eso es lo último que recordaría, o al menos hasta el día siguiente cuando despertara a las tres de la tarde junto a aquel tío, en su cama.

Nueva historia, misma pareja y muchos enredos... esa es la receta que espero seguir al hacer esta nuevo fic. Y algo de humor, por supuesto. (Haber como me sale)

Me inspire para escribir esta capitulo, y bueno, la historia en si, en una película que vi con una amiga mía el pasado fin de semana. Era tan divertida y caótica que al terminar de verla comencé a imaginarme algunas escenas pero con James y Lily como protagonistas, y después vinieron los ¿Y por qué no? ¡Seria estupendo! ¡Voy ha hacerlo!... y escribí el capitulo.

Y aunque no tenia pensado subirlo, ni siquiera sabia como continuarlo porque había sido un mero arrebato, aquí estoy. Pero no, tranquilos, no dejare la historia tirada. He escrito ya el segundo capitulo y estoy escribiendo el tercero, aunque no se muy bien cuando podré subirlos. Pero los subiré, tarde o temprano. Además tampoco tengo pensado que sea una historia excesivamente larga por lo que no creo que pierda el hilo del argumente fácilmente, y por lo tanto no dejare la historia a medias. ¡Palabra de boyscout!

Espero vuestros tomatazos, sugerencias y demás con muchas ganas... y como siempre me disculpo por las posibles faltas ortográficas que pueda contener el capítulo. (Lo juro, lo intento, pero es superior a mí).

¡Besitos!