Nota de autora: ¡Hey! Aquí traje un One-shot de un anime que yo antes veía y siempre me gustó. Aclaro que para mí fue un poco raro escribir algo cursi y pasar de "Bellota" a "Kaoru", pero bueno, de todas formas siempre ha sido mi personaje favorito ya que su personalidad es como la mía. Otra cosa es que el humor no me salió tan bien pero me esforcé. Y... creo que tenía otra aclaración pero ya se me olvidó. Así que aquí lo tienen.

Disclaimer: Los personajes NO me pertenecen, la historia sí.

Nota adicional: Este fic fue corregido el 02/05/2014


Amo a ese tonto

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Kaoru's POV:

Finalmente, después de unas largas horas, las clases habían llegado a su fin, así que ya podría ir a mi casa y sentarme a ver el partido de fútbol de esa noche, el cual desde hacía mucho ansiaba por ver.

Me levanté de mi asiento y comencé a guardar mis útiles escolares en mi mochila verde con estrellas negras.

Mientras guardaba mis cosas, tuve la sensación de que alguien se encontraba detrás de mí. Alguien que sin necesidad del voltearme para verlo sabía perfectamente de quién se trataba. Así que, con sequedad le pregunté:

-¿Qué quieres Butch? –él soltó una carcajada

-¿Qué? ¿Acaso no puedo venir a saludarte? –preguntó él colocando una mano en mi hombro.

-Nunca lo haces por una buena razón –murmuré mientras me ponía mi mochila y comenzaba a caminar. Él me siguió.

-Quizá tengas razón –dijo encogiéndose de hombros. Yo rodé los ojos.

-¿Y? ¿Qué quieres? –él sonrió maliciosamente.

-Bueno, es que hay una chica muy guapa con la que quiero salir.

¡PUM! Ahí vino el golpe, ya que, bueno, aunque me cueste mucho admitir esto, me gusta Butch. Es más, se puede decir que amo a ese imbécil. Pero no pienso decirle esto a nadie; no quiero que la gente crea que soy cursi y una completa tonta, porque para nada lo soy, o al menos eso deseo creer.

Me quedé unos segundos pálida y sin hablar, pero luego me di cuenta de la estupidez que estaba haciendo, así que casi tartamudeando le pregunté:

-Y… ¿Quién es ella? –él soltó una risa.

-Aún no puedo decirte –aclaró sonriendo–.Y tampoco puedo decirte cómo es ella físicamente. Solo te diré que es una chica genial y que me encanta –y ahí vino otro golpe. Uno muy bajo.

-Ey, nunca pensé verte tan cursi.

-Yo no soy cursi, alguien tan atractivo como yo no tiene esa necesidad, ¿Cierto chicas? –preguntó a unas porristas que pasaban por allí. Ellas suspiraron, él sonrió y yo puse los ojos en blanco. A veces podía llegar a ser tan insoportable.

-No te creas tanto, que ellas me contaron que prefieren en ese caso a Boomer –mencioné con una sonrisa de victoria. La sonrisa del rostro de él desvaneció.

-Pues las de la banda…

-Prefieren a Brick, creen que es genial.

-No me simpatizas –dijo infantilmente sacándome la lengua. Solté una carcajada.

-Y hablando de lo otro, ¿Por qué me pides ayuda con eso a mí y no a Miyako? Ella sabe mucho más de amor y esas cursilerías.

-Porque se puede decir que quien me gusta se parece un poco a ti…

-¿Ok…?

-Bueno, ¡Comencemos con las preguntas! –Exclamó. Parece que el idiota creyese que estamos en una serie de televisión o algo así. Yo solo lo miré extrañada y emití un suspiro de resignación–Si alguien te invitara a una cita, ¿A dónde te gustaría ir?

-A mi casa, a ver el juego de esta noche, al que SI NO ME APRESURO no voy a poder ver –respondí sarcásticamente.

-Genial –dijo él mientras escribía en un papel que quien sabe dónde diablos había sacado.

-¿Qué dem…? Agh, continúa.

-¿Qué te gustaría comer?

-No lo sé. Palomitas, gaseosas y pizza, supongo.

-Buena idea… para ser una chica –Butch susurró lo último.

-Una chica que juega mejor videojuegos que tú –aclaré sonriendo.

-Lo que pasó ese día fue porque… Yo, bueno, pensé que sería divertido dejar que me ganaras una vez.

-Gané 23 de 24 partidos de tenis, 5 de 5 partidas de baseball…

-Ya entendí, ya entendí –me dijo cruzándose de brazos.

-Y eso solo en el de deportes –aclaré con una sonrisa triunfadora.

-¿Entonces también te gustaría jugar videojuegos? –preguntó mientras se preparaba para apuntar en su hoja.

-Supongo –respondí mientras por fin salía del colegio y tomaba mi skate. Él continuó siguiéndome.

-Ok, Kaoru, y por último, ¿Cuáles son tus flores preferidas y cuáles chocolates te gustan? –esto último me confundió un poco.

-¿Para qué quieres saber? –pregunté.

-No sé, yo que pregunto –respondió encogiéndose de hombros. Yo arqueé una ceja.

-Umm… Tal vez los girasoles y diría que me gusta toda clase de chocolates, o tal vez la mayoría –Butch soltó una risa.

-Bueno, eso es todo Kaoru, te veo luego –dijo este mientras se despedía de mí moviendo su mano de lado a lado. Yo me limité a sonreírle de lado para despedirme.

Me volteé y fue entonces cuando me di cuenta de que ya estaba frente a mi hogar, así que entré. Puse mi mochila en una silla, me quité los tenis y luego mis calcetines; los cuales lancé a un sillón cerca de donde me encontraba.

Fui a la cocina y me dirigí al refrigerador, pero en la puerta me encontré una nota de mi madre:

"Kaoru, tus hermanos fueron a ver un partido a la casa de sus amigos y tu padre y yo fuimos al supermercado por unas cosas. Tal vez nos quedemos en un hotel en vista de que probablemente llueva.

Te ama, mamá".

Dejé la nota en donde se hallaba y me dispuse a buscar palomitas de maíz para comer mientras observaba el partido, pero después de una gran y exhaustiva búsqueda (medio fijarme en la gaveta en donde siempre están) no logré encontrarlas, así que llegué a la conclusión de que sería mejor ir a mi habitación en lugar de buscar la comida y de esa forma no me perdería del partido. De cualquier forma, en el medio tiempo podría hacerlo.

Entré a mi habitación, cerré las ventanas y por consecuente las cortinas, me recosté en mi cama y tomé el control remoto para entonces encender la televisión y comenzar a ver el partido, el cual estaba a punto de empezar.

Me encontraba sumamente concentrada en el juego, ignorando por completo mi insistente hambre y el montón de tarea pendiente. Nadie ni nada impediría que observara el tan esperado partido… o eso creía.

De repente, escuché unos ruidos fuera de mi habitación. En un principio intenté ignorarlos, pero al final me fue imposible ignorar tanto fastidio, así que bastante molesta y estresada, le pedí amablemente a la persona que hacía tanto ruido que por favor hiciera un poco de silencio.

-¡SILENCIO, IDIOTA! ¡ESTOY OCUPADA!

Mas los ruidos continuaban, razón por la cual tuve que tomar la decisión de sacar la cabeza por la ventana y gritarle al inútil que dejara de hacer ruido, pero entonces, fui recibida por un golpe. Al parecer me habían lanzado algo al rostro.

Caí hacia atrás por el impacto. Pasé mi mano por mi frente y noté que el objeto que me habían lanzado era un chocolate.

"¿Qué mierdas…?" pensé.

Volví a asomar mi cabeza por la ventana, para finalmente saber qué producía tanto escándalo. Cuál fue mi sorpresa al observar a Butch con un ramo de girasoles gigante en una mano y una gran bolsa en la otra.

-¡Hola Kaoru! –saludó este animadamente.

-¿Butch?, ¿Qué estás haciendo aquí? –le pregunté.

-Vine a ver a la chica que me gusta –me respondió.

-¿Quién? –pregunté totalmente desconcertada.

-¡Tú! –respondió con una linda sonrisa en el rostro.

"¡Tú!, ¡Tú!, ¡Tú!" era lo único que repetía una y otra vez mi mente.

Abrí mis ojos como platos y sentí cómo mis mejillas ardían… Esperen, ¿Yo?, ¿Sonrojada? Ok, esto ya había alcanzado un nivel de gravedad que jamás imaginé que lograría pasar.

Al darme cuenta de que llevaba varios minutos sin decir palabra, sacudí rápidamente mi cabeza de un lado a otro y dirigí de nuevo la mirada al chico de cabello azabache, para entonces notar que él sonreía de oreja a oreja, además de que un leve rubor invadía sus mejillas.

Respiré profundamente y con algo de dificultad pude pronunciar:

-Y…yo… ¿Yo? –él asintió.

-¡Obviamente! Ey, ¿Me dejas pasar? No quiero molestarte, pero aquí afuera hace algo de frío –no pude evitar sonreír.

-Cla… claro, ¿Pero cómo vas a pasar?

-No importa, treparé este árbol –y dicho y hecho, trepó por un árbol hasta llegar a mi habitación.

Justo al llegar, le pregunté por el contenido de la bolsa y me mostró unos chocolates, una consola, un tazón con palomitas (que quién sabe cómo llegó a guardarlo sin que se desparramaran todas), una gigantesca botella de Coca-Cola y una caja con pizza.

Acomodamos todo y nos sentamos frente al televisor con la comida.

Todo iba normal y tranquilo, hasta que sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo, abrazándome de una forma sumamente tierna. Volví a verlo realmente sorprendida, nerviosa y ruborizada, tanto, que ni siquiera sentí una pizca de incomodidad, enojo o algo parecido. Él posó su mirada en mí y sonrió de lado, no pude evitar devolverle la sonrisa.

Me acerqué un poco más a él, cerré mis ojos y suspiré, digo, ¿Qué más podía hacer? De cualquier forma, amo a ese tonto.

Fin