Disclaimer: El Universo de Harry Potter, sus personajes y todo lo reconocible son propiedad de JK Rowling, yo solo juego con sus creaciones y todo es sin fines de lucro. la trama de esta historia sí es mía y su distribución, adaptación y/o traducción está prohibida sin mi previo consentimiento.
Aviso: Este fic participa en el minirreto de junio para La Copa de la Casa 18/19 del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Respiró hondo mientras apretaba en su mano el dedo de Bowtruckle disecado que le dio su madre diciendo que atraía buena suerte. Él no creía esas cosas que su madre y su padre creían. De hecho, Lysander era mucho menos escéptico que él, pero estaba tan nervioso que se encontraba dispuesto a acudir a cada recurso que lo ayudara.
De eso dependía su futuro.
Ya había arreglado huesos rotos, mordeduras leves, cortes menores y había despertado a tres personas paralizadas. Solo quedaba una prueba, la última que determinaría si era capaz de ser enfermero: Controlar una infección con ayuda de un profesional.
Los enfermeros no suelen estar capacitados para enfrentarse a una infección, por lo que deben ser ayudados por alguien. La persona que le habían asignado, un tal Smith, estaba frente a él.
Se levantó del asiento y saludó a quien sería su ayudante.
Juntos entraron a la sala en la que estaba internado el paciente. No sabía exactamente cuál era su labor en una situación así, pero solo esperaba que sus conocimientos fueran suficientes para la situación.
Adentro había un anciano. El señor Smith le leyó los malestares con los que se había presentado a San Mungo. Dolor de cabeza, espalda y vómitos. Era lo único que podía decirle, lo demás debía averiguarlo por su propia cuenta.
Lanzó un simple hechizo para comprobar lo que creía, el anciano tenía bastante fiebre. Posó su mano en su garganta y lanzó un hechizo, era una manera de sentir la inflamación de la garganta, la cual era preocupante. Para asegurarse, revisó más de cerca las ampollas en su piel. Tenía también algunas costras y manchas rojas. Ya no tenía dudas.
—Es un caso de viruela de dragón, y uno grave al tratarse de un grupo de riesgo —Lorcan dio a conocer su diagnóstico con mucha confianza.
—Tratamiento… —exigió el señor Smith.
—Dosis de la cura creada por Gunhilda de Gorsemoor cada tres horas para controlar los síntomas y aumentar cada semana la cantidad para ir combatiendo la enfermedad.
La verdad es que había sido más fácil de lo que pensaba y eso lo preocupaba.
—Bien hecho chico —sonrió el señor Smith —. Cometiste el mismo error de muchos, creer que la última prueba es lo peor. La verdad es que lo peor ya ha pasado y ahora has aprobado oficialmente las pruebas de San Mungo.
