El viento mecía las copas de los árboles de los viejos bosques del Este mientras una mujer vestida con un hermoso kimono lila observaba hacia el cielo extasiada, sus cabellos negros se mecían y ondulaban al viento, era cierto que estaba gravemente enferma, no podía negarlo, sus huesos dolían y le costaba respirar, pero tenía que ir a ese lugar un poco antes de terminar su existencia… lágrimas brotaron de sus ojos cuando se percató que un pequeño niño de plateados cabellos la observaba con sus ojos dorados llenos de preocupación, "¿Mamá?" era lo único que le quedaba en el mundo… y era hora de dejarlo solo mientras ella se reunía con su padre, por Kami¿Qué sería de aquella pobre criatura después de que ella… "¿Mamá, porque lloras¿te duele mucho¿mamá?" desde que él muriera había dedicado su vida entera a aquel pequeño ser, tan inocente, tan puro, tan parecido a él… si al menos las fuerzas no le estuvieran faltando podría cuidar de él hasta que se convirtiera en hombre y pudiera enfrentarse al cruel mundo en que había nacido, pero ahora… "¿Mamá?" las piernas le fallaron, sucumbió ante el dolor del cuerpo y del alma, llorando amargamente sobre aquel pequeño que era todo lo que amaba en el mundo, lo abrazó sobreprotectoramente, lo abrazó con desesperación, con miedo y angustia, con amor, con tantos sentimientos mezclados… "Perdóname mi cielo" "¿Perdonarte? Pero si tú no has hecho nada malo mamá, tú eres buena¿Por qué te debo perdonar?" "Perdóname por los problemas que te causaré después, no es mi intención fallarte" "Mamá¿Qué te pasa¿Por qué dices eso?" lo había conseguido, el pequeño estaba asustado, pero la culpa era tan fuerte, que tenía que pedirle perdón mientras aun vivía… "Perdóname, Inuyasha"
RAKUEN
Cap 1: El Encuentro
Inuyasha se levantó de un salto, estaba sudando como si tuviera mucho calor, su corazón latía de forma acelerada, por un momento no reconoció el lugar en que se encontraba, la luna entraba por una abertura de piedra, olía ligeramente a humo y hierva, volteó a todos lados y poco a poco su memoria se refrescó, Miroku, Sango y Shippo descansaban dentro de la cueva alrededor de una fogata, la cual tenía un buen rato que se había extinguido… un momento¿Dónde estaba Kagome?
-Inuyasha¿estas bien?
-¿Eh?
Lucía preocupada, no tardó en poner una mano sobre la frente del hanyou, quien no parecía comprender la angustia en los ojos de aquella humana.
-No pareces tener fiebre… tenías una pesadilla ¿verdad?
-Una… ¿pesadilla?
-Si, tiene rato que no dejabas de moverte, y estabas hablando, aunque… no se entendía lo que tratabas de decir dormido.
-Ya veo, perdóname Kagome, no quería preocuparte, si me disculpas, tengo que salir.
-Pero…
Inuyasha salió de la cueva con la mirada triste, decaída, Kagome trató de ir tras él, sin embargo, un pequeño piquete en su cuello la hizo detenerse, la pulga Myoga estaba con ella en aquel momento.
-Déjelo ir señorita Kagome, el amo necesita estar solo.
-Anciano Myoga¿usted sabe que le sucede a Inuyasha? No es normal que esté tan deprimido y que tenga pesadillas.
-No me atrevería a asegurarlo, pero, él debía estar soñando con su madre.
-…
-Verá, la señora Izayoi murió por estas fechas hace ya muchos años, antes de morir, cuando aun tenía las fuerzas para levantarse, trajo al amo Inuyasha a estos bosques, quería despedirse de este lugar, pero lastimo al amo mientras lo hacía.
-¿Despedirse de este lugar?
-Así es, lo que pasa es que, los padres del amo Inuyasha, se conocieron aquí.
-Ya veo¿tú sabes como pasó, anciano Myoga?
-Si, lo se, yo estuve aquí aquel día en que ambos se conocieron… viene el amo, si gusta, se lo contaré en otra ocasión.
-¿Contarle qué?
Inuyasha había vuelto, se notaba más tranquilo que hacía unos momentos, así como interesado en lo que platicaban la sacerdotisa y la pulga.
Myoga – Nada amo, de veras, no era nada.
Kagome – Pero Myoga¿cómo que nada? La verdad le estaba preguntando al anciano Myoga si sabía porque habías tenido una pesadilla, dijo que …
Inuyasha – Eso no importa, mejor vuelvete a dormir.
Kagome – Pero estoy preocupada por ti.
Inuyasha – Kagome, no necesito que te preocupes por mi, anda, vuelve a dormir, mañana nos levantaremos al amanecer, necesitas fuerzas para el viaje.
Kagome – Pero…
Myoga – Haga caso al amo señorita Kagome, vuelva a descansar.
Kagome – Esta bien, y no deberías molestarte porque me preocupe por ti, no puedo evitar, preocuparme por las personas que amo.
Inuyasha - …
La noche fue sucedida por el día, y este dio paso a la noche y así sucesivamente, mientras los viajeros continuaban su camino en busca de su enemigo, aun les faltaban algunos fragmentos de la perla, y no había rastro de Naraku, por otra parte, Inuyasha parecía más distante de lo usual, casi no regañaba a Miroku por la forma en que molestaba a Sango una y otra vez, ni se burlaba de Kagome cuando se quejaba por alguna cosa, incluso había dejado de pegarle a Shippo cada vez que este hacía o decía algo indebido, era un comportamiento extraño, pero nadie se atrevía a preguntar, finalmente, algunas noches después, Inuyasha dejó el campamento y se internó en el bosque, tomó algunas flores y siguió caminando por un tiempo, de pronto se detuvo en seco, viendo la luna llena en lo alto del bosque…
Inuyasha – Kagome vuelve con los demás y deja de seguirme.
Kagome - ¿Cómo supiste que yo…
Inuyasha – Tu aroma te delata, ahora vuelve con los demás.
Kagome – ¡No pienso volver! Has estado actuando muy extraño estos últimos días, todos estamos preocupados, no solo yo, también monje Miroku, Sango y hasta Shippo lo están.
Inuyasha – Eso no me importa y lo que me pasa no les incumbe¡ahora, será mejor que regreses!
Kagome - ¡No pienso regresar¡o me dices que pasa o lo averiguo sola!
Inuyasha - … ¡SABES QUE! HAS LO QUE QUIERAS… mujeres, todas son iguales, son necias, tercas, e imposibles… ¡feh!
Kagome - ¿QUÉ DIJISTE?
Él ya no contestó y ella se limitó a seguirlo molesta, completamente indignada, había alcanzado a escuchar perfectamente lo que él había dicho hacía unos instantes y francamente, su lado feminista y su carácter fuerte no podían tolerar aquella frase, pero se limitó a seguirlo lo más callada posible, finalmente él volvió a detenerse, la joven humana estaba a pensando exactamente de que forma agresiva responder a una nueva orden, cuando las acciones del hanyou la desconcertaron, ahí estaba una pequeña y modesta tumba, sobre ella, Inuyasha acababa de depositar el ramo de flores con un cuidado impresionante, en completo silencio se había arrodillado frente a aquella tumba y había comenzado a rezar, Kagome ya no supo que hacer o que decir, dio la vuelta y se alejó lentamente, dejando al joven de cabellos de plata conversar con los espíritus, "Menos mal que lo dejó solo, señorita Kagome", "¿Anciano Myoga?".
Pronto sus pies la condujeron a lo alto de aquel cerro en cuyas faldas se encontraba enterrada la madre de Inuyasha, estaba sentada observando la luna tal y como lo había hecho el dueño de su corazón, Myoga estaba con ella, observando también, pensando como empezar, por fin, luego de unos instantes en completa paz, se animó a comenzar su relato.
-Usted me preguntó como se había conocido los padres del amo, y el amo tardará un buen rato en volver con sus amigos o en venir aquí arriba a buscarla, así que tenemos tiempo suficiente para que le cuente como sucedió.
-Te lo agradezco mucho anciano Myoga.
-Pues bien, fue hace mucho años, yo no era tan viejo como soy ahora, de hecho, era una pulga bastante bien parecida, jeje, había muchas jóvenes pulga detrás de mi¡ahh! Que tiempos aquellos… pero bueno, sucedió que…
Era un maravilloso día soleado de mediados de primavera, los pájaros trinaban, el bosque entero olía a juventud, a belleza y a frescor, todo parecía felicidad y belleza, especialmente para una pequeña niña de ojos azules como el cielo de aquel día, ojos brillantes, puros, llenos de inocencia y maravilla ante la vida, la pequeña tendría quizá 9 o 10 años, corría por entre los árboles del bosque mientras reía y tarareaba una canción que acababa de escuchar en la aldea, lo veía todo, lo observaba todo con curiosidad, sus cabellos negros y lacios caían en cascadas sueltas a los lados de su esbelto y ágil cuerpo el cual era cubierto por un yucaza azul con flores de cerezo bordadas en finos hilos de oro y plata, nada parecía preocuparla, "Princesa¿Dónde está?" "¡Estoy aquí arriba nana!" "Baje por favor, su padre me reprenderá si algo le pasa" "¡Estaré bien nana, mejor siéntate un momento a descansar, necesito encontrar unas flores" "¿Flores¿qué flores? Princesa, solo envíe a sus sirvientes por las flores y baje, podría hacerse daño" "Nana estaré bien, debo cortarlas yo misma, son para mamá, si las encuentro, tal vez se alivie pronto y papá estará feliz de nuevo" "Princesa por favor…" la pequeña se alejó más, haciendo oídos sordos a lo que la mujer ya entrada en años le decía desde lejos, pronto no la escuchó más, y llegó a lo más alto del cerro en los bosques del Este.
Algunos pasos más y comenzó a escuchar un jadeo proveniente de los árboles cercanos al pequeño riachuelo que pasaba por ahí, se acercó con cuidado, y de pronto observó a un hombre bastante atractivo ataviado con su pesada armadura de samurai, su piel era tan blanca y sus cabellos plateados brillaban hermosamente, sus ojos, dorados como el mismo sol, la habían visto ya, captando la atención de su mirada, fue entonces que se dio cuenta de que había un poco de sangre en las ropas de aquel hombre extraño, rasgó un poco de tela de su vestido y se acercó corriendo hacia él, se detuvo para verlo de nuevo a los ojos antes de comenzar.
-¿Estas herido?
La respiración se le dificultaba un poco, si bien su mujer le había advertido que lo iban a herir si acudía a aquella tonta batalla, también le había dicho que hiciera lo que él deseara, y justo eso había hecho, pero no pensó que lo fueran a lastimar de aquel modo… de pronto, el aroma de la hierva había cambiado de forma tenue, había un aroma dulce saliendo del bosque, tranquilizador, volteó su rostro y entonces observó a una pequeña escondida detrás de uno de los árboles, había algo especial en su forma de mirarlo, a pesar de ser humana, no parecía temerlo, al contrario, parecía curiosa, y entonces se acercó, no supo en que momento la pequeña había corrido hasta él, pero ahí la tenía, frente a frente, con algunos trozos de exquisita seda azul bordada en oro y plata entre las manos de piel lechosa, "¿Estás herido?" su voz era extrañamente tranquilizante, no pudo evitar sonreír entonces ante aquella pequeña.
-Estoy bien, solo un poco lastimado, pero nada más.
-¿Puedo ayudarte? Tienes sangre en la ropa, debe dolerte mucho.
-¿No eres muy pequeña para andar sola por el bosque?
Por toda respuesta, la niña retiró con cuidado la armadura, limpio el área con manos casi expertas y luego lo vendó.
-No estoy sola, nana está allá abajo esperando por mi.
-¿Y porque está allá abajo y tú aquí arriba?
-Vine a buscar flores.
-¿No te da miedo que un youkai te devore mientras tu nana está abajo?
-Tú eres un youkai y no me has devorado, ya está¿te sientes mejor ahora? No puedo hacer más, la medicina está en el castillo.
-… gracias, no es necesario la medicina, con lo que has hecho me siento mejor, oye¿cómo te llamas pequeña?
La niña simplemente sonreía abiertamente, estaba a punto de contestar cuando una voz cascada sonó en la lejanía llamándola "Princesa, princesa Izayoi, se está haciendo muy tarde, baje por favor", la niña volteó a verlo con mirada traviesa, tomó una de sus garras entre sus pequeñas manos sin dejar de verlo a los ojos y luego le dio un beso en la mejilla.
-Debo regresar al castillo, si nana sube enfermará de un susto, espero que estés mejor señor youkai, hasta luego.
-Hasta luego, princesa Izayoi.
Y así, sin más, la niña se fue, no sin antes regresar unos pasos para tomar unas flores blancas con forma de campana para correr y perderse por entre los árboles del bosque.
-Que criatura más extraña¿no lo crees Myoga?
-Si mi amo me permite decirlo, es una verdadera descarada.
-No seas tan duro Myoga, esa pequeña tiene más agallas que tú, mira que acercarse a un youkai y darle un beso de despedida…
-Por eso lo digo amo, es una descarada, usted es el Lord de estas tierras¿cómo se atreve esa mocosa a…
-Tranquilo Myoga, además, es hora de volver a casa, vámonos.
La mirada del Lord de las tierras de oriente había cambiado por completo, había una sonrisa dibujada en su rostro, lo cual no pasó inadvertido para su acompañante, una pulga tan diminuta en comparación, que la niña ni siquiera la había visto…
-Esa fue la primera vez que el amo la vio, él venía llegando de una revuelta ocasionada en las fronteras con las tierras del sur, le preocupaba que sus guerreros estuvieran muriendo y regresó herido a casa, aunque logró terminar con esos desdichados sureños justo a tiempo.
-Ya veo, pero¿no era la madre de Inuyasha demasiado pequeña como para enamorarse de él?
-Así es, el General nunca la olvidó al paso de los años, y la señora Izayoi tampoco lo olvidó a él.
-Cuéntame más anciano Myoga, por favor.
-Esta bien, parece que aun hay tiempo para contarle un poco más sobre ellos dos.
Y así, mientras la luna ascendía poco a poco en el firmamento, mientras un joven de plateados cabellos elevaba al cielo la única plegaria que conocía, una joven sacerdotisa escuchaba, en lo alto de un cerro de aquel bosque, las palabras que contaban una historia casi olvidada en el tiempo.
Notas de la autora:
¡HE VUELTO!... creo que esa frase ya la había dicho antes, en fin, espero que este primer capítulo les haya gustado, y bueno, aclarando, para los amantes de la pareja InuKag… I'm so sorry, pero hay demasiados fics de ellos dos en la red, así que en este si acaso se verá una ligera pintadita de su relación, en cuanto a los amantes del MirSan, lo mismo chicos, yo se que son menos los fanfics del sacerdote y la exterminadora, pero no pienso escribir una historia sobre esos dos, de hecho, no estoy muy segura de que vayan a volver a aparecer a lo largo de esta historia… para aquellos que hayan sido más observadores, si, efectivamente, este fic se tratará principalmente sobre los padres de Inuyasha¿cómo se conocieron¿cómo se enamoraron¿Qué pasó con la primer esposa del general¿la relación entre los padres de Inuyasha tiene relación con el odio de Sesshomaru a los humanos y a su medio hermano, todo esto y mucho más en los próximos capítulos de este fanfic, y bueno, ya para despedirme de ustedes (y para no perder la costumbre) este capítulo está dedicado a mi amiga Yazmín de allá de la escuela, la neta no estoy segura de que lo llegue a leer, pero en fin, en cuanto a la historia completa, queridísimo David, esta va para ti, tú sabes de donde saco la inspiración para poder escribir mis historias, así que ya sabrás porque te la dedico a ti precisamente… bueno, ahora si y ya sin más, los dejo descansar, por cierto, no olviden dejar un review, sus opiniones son importantes para mi, pueden influir en el curso de esta historia.
SARABA
