Era 100% cierto.
—Los momentos en los que más me divierto, los que prefiero —hizo una pausa, Chat Noir y continúo—: Son cuando estoy contigo, My Lady.
Lo que dijo el héroe de Paris en ese momento con Gamer 2.0, era verdadero.
—Y sacrificaría todo por eso.
Por poder seguir disfrutando a su lado, de seguir jugando y no acabar nunca el juego de ser héroes juntos, haría lo que fuere.
Las horas pasan y el cielo oscurece, ya es de noche. Chat Noir está mirando las estrellas, cuando oye un sonido particular y la ve llegar con su fantástica y típica entrada.
Él se levanta y la recibe educadamente, un suave beso, le regala en el dorso de su mano.
—My Lady —anuncia con una sonrisa—. Qué alegría verla.
Ella solo sonríe y se sienta, el gatito enseguida la acompaña.
La sonrisa del felino no se borra y cree que nunca lo hará mientras ella está a su lado, ella es la dueña de sus sonrisas y la causa de las mismas. Sin embargo, con ella siempre era un juego como el gato y el ratón. El bichito escapa, el minino quiere cazarla.
La vida se trataba de un juego y no quería que el juego termine.
—Lo que importa para ganar no es saber jugar —recuerda sus palabras—. Es sobre todo divertirse.
Se estaba divirtiendo mientras jugaba el juego del amor y en el proceso, ya ganaba con eso, pero aun así, deseaba la verdadera victoria. No parecía haber progreso, pero creía fervientemente que él, seria el vencedor. Aunque sus cartas no sean las mejores, los movimientos sean un fracaso y las tácticas también.
La suerte, en algún momento, se volcaría a él. La mala suerte, al fin se iría. ¿Verdad?
—Chat Noir, ¿quieres patrullar el museo Louvre?
Él asiente y la sigue. Siempre va saltando detrás de ella.
—Jugar es la única manera de hacer lo que te prohíbes en la vida real.
Quiere seguir jugando con ella, pero lo que más quiere es que ella juegue con él.
—Creo que aqui está bien—dijo ella, deteniéndose—. ¿Qué opinas, Chat Noir?
—¿Jugarías conmigo?
Las palabras salen, sus ojos no pueden parar de observarla. No piensa antes de hablar, su instinto habla por él.
—¿Jugar? —pregunta confundida, parpadea, sus largas pestañas revoloteando—. ¿Qué clase de juego?
—Un juego largo, sin final...—Ladybug iba a preguntar qué clase de juego era ese, pero su duda fue respondida, por lo que Chat Noir dijo: Un juego en el que somos parejas y nos amamos mutuamente. Un juego de cariño y también de pasión. De confianza y de fe. Un juego de dos, un juego que juguemos juntos.
Las mejillas del bichito, enrojecieron. Muda por lo dicho, por la mirada que le dedicaba.
—¿Jugarías conmigo? –repite.
La chica tragó saliva, abrupta por sus palabras.
—Yo... no puedo—comienza dificultosamente—Yo no puedo tratar al amor como un juego, no puedo hacerte esto... no digas que quieres esto.
—Solo quiero jugar contigo—refuta—No me importa perder.
Quería un juego donde podía sentir sus labios rozar los suyos, su piel. Quería sentir como la temperatura corporal aumentaba, quería escuchar su voz en su oído.
—Yo no soy ese tipo de chica.
Él lo sabía, ella no nunca jugaría con él y el a pesar de que diga que quiera jugar con ella, en realidad no sería verdaderamente un juego.
—Lo sé, yo tampoco soy ese tipo de chico.
Era un gatito juguetón, no jugador. Podía jugar videojuegos, pero no podía jugar con corazones.
Si se trataba de ella, nunca podría estar jugando.
—Lo que quiero es participar –pide, deseando una oportunidad.
Ladybug no puede apartar la vista de él.
Chat Noir no dejaría que el juego termine, sin haber podido "jugar" con su amada Ladybug, al menos una vez, quería que aceptara la partida, aun si al poco tiempo, solo desee eliminarla, él haría todo lo posible para que la cargue y sobre todo para que quiera repetirla.
