Jackson y Lydia fueron los primeros en irse.

Fue algo que el resto de presentes agradeció porque, la verdad, no era nada cómodo ver a un tío desnudo, por mucho que dicho tío fuera compañero de clase y alguien que acabara de volver de la muerte… Literalmente.

Eso fue lo que pensó Stiles cuando le entregó a Lydia las llaves de su jeep. Se dijo que lo hacía simplemente para que aquel momento dejara de ser tan increíblemente incómodo, y no porque en el fondo de su corazón quería ofrecerle un poco de consuelo. Aunque fuera a la chica de la que estaba colado desde tercero, y que en cuestión de horas había pasado de hacerle creer que podía haber algo entre ellos, a recordarle que jamás miraría a otro chico que no fuera Jackson. Mucho menos a él.

Pero, al parecer, Lydia sabía exactamente lo que estaba pensando Stiles. Porque cuando cogió las llaves del coche de sus manos, lo hizo con una sonrisa inundada de lástima y con un abrazo lleno de ternura. El primer pero no último abrazo que recibiría de Lydia Martin.

Los siguientes en irse fueron Scott y Allison, acompañados por el padre de ella, que se ofreció a llevarles en su coche. Apenas intercambiaron un par de palabras con los demás. Tan sólo confusas miradas en las que nadie sabía realmente qué decir.

Stiles se limitó a asentir a su amigo, indicándole que no se preocupara por él. Que ya tenía asuntos que resolver más importantes, como era lidiar con una relación que estaba haciendo aguas, y a la vez confiar en que su padre no se arrepintiera de haber decidido no acabar con él.

Apenas se alejó el coche de Chris Argent, Isaac comentó que a él también le gustaría irse a casa. Enseguida Peter se acercó al Beta, colocó una mano sobre su hombro en gesto de apoyo, y le propuso echar una carrera hasta la estación abandonada.

- ¿No podemos ir en el coche de Derek? – preguntó extrañado el adolescente, a lo que Peter se limitó a sonreír a su sobrino de ese modo que era su marca registrada.

- Me temo que Derek va a tener que hacer de chofer por esta noche – musitó, señalando con el dedo al otro chico que seguía en el almacén, a lo que Derek respondió con un bufido.

Stiles, pese a estar pensando en sus propios asuntos, captó perfectamente el intercambio de miradas.

- No os molestéis – dijo con voz cansada – Pese a ser solo un humano y acabar de quedarme sin coche, este humano aún sigue teniendo dos piernas con las que puede andar.

Derek iba a pedirle a Stiles que por favor se callara, porque ya tenía bastante con tener que cuidar de él cuando lo que más quería era dormir por dos días seguidos, cuando se dio cuenta de las marcas que había en su rostro.

En el mismo instante en que Isaac y Peter se marchaban a la carrera, ya transformados, Derek recorrió los metros de distancia que le separaba de Stiles, y le agarró de la barbilla para verle bien la cara.

- Qué te ha pasado – Y como siempre, la pregunta era más una amenaza que una pregunta.

- No es nada – trató de apartarse Stiles, porque no le apetecía tener otra vez esa conversación. Y menos aún con el hombre lobo que acababa de ser seleccionado a la fuerza para hacer de canguro del débil humano.

Por supuesto, eso no convenció a Derek.

- Quién ha sido – preguntó un segundo antes de pegar su rostro al suyo, y olisquearle como si fuera su comida. Y aunque en el fondo Stiles debería sentirse ofendido o incluso humillado porque se estuviera comportando así con él, lo cierto es que tener a Derek Hale a centímetros de distancia, oliéndole con tanto esmero, estaba logrando que todo el cuerpo se le encendiera.

Lástima que Derek estuviera más preocupado por otras cosas en ese momento, porque en seguida el escrutinio olfativo paró en seco.

- Gerard - gruñó, los ojos del tono rojo que le identificaba como Alfa – Él te hizo esto. Cuándo.

- Nada más acabar el partido – tuvo que responder. Porque excitado o no, incluso con unos ojos rojos que en el pasado le habrían acojonado, nunca había sido incapaz de no responder a Derek cuando le preguntaba – Decía que quería darle una lección a Scott.

- Qué te hizo.

- ¡Qué más da! – se quejó, tratando de alejarse del hombre. Porque si Derek no iba a hacer nada más, ya no tenía gracia estar pegado a él sabiendo que, lamentablemente, Stiles tampoco tendría nada más - Ya ha pasado, y ese viejo psicópata ha recibido su lección.

- Voy a matarle. Voy a arrancarle la garganta con mis dientes y voy a despellejarle lentamente.

- Hey, hey. No hace falta ser tan vengativo, ¿vale? – levantó las manos en señal de calma – Empiezas a asustarme y, la verdad, pensé que ya habíamos superado esa fase. Y no me gustaría tener que repetir todo el proceso. Olvídalo, ¿quieres? Además, ni siquiera soy parte de tu manada así que…

No pudo terminar la frase. No cuando Derek le agarró de la camisa y le estampó contra la pared. Y aunque doliera de narices, teniendo en cuenta que hacía menos de seis horas que le habían dado una paliza, sabía que en el fondo Derek no había intentado hacerle daño. Porque si hubiera querido, ahora no se estaría quejando sino directamente inconsciente.

- No vuelvas a decir eso – se limitó a gruñir el hombre, los ojos rojos clavados en él.

Stiles creyó que estaba a punto de transformarse, y buscó la mejor manera de apartar la mano de Derek antes de que las uñas se convirtieran en garras. Pero el hombre lobo no se transformó. Se quedó quieto, la mandíbula bien apretada, y al cabo de unos segundos soltó el agarre de la ropa. Entonces pegó de nuevo la nariz al rostro de Stiles, justo entre la oreja y el cuello, e inspiró con profundidad.

Stiles se mordió el labio para evitar soltar un gemido muy poco apropiado, y agradeció infinitamente estar apoyado contra la pared. Porque las piernas le temblaban tanto que no podía sostenerse en pie.

Derek le miró fijamente durante unos segundos, con el color de sus ojos del gris azulado de siempre, y asintió levemente antes de separarse por completo de él. Stiles cerró los ojos y dio una gran bocanada de aire, justo antes de oír como Derek le ordenaba que se subiera al coche.

El viaje en el Camaro de Derek fue tan corto como eterno. Sin pronunciar una sola palabra, Derek condujo con calma por las calles de Beacon Hill, dejando que la respiración de los dos fuera el único sonido que llenara el interior del vehículo. O, en el caso de Derek, su respiración y el latido de Stiles, que podía oír perfectamente a causa de lo acelerado que estaba.

Cuando aparcó el vehículo frente a la residencia Stilinski, le sorprendió no ver luz en el interior.

- No está tu padre – señaló cuando Stiles ya estaba abriendo la puerta del coche.

- Es el Sheriff, ¿recuerdas? Un adolescente psicópata ha sido asesinado, y otro ha muerto en extrañas circunstancia en el campo de Lacrosse y su cadáver ha desaparecido… Creo que tiene mucho trabajo pendiente.

Derek asintió en silencio, y de repente la idea de que Stiles estuviera sólo en casa no le hizo gracia. Bajó del coche y se apoyó en el vehículo, viendo cómo Stiles sacaba las llaves de su chaqueta con movimientos lentos y torpes.

- ¿Estarás bien?

Stiles frenó en seco, dando media vuelta para mirarle. Levantó la ceja de un modo muy similar a como lo hacía Derek, salvo por la evidente diferencia en todo lo demás. Era un gesto que venía a decir "¿de verdad me has preguntado lo que me acabas de preguntar?"

- No te apetecerá estar sólo después de todo lo que ha pasado – el hombre cruzó los brazos en torno al pecho, en un intento por aparentar más indiferencia que preocupación – Después de todo lo que te ha pasado.

- Oh – Stiles hizo un gesto con la mano como para quitarle importancia – No es nada. Y, tampoco es la primera vez que tengo que apañármelas solo, así que…

- Ahora no estás solo.

El chico tragó saliva con dificultad, mirando con disimulo a Derek de arriba abajo. Durante todo el viaje había intentado pensar en cualquier otra cosa salvo en el sutil detalle de que efectivamente estaba a solas con Derek. Una circunstancia que, realmente, no era la primera vez que se daba. Pero sí la primera vez desde el incidente de la piscina, y sobre todo desde los inquietantes y asombrosamente perfectos sueños que había tenido después del incidente de la piscina.

Pero ahora no podía pensar en eso. Porque si pensaba en ello su corazón empezaría a latirle a mil por hora y Derek le oiría, y Derek se extrañaría y le preguntaría por qué estaba tan nerviosos… Y cuando no le respondiera o, pero todavía, cuando le respondiera con la pura verdad, Derek se cabrearía muchísimo y sería a él a quien le arrancaría la garganta. Con los dientes.

Una idea que no debería resultar tan apetecible como ahora mismo le estaba resultando a Stiles.

"Descargas eléctricas".

Fue lo primero que le vino a la mente para pensar en otra cosa salvo en Derek, y al instante sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo.

Pero por desagradable que resultara, estaba siendo efectivo. Porque ahora mismo no era capaz de pensar en otra cosa salvo en las horas en las que ese maniaco le había estado torturando, ni más ni menos que delante de dos de sus amigos, logrando que al dolor físico se le sumara la humillación.

Stiles cerró los ojos para intentar calmarse, recordándose a sí mismo que ya no estaba allí. Que ahora estaba a salvo, y que ese hombre no volvería a hacerle daño… Aunque dicho hombre estaba suelto, y sabía que estaba lo suficientemente enfermo como para intentar algo más. Algo que, la verdad, sabía que ocurriría tarde o temprano y no le hacía ninguna gracia.

Empezó a respirar con dificultad, sintiendo los primeros achaques de un ataque de pánico, y no pudo evitar darse una colleja mental. Sólo a él se le ocurría auto provocarse un ataque de pánico para disimular delante de Derek.

Justo en ese momento, el protagonista de sus sueños más subidos de tono colocó una mano sobre su hombro. Estaba más cerca del cuello que del hombro, con lo que podía sentir perfectamente el calor de los dedos de Derek rozando su piel. Y jamás habría imaginado que su piel fuera tan caliente como una estufa, pero eso era justo lo que estaba siendo.

- Respira – le susurró de un modo que era más orden que petición, pero que viniendo de Derek era lo más delicado del mundo. Stiles intentó hacerle caso, obligando a sus pulmones a llenarse de oxígeno, mientras sentía cómo Derek cogía las llaves de su mano y le acompañaba hasta la puerta de la casa – Sigue respirando – oyó de nuevo la voz de Derek, los ojos todavía cerrados, y sólo pudo asentir.

Medio mareado a causa de la subida de adrenalina, del cansancio acumulado, y de estar andando a ciegas, Stiles sintió cómo Derek le guiaba por la casa. Al llegar a las escaleras, el hombre pasó un brazo por su espalda, permitiendo que Stiles se apoyara en su cuerpo. Pero intuyó que Derek debía estar sujetándole más de lo que imaginaba, porque no fue realmente consciente de estar subiendo los peldaños, y lo siguiente que supo es que estaba entrando en su habitación.

- Ya estoy mejor – murmuró, tratando de apartarse del hombre. No porque quisiera hacerlo porque, la verdad, era lo último que le apetecía; sino porque ya iba siendo hora de abandonar el papel de pobre humano desvalido. Y aunque no dejaba de ser eso justo lo que era, no estaría del todo mal intentar resultar un poco menos patético.

Derek pareció entenderlo, porque en seguida separó el brazo de su espalda, y le ayudó a apoyarse en la pared del dormitorio. Sin embargo, una vez asegurado de que no se caería al suelo, permaneció a su lado en caso de que volviera a tener otro ataque.

- Lo siento – dijo Stiles al cabo de unos segundos, respirando ya con normalidad.

- Por qué.

- Por obligarte a hacer de niñera – trató de sonreír, pero no lo consiguió del todo.

- No soy tu niñera – respondió secamente - Si no quisiera estar aquí, no lo estaría.

- Pero Peter…

- Jamás he hecho caso a Peter. No voy a empezar a hacerlo ahora.

El chico asintió lentamente, no confiando demasiado en su voz para decir nada más. Ahora que el ataque de pánico había sido superado, volvía a ser plenamente consciente de que estaba a solas con Derek. Peor aún (¿o mejor?), que estaba a solas con Derek en su habitación. Para ser más exactos, que estaba acorralado entre la pared y otra pared de músculos llamada Derek Hale.

Y mentiría si dijera que a partir de ahora la palabra "acorralado" no adquiriría un significado distinto para él.

Entonces pasó algo increíble. Algo que jamás habría imaginado que ocurriría… Y mira que Stiles tenía mucha imaginación.

Derek acercó una mano al rostro de Stiles, y con la yema de los dedos acarició las marcas que Gerard había dejado en su rostro. Lo hizo con delicadeza pero sin ninguna duda. Como si no pensara que a lo mejor estaba sobrepasando el espacio vital de cierto adolescente. Stiles tragó saliva con dificultad, incapaz de decir una sola palabra, y recreándose en el increíble tacto de los dedos del hombre lobo.

- No volverá a hacerte daño – dijo con determinación el Alfa. Aunque más parecía estar diciéndoselo a él mismo, que a la otra persona que había en la habitación.

- No ha sido culpa tuya – musitó Stiles al intuir el tono de reproche. Y al hablar logró que los ojos de Derek, que hasta ahora habían estado escrutando sus heridas, se clavaran en los suyos – Estabas intentando salvar a Jackson y a los demás. No puedes estar en todas partes y proteger a todo el mundo.

Derek negó con la cabeza, los labios muy apretados. Sin apartar los dedos del rostro de Stiles, recorrió con las yemas una última vez la herida de la mejilla, para bajar luego hasta la del labio.

- Pero puedo intentarlo – susurró con voz grave, al tiempo que acariciaba la comisura del labio de Stiles.

Stiles cerró los ojos al tiempo que un leve escalofrío le recorría todo el cuerpo. Aunque esta vez no era un mal escalofrío sino uno muy, muy bueno. Trató de evitar el gemido de placer que todo su cuerpo se moría por dejar escapar, pero al final se dejó llevar. Sabía que Derek no era estúpido. Y aunque lo fuera, que no lo era, cualquier persona sabría a estas alturas que lo que Stiles sentía por Derek no era simple compañerismo hacia el hombre que le había salvado infinidad de veces.

Cuando abrió los ojos, avergonzado por ser tan absurdamente obvio, Derek estaba sonriendo. Era la sonrisa más leve de todas, apenas una ligera curvatura de los labios, y que encerraba más curiosidad que diversión.

- ¿Preferirías que fuera cierta pelirroja la que ahora estuviera aquí? – preguntó con un tono de voz que jamás había oído en Derek.

- ¿Lydia? – preguntó sin abrir mucho la boca, no fuera a ser que se rompiera el contacto de los dedos de Derek con sus labios – Ni siquiera sabe que existo. Y menos cuando el capitán del equipo de Lacrosse, barra Kanima, barra hombre lobo resucitado, barra millonario y asquerosamente perfecto, está con ella.

- ¿Jackson? – preguntó con sarcasmo – Nunca le he soportado – torció ligeramente el cuello – Pensé que decías que ella era inteligente.

- Y lo es. Es la chica más lista que conozco.

El hombre lobo negó con la cabeza, su expresión de nuevo muy seria. Apartó los dedos del labio de Stiles, y el chico buscó de nuevo el contacto, acercándose más a Derek. No lo logró, pero tampoco sintió vergüenza cuando supo que a Derek no le había pasado desapercibido su gesto.

- Si tan lista fuera – habló Derek con calma – Ahora mismo estaría aquí, contigo.

Stiles iba a decir algo. Más bien, iba a quejarse por ser el blanco de las bromas del hombre lobo. Porque una cosa era que él supiera que era el último candidato posible de cualquier persona, y otra muy distinta que el hombre más perfecto del mundo se riera en su cara por pensar lo mismo.

Pero al final no resultó ser una cosa ni otra, porque lo cierto es que Derek no se estaba riendo de él. O eso intuyó cuando lo siguiente que hizo fue pegar sus labios a los suyos y besarle con fuerza.

Stiles no tenía mucho con qué comparar. Lo cierto es que no tenía absolutamente nada con lo que comparar, porque hasta ahora nunca le habían besado. Sí en las mejillas y en la frente, o incluso en la nariz. Pero esos eran besos familiares, que su padre y su madre le daban cuando era más pequeño y la única intención era la de demostrarle que le querían.

El beso que ahora mismo le estaba dando Derek no tenía nada de eso. Era un beso lleno de pasión y de deseo. Nada de ternura. Al principio eran solo labios, que apretaba con fuerza contra los suyos, dejando que Stiles sintiera perfectamente el calor y la suavidad. Unos labios que sabía tenían que ser perfectos para besar, y que ahora por fin lo estaba comprobando en primera persona. Así que Stiles se dejó besar, sabiendo que sin duda Derek era el experto, y recreándose en la maravillosa sensación que era saber que Derek Hale le estaba besando a él.

Pero cuando Derek empezó a usar también su lengua, Stiles reaccionó por fin. Fue sentir el roce de la lengua sobre el labio inferior, y actuó como llevado por un resorte. Soltando un gemido que era más de animal que de humano, agarró con ambos brazos los hombros de Derek, pegándole por completo a él, y respondió al beso con ganas. Y el gesto debió gustarle al hombre lobo, porque lo siguiente que hizo fue agarrarle de la chaqueta para acercarle más a él, sin dejar de devorarle los labios. En un momento dado soltó una de las manos para rodear la cintura de Stiles y poder pegar su cuerpo por completo al suyo, al tiempo que metía la lengua dentro de la boca del chico, y la exploraba con deleite. No había ni un solo milímetro de sus cuerpos que no estuvieran pegados, y al instante comprobó que la entrepierna de Stiles estaba realmente interesada.

Derek le besó con ganas, complacido por la reacción del chico, logrando que Stiles soltara otro gemido que fue a parar directamente a su entrepierna. Con un esfuerzo sobre humano, el hombre abandonó los labios para bajar por el cuello y lamer la yugular del adolescente. Sabía que si seguían así no durarían ni un segundo, y no tenía ganas de eso.

Pero con lo que no contaba, aunque tendría que haberlo imaginado teniendo en cuenta que estaba con quien estaba, era que en cuanto liberara la boca de Stiles, Stiles empezaría a hablar.

- Derek – ronroneó, agarrándose con fuerza a sus hombros al tiempo que ladeaba el cuello para darle más espacio - Joder, no pares. Ni se te ocurra parar.

Y Derek no lo hizo. Soltó la mano que aun tenía agarrada a la chaqueta, sabiendo que Stiles no se iba a ir a ningún sitio, y la acercó hasta el cuello del chico. Acarició con ganas el corto cabello de Stiles, apretando con fuerza los labios sobre el cuello. Por un instante el deseo de morderle fue absoluto, pudiendo sentir el latir furioso de su corazón, y tuvo que apartarse para volver de nuevo a los labios.

Al hacerlo, no le extrañó ver que Stiles ya había aprendido unos trucos, pues en seguida fue el chico quien le metió la lengua hasta el fondo, explorando su boca con pericia y deleite. Derek gimió en su boca, entrelazando su lengua con la suya, agarrando con fuerza el pelo de Stiles y empujando su entrepierna contra la de él, para que Stiles fuera consciente de que estaban exactamente en el mismo punto.

Y en cuanto fue plenamente consciente de ese detalle, para lo que no necesitó ni un segundo, en seguida una mano de Stiles abandonó el hombro de Derek para ir hacia su cinturón.

Al ver las intenciones de Stiles, Derek se obligó a pensar con calma y no dejarse llevar por las ganas que tenía de hacerle de todo a aquel chico.

Se suponía que él era el adulto de los dos, y ya iba siendo hora de demostrarlo.

Sin ninguna dificultad, agarró la mano de Stiles y la pegó contra la pared. Vio que el chico iba a protestar, así que le paró con sus labios sobre los suyos. Tras unos segundos de intenso roce de labios, volvió a bajar la boca hasta el cuello. Un par de besos después, acercó la boca hasta el oído de Stiles.

- Dime que tienes algo – susurró, lamiendo con la punta de la lengua el lóbulo de la oreja.

- Hmmm. ¿Algo? – consiguió preguntar Stiles, que en ese momento estaba restregando su entrepierna contra la suya, pues era lo único que podía hacer desde su posición.

- Preservativos – explicó con calma – Si queremos seguir los vamos a necesitar.

Y entonces Stiles se quedó quieto. Y al segundo soltó un gruñido que, por primera vez, no era de placer.

- ¿No tienes nada? – preguntó Derek, extrañado y furioso a un tiempo.

Stiles le miró por primera vez a los ojos. Por primera vez desde que hubieran empezado a besarse, y necesitó un par de segundos para encontrar la voz. Porque sí, aquel tío tan increíblemente atractivo y sexy y perfecto y Derek le había besado, y ahora podía sentir su polla dura contra la suya.

- No lo digas como si fuera algo absurdo – se quejó – Por si no te has dado cuenta, no soy precisamente popular. A diferencia de otros – le miró de arriba abajo con descaro – no tengo una fila de tíos y tías haciendo cola en mi casa esperando a que les folle. Y no necesito nada cuando el único sexo que tengo me lo proporciona mi mano derecha.

Apenas terminó de hablar, a Derek se le iluminó la cara. Y al hacerlo, no sabía muy bien por que, pero de repente Stiles fue plenamente consciente de que no estaba con un tipo cualquiera. De acuerdo, ya sabía que no estaba con un tipo cualquiera. Pero ahora era por otros motivos.

El Alfa volvió a besarle en el cuello, esta vez con más calma, recreándose en el sabor de la piel del adolescente. En cuanto Stiles empezó a gemir otra vez, el disgusto por no tener el equipamiento adecuado ya completamente olvidado, soltó la mano de Stiles que seguía pegada contra la pared, para acercarla al pantalón del chico. Con una lentitud increíble para las ganas que tenía de desnudarle, desabrochó el cinturón y bajó la cremallera del pantalón.

- Hazlo – gimió Derek en su oído – Tócate – le lamió de nuevo la oreja – Hazlo para mí.

Stiles necesitó un par de segundos para procesar la información.

- ¿Lo dices en serio? – preguntó, apartándose un poco de él para poder mirarle a la cara. Y cuando lo hizo, no le sorprendió encontrarse con que sus ojos habían adquirido ese tono de rojo intenso.

En vez de responder, Derek volvió a centrarse en su cuello, que lamió con ganas. Notó temblar al adolescente, e inspiró el aroma que desprendían todos los poros de su piel. Un aroma lleno de inocencia y vitalidad y puro Stiles.

- Quiero que me enseñes cómo te tocas. Cómo haces cuando estás sólo y te dejas llevar por el instinto. Por el puro y salvaje deseo.

Esta vez Stiles no pudo responder. Cerrando los ojos con fuerza, y pensando que aquello no era vergonzoso sino lo más excitante que había hecho en toda su vida, bajó la mano que aún estaba apoyada sobre el hombro de Derek, y la acercó a su entrepierna. Tragando saliva con dificultad, metió la mano dentro del calzoncillo, dando un pequeño respingo de excitación al primer contacto contra su miembro.

Derek le observó fascinado, olvidándose momentáneamente de lamerle el cuello para concentrarse en su rostro. Sus mejillas habían adquirido un tono rojizo, y varias gotas de sudor habían empezado a formarse en la frente y cuello. Deseó que Stiles abriera los ojos para poder ver sus pupilas dilatadas y llenas de excitación, pero no quiso presionarle más de lo que ya estaba haciendo. Sabía que le estaba pidiendo demasiado, teniendo en cuenta que sólo era un adolescente sin nada de experiencia. Y debía estar más que contento por el hecho de que hubiera aceptado hacerlo con tanta rapidez.

- Derek… - gimió entonces Stiles, y el sonido de su voz susurrando su nombre de aquella manera logró que estuviera a punto de tener un orgasmo.

Aquel chico, definitivamente, no era normal.

Vio que los movimientos de la mano de Stiles, aún dentro del calzoncillo, se iban volviendo más seguros y rápidos. Derek inspiró y se relamió los labios al sentir el intenso olor de lujuria que desprendía Stiles.

- No pares – le susurró – Imagina que estás sólo en tu habitación, que nadie puede oírte ni verte. Piensa en esa persona que ocupa tu mente cada vez que te tocas. La que desearías que estuviera allí – sonrió cuando vio que Stiles se mordía el labio con fuerza, al tiempo que apretaba su polla dura y daba un par de sacudidas más salvajes que el resto - ¿Acaso piensas en mí? – preguntó con descarada complacencia.

Stiles abrió entonces los ojos. Lo hizo sin vacilar, mostrando una mirada llena de determinación y seguridad. Y sin parar de masturbarse, habló con una voz mitad de deseo y mitad de cabezonería. Como si ni siquiera en esos momentos pudiera dejar de querer llevar siempre la razón.

- Sabes que sí – dijo sin parpadear – Que cada maldita vez eres tú el que desearía que estuviera aquí.

- ¿Nunca es ella? – preguntó con mofa, aunque en el fondo se moría por saber la respuesta.

- No… - tragó saliva cuando un movimiento hizo que sintiera mayor placer – No desde que te vi por primera vez.

Y Derek no aguantó más.

Con un gruñido, le bajó los pantalones y los calzoncillos a la vez, pudiendo tener un primer plano de la mano de Stiles recorriendo su polla. Pero no le gustaba esa imagen. Había algo en ella que estaba mal.

Sin decir nada, apartó la mano de Stiles y sustituyó la mano del adolescente por la suya.

Apenas notó el calor de los dedos de Derek sobre su cuerpo, Stiles jadeó. Con torpeza, llevó ambas manos a los hombros de Derek, buscando apoyo en ellos porque estaba a punto de perder el equilibrio. Porque aquello era demasiado y en esos momentos toda su sangre había ido a parar a un punto en concreto, logrando que el resto de su cuerpo no fuera capaz siquiera de mantenerse de pie.

Hacía años que había descubierto que los chicos también le resultaban atractivos. Mejor dicho, que algunos chicos le resultaban atractivos. Danny por ejemplo, o incluso Jackson (pero jamás lo diría en voz alta), y por supuesto Derek. Pero desde que fue consciente de ese hecho, nunca se planteó cómo sería que un chico le masturbara. Simplemente, pensó que no había ninguna diferencia, e incluso que era algo absurdo porque, ¿quién mejor que uno mismo para tocarse, pues es quien mejor conoce cómo le gusta que le toquen?

Pero estaba claro que se había equivocado, porque sentir la mano de Derek recorriendo su polla era lo mejor del mundo. Sentía el calor de sus dedos, que apretaban con la fuerza perfecta, y que se movían de arriba abajo a la velocidad perfecta. Ni muy rápido como para acabar enseguida, pero tampoco despacio como para eternizarse. Era, sencillamente, perfecto.

Cuando pudo recuperar un poco el control de su cuerpo, no lo dudó un instante y buscó la boca de Derek. Le besó con fuerza, casi demasiada fuerza, necesitando mostrarle de algún modo que aquello era lo mejor del mundo. Y visto que su cerebro estaba demasiado sobrecargado como para poder encontrar palabras, intuyó que besarle era la mejor posibilidad.

Como deseaba, y esperaba, Derek respondió al beso con ganas, sin soltar en ningún momento el miembro de Stiles. Incluso le dio más fuerza a las sacudidas, sintiendo la polla increíblemente dura del adolescente.

Cuando sintió que estaba a punto de llegar al orgasmo, separó sus labios de los de él, necesitando ver su rostro cuando se corriera.

- Abre los ojos – le ordenó al ver que los tenía cerrados – Déjame verte.

Stiles los abrió con dificultad, demasiado concentrado en empujar su polla contra la mano de Derek, buscando desesperadamente llegar al orgasmo.

Pero así no es como quería el Alfa.

Agarró la cintura del chico y la empujó contra la pared, al tiempo que soltaba su miembro. Stiles gruñó, buscando de nuevo el contacto, pero la mano de Derek le impidió moverse. Miró al hombre con furia, pero la furia se convirtió en súplica cuando vio que Derek tenía esa mueca de superioridad en el rostro.

- Por favor – le suplicó – No pares ahora.

- Jamás pensé que fueras de los que suplica.

- Sí cuando eres el que me está tocando a mí – dijo con calma, volviendo a ser el Stiles de siempre – Y sí cuando tengo la sensación de que me van a estallar las pelotas si no…

La queja de Stiles terminó en un gemido cuando Derek volvió a tomarle entre los dedos, y empezó a recorrer la carne sin nada de delicadeza. De sus labios tan solo salían gemidos y gruñidos de placer, y una retahíla de jadeos que lograban el miembro de Derek se apretara cada vez más contra su pantalón.

- No cierres los ojos – le ordenó con voz grave y Alfa cien por cien, sintiendo como las primera gotas se escapaban del miembro del chico. El olor a semen era intenso y perfecto y Derek necesitaba que Stiles tuviera el orgasmo ya. Pegó sus labios al oído de Stiles, sin dejar de mover su mano, y le susurró – Córrete para mí.

Las pupilas de Stiles se dilataron tanto que por un instante sus ojos fueron negros en vez de marrones. Derek vio que abría la boca para intentar gritar, pero al principio nada salió de ella. Sí que lo hizo el semen, manchando la mano de Derek. Pero apenas empezó a eyacular, por fin Stiles encontró la voz y soltó un gemido tan intenso que Derek temió fuera a correrse él también en sus pantalones.

Deseando que aquella imagen durara todo lo posible, Derek siguió tocándole, prolongando todo lo posible el orgasmo. Soltó su cintura, permitiéndole que embistiera contra su mano para disfrutar aún más, y volvió a besarle. Pero esta vez lo hizo con más calma, no queriendo sobrecargarle demasiado. Prefiriendo a cambio concentrarse más en el tacto suave de los labios de Stiles, al tiempo que seguía sintiendo cómo el semen cubría casi por completo su mano.

Cuando los labios de Stiles dejaron de responder al beso, Derek se separó por fin. Vio a Stiles con la cabeza apoyada contra la pared, los ojos cerrados y con la respiración agitada. Sus mejillas y cuello tenían ese tono rojizo que adoraba, y el corto cabello estaba empapado a causa del sudor.

Derek deseó poder verle siempre así.

Le observó en silencio durante unos segundos, dándole tiempo a que se recuperara. Colocó la mano limpia sobre su pecho, aun con la camisa y chaqueta puesta, y deseó tenerle completamente desnudo.

Al sentir la mano de Derek, Stiles abrió los ojos de par en par. Comprendió que el hombre le debía llevar observando un buen rato sin decir nada. Pero no dejaba de ser Derek, con lo que tampoco se lo tomó a mal.

- Ha sido increíble – consiguió decir tras dar varias bocanadas de aire. Derek, como intuía Stiles, se limitó a asentir brevemente, separando del todo la mano manchada de semen del miembro del chico - Será mejor que te dé algo para limpiarte – Stiles trató de moverse, pero la mano que seguía sobre su pecho no le dejó avanzar ni medio milímetro. Cuando se fijo mejor en el rostro de Derek, vio que tenía las cejas alzadas en su expresión de "¿qué demonios estás haciendo?"

Sí. Stiles conocía el idioma de las cejas de Derek

- ¿Pasa algo? – preguntó al fin, no muy seguro

- Aún no hemos acabado.

- ¿No? – preguntó un segundo antes de darse cuenta de que Derek seguía vestido, con un nada discreto abultamiento a la altura de la entrepierna. ¿Cómo demonios no se había dado cuenta?

Porque acababa de tener el mejor orgasmo de su vida. Sí, suponía que esa era una buena explicación.

- Perdona – se sonrojó, avergonzado, intentando que sus manos volvieran a funcionarle, y acercándolas al pantalón del Alfa.

- No es eso lo que quiero.

Stiles se quedó en el sitio, literalmente congelado, y miró en silencio a Derek. El corazón empezó a latirle con fuerza, incapaz todavía de discernir si aquella era una buena o mala respuesta.

- Tranquilo – habló Derek entonces, intentando suavizar el tono de su voz al oír el ritmo del corazón de Stiles – No voy a hacerte nada malo – susurró, acercando la nariz a su cuello e inspirando de nuevo – Y por supuesto, nada que tú no quieras hacer.

El chico asintió, tratando de relajar su pulso.

Lo siguiente que hizo Derek, extrañamente, fue ayudarle a quitarle la chaqueta. Lo hizo lentamente porque solo estaba usando una mano, la otra aún manchada con los restos del orgasmo de Stiles. Y Stiles estuvo a punto de proponerle que se limpiara en su camisa, cuando recordó lo que había dicho antes. Y tuvo seguro que si Derek hubiera querido limpiarse, ya lo habría hecho.

Sin poder evitar sentir curiosidad, dejó que el hombre terminara de quitarle la chaqueta, y a continuación los zapatos, pantalones, calzoncillos y calcetines. Stiles se concentró en los ojos a Derek entonces, intentando no pensar que estaba desnudo de cintura para abajo delante de Derek "soy perfecto" Hale.

Aunque el rubor de sus mejillas fue todo lo que el hombre necesitó para saber exactamente en qué estaba pensando.

Con una levísima sonrisa, Derek acercó el rostro al cuello del adolescente, e inspiró su aroma.

- No tienes absolutamente nada de lo que avergonzarte.

Stiles asintió, deseando creerle, justo en el momento en que Derek colocaba una rodilla entre sus piernas. Nada más sentir el roce, Stiles gimió y separó un poco más las piernas, dándole espacio. Al segundo pensó en la posibilidad de que a lo mejor no es eso lo que Derek quería, y trató de volver a juntarlas.

- Ni se te ocurra – le advirtió el hombre.

Y entonces, muy lentamente, bajó la mano que seguía manchada de semen hasta el culo del chico. Clavó sus ojos en los suyos, como esperando a que Stiles le dijera que parara, y cuando éste no dijo ni hizo nada, rozó con la punta de los dedos el borde de su ano.

Con el primer contacto, Stiles sintió una descarga de adrenalina recorriéndole el cuerpo. No podía creer que iba a ocurrir justo lo que estaba a punto de ocurrir. Tragando con dificultad, con miedo de hacer o decir algo que lograra que Derek se apartara de él, intentó separar un poco más las piernas.

Sus ojos estaban fijos en los de Derek, no atreviéndose a mirar lo que el hombre lobo estaba haciendo, y pudo ver cómo el Alfa sonreía levemente al intuir el "sutil" movimiento de Stiles. Con la yema del dedo corazón, rodeó el perímetro de piel rugosa, sintiendo cómo el músculo se contraía ante aquel levísimo roce.

Aquello iba a ser mejor de lo que se había imaginado, pensó para sí Derek al tiempo que colocaba la otra mano tras la pierna del chico.

Sin decir nada, levantó la pierna y la mantuvo sujeta en el aire, logrando así tener más espacio con que maniobrar. Extendió los restos del orgasmo sobre sus dedos, y cuando estuvo satisfecho con el resultado, introdujo el dedo hasta la primera falange.

Stiles soltó un leve gemido y aguantó la respiración, siendo incapaz de cerrar los ojos esta vez. Porque quería ver a Derek en todo momento. Necesitaba poder verle y que él le dijera qué hacer en cada momento.

Por su parte, Hale asintió levemente, indicándole con la mirada que eso era justo lo que quería que hiciera. Que no dejara de mirarle.

- Respira hondo – le susurró, sacando el dedo sólo para volver a meterlo. Y esta vez, coincidiendo con la respiración del chico, el dedo entró más fácilmente, llegando casi hasta el final.

- Dios mío – gimió Stiles, agarrándose con fuerza al hombro de Derek de lo mucho que le estaban temblando las piernas.

- ¿Te hago daño? – preguntó con calma, sin dejar de mover el dedo. Y cuando Stiles negó, sonrió complacido, dándole más rapidez a sus movimientos – Es exactamente como me había imaginado – susurró – Tan caliente y prieto. Tan perfecto – Stiles gimió, cerrando un segundo los ojos a causa del placer, pero en seguida los volvió a abrir – Es la primera vez que sientes esto, ¿verdad? La primera vez que alguien te toca aquí – murmuró, sacando en seguida el dedo y volviendo a entrar pero con dos. Al hacerlo, el ano del chico se contrajo a causa de la presión, y Stiles soltó otro gemidito que logró Derek estuviera a punto de perder el control – Sigue respirando.

Stiles cerró los ojos, tratando de relajarse, y respiró hondo varias veces seguidas. Una vez superó el momento de tensión, disfrutó de la sensación de tener los dedos de Derek dentro de él.

- Cómo estás tan seguro de que eres el primero – preguntó al cabo de unos segundos, los ojos de nuevo abiertos.

El Alfa sonrió sin abandonar su tarea, complacido con que poco a poco Stiles fuera recuperando su confianza. Jamás lo diría en voz alta y menos delante de él, pero una de las cosas que más adoraba de Stiles era su incapacidad de estarse callado. Y tenerle tan quieto y en silencio durante tanto tiempo le estaba empezando a hacer sentir incómodo.

- Porque sé que lo soy – dijo Derek con calma, sabiendo que estaba diciendo la verdad, y sabiendo que Stiles odiaba saber que estaba diciendo la verdad. Separó los dedos dentro de él, buscando dilatar el músculo lo más rápido posible, y Stiles apretó su hombro soltando un gemido - ¿Crees que no puedo olerlo?

- ¿Olerme?

- Hueles a inocencia – le susurró en el oído – A pureza. A virginidad.

- Eso no suena tan bien como crees – gimió, teniendo que morderse el labio para no soltar un jadeo muy poco apropiado cuando intentaba convencerle de que no era tan inocente como él creía.

- Al contrario – Derek movió los dedos dentro de él, metiéndolos hasta el fondo y buscando el punto que llevaría a Stiles a gritar de placer – Es mucho mejor. Porque significa que soy el primero que entra en ti. El primero que va a abrirte – le lamió el lóbulo de la oreja – Y que a partir de ahora, cada vez que alguien te haga algo parecido, pensarás inevitablemente en mí.

Stiles quiso protestar. Decirle cualquier cosa para borrarle esa superioridad de la cara. Porque una cosa era que supiera que tenía razón, y otra muy distinta que fuera a admitirlo con tanta rapidez.

Pero al final no pudo hacer ni una cosa ni otra, porque entonces Derek tocó algo dentro de él que hizo que se quedara sin respiración. Todo su cuerpo se sacudió, y en seguida sintió que su miembro empezaba a llenarse otra vez.

Y vale que era un adolescente y tenía mucha resistencia y eso pero… ¿No era demasiado pronto?

Sintió de nuevo que tocaban ese punto en concreto, y soltó un jadeó lleno de deseo. Y esta vez no le dio ninguna vergüenza mostrarse tan desesperado por aquel hombre.

- Hazlo otra vez – gimió – Joder, Derek, haz eso otra vez.

Y Derek pasó a convertirse en el mejor amante del mundo (de acuerdo, en su caso estaba claro porque era el primero que tenía, pero la idea estaba clara), cuando hizo justo lo que le pedía. Tocó su próstata una y otra vez, llevándole a la locura en cuestión de segundos. Sabía que no podía correrse porque aún era demasiado pronto. Pero sabía que si seguía así durante un minuto, el final sería justo ese.

El hombre lobo también debió entender aquello, porque al cabo de unos segundos sacó los dedos de su interior. Stiles soltó el aire, intentando relajarse después de aquella sensación tan placentera e intensa, pero no pudo evitar sentirse vacío después de tener los dedos de Derek dentro de él.

- Sujétate con la pierna a mi cintura – le ordenó entonces Derek, aplastándole con su cuerpo contra la pared para que tuviera mayor punto de apoyo. Stiles tardó un par de segundos en reaccionar, pero en cuanto supo lo que quería que hiciera y se ancló a la cintura del hombre, Derek soltó la pierna del chico – Espero que no tuvieras aprecio a esta camiseta – dijo un segundo antes de rajarle la camiseta de arriba abajo con una de sus uñas de lobo.

Y Stiles de nuevo intentó protestar, porque lo cierto es que sí que le tenía aprecio, cuando de pronto los labios de Derek se pegaron a su pecho y empezaron a besarlo como si fuera lo más delicioso del mundo. Stiles arqueó la espalda contra la pared, buscando acercarse todo lo posible a él, y sintió cómo Derek le levantaba la otra pierna, colocándola en torno a su cintura. Desde esa nueva postura, pese a estar completamente aplastado entre Derek y la pared, pudo sentir la entrepierna del hombre contra la suya. Y aunque el tacto de la tela vaquera no era del todo agradable, lo que había debajo de ella definitivamente sí que lo era.

- No es justo – gimió Stiles cuando encontró de nuevo la voz, agarrando los hombros de Derek con ambos brazos para pegarse más a él – Yo estoy desnudo y tú estás completamente vestido.

- A mi me parece que es justo – le lamió el pecho y luego el hueco entre el hombro y el cuello – Y no deberías quejarte cuando eres tú el que ya ha tenido el orgasmo.

- Pero tú… Tú me estás viendo desnudo y yo… Yo también quiero – apoyó la cabeza en la pared, disfrutando de la lengua de Derek cuando esta lamió uno de sus pezones.

- No seas tan impaciente – susurró cuando se separó del pezón y llevo sus labios junto a los de Stiles. Le besó con fiereza durante un par de segundos, dejándole literalmente sin respiración – No he hecho más que empezar contigo.

Entonces llevó tres dedos a su ano, metiéndolos hasta el fondo. Stiles gruñó, esta vez de dolor, y el Alfa trató de calmarle besándole en los labios.

- Lo siento, lo siento – susurró, dejando los dedos quietos por unos instantes – No sé cuánto más voy a aguantar, y necesito prepararte antes – esperó a que Stiles dijera algo, y no se atrevió a moverse hasta que el chico no abrió los ojos. Cuando lo hizo, aunque sus ojos estuvieran acuosos a causa de la intensidad del placer y un poco por el dolor, logró asentir con seguridad.

- Estoy bien – murmuró, la voz un poco quebrada – Con que no saques tus garras mientras estés dentro de mí…

Derek soltó un gruñido de condescendencia, y empezó a mover los dedos con calma, buscando de nuevo la próstata de Stiles. La encontró en seguida, y durante unos cuantos segundos concentró todos sus esfuerzos en acariciar ese punto en concreto.

- Derek – gimió Stiles, apretando con fuerza sus brazos e incluso atreviéndose a agarrar el oscuro pelo del hombre lobo – Dios, Derek, si sigues así…

- Es justo lo que quiero – murmuró, teniendo que cerrar él los ojos esta vez, porque la expresión de absoluto placer del chico era demasiado.

- Pero tú no…

Antes de que Stiles terminara de hablar, el hombre lobo llevó la mano libre hasta el pantalón, y empezó a desabrochárselo con movimientos bruscos. Una vez lo consiguió, y sin sacar los dedos del interior de Stiles, consiguió bajarse los pantalones y los calzoncillos lo justo para poder sacársela.

- Oh, Dios – musitó Stiles al sentir el roce del pene de Derek contra el estómago – Por favor, hazlo ya.

- No – gruñó Derek, acelerando el movimiento de los dedos, buscando llevarle al orgasmo. Porque aunque eso era justo lo que quería, sabía que era mejor que Stiles se relajara un poco más. Y para ello, tenía que tener otro orgasmo.

Moviendo con rapidez los dedos, sintiendo la polla de Stiles completamente dura y caliente contra la suya, acercó sus labios al oído de Stiles.

- Córrete.

Y como la otra vez, Stiles le obedeció y alcanzó su segundo orgasmo apenas quince minutos después del primero.

tbc...