Dislaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo los cojo prestados y juego con ellos =)
Summary: Tres hermanas y una promesa: vengase, ser las chicas más calientes sin revelar su identidad hasta la graduación. ¿Que sucederá cuando los Cullen aparezcan? ¿Romper la promesa y ser felices? o ¿Cumplir su promesa y sufrir? ¿Y cuando se sepa la verdad?
Prólogo
...
Por el día la gente nos mira y piensa en voz alta: que panda de cerebritos sábelo-todo
Por la noche la gente nos mira, se le abre la boca y balbucea "que tías más buenas…" ó "esa estará esta noche en mi cama" ó "esa es mi futura novia" o cosas parecidas…
Pero… ¿Quiénes somos nosotras en realidad?
Cada mañana, al despertar somos las típicas cerebritos, las típicas sábelo-todo, unas "frikis", unas sin-estilo... y todo lo que se te pueda ocurrir. Acudimos al instituto, aprobamos todas las materias con la máxima nota, incluso gimnasia, a pesar de que no acudimos a esa clase, pero hacemos trabajos los cuales son puntuados con la máxima nota.
Pero, cada fin del semana con la caída del sol… la niña buena que hay en nosotras desaparece y es sustituida por una fiera. Por la noche somos guay, estamos más que buenas, irresistibles, vestimos más que bien, somos… todo lo mejor, increíble e irresistible que se te pueda ocurrir. Acudimos a fiestas y no regresamos hasta casi el amanecer.
Pero… ahora comenzaba lo mejor: el verano. Fiesta toda las noches tanto aquí en Forks, como en Port Ángeles y la reserva Quileute… Y por las mañana… trabajar en la biblioteca, había que mantener nuestro perfil de raritas…
¿Desde cuándo llevábamos haciendo esto y por qué?
Fácil: el primer día en Forks, hace apenas un año yo y mis dos hermanas mellizas juramos que les daríamos su merecido, que aprenderían su lección: no juzgar sin conocer. Prometimos convertirnos en raritas por el día y diosas por la noche ocultando nuestros rostros con antifaces y desde entonces, por las noches, somos conocidas como "estrellas de la noche" y por el día… por él día ni siquiera somos conocidas.
Este sería nuestro último verano. Dentro de unos meses cumpliríamos los dieciocho y comenzaríamos nuestro último curso.
Yo, a pesar de no ser la más alta, era la mayor. Había nacido a las doce menos cinco de la noche del trece de septiembre, mis hermanas, en cambio, nacieron pasadas ya las doce, es decir, en catorce de septiembre. Pero este pequeño detalle no dejaba de convertirnos en hermanas trillizas.
Cogí uno de mis discos de música favoritos y bajé a la segunda planta, en la cual se encontraban las habitaciones de mis hermanas, mis padres y nuestro gran y enorme armario.
Entré en la habitación de Alice y puse el CD en la mini-cadena, puse nuestra canción favorita Girlfriend, y subí el volumen al máximo. Aparté las cortinas y abrí la ventana. Luego me dirigí a la puerta que conectaba con la habitación de Rosalie e hice lo mismo.
-Vamos hermanitas, arriba –dije mientras salía de sus habitaciones y bajaba a la cocina ha preparar el desayuno.
Tanto mis hermanas como yo éramos extremadamente hermosas. Alice y Rose poseían los azules ojos de papá mientras que yo los chocolates de mamá. Rose tenía la rubia cabellera de mamá mientras que Alice y yo poseíamos la castaña cabellera de papá, aunque tal vez la de Alice era morena ya que era más oscura. Rose y yo éramos altas –Rose ligeramente un poco más alta que yo- y Alice era la bajita del grupo, la más graciosa debido a su forma de caminar como una bailarina y su gracioso tamaño, parecía una hadita.
La primera en bajar fue Rosalie. Era una imagen graciosa ver a mi preciosa y hermosa hermana rubia con el pelo alborotado por haber dormido, sin maquillaje y con carita de sueño. Sus pasos eran pesados, arrastraba los pies y alborotaba su melena con una mano mientras se acercaba a un taburete.
-Buenos días –susurró mientras se frotaba los ojitos.
-¿Buenos? No parecen eso
-Estoy cansada, solo eso
-Ya, menuda fiesta la de ayer… ¿verdad?
-Ni que lo digas
Sentimos como la música en la habitación de Alice se había apagado y como el suelo comenzaba a temblar por los saltos hiperactivos que mi loca hermana estaba dando en el piso superior. Oímos un grito, pero no nos molestamos en subir, Alice siempre gritaba mucho. Ahora lo importante era salvar nuestras vidas de su locura.
-Oh, no –dijo Rose.
-Oh, si –sonreí.
-Muy pero que muy buenos días –gritó Alice entrando por la puerta de la cocina.
Nos abrazó a ambas, muy efusiva. Ella nunca se sentía mal después de una noche de fiesta salvaje y a lo loco. Mientras que yo me levantaba cansada y con pequeñas ojeras bajo mis ojos y Rose más cansada que nunca y con un ligero dolor de cabeza.
Nos pusimos a devorar nuestro desayuno: zumo, colacao, fresas, cereales…
Nada más acabar nos pusimos a hablar de nuestros planes para el día de hoy.
-Bueno... ¿Qué planes tenemos para hoy? –dijo Alice contenta.
-Pues he oído decir por ahí que la próxima súper-fiesta será hoy por la noche en la casa de los Newton… -comentó Rose.
-Bueno pues tenemos que ir primero a la biblioteca, como todas las mañanas, la señora Webber no espera a las diez y media allí. Después de comer podríamos darnos una pequeña siesta y, más tarde despedir a papá y a mamá cuando se vayan en sus vacaciones por el Caribe y, nada más perder de vista su coche… -canturreé el final
-Nos prepararemos para la fiesta –gritaron Rose y Alice
-Sí ¿qué os parece el plan?
-Genial –dijo Rose
-Fantástico –saltó Alice.
Subimos a nuestro vestidor y cada una se dispuso a cambiarse… o más bien, a ponerse el disfraz de por el día. Yo me puse unos vaqueros amplios, una camisa de manga corta con la imagen de un grupo famoso y unas deportivas amplias. Me recogí en pelo en una fea coleta y me puse mis gafas. Yo no tenía que usar gafas, simplemente eran parte del disfraz, los cristales estaban sin graduar, eran como el cristal de una ventana, no podían hacerme daño a la vista.
-Bueno yo ya estoy lista –oí decir a Rose.
Me giré y ahí estaba mi hermanita vestida con unos pantalones de chándal amplios y de color rosa, con una camisa rojo chillón, unas deportivas ajustadas con los cordones bien apretados y el pelo tapando su hermoso rostro.
-Um… y yo. Te ves genial Rose –me burlé
-¿A que si? Tú no estas nada mal –me siguió el juego.
-Venga chicas ¿estáis ya? –comentó Alice, la cual tenía puesto una falda larga de hippie, color amarillo chillón, unas sandalias que apenas se podían ver por la amplia falda, y una camisa de color azul celeste que no pegaba nada con su falda y menos con sus sandalias. Tenía el pelo peinado de forma muy rara y unas amplias gafas adornaban su rostro de duende.
-Sí –dije
-Pues claro que sí preciosa –dijo Rose, bromeando.
Bajamos y nos fuimos al enorme garaje de la mansión Swan. Cogimos mi apreciada camioneta roja destartalada que había conseguido comprar para poder pasar desapercibidas en aquel pueblucho lleno de apariencias. Lo único que había en este pueblo era eso, apariencias.
Nos subimos a la camioneta y conduje hasta la biblioteca.
Un día más para las frikis Swan, una noche más que disfrutar como las estrellas de la noche.
(Fotos de las habitaciones de Bella, Alice y Rose en mi perfil)
Sí ya estoy aquí después de dos semanas de examenes y sin subir capítulo de MHDA, pero aquí estoy de nuevo con las pilas cargadas y un par de historias más bajo el brazo.
¿Qué les ha parecido esta, les a gustado? ¿La continuo?
Ya sabeís lo mucho que aprecio vuestros reviews... dejénme uno, me lo merezco ¿no?
Bueno pues si les a gustado este capítulo de Sisters' Pledge no podeís perderos el segundo, espero poder actualizar pronto...
¡Hasta Pronto!
Cris.
