Ohayo!!!

E vuelto pero, esta vez, con un fic!!!

Despues de unos cuantos one-shot, ahora os traigo un fic que, segun mis planes, durara unos 7 capis mas o menos jeje. Sin más perdidas de tiempo con mis tonterias, os dejo con el primeros de los capis. Spero q lo disfruteis!!

Capitulo 1: Cambio de dimensión y conociendo a las Dark Souls.

Era un maravilloso día de verano. El cielo totalmente azul, sin ninguna nube que se asomara por el horizonte, y un calor que superaba cada día su propio record del día anterior. Nos encontramos en un campo despejado, de hierba corta y fresca, de color verde vivo, con algunos árboles frondosos esparcidos por el enorme campo, que proporcionaban buenas sombras bajo las que cobijarse de los mortales rayos solares. Pero entre tantos árboles frondosos, también había muchos árboles con grandes daños, cortados por la mitad e incluso los huecos en donde antes eran enormes árboles y ahora sólo eran trozos de troncos partidos en multitud de cachos, dispersos por todo el terreno. Y en medio de tanto caos, se encontraba un joven, el cual parecía bastante desesperado.

¿? -¡Ah! ¡¿Por qué no soy capaz?!- Gritaba a los cuatro vientos.

El joven era de cabellos rubios como el sol de ese día, sus ojos tan azules como el cielo que se observaba en verano, en cada una de sus mejillas tenía tres extraños bigotes, parecían de un gato o zorro en este caso, en su cuerpo se mostraba muchos años ejercitándose y era digno de admiración. Su torso estaba al descubierto y unos pantalones rasgados negros y unas sandalias negras eran su única vestimenta. En su frente lleva una banda de cinta negra y una placa metálica, en cuyo centro un extraño símbolo que le acreditaba como shinobi de konoha. Su nombre… Uzumaki Naruto.

Naruto, aquel niño que todo el mundo trataba mal desde muy pequeño sin que él conociese el motivo; que su mayor sueño es convertirse en Hokage para ser respetado y admirado por todos. Aquél que cuando consiguió tener un amigo que le entendía, que era como su propio hermano, que se compenetraban a la perfección aunque se pasaran todo el día peleando, un día le abandono a cambió de poder para cumplir su propia venganza y en el intento por detenerlo, casi acaba muerto. Hoy en día, sólo queda de ese niño sus ganas de vivir y su gran esfuerzo por superarse y alcanzar sus metas, su eterna sonrisa y la ingenuidad que le caracteriza. Hace un año que cumplió la promesa de su vida, traer de nuevo a la villa a su mejor amigo, Uchiha Sasuke, quien consiguió su venganza y luego accedió a volver por insistencia del rubio, acompañado de tres shinobis más: Suigetsu, un experimento de Orochimaru; Karin, una kunoichi rastreadora de chakra y ex sirviente de Orochimaru; y Juugo, el primer shinobi que sobrevivió al sello maldito. Ahora, Naruto y Sasuke son considerados como los mejores shinobis de su mundo, ya que juntos fueron capaces de acabar con él, quien se creía que era el jefe de la organización más peligrosa del mundo shinobi, Akatsuki, Pain, su acompañante Konan y el compañero planta, o Aloe Vera como le decía Naruto, Zetsu. Naruto está entrenando un nuevo jutsu, uno propio del clan al que pertenecía su padre, Namikaze Minato, el rayo amarillo de Konoha y Yondaime de la misma, con el que poder moverse más rápido de lo normal, pero Naruto no es capaz de conseguirlo y, por eso, está bastante enfadado.

–Maldito Ero-Sennin. En vez de estar aquí ayudándome a entrenar, está espiando, otra vez, a las mujeres de los baños termales. Demo, pienso vengarme de él diciéndoselo a Tsunade oba-chan. Seguro que rompe con él, o a él.- empezó a reírse sólo de imaginarse lo que le haría Tsunade al enterarse de lo sucedido, dudaba que saliese con vida de eso.- Y el teme de Sasuke, en vez de ayudarme con mi jutsu, está entrenando solo porque dice que yo le molesto y no le permito avanzar. ¡A este paso no lo voy a conseguir nunca!

Naruto empezó a revolverse el pelo con ambas manos. En esos momentos, parecía más un niño pequeño que había perdido un juguete él solo que un casi adulto shinobi intentando realizar uno de los jutsus más difíciles que se conocen hoy en día. Sacando a la luz su poca paciencia, Naruto se tiró al suelo, estaba totalmente bloqueado en su entrenamiento, totalmente abatido. Los rayos del sol rebotaban en su bronceada piel, el sudor bajaba en forma de gruesas gotas sobre sus músculos bien definidos de su abdomen, dándole una apariencia irresistible para cualquier mujer con ojos en la cara que pasara por allí en esos momentos. Eso mismo pensaba una joven que estaba escondida tras el tronco de un gran árbol un poco alejados del shinobi. Aunque estaba en la oscuridad de la sombra del árbol, se podía observar claramente que su pelo era largo y liso, y un gran sonrojo en su fina cara.

El joven rubio, después de haber descansado y recuperado algunas energías, se dispuso a volver a practicar. Pero un extraño ruido, proveniente de sus tripas, le quitó muy rápido esa idea, o por lo menos la apartó.

-Je je, creo que ya va siendo hora de comer algo. Sólo hay un pequeño problema… ¡No traje nada de comida! Bueno, Ichiraku no está muy lejos de aquí y… ¡Ya sé! Lo intentaré una vez más y, si no me sale esta vez, me iré a comer un gran plato de ramen para reponer mis energías y volveré a venir rápidamente para seguir con el entrenamiento. Con un poco de suerte, para cuando vuelva, Ero-Sennin estará aquí y me ayudará a seguir entrenando. "Bueno, eso si no le han pillado y está en el hospital recuperándose de la paliza que le habrá dado Tsunade oba-chan".

Mientras esto pasaba con él, la misteriosa sombra también pensaba en lo sucedido anteriormente.

-"Naruto-kun se está esforzando muchísimo hoy, pero no parece que esté funcionando. ¡Pero que estoy pensando! Seguro que si lo sigue intentando y esforzándose así, lo conseguirá, estoy segura. Ojalá tuviera yo la misma confianza y seguridad que él tiene, así podría llevarle esta cesta con comida que traje para que él almorzase aquí y no tuviera que irse lejos. ¡Venga Hinata, ánimo, tú puedes hacerlo! Cuando se ponga en camino para ir a Ichiraku, sales de este penoso escondite y le das la comida que preparaste especialmente para él".- Un largo suspiro salió de su boca.

Naruto empezó a formar sellos con sus manos, iba algo lento ya que no llevaba más de tres días de entrenamiento desde que empezó. Al terminar la realización de dichos sellos, una pequeña ráfaga de chakra salió de sus pies. Naruto, al ver que parecía haber avanzado algo, se dispuso a empezar a correr por allí, y notó como su velocidad se había incrementado un poco aunque sólo fuera una pequeña cantidad. Paró en seco, y una gran sonrisa se mostró en su rostro, parecía que al fin su arduo entrenamiento estaba empezando a dar resultados positivos, y la felicidad era palpable en su rostro.

-¡Al fin lo he conseguido!- Gritó a los cuatro vientos, espantando a un grupo pequeño de aves de un árbol intacto cercano.- Bueno, sólo he incrementado un poco la velocidad, pero si sigo así, lo conseguiré en poco tiempo y tanto Ero-Sennin como mi padre y el resto de personas a las que les importo y ponen su confianza en mí, se sentirán orgullosas de mí.

Naruto volvió a formar los mismos sellos de antes, pero esta vez los hacía más rápido y no sólo porque había incrementado la velocidad con la anterior vez, sino porque de tanto repetirlos, empezaba a aprenderse y realizar los sellos a mayor velocidad. Terminó de formarlos, una pequeña ola de chakra salió de los pies de Naruto, pero algo raro estaba sucediendo esta vez. La tierra empezó a temblar, como si de un terremoto se estuviera tratando, la hierba parecía bailar al ritmo del compás producido por el sonido de las rocas al chocar las unas con las otras. Bajo los pies de Naruto apareció una pequeña grieta, que mientras transcurrían los segundos, se hacía cada vez más grande. El shinobi de rubios cabellos no podía moverse de allí, parecía estar pegado al suelo por sus pies, de los cuales seguían saliendo pequeñas cantidades de chakra, haciendo que la grieta se abriera más y mostrara lo que contenía en su interior. Hinata estaba muy asustada, no era normal sentir terremotos en Konoha, y al ver que una grieta aparecía bajo los pies de su anhelado amor, el miedo se fue incrementando por momentos. La grieta se abrió tanto, que Naruto estaba casi a punto de abrirse totalmente de piernas, y un agujero de un color negro azabache asomaba por la grieta. El temblor paró de un momento a otro, y también la grieta dejó de abrirse, pero ahora no era ese el problema, sino que ese agujero negro, el que estaba en el interior de la grieta, empezaba a girar en el mismo sentido que las agujas del reloj. Esto ya era demasiado raro, estaba llegando a ser incluso peligroso, ese agujero empezaba a coger fuerza, parecía una aspiradora gigantesca, ahora Naruto estaba en serios problemas, muy serios. Cada vez, la fuerza de absorción de dicho agujero iba aumentando, tanto que empezaba a arrancar árboles enteros, desde la raíz hasta sus ramas más altas. En esos momentos, Naruto no deseaba por nada del mundo que su agarre en sus pies se soltara, pero para su suerte, los pies dejaron de emitir chakra, por lo que no pudo agarrase a nada y fue absorbido completamente en el agujero oscuro, no sin antes emitir un grito de auxilio. Hinata, quien hacía su mejor esfuerzo por sujetarse a algo para no entrar en el agujero, se sintió morir al escuchar el grito de Naruto, su mente se quedó en blanco y su fuerza se escapó de su cuerpo, siendo arrastrada hacia el vórtice sin resistencia alguna y tragada junto a Naruto.

Naruto abrió los ojos, lo hacía lentamente ya que los rayos del sol le daban directamente en su cara. Se intentó levantar, pero su cuerpo le dolía mucho, como si Sakura le hubiese dado una gran paliza, pero, aún con ese dolor, se sentó como pudo y empezó a observar todo lo que le rodeaba. Estaba completamente desorientado, no recordaba nada, ni siquiera sabía dónde estaba en esos momentos, su mente estaba totalmente en blanco. Podía ver que estaba rodeado de árboles grandes y frondosos, pero muy distintos de los que estaba acostumbrado a ver; el cielo era del mismo color que antes, azul y sin rastro alguno de nubes por el horizonte; y el calor era igual de insoportable. Pero de todo lo nuevo que vio a su alrededor, algo le llamó especialmente su atención, el cuerpo de una joven de melena larga y oscura, pero el sol le daba matices azulados, su chaqueta beige con adornos violeta y los pantalones y sandalias de un color añil. Se levantó lo más rápido que pudo para acercarse a la joven, parecía estar inconsciente y él sentía la necesidad de ayudarla y preguntarle donde estaba en estos instantes.

-¡Ey! ¿Estás bien?- De tanto zarandearla, ella reaccionó y abrió sus ojos, ahora él la reconocía perfectamente, ella era su amiga Hinata.

-Na… Naruto-kun.- Al verle, una inmensa felicidad invadió su corazón, al igual que el sonrojo asomaba en su rostro.

-Hinata, ¿Qué haces aquí? ¿Y sabes dónde estamos?

-N… No sé dónde… estamos.- Estaba demasiado cerca para ella, y el color rojo de su cara sobrepasaba el límite humano.

-Estás roja, ¿no estarás enferma?- Le tocó la frente ingenuamente y ella, para evitar desmayarse ante él, se separó rápidamente de él, dándole la espalda.

Hinata es una joven de pelo largo y liso, de un color negro con toques azules, de ojos tan blancos como dos perlas, que desprenden gran cantidad de bondad y dulzura; su piel es tan blanca y fina como la más cara porcelana; viste con una chaquete grande de color beige y remates en violeta, un pantalón pirata y unas sandalias ninjas de color añil para terminar. Para Naruto era una gran amiga, pero que nunca pudo mantener una larga conversación con ella, y menos si estaban los dos solos, ya que ella acababa desmayándose, y por eso cree que está enferma.

-Será mejor que busquemos un camino para volver a casa. ¿Podrías usar tu Byakkugan, onegai?

-Ha… Hai. ¡Byakkugan!- Por mucho que intentó concentrar su chakra en los ojos, no pudo activar su barrera de sangre.

-¿Qué ocurre? ¿Por qué no funciona?

-No… no lo sé, no… me había ocurrido jamás.- La desesperación volvía a apoderarse de ella.

-¡Kage Bushin no Jutsu!- Pero no surgió ningún efecto, como si de un nombre común y corriente se tratara, sin efecto alguno.

-¿Qué… está… pasando?- El miedo era palpable en las palabras de la kunoichi.

-No lo sé, demo será mejor que busquemos una explicación. No sé ni donde estamos ni como hemos llegado aquí, demo saldremos de aquí, te lo prometo.- Esas sonrisa hacía derretir incluso el corazón más frío hizo su aparición, tranquilizándola un poco.

Con ayuda del Uzumaki, Hinata se levanto del suelo y ambos emprendieron su nuevo viaje, esta vez, a lo desconocido. Paseaban por un camino marcado en el suelo, los árboles les rodeaban a ambos lados, y la gente se quedaba mirándoles y murmurando. Con ese simple hecho, Hinata sacó su timidez de nuevo a la luz y se escondió tras Naruto. Este, que no comprendía muy bien sus actos, sólo pudo reír ante el infantilismo que demostraba ella en esos momentos, y sentirse como su protector no pudo gustarle más. Siguieron caminando un par de minutos más, hasta que llegaron a un inmenso lago, donde observaban como la gente montaba en pequeños botes de madera y paseaban remando por el lago, y parecían divertirse. Mientras Hinata seguía admirando esa hermosa vista e imaginando una situación parecida entre ella y Naruto como protagonistas, el joven shinobi miraba sorprendido un cartel que tenía enfrente, en el que decía:

"Si estás perdido y necesitado de ayuda, ven a visitarnos al final del camino de piedras rosas, en la caseta blanca".

Naruto agarró la mano de la chica, que hizo aumentar su sonrojo, y empezó a correr por el camino marcado en el cartel, el camino de piedras rosas, las cuales se notaban que eran falsas, sólo decorativas, pero aún así eran muy hermosas, y en pocos minutos encontraron una gran caseta blanca.

-Al fin llegamos, Hinata.

-¿Qué… qué hacemos aquí, Naruto-kun?

-Aquí nos ayudarán, ya lo verás.- La enorme sonrisa hizo, a parte de un escalofrío que le gustó, sentirse más segura y confiar en su "amigo".

Los dos entraron en aquella caseta, uno junto al otro, demasiado juntos para que Hinata no tardara mucho en desmayarse, pero hacía su mejor esfuerzo para comportarse, quería volver a casa. El lugar estaba totalmente a oscuras, sino fuera por unas pocas velas las que iluminaban el lugar, pudiendo observar que las paredes eran de un color blanco y lisas, con multitud de corazones pintados de diferentes colores, tanto grandes como pequeños; el suelo era grisáceo, con pequeños fragmentos de colores negros y añiles y brillaban las arenas rosas, las mismas que las del camino; era un hermoso lugar. En medio de la sala en la que entraron, se encontraba una mesa rectangular, con dos sillas blancas en el lado más cercano a la salida, se supone que era el lugar donde debían esperar para ser atendidos. Cada uno se sentó en una de las sillas y esperaron, y esperaron, y esperaron, hasta que Naruto se cansó de esperar y se puso a gritar.

-¡¿Nos van a ayudar algún día o qué?!

-No seas impaciente, guapo.- Una voz salió de la penumbra, asustando más a los dos shinobis.

-No temáis, muchachos, no vamos a haceros daño.- Otra voz distinta salió del mismo lugar, y cada vez se oían más cerca.

-Si necesitáis ayuda, habéis venido al lugar correcto.- Una tercera voz se escuchó provenir de la misma dirección que las anteriores.

Naruto y Hinata estaban en posición de defensa, preparados para cualquier ataque que les pudiese venir, con sus cinco sentidos puestos en alarma. Tres sombras aparecieron detrás de la mesa y, en un segundo y una palmada, la habitación entera se iluminó por completo, dejando al descubierto a tres hermosas jóvenes vestidas con túnicas blancas, como las diosas griegas.

-Dejadnos que nos presentemos. Bienvenidos a nuestra humilde morada, me llamo Kumiko.- Dijo la chica situada más a la derecha. Su pelo era media melena, liso, de color marrón chocolate; sus ojos eran una mezcla entre marrón claro y verde oscuro; y todo esto acompañado de una pequeña pero hermosa sonrisa.

-Será un placer ayudaros. Mi nombre es Hanon.- Dijo la chica del centro. Su cabello era recogido en un moño alto, pero el pelo salía de él como si fuera la continuación de una coleta, de color rojo fuego; sus ojos eran tan azules como el mar más profundo y llevaba una gran sonrisa en su cara.

-Sí, sí, lo que ellas han dicho. Yo soy Asuka.- Dijo la chica situada a la izquierda. Dos enormes coletas, de color blanquecino, salían de su cabeza; sus ojos eran grisáceos oscuros y llevaba una pequeña sonrisa, pero se notaba que era forzada.

-¡Nosotras somos las Dark Souls!- Gritaron las tres a conjunto.

-¿Las qué?- Naruto tenía cara de interrogación.

-¿Dark… Souls?- Hinata tampoco comprendía el nombre mencionado.

-¿A qué no os gusta el nombre?- Preguntó Hanon.- Sí lo sabía yo.

-Sí claro, es mucho mejor "La Oreja de Van Gogh", que no nos lo podíamos poner hasta que ese hombre se la cortase.- Regañó Kumiko.

-Además, ese nombre no triunfaría ni para un grupo de música que fuera genial, sólo por llevar ese estúpido nombre.- Sentenció Asuka.

-¡¿Podrían dejar de pelear y ayudarnos?!- Les gritó enfadado Naruto.

-No seas impaciente, niño.- Dijo Asuka con voz de superioridad.

-¿¡A quién llamas tú niño?! Tengo 17 años.- Si hay una cosa que le molestase mucho era que le siguieran tratando como a un crío de 5.

-No me importa la edad que tienes. Seguro que habéis venido porque no eres capaz de hacerte hombre con ella.- Le dijo Asuka.

-¡¿Nani?!- Naruto estaba atónito y la cara de Hinata estaba a punto de estallar de lo roja que estaba, ella sí que la había entendido.

-Lo que Asuka-chan quiere decir es que habéis venido a solucionar los problemas que hay en vuestra relación, pero puedo notar que sentís un amor muy fuerte el uno por el otro.- Dijo Kumiko con ojos soñadores.

-¿Qué qué?- Naruto se sonrojó violentamente, pero Hinata no pudo aguantar más y terminó, como siempre, desmayada.- ¡Hinata!- Naruto consiguió cogerla antes de que la joven tocara el suelo y se golpeara.

-Creo que le pudo la vergüenza a la pobre.- Dijo Hanon mientras las Dark Souls se acercaban a la desmayada kunoichi.

Naruto la cogió en brazos y, guiado por las tres mujeres, la depositó en una cama del interior del lugar. Se sentó a su lado y los cuatro se pusieron a esperar a que ella despertase para poder seguir con la charla, necesitaban ayuda pero, ¿qué clase de ayuda les proporcionarán esas extrañas "Dark Souls"?

-"Prometo que saldremos de aquí, Hinata"


Q os a parecido??? Aclaracion: la historia, al principio, sera en otra dimension (la nuestra para ser mas exactos), pero tendran que volver, asi que, si os lo preguntais, si, son shinobis, aunque no creo que haga ninguna gran pelea, o a lo mejor si, no se xD

Os espero en el proximo capi...

Sayo!!!!