Hace mucho tiempo, antes de que Hyrule se forjara como el próspero reino que es y que fuera el lugar donde se vivieron épicas batallas que dieron lugar a interminables leyendas…existía un reino en lo alto del cielo.

Skyloft

Un reino perfecto…Una gran isla flotante con otras más a su alrededor, rodeadas de una espesa y blanca capa de nubes, lleno de vida, color y magia, protegido por los dioses y en representación a es dioses en la isla principal existía una gran estatua de una mujer con alas de ángel.

Pero la gente del reino de Skyloft desconocía que debajo de esa hermosa capa de nubes...otro reino se formaba y a diferencia del reino de los cielos…este era un lugar seco, donde el soplar del viento era lastimero y el cielo siempre era gris, lleno de una amplia gama de bestias que la oscuridad podía crear.

Pero a pesar de todo eso…una tribu habitaba ahí…

-¿Acaso no soy lo suficientemente apto para ser merecedor del poder de los dioses?...pero si yo soy mejor que ellos y que mejor prueba que sobrevivir en este indeseable mundo… ¿no sería maravilloso que yo me convirtiera en su deidad…en el señor de ambos mundos? Claro que lo seria!.. Podría llevar a mi gente a la cima...demostrarles a esos patéticos humanos que sus deidades no son nada a comparación de mí - y mientras decía esas palabras con gran pretensión destruía con un simple movimiento de sus dedos un pilar de piedra que le ¨estorbaba¨ en su camino- yo debí de ser el portador de ese poder…YO ME MEREZCO ESE PODER! YO!...

El extravagante ser de pálida tez comenzó a mover sus dedos a causa del gran coraje que contenía, se acercó a una piedra y la destruyo, dejándola lisa en donde pudo recargar su brazo y colocar su mejilla en la palma de su mano

-esto no puede ser posible…-decía mientras que con la otra mano acomodaba aquel fleco largo que cubría la mitad de su rostro

Pero de un momento a otro su expresión cambio...de fastidio a completa lujuria…

-pero no todo está perdido-pronunciaba esas palabras con demasiada confianza y deje de lujuria, mientras que con esa extraña y a la vez repulsiva lengua se lamia los labios-aun puedo conseguir ese maravilloso poder…solo debo destruir uno que otro insecto...- comenzó a jugar con un arete que tenía en forma de rombo-derramar un poco de sangre por aquí y por allá y listo…el poder de los dioses será mío

El pálido demonio se levantó, tomo su capa roja y se la coloco con fina elegancia y acomodo su fleco

-es hora de recuperar lo que es mío por derecho-dicho esto levanto su mano izquierda y chasqueo los dedos desmaterializándose en pequeños rombos…