Versión mejorada de mi primer fic, El Diario de los Merodeadores. En su día no tuvo mucha fama y sí que tuvo algunos problemillas, pero ahora espero que le guste a la gente. Las comas, tildes y puntos están en su sitio y los nombres debidamente escritos (solía confundir Pettigrew con Pettegreww xD) Pues bueno, leed y a ver si ahora puedo escribir con más constancia. Publicaré un capítulo todos los domingos (esta primera parte tiene siete en total).
¡Un saludo a tods! Akira-chann
Ahí estaban. James Potter, con su alborotado pelo, sin peinar, como de costumbre, al lado de la ventana, mirando al cielo, como había hecho en incontables veces en las clases aburridas. Las gafas se le caían de la cara, pero eso le daba igual, ya que por ahora, sólo miraba las nubes. A su lado, un chico de aspecto fuerte, pelo negro y ojos profundos admiraba una y otra vez la insignia que le habían dado este verano por ganar unas "pequeñas olimpiadas" de la magia, mientras murmuraba para sí: "Sirius Black, campeón de… ¡Jamás había ganado un premio!". Remus Lupin, tan tranquilo, tan inteligente, leía el libro de este año de "Defensa Contra las Artes Oscuras" mirando las malas palabras que se decían de los hombres lobo, y a cada palabra malsonante que encontraba, más agradecido estaba de tener amigos. El bajito y desaliñado Peter Pettigrew, por su parte, comía ranas de chocolate y golosinas variadas, mientras miraba a sus amigos con cara de no querer compartir nada.
-¡Esto es asqueroso!- dijo Remus tirando el libro en la pequeña mesa céntrica, con tan mala suerte, que aplastó algunas grajeas, y sus tres amigos quedaron cubiertos de pedacitos de colores.
-¿El qué?- preguntó James, que no sabía si estar enfadado o compresivo
-Lo que dicen de los licántropos en este asqueroso libro. Escuchad:
"Los licántropos son seres terriblemente salvajes, tanto, que en su forma humana ni siquiera saben comportarse, acabando solos y desorientados en sus vidas […] Lo mejor que se podría hacer por un hombre lobo, sería matarlo […] Le haríamos un gran favor a la comunidad mágica."
-¿Quién tiene un cuchillo, para matar a Lupin?-gritó Sirius riéndose
Remus lo miró amenazadoramente.
-¡Hey! No me mires así… El libro nos ha pedido que te matemos
-¿En serio le matarías, Sirius?
Peter Pettigrew ya no miraba con tristeza la comida sobre sus amigos, sino que miraba a Sirius incrédulo, incapaz de saber si lo decía en serio.
-¿Tu estás loco, Pete?- dijo James, levantando la cabeza por fin, y dejando a un lado las nubes y el cielo - ¿Tú matarías a un amigo si alguien te lo pidiera?
-Si me amenazan…
-Eres tonto, Pete- intervino Remus- Venga… ¡Mátame!
-¿Con que, genio? ¿Con un cromo mágico?
Los cuatro amigos rieron al unísono. Les encantaba el colegio, les encantaban las travesuras, e incluso alguna que otra chica, pero lo que más les gustaba, era, sin lugar a dudas, el tiempo que pasaban juntos.
-¡No bromees con los cromos!... Una vez me corté con el de Gryffindor
-Eso es porque llevaría la "espada"
Más risas y respiraciones. De repente, la puerta se abrió, y un chico alto, distinguido, de pelo largo y rubio e intensos ojos verdes, entró en su vagón.
-Vuestras risas se oyen hasta en la sala de máquinas…
-¡Mirad!-gritó James- ¡Es un honor para nosotros que estés aquí, Phineas! – dijo mientras hacía una ligera reverencia, como si estuviera en la misma sala que un Rey
-Si, Phin- Sirius se ruborizó, imitando a las chicas que todos los días se acercaban a Phin para darle los buenos días- Que tengas buenos días- dijo, esta vez con voz de autentica chica
-Os tengo vigilados, chicos- Phin se sentó al lado de Sirius, que hizo un hueco y apretujó a James contra la ventana.
-¡Ay!
-¡Uy… lo siento!
Los chicos miraron a Phin. No estaba como siempre. Él era un chico serio, pero cuando se trataba de bromas, era el primero que las hacía, el primero que reía, también. Phin iba un curso por delante de todo ellos, pero eso no impedía que siempre estuviera con ellos gastando bromas a diestro y siniestro. Sin embargo, ese día tenía la mirada caída, y ni siquiera había reído la broma de Sirius.
-Oye Phin- Remus habló con respeto, Phineas Portrait era la clase de persona que quería ser él, inteligente y valiente, sobre todo decidido- ¿Te encuentras bien?
-¿El puesto de prefecto es un peso muy grande?- preguntó Pete, otra vez con tono incrédulo
-No es nada… Sólo que…
Los cuatro chicos se miraron con complicidad. Era algo, y era grave.
-Dilo, Phin- lo invitó James- Queremos ayudarte
-¿Sabéis resucitar a los muertos?
Los chicos se quedaron blancos.
-Resucitar…muertos… ¿Qué quieres decir?
-No podríais ayudarme…- Phin hizo una pausa, tomó aire fuertemente, y luego dijo- Mi padre murió ayer…
Los chicos estaban sorprendidos. ¿Su padre? ¿Se refería a Augustus Portrait? ¿El hombre que se enfrentó a infinidad de dragones, luchó contra los magos tenebrosos de todo el mundo, y aún tuvo tiempo de educar a sus hijos de una manera estricta?
-¿Cómo pudo ser?- gritó James, apartando el molesto silencio que se había formado de repente en el vagón- En fin, tu padre era la persona más fuerte que yo conocía, y se había retirado de las "emociones fuertes" hace tiempo… ¿Cómo?
-Lo asesinaron- dijo Phin, con voz seca y ojos llorosos- Lo asesinaron…Entraron en casa cuando sólo estaba él y lo cogieron desprevenido, estoy seguro
-¿Qué es eso de estoy seguro?
-Bueno…nadie ha dicho nada aún, pero no se han encontrado pruebas para un asesinato, por lo que la gente empezó a decir que se había suicidado porque estaba loco desde que perdió su puesto como auror por la inminente llegada de ese hombre… ¿Cómo se llama?
-Moody… creo que se llamaba así
-Eso… bueno, el caso es que no se suicidó, estoy casi seguro
Los chicos se quedaron en silencio mucho tiempo. La tensión se mascaba en el ambiente y Phin estaba lloroso, aunque desviando las lágrimas que, amenazadoras, le caían por las mejillas, con la manga de la túnica.
-Voy a buscar a la señora del carrito- dijo Pete, en otro intento de romper el silencio, desviando la atención de todos- Ahora vuelvo…
-¡Trae grajeas!- dijo Remus
-¡Y ranas "au chocolat"!- gritó Sirius
-¡Y algo para beber!- añadió James
-Peter esto, Peter aquello- y Pete salió murmurando del vagón
-¿Y qué me decís de Colagusano?- dijo Phin, completamente recompuesto- En vuestra carta, dijisteis que se había comportado de un modo raro…
-Yo creo que…
-¡No empieces, Remus!- Sirius se levantó, amenazante, y se sentó al lado de Remus, para alivio de James, mientras lo apuntaba con el dedo- No empieces otra vez a intentar excusar el comportamiento de Pete… ¡Por las barbas de Merlín! Todos vimos como mataba a ese ciervo y sonreía… ¿O acaso tú no lo viste?
-Lo vi
-¿Mató un ciervo?- Phin miraba a James, con ganas de que hablara
-Lo mató- Le contesto Sirius, aún más emocionado- Y cantaba algo raro mientras lo estrangulaba
Remus y James hicieron una mueca de asco al recordar a su amigo cantando mientras apretaba el cuello del cadáver del animal. Phin, por su parte, se había puesto a pensar, en su posición más significativa: una mano en la boca y un pie taconeando el suelo.
-Fue un accidente- dijo James- ¡Lo fue! No creo que Colagusano lo hiciese por diversión…
-Pero… fue algo muy extraño- concluyó Phin
-Yo estoy con James, fue un accidente. Ahora Sirius, si eres tan amable de dejar de señalarme, te contaré mis creencias…
-Tengo mis propios motivos para creer que no fue un accidente, gracias
En realidad, lo que dijera Sirius tampoco era muy concluyente. Todo el mundo sabía que no confiaba demasiado en Pettigrew, hasta el punto de no quedarse nunca a solas con él, por muy solo que estuviera.
Por su parte, James había vuelto a mirar por la ventana, y esta vez, traía noticias, directamente de sus ensoñaciones.
-¡Hogwarts! ¡Ya se ve Hogwarts!
-¡Qué rápido!- gritaron Sirius y Remus
-Excelente- dijo Phin
-¿Qué me he perdido?- Pete entró alborotado por la puerta
Hogwarts. El hogar de los chicos durante todo el curso que venía por delante. El lugar que, después de sus casas, los chicos más querían y respetaban. Más juegos. Más diversión. Y sobre todo… más misterios sin resolver…
