N/A: Ha pasado mucho tiempo, pero creo que ha valido la pena. Después de meses de abandono, finalmente decidí continuar esta historia. Solo que... mientras pensaba en ella llegaron a mí todas las posibilidades que tenía y pues... 'Persiguiendo a Shuichi' a muerto. O le he dado unas vacaciones permanentes, como prefieran. A decir verdad PaS iba a ser una historia corta, sencilla y hasta graciosa, y la historia que van a leer a continuación no va a ser PG 13.

Por lo tanto, conozcan al gemelo malvado de PaS, disfruten el fic y si se espantan y no pueden dormir díganmelo, para saber que hice bien mi trabajo... por que para ser honesta, hasta yo me espanté.

Gracias a: Grin, clari-chan y New Honey Bunny por sus comentarios on PaS. Espero que les gusten los cambios.

Precaución: He recopilado todo mi conocimiento adquirido en películas de terror, cuentos de miedo y hasta un libro que me prestaron que en verdad me hizo prender todas las luces de mi casa. Si te asustas fácilmente sugiero que prendas la luz.

Resumen: Lo que comenzó como lectura inocente para Shuichi, abrió las puertas para algo más siniestro. La realidad y la locura se mezclan frente a sus ojos¿puede Shu sobrevivir a las voces que lo atormentan?


BAJO TU MÁSCARA DE INOCENCIA
Por: Cyrana Ann


Capítulo Uno: La melodía que nadie más puede escuchar

Venganza... es una palabra que nunca me gustó mucho... pero ahora la entiendo... tu crees que has cambiado, pero yo puedo ver a través de tu máscara. Sé quien eres, sé cuáles son tus pecados...

Me convertiste en alguien que no quería ser. Me enterraste vivo. Ahora es tiempo de pagar. Así como tu destruiste mi corazón, yo me encargaré de verte sufrir, a ti y a todos los que te ayudaron a cometer tu crimen...

Pronto mi querido y joven escritor, verás como detrás del rostro más inocente se puede esconder el terror más puro.


Tokio, Japón. Año en curso.

En una oscura habitación, del departamento número catorce, en el quito piso del edificio de departamentos más lujosos de Tokio, un joven de pelo rosa casi fosforescente suspiró por decimoctava vez.

Después de que Shuichi se había mudado con Yuki, los problemas habían empezado, y ahora, ya cansado y harto de la situación, el cantante se había decidido: era hora de tomar medidas extremas.

Así pues, el joven se levantó, prendió la luz y regresó a su tarea: tirar más cosas de Yuki. ¿Quién hubiera dicho que su amante tenía complejo de ratón? Y es que, debido a que las cosas de Yuki ocupaban bastante espacio, Shuichi se veía ahora forzado a investigar entre las tantas cajas que el rubio escritor había acumulado en búsqueda de cosas inservibles para tirar y, así, hacer espacio para las suyas.

Lamentablemente, el escritor había dejado bien claro que el no quería tener nada que ver con la 'limpieza' que Shuichi había comenzado. Después de una larga y extenuante discusión, Yuki le había dado un día para deshacerse de todo lo que él quisiera, siempre y cuando él no se enterara.

Shuichi miró el reloj y vio la hora. 7:40. Genial, casi era hora de su programa favorito y él aún no terminaba de revisar las cajas. Yuki debía regresar a la mañana siguiente, aproximadamente a las once, y Hiro había prometido llegar a las nueve a ayudarle a Shuichi a desaparecer todo lo que él hubiera elegido para tirar. Al principio, el cantante pensó que no debía ser muy difícil, después de todo, a él no le interesaban la mayoría de las cosas que había ahí.

Eso fue, claro, al principio. Después de toda una mañana de limpieza, Shuichi había comenzado a encontrar cosas valiosas, referentes a la juventud de su amante. Y como el escritor nunca hablaba de su pasado, la curiosidad de Shuichi había sido más fuerte que su resolución por hacer espacio para su nuevo equipo de sonido, perdiendo demasiado tiempo en revisar lo que encontraba en lugar de apresurarse en su tarea.

Además, cada cierto tiempo, Shuichi se preguntaba a donde diablos se había ido Yuki. Shuichi había intentado por todos los métodos posibles convencerlo de que no era necesario que pasara la noche en otro lado mientras él buscaba en las cajas, pero el rubio lo había ignorado completamente y salido del departamento sin decir a donde se marchaba.

Y eso inquietaba a Shuichi. En especial porque después de la decimotercera llamada a su celular, Yuki había colgado amenazando con apagarlo definitivamente si volvía a llamar para preguntar que hacía.

De regreso en su tarea, Shuichi terminó de sacar un montón de periódicos viejos. Para que demonios los había conservado Yuki era algo que Shuichi no podía imaginarse, pero la pregunta no permaneció durante mucho tiempo en sus pensamientos, porque debajo de ellos encontró algo que no había imaginado que llegaría a ver jamás: un cuaderno.

Bueno, un cuaderno no habría tenido nada de extraordinario de no haber sido por tres razones: una, era un cuaderno de Yuki. Dos, era un cuaderno viejo de Yuki, probablemente de cuando era un adolescente. Tres, era un cuaderno lleno de cuentos cortos escritos por el mismo Yuki, y por la fecha, eran de cuando recién se había mudado a Nueva York.

Nueva York... cada vez que pensaba en esa ciudad, Shuichi no podía evitar odiarla. Solo una vez había estado ahí, y realmente no sabía nada sobre ella, pero esa era la ciudad donde Yuki había sufrido más. Esa era la ciudad donde Yuki Kitazawa había muerto a manos de Yuki.

Y si había algo que Shuichi realmente odiaba era pensar en Yuki Kitazawa. El primer amor de Yuki. La persona que lo había cambiado para siempre.

De no ser por él, Yuki Eiri sería quizás un hombre diferente, quizás sería feliz... Por que a pesar de las apariencias, Shuichi a veces se preguntaba si el escritor realmente era feliz a su lado.

Shuichi sacudió la cabeza un par de veces antes de regresar la mirada al cuaderno. No era momento de pensar en esas cosas, y además Shuichi siempre había sido muy seguro de sí mismo. ¿Por qué habría de dudar ahora?

La mayoría de los cuentos estaban escritos en inglés, así que Shuichi apenas y podía entender algunas frases aquí y allá. Sin embargo un par de cuentos estaban escritos en japonés.

Mientras Shu leía los cuentos, le pareció escuchar el sonido de la puerta principal abrirse. Miró el reloj nuevamente. Eran las once treinta. Los ojos amatistas de Shuichi se abrieron en sorpresa. Era ya muy tarde, y él ni siquiera se había dado cuenta. Había estado tan enfrascado en su búsqueda, que las horas habían pasado rápidamente sin que él lo notara.

Suspirando, Shuichi se levantó y caminó hacia la habitación principal. Si bien era cierto que no estaba muy cansado, ya había reunido suficientes cosas para llenar el auto que K les había prestado a él y a Hiro, y el entusiasmo con el que había empezado su tarea hacía tiempo que ya se le había acabado.

Al cruzar el pasillo hacia la habitación, Shuichi volteó a ver la puerta. Estaba cerrada, y él no esperaba realmente que Yuki llegara sorpresivamente, así que pensó que había sido su imaginación. Estaba a punto de dejarse caer en la cama cuando escuchó nuevamente la puerta cerrarse. Shuichi volteó, no había duda, no era su imaginación, alguien o algo había abierto y cerrado la puerta.

El cantante suprimió un escalofrío al pensarlo y, con cautela, se asomó por el corredor. Nada. Con voz algo temblorosa llamó, en espera de que una voz conocida le contestara.

¿Yuki¿Eres tú?

Silencio. Sacudiendo la cabeza, Shuichi decidió que probablemente solo había sido el viento y caminó hacia la entrada. La puerta estaba perfectamente cerrada. Ya un poco o mejor dicho, bastante asustado, el cantante pelirosa decidió armarse con algo de valor y se acercó hacia la puerta.

Después de mirar a su alrededor y comprobar que realmente no había nada, Shuichi suspiró y se dio la vuelta. Acababa de dar dos pasos cuando la puerta, justo atrás de él, se abrió y cerró sola. Dando un brinco, el vocalista se dio la vuelta, para encontrarse cara a cara con... nada. No había nadie, más que él, en el lugar.

Shu miró frenéticamente a su alrededor, para luego saltar sobre la cerradura y ponerle el seguro a la puerta.

"¡Oh no, esto es lo que siempre pasa en esas películas de terror que Yuki no me quiere dejar ver¡La heroína de la película está sola y el maniático llega a matarla¡Y cuando ella quiere escapar no puede hacerlo porque ella misma se ha encerrado!"

Shuichi se apoyó contra la puerta, ya seguro de que algún asesino estaba en algún rincón de la casa esperando el momento adecuado para matarlo. En ningún momento se le ocurrió que se habría sentido más tranquilo si se hubiera tomado la molestia de prender la luz.


Aún recuerdo la primera vez que te vi... tan distante, pensé que eras una ilusión. Tus rubios cabellos revueltos, tu expresión seria, todo en ti decía que eras muy diferente a los demás, pero fueron tus ojos ámbar lo que más me llamó la atención. Esos ojos...

Para cuando se le ocurrió hacerlo claro, el cantante ya estaba al borde de las lágrimas.

Hay que aclarar que Shuichi Shindou era una persona valiente. Siempre lo había sido. Y después de sobrevivir a las miradas de muerte de Yuki, las sonrisas de amenazadora calma de Seguchi, los disparos al azar de K, los trucos sucios de Aizawa y las persecuciones a manos de cientos de fanáticas locas; Shuichi habría jurado que no había ya nada en este mundo o cualquier otro que pudiera asustarlo.

Aún así, estando solo en el departamento, casi a media noche, el pobre chico estaba ya a punto de llamar a la policía.

Con pasos rápidos, el vocalista recorrió el lugar, prendiendo las luces a su paso y asegurándose que todo estuviera bien cerrado. Finalmente, llegó a la habitación de Yuki y se metió en la cama.

Silencio.

Recorriendo con la mirada el lugar, Shuichi decidió que lo que hacía falta era algo de ruido y alguien a quien abrazar. Dado que Yuki no estaba cerca, el pelirosa encendió su radio portátil y abrazó su Kumagoru.

A medida que pasaban los minutos, el miedo comenzó a ceder, y Shuichi se acomodó mejor en la cama para finalmente quedar dormido.

Eran las tres de la mañana cuando un ruido lo despertó. Parpadeando, se preguntó durante un instante por qué no podía ver ni oír nada... y luego sonrió. Claro, las luces y el radio estaban apagados.

Cerrando los ojos Shuichi hundió el rostro en la suave almohada y sujetó más fuerte a Kumagoru... y entonces recordó. La realidad de lo que estaba pasando le llegó de tal manera que un escalofrío recorrió su cuerpo en un espasmo rápido pero incontrolable. Él había dejado las luces encendidas.

"Claro, hay muchas explicaciones" se dijo a sí mismo, "tal vez se fue la luz en la cuadra, eso ya ha pasado antes... y las baterías del radio no eran nuevas, así que debieron acabarse..."

Sujetando aún más fuerte a Kumagoru, se levantó y se asomó por la ventana. Las luces de la calle estaban encendidas... "tal ves es solo en el edificio..."

Shuichi se acercó a la puerta e intentó abrirla, y se sobresaltó al darse cuenta que no cedía. Durante un instante se quedó paralizado, hasta que recordó que el mismo la había cerrado. Con una risa nerviosa, quitó el seguro de la puerta y caminó cuidadosamente por el pasillo.

No había nada que temer, el edificio no tenía luz. Gran cosa. Él estaba con Kumagoru, y Yuki estaba solo a una llamada de distancia. "Todo está bie-"

La luz del pasillo hizo que sus ojos amatistas parpadearan irritados. El edificio tenía luz. Entonces ¿por qué no su departamento?

Shuichi apretó al conejo de peluche contra su pecho, pero algo le llamó la atención. Se sentía diferente...¿húmedo? Lentamente Shuichi dirigió su mirada hacia abajo... y cuando lo vio deseó no haberlo hecho.

El una vez blanco conejito estaba ahora rojo púrpura, como si lo hubieran bañado en...

Sangre.

El grito del vocalista de Bad Luck resonó por todo el edificio. Lo último que vio Shu antes de desmayarse fue el conejo arrojado al interior del departamento, donde las luces se encendían y apagaban a diferentes ritmos, como siguiendo una melodía que nadie más podía escuchar.


Todos los personajes presentados aquí son propiedad de Maki Murakami.