No Tu Pareja Veela Usual
Por Janara
Capítulo 1: Encuentra a tu pareja, Draco.
Día Uno – Lunes 2 de Septiembre del 1996
Draco Malfoy estaba sentado a la mesa de Slytherin, luchando contra el impulso de golpear su cabeza contra la dura superficie. Se estaba volviendo lentamente loco, y no había nada que pudiera hacer al respecto. Al menos no todavía.
El Veela dentro de él estaba cantando en su cuerpo, impulsándolo a que fuera y encontrara a su pareja y lo reclamara para que nadie más pudiera poner sus sucias manos en él. El impulso sólo se hacía más fuerte cuanto más se resistiera, y Draco no estaba seguro de por cuánto más podría luchar contra la canción de sirena que era su otra mitad.
Draco había sabido casi toda su vida que era un Veela; su padre se había asegurado de que supiera tanto los peligros y los beneficios que acarreaba. Considerando el infortunio que Lucius había tenido con su propia pareja, Draco estaba muy enterado de los fallos que lo esperaban hasta que reclamara a la otra mitad de su alma, lo que hacía que luchar contra el impulso de emparejamiento fuera aún más difícil.
De todos modos, era un Malfoy, y él no iba a hacer nada tonto que pudiera poner en peligro todo su futuro. ¡Si sólo su padre se apresurara y llegara, maldición!
- ¿Estás bien? –preguntó Blaise, dándole una mirada preocupada a Draco. De todos los Slytherins presentes, él era el único que tenía una idea de lo que Draco estaba pasando. A pesar de su aspecto oscuro, Blaise Zabini también cargaba sangre de veela en sus venas. Aunque estaba diluida, y no se habían manifestado muchos de sus dotes veela cuando había cumplido dieciséis, pero conocía las historias, y entendía, un poco, los impulsos con los que Draco estaba luchando.
- ¡No! –soltó Draco severamente, sólo para disculparse inmediatamente-. Lo siento, Blaise, pero esto me está volviendo loco. Él está aquí, puedo sentirlo, huele muy dulce, pero está muy triste, Blaise, muy triste. Todo lo que quiero hacer es encontrarlo y abrazarlo y hacer que todo sea mejor, ¡pero no puedo! –dijo Draco con frustración.
El rubio agarró su taza de té con fuerza de hierro – era un milagro que no se rompiera bajo la presión – para no hacer nada estúpido, como arrancarse el cabello. O correr a un lado y otro de las mesas, olfateando el aire. ¿Dónde demonios estaba su padre? ¡No era como si no hubiera estado esperando por siempre! ¡Había estado esperando el maldito verano entero, por el amor de Salazar!
Draco había cumplido los dieciséis a principios de junio, y una vez que se hubo recuperado del despertar de su sangre veela, algo le había estado molestando sus sentidos. Había sido extremadamente perturbador, y era un milagro que se las hubiera arreglado para rendir tan bien como lo había hecho en sus T.I.M.O.s.
Lo único que lo detenía de cazar a su pareja era el hecho de que no podía señalar quién era, lo que indicaba que quienquiera que fuera, todavía no había cumplido los dieciséis. Un hecho que había puesto un amortiguador en el ánimo de Draco. ¿Y si su cumpleaños no era hasta Navidad? Ni con un demonio era posible que se las fuera a arreglar para conseguir hacer nada estando así de distraído.
Lucius había sido comprensivo, pero no había mucho que él pudiera hacer, además de asegurarse de mantener a Draco ocupado. Lo que había resultado en una de las mejores vacaciones de verano de la vida del joven Veela. Su padre lo había llevado a un extenso viaje alrededor del mundo, visitando lugares de importancia tanto para el mundo mágico como el muggle. Draco había amado cada minuto.
Padre e hijo habían terminado sus vacaciones pasando dos semanas gloriosas en una isla ilocalizable fuera de la costa de Australia, haciendo nada más agotador que broncearse, recostarse en la suave, arenosa playa, o nadar en el cálido océano. Esa era la razón por la que el rubio había regresado a Hogwarts con un color de piel más saludable, provocando que todos los que lo miraban babearan. Porque, si Draco Malfoy había sido bonito antes, ahora era simplemente hermoso, con su cabello rubio claro que casi parecía un halo y contrarrestaba contra su bonita piel bronceada, que ya no parecía un alabastro.
También habían hablado mucho, y Draco sentía que estaba mucho más unido a su padre ahora de lo que nunca lo había estado. Ser considerado un adulto a los ojos de la ley probablemente tenía algo que ver, pero en su mayoría era debido a que el hombre había trabajado en re-conectarse con su hijo. Los dos habían sido muy unidos cuando Draco era un niño; sin embargo, algo de la unión había disminuido ya que Draco pasaba la mayor parte de su tiempo en Hogwarts. Pero ahora su unión estaba de vuelta con toda su fuerza, y el adolescente estaba determinado a no dejar que decayera otra vez. Pareja o no, no iba a renunciar a su padre como un amigo y confidente.
Hablando de pareja, ¿dónde demonios estaba su padre?
Draco suspiró, luchando contra el impulso de hacer un puchero. La distracción que había proporcionado la vacación había funcionado, y él casi, casi, había olvidado todo sobre el molesto sentimiento, lo que probablemente era la razón por la que le había golpeado tanto cuando había entrado a la plataforma donde esperaba en Expreso de Hogwarts.
Un aire de ese apetecible aroma, y Draco había sentido que su transformación empezaba. Completamente perdido en el perfume que deletreaba Pareja, Draco había estado inconsciente del movimiento. Había estado sordo a los llamados de su padre, y no había estado preparado en absoluto para el hechizo aturdidor que le había enviado. Como no hacía falta decir, había estado muy disgustado al despertar en su propia cama, en su propio cuarto de la Mansión Malfoy.
Lucius había tenido que hablar rápidamente para evitar tanto la pelea como el ataque a los que Draco estaba listo para dedicarse. Al final habían llegado a un acuerdo. A Draco se le permitiría pasar la noche en Hogwarts, ya que eso calmaría sus ardientes instintos un poco, pero no asistiría al Banquete de Bienvenida, y sólo aparecería al desayuno la mañana siguiente.
Draco no había estado enteramente contento, pero había aceptado; cualquier cosa por acercarse a su pareja. Así que ahí estaba, sentado a la mesa de Slytherin, esperando por su padre para poder empezar a buscar al que estaba destinado para él. Lo único que sabía era que era un él, y no era un Slytherin.
Incluso aunque sabía que se suponía que su pareja sería el que completara su alma, llenándolo, Draco había temido que fuera uno de sus compañeros Slytherins. Haciendo fuerza para suprimir un temblor, el Veela estaba pensando en cada deidad de allí afuera para escapar de ese destino.
- ¿Estás bien? –preguntó Blaise una vez más, ojeando a su amigo preocupadamente. Severus le había dado la responsabilidad de asegurarse de que Draco no hiciera nada apresurado antes de que Lucius llegara, aunque el joven no estaba seguro de cómo se suponía que arreglara eso. Draco era mucho más fuerte que él, tanto física como mágicamente, y si igualabas los instintos veela luchando por dominación…
- Estoy bien, Blaise, no hay necesidad de que te preocupes tanto. Sólo estoy agradecido de que no sea un Slytherin –respondió Draco, dándole al otro chico una pequeña sonrisa.
Haciendo un rápido inventario mental de sus compañeros, Blaise se encogió de hombros-. ¡Muchas gracias, Draco! –se quejó, esforzándose por borrar las imágenes mentales que habían surgido en su cabeza. Diane Greengrass era la única chica que valía algo, pero ya que su ambición en la vida era convertirse en la siguiente Celestina Warbeck, siempre estaba obsesionada con la ropa, el maquillaje y la música. Sólo las atrevidas amenazas de su padre hacían que ella estudiara, asegurando que consiguiera buenas notas. Tal vez viviría de su música, pero no iba a morirse de hambre por ella.
Los chicos no eran mucho mejor en lo que se refería a material para casamiento. Draco y Blaise eran demasiado buenos amigos para siquiera considerarse como amantes, y además a Blaise sólo le gustaban las chicas. Estaba Theodore Nott, pero ya que él era un increíble coquetón, que se negaba a tomarse nada seriamente, no era alguien quien uno querría que vigilara tu espalda. Y en lo que se refería a Crabbe y Goyle, ¿podrías decir "Eeeuuww"?
- Hey, ¿por qué debería sufrir solo? –preguntó Draco, con algo de su buen humor restaurado. Blaise apenas bufó, mandándole a su amigo una mirada burlesca.
- Al menos esto debería sacar a Pansy de tu espalda –dijo Blaise, sacando temas más importantes una vez más-. No puedo creer que tu madre de verdad la esté alentando. Detente. Regrésalo, sí, puedo. Pero ni siquiera ella será capaz de luchar con el Emparejamiento. Me alegra no tener que preocuparme por eso –dijo Blaise con sentimiento.
Había estado un poco preocupado cuando su padre le había informado que estaba comprometido con una bruja de Suecia. De todos modos, ya que la había conocido ese verano, sus preocupaciones se habían disipado en su mayoría. Era hermosa, y nada de eso de debía a encantamientos de glamour, sino a su largo y rubio cabello y esos bailarines ojos azules. Sólo era un bonus agregado que tuviera un retorcido sentido del humor e incluso temperamento, una perfecta pareja para un chico de Slytherin al que le encantaban las bromas.
El mes que Blaise había pasado con ella y su familia había sido agradable, y no podía esperar al siguiente año, cuando se transferiría a Hogwarts, haciendo posible que los dos se conocieran mejor. Se habría transferido ese año, si su familia no hubiese estado preocupada por la situación en Bretaña. En ese momento, las cosas estaban en un callejón sin salida, y Blaise sólo podía esperar que la guerra terminara pronto. No tenía deseos de convertirse en mortífago, y seguro que no quería ese destino para Draco, pero por lo que parecían las cosas en el momento, sus futuros eran tristes.
Determinado a pensar en cosas más alegres, Blaise miró en derredor del Gran Comedor, tratando de adivinar quién podría ser la pareja de Draco. No habían muchos candidatos disponibles después de todo-. ¿Puedes sentirlo? –preguntó, todavía pensando profundamente.
- ¿"Puedes sentirlo"? ¿Qué clase de pregunta estúpida es esa? ¡Por supuesto que puedo sentirlo, maldición! –siseó Draco enfadado, dándole a su amigo una mirada incrédula.
- Sé que puedes, ¿pero puedes identificar de qué parte del Gran Comedor viene el aroma? –preguntó Blaise con un largo suspiro, perdonando su mirada con facilidad. No era como si no hubiese sido objeto de ella por años.
Draco bufó, pero él también se volteó para mirar la sala, olfateando delicadamente el aire-. No –gimió a la larga-, pero me está volviendo loco. Lo necesito tanto. Nunca había experimentado un perfume tan divino, pero cada vez que trato de analizarlo, me pierdo en él. Lo necesito, Blaise. Lo necesito tanto que duele –gimió Draco, apartando su plato, repentinamente revuelto por la vista y olor de su desayuno.
- Cálmate, Dray. Mira, tu Padre acaba de llegar, él te ayudará a mejorarlo –dijo Blaise, acabando de ver al señor Malfoy entrando al Gran Comedor, y esforzándose por disminuir la angustia de su amigo.
- Buenos días, Dragón, ¿asumo que sigues buscando? –preguntó Lucius, sentándose al lado de su hijo y mirándolo con preocupación. Él había acompañado a Draco al Expreso de Hogwarts el día anterior y apenas se las había arreglado para detenerlo de cazar y abalanzarse sobre su desprevenida pareja ahí y ahora.
Incluso él había sido capaz de sentir al chico, y nunca en todos sus años había encontrado una fragancia tan fuerte. Quienquiera que fuera el chico, y estaba claro que era un chico, era extremadamente fuerte y no enteramente humano. No lo sorprendería si el chico no era humano en absoluto. ¿Pero quién? Si te basabas sólo en el poder, eso señalaría al maldito Niño Que Vivió. Pero sus dos padres habían sido extremadamente humanos, sin siquiera un toque de sangre no humana en la sangre de ninguno de ellos. ¿Así que quién era esa ente desconocida?
Percatándose de que no había forma de que Draco viajara en el tren y no atacara a su pareja y la reclamara justo allí, Lucius lo había llevado a casa antes de darle una llamada por fuego a Severus. Draco no había estado contento cuando se despertó en su propia cama. Al final, le había dado permiso a Draco de que regresara al colegio a tiempo del Banquete de Bienvenida, siempre y cuando prometiera no dejar su cuarto antes del desayuno. Severus se había asegurado de que la promesa se cumpliera poniendo algunas barreras alrededor de las mazmorras. Había ayudado que la pareja no estaba en Slytherin, de lo que Lucius estaba extremadamente agradecido. Cualquiera era mejor que los compañeros de Draco, incluso un Hufflepuff.
- Buenas, Padre. ¿Puedo ir a ver ahora? Lo necesito, Padre, duele –rogó Draco con sus ojos para que Lucius se rindiera.
Normalmente el rubio aristocrático hubiera regañado a su hijo por su comportamiento, ¿pero cómo podría, dadas las circunstancias?-. Sí, puedes ir y buscarlo –permitió Lucius con una pequeña sonrisa de comprensión-. Sé cuidadoso y asegúrate de que nadie te vea –agregó, mirando indulgentemente cómo Draco saltaba de la mesa, con una brillante sonrisa en el rostro. Con él ahí, Draco debería ser capaz de controlar mejor sus instintos, y ahora que no era tomado por sorpresa, no se abalanzaría a quienquiera que fuera que lo estaba llamando.
Lucius y Blaise miraron como Draco se paseaba hacia la puerta dirigiéndose a las mazmorras, el chico rubio estaba emanando atractivo sexual, y bastantes personas lo estaban mirando irse, con lujuria evidente en sus ojos.
Pero Draco era ciego a todos, totalmente enfocado en su misión. Caminando a través de las puertas, desapareció rápidamente de la visión de todos, volviendo a la sala antes de que las puertas se volvieran a cerrar. Sólo Lucius fue capaz de verlo aún, uno de los poderes de Veela que había ayudado al mayor de los Malfoy más de una vez cuando se encontraba en una situación complicada. Había estado muy contento al descubrir que Draco también poseía esa habilidad, ya que lo ayudaría mantener a su pareja y a él seguros. No todos iban a estar emocionados con el estatus de Veela de Draco, y dependiendo de quién era su pareja, podría haber verdadero peligro para los dos en un futuro cercano, especialmente antes de que se unieran.
Y también estaba esa chica, Pansy Parkinson, Lucius todavía estaba furioso con Narcissa por alentar a la chica, prometiéndole a Draco para ella. Él no permitiría que lo que le había sucedido a él, le sucediera a su hijo. Antes mataría a la chica en vez de permitirle unirse a Draco. El chico no se merecía semejante destino.
Draco no estaba enterado de los oscuros pensamientos de su padre. ¡Finalmente se le había permitido cazar a su pareja! ¡El perfume lo estaba volviendo totalmente loco! Sin perder el tiempo, Draco caminó por los Hufflepuffs, olfateando el aire tranquilamente. Como había sospechado, ninguno de ellos lo estaba llamando. "¡Gracias a Salazar y sus serpientes!" pensó Draco, moviéndose hacia la mesa de Ravenclaw. Estaba seguro de que habría muerto si su pareja hubiese sido un Hufflepuff. La prima de Lucius podría ser feliz estando casada con uno, pero Draco hasta ahora tenía que conocer a uno que le gustara de verdad, más allá de la esposa de Mercury, que en realidad no contaba ya que era más Ravenclaw que Hufflepuff, si le preguntabas.
Su recorrido entre los Ravenclaws le tomó un poco más, el aroma era más fuerte allí, pero pronto fue evidente de que ninguno de ellos lo estaba llamando tampoco. Reacio, Draco se volteó hacia la mesa de Gryffindor, no muy feliz particularmente con su revelación. "¡Mierda!" pensó, "¡Tenía que ser un Gryffindor! ¿Por qué yo? ¡Salazar, Padre me matará! ¡Por Circe, qué poder que posee este!"
Como si fuera un sueño, Draco se encontró a sí mismo moviéndose hacia delante, sin haber hecho una decisión conciente de moverse. Mientras se acercaba a la última mesa, todos sus sentidos fueron atacados, y sintió como si hubiese sido succionado. Las emociones que lo recorrían eran tan poderosas que casi se quedó estupefacto. Su pareja estaba muy cansado, y tenía mucho dolor. ¡Por no mencionar que estaba molesto!
Draco cerró los ojos, luchando por detener al sentimiento de abrumarlo. Ponía un obstáculo a su impulso de reclamar lo que era suyo, lo que él suponía que era algo bueno. En vez de eso, lo superaba otra emoción, esa de protección. Todo lo que quería era ir a donde estaba su pareja, enroscarlo en sus brazos, y alejarlo de todo lo que lo estaba lastimando. Nunca había sentido algo así en toda su vida, y por ser la primera vez, Draco vacilaba, inseguro de qué hacer.
Volviendo a abrir sus ojos, su mirada aterrizó y se fijó en la de Harry Potter. Tan pronto como sus ojos se encontraron, Draco supo quién era su pareja. El veela se encontró a sí mismo congelado, incapaz de moverse o desviar la mirada, y no que quisiera hacer eso último en particular. Entonces se dio cuenta de que Potter lo estaba mirando. No a través de él, sino a los ojos, y Draco sintió que sus ojos se abrían en alerta. ¿Cómo era posible? ¡Era invisible, por el amor de Salazar! Nadie más que otro veela debería ser capaz de verlo, y, fuera lo que fuera Potter, no era Veela. ¿Qué estaba pasando?
Casi que con mórbida fascinación, Draco miró como Potter abría la boca como si estuviera a punto de llamarlo. Luego la cerró de nuevo; y, encogiéndose ligeramente de hombros, se volteó y volvió a enfocarse en su desayuno. Tomando su taza de té, una mirada de molestia cruzó su rostro cuando Granger, la maldita sabelotodo, empezó a recriminarle por alguna cosa u otra. A Draco le tomó toda su fuerza de voluntad no atacarla ahí y ahora por lastimar a su pareja.
Sabiendo que no había nada que podía hacer por el momento, Draco se volteó con algo de dificultad, y regresó a donde su padre estaba sentado. Mientras se acercaba, Lucius se paró elegantemente, y dirigiendo el camino, los dos dejaron el Gran Comedor juntos. Cuando estuvieron seguros en un aula vacía, Draco permitió que su invisibilidad se esfumara, apoyándose contra uno de los escritorios. Se sentía extrañamente drenado, y estaba jadeando como si hubiese corrido de una horda de desenfrenados Hipogrifos.
- ¿Asumo que has encontrado a tu pareja? –preguntó Lucius después de poner varias barreras fuertes de privacidad. De ninguna manera quería que esa conversación fuera espiada. Moviéndose para pararse al lado de su hijo, Lucius envolvió sus brazos alrededor de él, dándole su apoyo-. ¿Hijo? –Le dio un codazo gentil, ya que Draco sólo estaba parado ahí entre sus brazos-. ¿Estás bien?
- Lo estoy, pero no estoy muy seguro de mi pareja –dijo Draco finalmente, con la voz ligeramente apagada por el hombro de su padre.
La ceja de Lucius trepó una pulgada-. Ya veo. Me temo que tus palabras son tan claras como el barro, mi Dragón. ¿Podríamos empezar con la información más importante primero? Como: ¿quién es tu pareja?
Draco se sonrojó ligeramente y, dando un pequeño paso hacia atrás, miró a su padre-. Harry Potter –dijo simplemente.
Lucius apenas asintió con la cabeza; la revelación no había sido tan inesperada, especialmente cuando el aroma había dirigido a Draco a la mesa de Gryffindor-. Hmm, no es una mala elección. Es fuerte, y poderoso, y bastante atractivo –reflexionó Lucius, pensando en la situación, ignorando el ligero gruñido que venía de Draco.
- Qué mal que esté tan firmemente bajo la pata de Dumbledore. Supongo que no puede evitarse… Muy bien, haremos lo que podamos para apoyarlo; después de todo, él es familia ahora. Ven, mi Dragón, vayamos a ver a ese tonto del director. Cuanto antes sea informado, antes estarán juntos… Y, ¿Draco? Tienes que saber que no me importa quién sea tu pareja, siempre y cuando te haga feliz –agregó Lucius, dándole a Draco un rápido abrazo antes de soltarlo.
Draco le sonrió a su padre, sintiéndose ridículamente orgulloso y feliz de que ese hombre fuera su padre. Lucius siempre había estado ahí, sin importar qué. Saber que todavía lo estaba apoyando, incluso aunque era "el maldito Harry Potter" quien era su pareja, significaba mucho para Draco, especialmente después del verano que ellos dos habían compartido.
- Gracias, Padre, prometo que no te defraudaré –dijo suavemente, con gratitud brillando en sus ojos plateados. Entonces sus pensamientos regresaron a su pareja, y Draco no pudo evitar preguntarse qué estaba pasando. Se suponía que no sentiría las emociones de su pareja tan claramente, eso sólo venía después de la unión, e incluso luego cuando ambos se hubieran sentido cómodos con el otro. En el conocimiento de Draco, la situación en la que se encontraba era inaudita. Entonces bufó. Ese era Harry Potter; las leyes comunes de la magia nunca parecían aplicársele. ¿Por qué debería ser eso diferente?
Pensando profundamente, los dos Malfoy hicieron su camino a la oficina del director, habían muchas cosas que tenían que ser discutidas, y era demasiado malo que no pudieran evitar involucrar a Dumbledore.
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- Ah, Draco, Lucius. Vengan y siéntense. ¿Caramelo de limón? –preguntó Dumbledore, con los ojos brillando. Por supuesto que había sido informado que Draco había obtenido su herencia el pasado Junio y estaba ansioso por descubrir quién era la pareja del chico. Si tenía suerte terminaría con dos Malfoys peleando de su lado en la guerra. Draco nunca haría nada por lastimar a su pareja, y Lucius nunca haría nada por lastimar a su hijo. Se frotó las manos mentalmente con anticipación.
- ¿Asumo que el joven Draco ha localizado a su pareja? –preguntó, jugando con su personalidad de abuelo tanto como se atrevía. Las criaturas mágicas eran mucho más difíciles de manipular que los humanos.
- Sí –dijo Lucius educadamente, sabiendo muy bien lo que viejo maquinador estaba pensando, y detestándolo inmensamente. No había mucho que pudiera hacer al respecto, más que seguir fingiendo. Al menos por el momento.
- ¡Excelente! ¿Y puedo preguntar quién es el joven afortunado?
- Harry Potter –declaró Draco, no menos educadamente que su padre.
Detrás de su escritorio, Albus Dumbledore sintió que su control fallaba, y fue todo lo que pudo hacer para no vanagloriarse de deleite. ¿Harry era la pareja de Draco? ¡Eso eran noticias maravillosas! Harry y Draco, los Malfoy se arrojarían ahora a satisfacerlo, ya que eso dejaría contento a Harry, y lo que Harry quería, Harry lo tenía. Sabía que había hecho la decisión correcta al mantener al chico humilde y pegado a él, Albus Dumbledore. ¡Esa revelación bien podría cambiar toda la guerra!
Recordando a los Malfoy, Albus rápidamente cambió su expresión a algo menos triunfante, y sonrió benevolentemente, dejando que sus ojos brillarana al máximo, y dijo-. ¡Maravilloso! Felicitaciones, joven Draco, estoy seguro de que tanto tú como Harry serán muy fellices juntos. Permítanme convocar a Minerva y hacer que traiga a Harry aquí inmediatamente. Cuanto antes ustedes dos empiecen la unión, mejor. Ambos serán disculpados de clases, por supuesto, y creo que la habitación que tu padre pidió está lista y esperándote.
Mientras hablaba, Dumbledore garabateó rápidamente una nota corta, y convocando a uno de los elfos domésticos, pidió que le entregara ese mensaje a McGonagall, y que le informara a Severus que él también era requerido en la oficina del director. Con suerte, ninguno de los profesores habría dejado el Gran Comedor todavía.
Recostándose en su silla, el anciano mago cayó en silencio, sin molestarse en tratar de charlar con sus invitados. En esa etapa no tenía mucho sentido hablar con ellos de todas formas. Draco estaba demasiado distraído por su pareja, y Lucius... bueno, Lucius necesitaría algo de tiempo para hacer las paces con su necesidad de cambiar alianzas.
En vez de eso, Albus, feliz, se perdió en gloriosos sueños despiertos del futuro. Con Harry a su lado, y con los Malfoy respaldando a Harry, ¡la guerra ya casi estaba ganada! "¿Harry Potter, eh?" pensó para sí mismo. "¿Quién hubiera pensado que él y el joven Draco estaban destinados a estar juntos? ¡Esto es espléndido! Ni yo mismo lo habría podido planear mejor. Esto será mucho mejor que casar a Harry con la chica Weasley. Los Weasley son una familia leal, aunque haya habido un poco de discordia últimamente; no importa, sólo tendré que arreglar las cosas con Molly luego. No hay prisa."
"Pero regresando a Harry... es un chico fuerte, y está sujeto tan firmemente a luz que es imposible que los Malfoy sean capaces de persuadirlo de ver a Tom cara a cara. Al menos su historia pasada se asegurará de eso. Qué suerte que me las haya arreglado parra involucrar a Harry con ese asunto de la piedra en primer año, lo puse directo a la cabeza de la lista de odio de Riddle. Sí, sabía que involucrar a Harry sería algo bueno."
"Y con Lucius respaldándome, tal vez finalmente pueda descubrir qué planea Voldemort. Severus ha resultado ser deplorablemente ignorante en ese aspecto. Chico tonto, nunca se las arregló para volver al círculo íntimo de Voldemort. Tal vez ahora no tendré que depender tanto de él. Si juego mis cartas cuidadosamente, no debería ser difícil convencer al Malfoy mayor, y tal vez al menor también, de espiar a Tom por mí. Deberían estar deseosos de hacer lo que sea para mantener a Harry contento y seguro. No me sorprendería si no se ofrecieran como vuluntarios para ese servicio, sino que me suplicaran que les permitiera ayudar" pensó Dumbledore condescendientemente.
En sus sillas, los Malfoy no estaban enterados de los planes que el director estaba tejiendo sobre ellos. Draco estaba meciéndose con impaciencia por estar cerca de su pareja otra vez, y Lucius estaba tramando estrategias para asegurar que Potter le diera a su hijo una oportunidad y no lo rechazara de inmediato.
El silencio perduró hasta que hubo un golpe a la puerta, anunciando la llegada de tres personas-. Entren -dijo Albus alegremente, casi cegando a los recién llegados con su brillo-. Ah, Minerva, Severus, Harry, me alegra mucho que pudieran venir. Siéntense, ¿caramelo de limón?
¡Listo! Bien, me meto hasta el cuello con esta traducción, lo sé. Está dedicada enteramente a giosseppe, que me la pidió amablemente y fue imposible negársela.
Bien, datos técnicos n.n Este fic tiene…65 capítulos hasta el momento, así que va para largo. No puedo decir si me gusta o no, pues no he leído mucho, pero por los 5451 reviews que tiene, asumo que tiene buena aceptación y todo eso xD
En fin, dejen reviews porfas, que por más que sea pedido de giosseppe, su demora en actualizar dependerá de los reviews también, como el resto n.nU
¡Review, review, review!
