El viento arrancaba estremecedores gritos de las copas de los árboles, mientras el taconeo de sus pisadas pasaba desapercibido en la hierba mojada, a la vez que el olor a lluvia indicaba que de un momento a otro estallaría la tormenta que amenazaba por encima de su cabeza.

Decidida abrió la verja que la separaba de aquellas lápidas que se amontonaban unas junto a otras en el desértico cementerio. El hedor a muerte golpeaba con oleadas de realidad y dramatismo la causa de su presencia en el oscuro lugar.

Tiempo...era cuestión de tiempo el que nuevamente sucumbiera a sus encantos; una fuerza invisible que la arrastraba a los abismos más profundos de su ser.

Ciega de ansiedad, un veneno la roía las entrañas, desesperada por probar de nuevo el sabor a gloria, transcurría las horas de su vida esquizofrénica tirándose de la negra cabellera en un pobre intento de descargar su ira y frustración acumulada.

Algunos la tachaban de rastrera, de comportarse como una mísera serpiente que se arrastra mundanamente ante la voluntad de aquel que sabe que es más fuerte, con la esperanza de que una parte de su grandeza se adhiera a ella y consiga hacerla creer que su vida vale más que la del resto.

Lástima de aquel que interfiera en su objetivo, pues no volverá a ver amanecer otro día, nadie se interpone en su camino al reconocimiento, al éxito... Algunos creen que es deseo de poder, otros que le ama; ninguno sabe que todo aquello ya ha quedado lejos, que ahora solo pervive la necesidad, la obsesión, el anhelo...

Una droga letal que la da vida, que la hace sentir más humana; creer que no ha perdido aquellos años de juventud exquisita donde se auguraba un próspero futuro a su servicio, sueños repletos de figuras negras difuminadas con un rojo brillante.

Arrodillada ante él, inhala nuevamente su heroína mientras se toca inconscientemente el antebrazo izquierdo, su marca, su sello de que es de él por siempre, pues otra vez, al mismo tiempo que le da las gracias, una lágrima negra le surca el rostro; siempre igual, la misma escena, pero es que no hay salida para este túnel... Ella es la perra fiel que sigue la sombra de su amo...