Un choque de cuerpos y la chica retrocede con los pies, en un movimiento que casi le provoca caer.
—Mira por donde cami... —empezó a decir Chloé.
Luka ya está preparado para disculparse, pero la chica no termina la frase porque justo al alzar la mirada y las palabras se atoran en su garganta, cuando ve sus ojos azules. Se había quedado anonada al ver a ese desconocido chico. Sintió un flechazo en su corazón, como jamás lo sintió.
Ridículo, ¿Era amor a primera vista?
Las mejillas le ardían como nunca y se sentía avergonzada ¿Ella? ¡Ridículo, absolutamente, ridículo! No obstante, ahí estaba con el corazón latiendo a mil y a punto de salirse de su pecho. Los ojos azules de Chloé se dilatan al percatarse que el muchacho se queda observando su rostro.
Le contestaría que era más barato y duraba más una foto, pero nada sale de sus labios. ¡Era hermosa! Pero, se sentía tan tímida delante de él, que no dejaba de mirarla. ¿Él sintió también amor a primera vista?
—Qué crees…— se interrumpe Chloé cuando se percata que se le está aproximando lentamente, pareciendo que quisiera poner su mano en su rostro ruborizado y ahora nervioso. No parecía, Luka quería, pero solo su pulgar.
Chloé siente la mirada fija en sus ojos y ella simplemente la esquiva por reflejo. Hasta que siente su dedo pulgar acariciar su mejilla. Un dedo suave y áspero que dejaba un rastro de calor. Queda quieta por el atrevimiento sin poder objetar y es más, cierra los ojos, pero luego los abre, al segundo. ¡Esto no debía estar pasando! Al sentir como su sangre se concentraba en la cabeza y ya casi podía jurar que percibía su aliento.
—¡Stop! ¡Stop!—pronuncia en inglés, poniéndole las dos palmas en su boca, para detenerlo de su acto impulsivo—¡Yo no estoy lista para esto! —Exclama con sus extremidades temblorosas— No creas que puedas besar a Chloé Bourgeois como si nada —comenzando su monologo—No soy una chica fácil, ¡Yo ni siquiera se tu nombre! y no importa lo apuesto...
— ¿Besar? ¿Apuesto? —articula el chico, apartando sus manos de su boca, confundido, sus parpados se cierran y abren lentamente mirándola con una sonrisilla en sus labios.
En cambio, Chloé, parpadea sus largas y arqueadas pestañas.
—¿Huh?
Los dos ojos azules se conectan. Él le muestra su dedo pulgar, este tenía una pestaña pegada en él.
—Tenías una pestaña pegada en tu mejilla—responde simplemente, como si es normal hacer eso a personas que no tienen ninguna relación.
—¡¿PESTAÑA?! —Objeta.
Ahora estaba roja de la ira.
—Te acercas, invades mi espacio personal ¿Por una pestaña? —gritaba Chloé.
—Dicen que cumplen deseos...—menciona tranquilo, a pesar de lo histérica que se puso la muchacha—¿Tú que pensaste?—pregunta y luego se responde. Su boca se abre en compresión—Oh...
—Nada de Oh...—imita—¡Nada de nada!
Enojada, cruza los brazos y murmura maldiciones a insultos entre dientes que son bastantes ofensivos. Era lo más humillante de su vida. ¡Humillante, absolutamente, humillante!
—Desaparece, olvida que alguna vez ocurrió —haciéndole un gesto de desdén con su mano.
—Bien.
Con esa simple palabra, se aleja de la chica como ella quiere, quien al ver que se está yendo, se tapa su cara roja, dejando salir un grito entre las palmas de su mano. Grito que escucha y hace reír a Luka. Se lleva sus dedos a su boca, cubriendo sus dientes.
—Chloé—musita, al recordar el nombre que le había dicho. Al pronunciar aquello, Luka observa su otra mano, notando como la pestaña seguía pegada en su pulgar, la coloca en la palma de su mano, pide un deseo y sopla.
Desea, volver a verla.
