Hola a todos!

Uff... esta es la primera historia que publico de D-gray man y tengo que admitir que no sé que esperame de esto- Esta serie me encanta y lo mismo puedo decir de sus personajes pero nunca me había decidido a subir un fic de ellos (hasta ahora, claro está)
Simplemente decir que este es un fic de Kanda x Lenalee, porque es una pareja que me gusta bastante y porque no hay demasiados de ellos en español, así que voy a poner mi granito de arena!

Ah, es verdad:

-Los personajes de D-gray man no me pertenecen (lamentablemente), son propiedad de Katshura Hoshino.


Kanda resopló, enfadado, echando un rápido vistazo por encima de su hombro para acabar rodando los ojos, exasperado.

Lenalee iba detrás de él, cojeando, tratando de mantener el apresurado ritmo del exorcista aunque sin ningún tipo de éxito, pero con el ceño fruncido, determinada a continuar la marcha. Sacudió la cabeza. Su paciencia tenía un límite.

-Siéntate- ordenó el joven señalando con un gesto una piedra que había a un lado del camino.

-Estoy bien- protestó ella, tratando de restar importancia a su más que evidente lesión.

-Que te sientes- cortó el ásperamente, con autoridad. La chica fue a decir algo más, pero, sin saber por qué, se encontró a sí misma obedeciendo rápidamente

Sin mediar palabra, el exorcista se arrodilló junto a ella, hincando una rodilla en la húmeda tierra para poder examinar el tobillo de la joven. Ella trató de protestar, pero fue silenciada por una fría mirada del chico. Con cuidado, sus manos retiraron la oscura bota de la joven para luego pasar con suavemente su mano por la inflamada articulación. La piel que rodeaba al hueso tenía un tono rojizo y violáceo que no era nada alentador.

Kanda posó sus dedos en la piel, con suavidad.

-¿Te duele?- murmuró por lo bajo. Lenalee entronó los ojos.

¿Se estaba preocupando? ¿Él? ¿Acaso el universo se había vuelto de alrevés?

-N-no- negó valientemente.

Kanda la dirigió una severa mirada que la hizo encogerse instintivamente. Sentía como si el muchacho la estuviera desnudando con la mirada, como si pudiera ver a través de ella. Se revolvió, incómoda.

-B-bueno, puede que me duela un poco.- admitió atropelladamente.

Kanda apartó la vista con un chasquido de lengua y se centró en la herida nuevamente.

-Parece una fractura- murmuró más para sí mismo que para la chica- Pero la piel no ha sufrido daños…

-¿Perdona?- preguntó ella, tratando entender sus palabras.

Él no contestó y en su lugar alargó su mano hacia la cintura de la chica y comenzó a moverla por ella, hacia su muslo. El corazón de Lenalee dio un salto.

De pronto su mano se cerró en torno al tramo de tela que prendía de su cinturón y sin dar tiempo a hacerse a la idea tiró de él, rasgándolo.

Lenalee lo miró, molesta y enfadada. Quizá también un poco decepcionada con él por no haber correspondido el irreflexivo pensamiento que había cruzado su mente en aquel momento.

Kanda le devolvió la mirada, impasible.

-¿Qué?- cuestionó él, casi desafiante- No esperarías que hubiera rasgado un trozo de mi camisa o algo así ¿no?

-No- concedió Lenalee en un murmullo. "Pero tampoco esperaba que te pararas para atender mi herida" Aquello sin embargo no lo dijo en voz alta, por miedo a estropear el momento de alguna manera.

Kanda chasqueó la lengua de nuevo y volvió a su tarea. Lenalee lo observó con interés. Quién iba a pensar que Kanda sería tan diestro aplicando un vendaje.

Sus manos se movieron seguras por su tobillo. Primero colocó el trozo de tela en diagonal mientras sujetaba firmemente el pie de la chica para que no cambiara de posición y a continuación comenzó a cubrirlo solidamente haciendo trazando líneas diagonales.

-Ya está- anunció de pronto, acabando de atar los extremos con fuerza. Levantó la cabeza hacia ella- ¿te aprieta?

Lenalee negó con la cabeza, asombrada.

-No. Está bien.

Entonces Kanda se incorporó y tendió una mano a Lenalee para ayudarla a hacer lo mismo. La chica lo miró, debatiéndose entre aceptar, como estaba deseando, o levantarse por su cuenta.

-No tengo todo el día- señaló Kanda levantando una ceja.

Lenalee masculló algo parecido a una disculpa y alargó su mano para coger la de él. Kanda tiró de ella para levantarla, quizá con un poco de más fuerza de la necesaria, por lo que la joven quedó a pocos centímetros de él. Sus miradas se volvieron a encontrar, por más tiempo.

Lenalee se quedó prendida del profundo azul de sus ojos, tan profundo e intenso como el mar en calma, olvidándose de todo de un plumazo. Su mente se quedó en blanco por completo y su corazón comenzó a latir desenfrenadamente.

El rostro de él permanecía inmutable pero por sus ojos llamearon de pronto con un destello cálido.

Pero pronto recuperaron su frialdad habitual. Kanda soltó su mano velozmente, como si se hubiera quemado, un poco turbado. Carraspeó y desvió la mirada.

-¿Puedes andar?- cuestionó. Lenalee no estaba segura, pero hubiera jurado que su voz sonó diferente por un segundo.

-Sí- asintió ella atropelladamente, mucho más nerviosa de lo que le gustaría admitir. Sabía que no iba a poder caminar, pero la palabra había salido de sus labios sin que ella hubiera dado la orden. Parpadeó varias veces, tratando de calmarse, inspirando una bocanada de aire. Frunció el ceño y dio un paso hacia delante.

Su cara se contrajo en un involuntario espasmo de dolor, pero, obstinada, continuó caminando. No pensaba ser una carga por más tiempo.

Kanda la miró con una ceja levantada y con sus labios ligeramente curvados en una sonrisa divertida, pero no dijo nada.

Lenalee siguió avanzado a trompicones, como podía.

-Así no vamos a llegar a la orden ni el año que viene- señaló el exorcista, molesto, cruzando los brazos. Lenalee sintió como si una losa se rompiera sobre su cabeza.

-B-bueno…yo…-farfulló.

-No sé por qué te empeñas en tratar de andar y fingir que estas bien cuando es evidente que lo estás. No me malinterpretes- previno- no es que me importe mucho, pero si nos retrasamos es también mi problema.

-Y-a lo sé- murmuró ella, enfadada.

Sacudió la cabeza y fue a decir algo más, pero las palabras quedaron atrapadas en su garganta.

El paisaje cambió de ángulo de pronto. Todo se veía en horizontal. Y se deslizaba hacia atrás. ¿Qué estaba pasando?

Parpadeó repetidamente, tratando de procesar lo que ocurría a su alrededor. Y cuando lo hizo se encontró a sí misma en una situación sorprendente y un tanto embarazosa.

-¿¡K-kanda!

Él gruñó una respuesta. Lenalee se había olvidado de pronto de cómo respirar en cuanto pudo entender que el joven la estaba llevando en brazos. Sus fuertes manos la sujetaban con firmeza pero a la vez delicadamente y la levantaban como si se tratara de una pluma. Lo miró con la boca abierta, sin ser capaz de articular ningún sonido.

-U-un momento ¿q-qué se supone que haces?

Kanda hizo caso omiso a la pregunta y continuó andando, con en entrecejo fruncido.

-Eh, oye, te estoy hablando. ¡Bájame ahora mismo!- demandó ella tratando de librarse de su presa, sin ningún tipo de éxito visible. Kanda se limitó a lanzarla una mirada heladora.

-No puedes andar- señaló él con un deje de irritación en su voz- y tu retraso afecta nuestro regreso a la orden, por lo que si queremos llegar allí en el plazo previsto, esta es la solución.

Lenalee bajó la mirada, turbada.

-Gracias…-murmuró con un hilo de voz.- Gracias de verdad…

-Cállate- le espetó- Eres molesta. No me des las gracias…

-¡Pero aún así…!

-Ni una palabra más- cortó él tajante. Lenalee se tragó su agradecimiento, resignada. Suspiró, dejando caer los hombros, derrotada.

Kanda se aclaró la garganta.

-El camino hasta la orden es largo- murmuró de pronto, mirando al horizonte como si estuviera distraído pero sus ojos decían lo contrario- Ponte cómoda.

Lenalee lo miró con los ojos desorbitados. ¿Kanda acababa de ser amable con ella? Imposible. Esas dos palabras eran completamente antígonas. La chica se mordió el labio inferior. Se sentía tan extraña en sus brazos…era como si su corazón hubiera decidido ponerse a latir en una carrera desesperada. Se llevó una mano al pecho, asustada. Estaba segura que el exorcista podría oír su pulso acelerado y sintió como sus mejillas ardían de calor.

Pero conforme avanzaban, Lenalee no lo pudo soportar más y terminó por echarle los brazos al cuello y enterrar su cabeza en su hombro.

Kanda siguió caminando imperturbable, sin dejar que las facciones de su rostro se alteraran lo más mínimo. Al fin y al cabo, era Kanda.


Los dos jóvenes exorcistas subían en un incómodo silencio en el ascensor de la orden porque como había señalado Kanda "no estás en condiciones de subir ninguna escalera" por lo que ambos habían tomado el elevador.

Kanda se miraba a algún punto en la pared. Su rostro no dejaba entrever ningún tipo de emoción.

-Kanda…-llamó la joven levantando la vista para mirarlo a los ojos. Él se había negado a dejarla bajar. Lenalee le había recordado las consecuencias que podría traer que su hermano le viera entrar en la Orden con ella en sus brazos. Kanda se había limitado a soltar su molesto "tske" y avanzar con determinación, sin dignarse a contestarla.

Ahora, en cambio, el japonés se limitó a coger aire y soltarle:

-Si vas a volver a agradecérmelo…ni te molestes. ¿No te he dicho que no quiero que me digas nada?

Lenalee negó con la cabeza, pasándose una mano por el pelo, derrotada.

Una vez que las compuertas se abrieron, Kanda se acercó de nuevo a ella y la volvió a tomar entre sus brazos antes siquiera de que Lenalee tuviera tiempo de protestar. Sin vacilar, totalmente resuelto, comenzó a caminar hacia la enfermería, ignorando las incrédulas y en algunos casos asustadas miradas de los miembros de la Orden.

Las personas que deambulaban por los pasillos los contemplaban atónitos y los primeros comentarios mal disimulados comenzaron a susurrarse

Lenalee miró al chico de reojo pero a este no parecía importarle lo más mínimo. Su rostro parecía cincelado en piedra.

Ella tampoco quiso mirar, no quiso pensar ni quiso dejar que aquello la afectara por lo que optó por mirarlo a él.

La puerta de la enfermería apareció más rápido de lo deseado. Kanda se detuvo y la depositó en el suelo con suavidad. Cruzaron una última mirada.

-Kanda, espera…-lo llamó ella cuando el joven ya estaba dando la vuelta para marcharse.

-Ya te lo he dicho, no quiero ni una sola palabra más de agradecimiento- le dijo él, mirando por encima de su hombro, con un deje de hastío en su voz.

Entonces Lenalee se movió hacia delante con rapidez y tomándole totalmente desprevenido se puso de puntillas para depositar un fugaz beso en su mejilla.

Kanda la miró con los ojos tan abiertos que parecían que se le iban a salir de las órbitas.

-¿Qué?- preguntó ella con fingida inocencia, sonriendo abiertamente. Juntó las manos detrás de su espalda y lo miró con la cabeza ladeada lanzándole una mirada traviesa - No he dicho ni una sola palabra.

Kanda no pudo decir nada. Una mezcla de desconcierto, de confusión y azoramiento le impedían reaccionar.

Lenalee le dedicó una última sonrisa y desapareció entrando por la puerta. Kanda continuó mirando el picaporte sin dar síntomas de recuperación. Ausente.

Ni siquiera parpadeaba. Parecía una estatua de hielo.

Finalmente, levantó la cabeza con lentitud y miró hacía la habitación donde había ingresado la chica. Sin saber por qué su mano se movió sola hasta su mejilla y entonces, solo entonces, una cálida sonrisa se posó en sus labios.

-De nada…-susurró suavemente.


Bueno... pues ya está-

La idea se me ocurrió cuando en clase de Educación Física estábamos copiando unos apuntes sobre primeros auxilios y este fic me vino a la mente (si, no es que atender a esas clases sea lo más divertido del mundo...)
El problema es que quería que los personajes quedaran lo más reales posibles y es lo que he intentado hacer, pero es que Kanda es bastante de describir...con esa actitud de no preocuparse por nada ni por nadie (aunque por eso nos cae tan bien!)... uff... vosotros me diréis si lo he conseguido.
Al final, no me ha disgustado mucho como ha quedado (lo cual es un logro, viniendo de mí) Si este pequeño fic gusta, me plantearé subir más de DGM, porque tengo bastantes por ahí con otros personajes y otras parejas. Incluso no descarto continuar esta historia...

¡Gracias por leer!

(Reviews? ¡No os corteís xd!)