Disclaimer: TENJOU TENGE NO ME PERTENECE Y HAGO ESTO SIN ÁNIMO DE LUCRO. PERTENECE A ITO ŌGURE (Oh! great).
Natsume Aya no se sentía bien.
Suspiró con agotamiento, resignada. Se sentía frustrada, MUY frustrada de hecho. Estaba segura de que este año cambiaría todo, pero no. Había salido escaldada por culpa de unas ilusiones basadas en hipótesis de lo más banales.
Humillada, fastidiada, mosqueada y con un montón de "-adas" más cargando a sus espaldas, que por milésima vez en esa hora no había deseado volver a sentir y como una masoca no dejaba de de repetir, suspiró de nuevo. Igualito que un mantra. Igualito que si se lo quisiera recordar para secretamente encontrar un motivo por el cual no poder ser completamente feliz.
Pero, ¿Cómo no sentirse así si todas sus esperanzas se habían estrellado contra el suelo de una manera aparatosa y bastante doliente?
Apoyó la barbilla en la mano que mantenía sobre el pupitre con el brazo elevado y miró por la ventana con profunda angustia. Ansiedad, últimamente le daba mucho de eso en medio de sus reflexiones autocompasivas (sí, podía ser una quejica pero no lo negaba) y en en reflejo del vidrio le vio a él.
Nagi Souichiro.
Sus ojos le enseñaron la imagen del muchacho, espatarrado en la silla y echado hacia atrás como si estuviera durmiendo o inconsciente. Pero ella sabía que estaba pensando.
Le veía reflexionar mucho acerca de su entrenamiento, de la fuerza que deseaba conseguir, y sobre todo pensaba en ella. En ELLA.
Sonrió con ironía, si fuera tan fácil ocupar sus pensamientos... Sabía que era la otra "ella" la que llenaba su cabeza. Apartó la mirada cuando extrañamente el irguió su cabeza como si de verdad de sintiera observado y miró en todas direcciones para ver de dónde procedía esa insistencia visual.
Una vez más, suspiró contra su palma.
Natsume Aya no se sentía bien.
Se sintió intensamente observado. Con un poco de curiosidad levantó su cabeza, sacándose de sus pensamientos y miró alrededor queriendo saber si sólo había imaginado las cosas cuando la oyó. Suspiros que sonaban como una música de fondo en cada clase, en cada momento.
Miró en su dirección y vio lo que tanto temía, ella, aunque intentase disimular, le había estado mirando de nuevo. Esta vez había escondido sus ojos mucho mejor, pero la tristeza que irradiaba le golpeaba con tanta fuerza como si le estuviese mirando fijamente.
Porque lo sabía. Siempre era ella quien le miraba.
¿Por qué tuvo que tocarle en su clase? ¿Es que el karma no la había liado lo suficiente ya?
Nagi Souichiro bajó la mirada y con algo punzándole débilmente en la cabeza y pensamientos, volvió a sumergirse en su ensoñación.
La había descubierto, y eso que se había asegurado de hacerlo bien esta vez y esconderse antes de ser pillada en el acto.
Pero oyó su cambio de postura, olió su fragancia y percibió su tensión, su incomodidad.
¿Por qué pasaba esto?
Aya Natsume, a sus recién estrenados 16 años sentía que su corazón había sufrido como el de una persona de 60.
Ella no era tonta, pero este año lo estaba pasando peor de lo normal. Era su segundo curso en esa escuela y con su hermana fuera del instituto ya, pensaba que todo sería más fácil. Ella no estaría, él la vería todos los días en el instituto y para colmo de suerte, les había tocado en la misma clase. ¡6 días a la semana para verle durante todo el horario escolar!
No contaba con que él seguiría estando a su vista una vez fuera de clases. Porque iba a su casa a entrenar. A pasar tiempo con ella, a admirarla y babear patéticamente detrás del rastro de aroma que dejaba al moverse con gracia y sensualidad (provocada, por otro lado) debido al entrenamiento.
Maya Natsume, la hermana mayor de Aya y sus impresionantes 18 años habían encontrado una manera de permanecer en constante contacto con el chico de sus sueños incluso fuera del instituto. Hiriéndola en el proceso. Porque no podía ir a la universidasd, no qué va, eso no era para ella.
Era la entrenadora de su dojo, su profesión se basaba en enseñar artes marciales, de lucha y el estilo Natsume (mas no sus técnicas secretas) de forma exclusiva a estos chicos. Takayanagi-Sempai, su alumno más antiguo y aventajado, Bob Makihara, un amigo íntimo del que ella graciosamente llamaba "su marido" y por supuesto él, "su marido" Souichiro Nagi.
Pero la diferencia radicaba en que sólo con él hacía entrenamientos particulares intensivos CADA MALDITO DÍA. Los otros iban 3-4 veces por semana a entrenar, pero él, con su estúpida obsesión por su hermana iba cada miserable día. Y Maya... Se sentía tan poderosa, tan bien al ser perseguida por un chaval que si bien era dos años menor le atraía tan profundamente (Aya lo sabía, ese chico era un peligro andante para la integridad femenina) que flirteaba, tonteaba, se dejaba adorar por él.
Y a ella le dolía. No se daban cuenta, nunca reparaban en que su corazón se hacía cada vez más polvo, porque ni siquiera iba con ella hasta su casa.
A veces se adelantaba, otras iba detrás de ella, pero nunca a su lado. Ni siquiera a su lado en silencio. Iba aparte.
Jamás le hablaba.
Hubo un tiempo en que si bien sentía una pequeña irritación por el hecho de que fuera cada día a su casa (conociendo el motivo), no le sentaba tan rematadamente mal, porque le valía que fuera a su casa, le bastaba consolarse con el disco rayado de su cabeza "no pasa nada, sólo quiere entrenar".
En ese tiempo a veces le hablaba, intentaba mantener una conversación con él, desprendiendo alegría y a veces trotando a su lado. Hasta que se resignó. Nunca recibió respuesta, ni siquiera un vistazo. Siempre iba serio, con la mirada fija en el suelo y las manos en los bolsillos. Con expresión de hielo.
Hasta que llegaba a su casa, donde se le iluminaban los ojos hasta alcanzar un color ámbar que hasta la piedra preciosa lo envidiaría y enmarcaba una sonrisa de anuncio capaz de iluminar su corazón. Porque en ese entonces levantaba la cabeza para ver bien a quien lo recibía en un kimono que le quedaba bien a su forma infantil pero que se empeñaba en llevar en su cuerpo adulto. Como si no supiera los motivos por los que su hermana se empeñaba en ese exhibicionismo.
Pero no era su corazón el que se iluminaba, con el paso del tiempo aprendió a ver detrás de esa sonrisa, y ahora no hacía más que hacerle un profundo e incurable daño si se la encontraba en su campo de visión de casualidad. Por eso nunca intentaba ir a su lado. Porque le dolía.
Una vez llegó a su casa (muy por delante de él) le soprendió no encontrar a su hermana en ese kimono diminuto y provocativo que usaba para sentirse superior y deseada, como esa diosa que él veía en ella. Su hermana la estaba esperando en su cuarto, apoyada en la puerta y con un kimono blanco que era de su talla cerrado a la cintura con un cinturón negro.
Se detuvo y la miró con sorpresa.
—Aya—.
—¿Qué haces delante de mi puerta, quieres algo? —Interrumpió con evidente sorpresa la aún estudiante.
—Vístete con tus ropas de entrenar, hoy te vienes con nosotros, quiero un rival fuerte para ese tonto. —Dijo con un tono que no dejaba lugar ni a dudas ni a rechazos.
Marchándose de ese lugar, Aya no pudo hacer otra cosa más que girar a ver a su hermana desaparecer por una esquina y meterse a su cuarto a cambiarse. Esto era toda una sorpresa.
Entró un poco fastidiado a la casa Natsume, ya que una de sus principales alegrías era la de ver a esa mujer provocándole con esas ropas tan poco apropiadas para su salud mental. Bufando molesto llegó al dojo y se encontró de frente con la mujer de sus sueños, vestida con un kimono reglamentario de lucha y perfectamente acomodado a su cuerpo, sin nada escandaloso o fuera de lugar. Estaba cruzada de brazos y esperaba en el centro del dojo de entrenamiento. Le miró fijamente y le dijo—: Vete a cambiar rápido, hoy tengo un entrenamiento diferente—.
Un poco confuso se fue a cambiar al vestidor y tragó en seco pensando que ese "diferente" había sonado como algo que no lo le iba a gustar nada de nada.
Apareció al rato vestido con sus pantalones cortos deportivos, su camiseta sin mangas y descalzo. Se plantó en el centro del dojo y esperó que ella le dijera algo.
—Ya viene. —Anunció Maya.
Alzó la cabeza y empalideció. ¿Qué demonios hacía ella ahí? ¿Que no veía que no tenía que interrumpir? Pero algo captó su vista, de pronto se fijó en sus ropas, eran las de combate, las que ella usaba para luchar.
—Bien. —se escuchó la voz de la hermana mayor al fondo. Hoy os vais a enfrentar—.
Un par de cabezas se giraron a mirarla como si hubiese perdido la cordura. Maya sonrió trinufalmente y anunció—: Podéis empezar—.
No se movió nadie. Ni una hoja, ni el viento, ni el aire de sus pulmones. Ni Souichiro ni Aya se movían de sus posiciones, todavía rectos, plantados en medio del dojo y frente a frente pero sin dejar de mirarla.
—Hermana, ¿Has perdido la cabeza? —Preguntó Aya con toda la tranquilidad del mundo (y también la incredulidad).
Souichiro la miró, estaba tranquila pero pálida como un folio. Tenía una nube de congoja en los ojos y esas sombras tan prominentes debajo de las pestañas inferiores que tan familiares se le habían hecho en ella. Notó que ella se tensaba esperando la respuesta de su hermana.
—Esto es una tontería, me voy de aquí. Cuando queráis luchar empezad que yo ya llegaré. —Anunció la mayor.
"¡ESPERA! ¡ESPERA!" Quiso gritar él, pero sólo lo hizo en su cabeza.
—¿¡Nos vas a dejar aquí? —Cuestionó con auténtica incredulidad su ahora "rival".
—No, hermanita, os voy a encerrar aquí.
Y marchándose con un portazo y unas cuantas vueltas de llave a la cerradura del dojo, Maya Natsume se fue sonriendo con alegría y un poco de gamberrismo.
Se miraron con horror y corrieron hacia la puerta exclamando que les abrieran, pero nadie acudió a su llamado. Aya se apartó a una esquina del dojo y se dejó caer con pesadez en el suelo.
Souichiro volvió a mirarla con los ojos como platos y ella respondió—: No va a abrirnos de verdad. No te esfuerces.
¡Hola hola! Aquí estoy probando a hacer un fic de esta serie, que he visto que apenas hay en español y menos aún de esta pareja (aunque el final del anime no sea como el del manga porque la pifiaron igual que con Fruits Basket, se adelantaron demasiado) en el anime se puede entrever que finalmente Aya despierta un sentimiento en Soichiro y soy adoradora de parejas imposibles o sufridas ^^
Es sólo un experimento a ver como va, si gusta sigo y si no... Pues tendrá un capítulo 2 indicando el cese. Espero que os guste y para saber eso qué mejor que un review, ¿no? Jejejejeeee, aquí tenéis. Un fic nuevo y espero, bueno.
Matta ne!
