Este es un corto One-shot centrado en la muerte de Mikani (sí, debo de reconocer que el personaje está demasiado OOC y no se parece casi nada al original), según la teoría de Matsuda.
Disclaimer : Los personajes de DN que aparecen en el texto no me pertenecen, sino del creador Tsugumi Ohba.
Se encontraba solo en aquella pequeña habitación, sin saber el lugar exacto donde se encontraba recluido. No podía ver ni escuchar nada; sólo su agitado respirar y las voces que oía en su cabeza rompían la soledad en el que se hallaba inmerso. En ocasiones, de cuando en cuando, aparecía alguien con un plato de comida, y una voz que le preguntaba su vinculación con Kira.
¡¡Kira!! Cada vez que le decían su nombre podía notar como su voz, suave y clara, se irritaba, adquiriendo un tono de ira. Odiaba como le había tratado aquél dios justiciero; aquél al que se había entregado totalmente y le había nombrado como su igual, cediéndole su poder. Sí, le odiaba hasta unos límites inimaginables; no toleraba que le hubiera convertido en un desechable peón en su particular partida de ajedrez. No; aquella persona que conoció no era Kira, sino una escoria sin honor que se hacía pasar por él.
A medida que pensaba y pasaba lentamente el tiempo, las imágenes de la muerte de Yagami Light, ese falso ídolo, le venía a la cabeza. Siempre que dormía o se ponía a pensar aparecía esos recuerdos que le desvelaban la mitad de su tiempo en la celda. Veía la sonrisa diabólica de Yagami, mientras se dirigía con palabras a los presentes; disparos en la penumbra, que impactaban contra su pecho; el cuerpo ensangrentado; los gemidos de dolor,y la cara de impotencia y miedo que tuvo cuando cayó al suelo, ante la atónita mirada de todos.
Mikami se frotó sus irritados ojos, cansados por la falta de sueño, y volvió a mirar en la oscuridad, esperando a que algo sucediese y diese por terminado el sufrimiento que estaba padeciendo. No soportaba seguir viviendo más; se merecía la muerte. Sentía que se encontraba al borde de una crisis nerviosa y que deliraba por momentos.
- Mikami, soy N. - el altavoz resonaba por todo el habitáculo, produciendo un sonido estridente. - Tengo una duda más sobre la Death Note. Espero que colabores conmigo.
- Déjame morir... - Gritó, mientras esperaba que su risa dejará de escucharse. - No soporto vivir más, sólo quiero descansar y reunirme con el dios verdadero, Kira.
Se hizo el silencio durante unos interminables segundos. Near parecía que estuviese eligiendo cuál era la mejor opción con él. Sí; podía ver claramente el curso de sus pensamientos y el dilema que le planteaba el matarle, y así acabar con los sufrimientos del preso, o alargar su vida.
- De acuerdo, escribiré tu nombre en el cuaderno si me resuelves está última duda. ¿ Existe algún cuaderno más aparte de los que conocemos?
- No, el último cuaderno se lo llevó el shinigami Ryuk. Tú tienes los cuadernos que faltan. - su voz sonó más calmada, al conocer su destino. Le alegraba saber que N le hubiera entendido.
- Gracias por tu colaboración, Mikami. Ya eres libre.
Se escuchó nuevamente el sonido metálico y volvió la tranquilidad habitual. Si era cierto lo que había dicho N, únicamente le quedaban 40 segundos de vida, moriría de un infarto y podría reunirse con el omnipotente Kira, con la verdadera divinidad.
25 segundos...
Los segundos se hacían extraordinariamente insoportables. Se dio cuenta que el pulso se le aceleraba; apenas podía respirar y tenía la piel sudorosa, fría y pegajosa.
10 segundos...
Se apoyó en la pared, mientras daba alaridos de dolor. Sentía una fuerte presión en el pecho y en la musculatura, obligándole a arrodillarse en el suelo.
5 segundos...
Estaba demasiado cansado para luchar contra el dolor; vomitó en el suelo, llenando el cuarto con un asqueroso olor. Las voces que solía escuchar se hicieron más audibles, incitándole a que se uniera a ellas.
2 segundos...
Cayó al suelo inconsciente. En la superficie aún siguió sufriendo espasmos y entró en una fase de agonía. Volvió a ver durante unos breves instantes la cara sangrienta de Light, pero esta vez parecía que su semblante había adquirido un aire burlón.
1 segundo...
Inhaló por última vez el aire que aún quedaba en la habitación; el corazón daba sus latidos finales, estaba en el preámbulo de la muerte. Los ojos se abrieron al máximo, mostrando el dolor que sufría.
0 segundos...
Mikami percibió que un cúmulo de niebla le rodeaba completamente, rápido y sigiloso. Desde su posición sólo pudo percibir unas figuras encapuchadas, casi transparentes, acompañadas de un Shinigami. Sí, sabía que ya no pertenecía al mundo terrenal y reconocía que estaba desposeído de toda naturaleza humana, era un ánima y que las figuras también lo eran. Con paso lento, desapareció entre la neblina, guiado por sus compañeros y escoltado por uno de los dioses de la muerte, Ryuk.
