DDR: Los personajes no son de mi pertenencia, pertenecen a las películas «Frozen» y «Rise of the Guardians». Solo la trama de este fic es mío.


—Ana ¿A dónde crees que vas? —Dijo la reina Elsa con los brazos cruzados, viendo como su hermana menor intentaba escapar por la ventana del segundo piso.

—E… Elsa… Yo… Solo… —Balbuceaba Ana con una sonrisa nerviosa.

—Sigo esperando. —Exclamó levantando una ceja mientras el frío se sentía cada vez más fuerte a pesar de estar en verano.

—Verás… Ahh… —Dijo Ana con resignación y dejando escapar un suspiro puesto que sabía que no le podía mentir a su hermana, mientras tanto bajaba de la ventana— Kristoff me invitó a ir con él a repartir hielo por el reino y a visitar a su familia.

—Ana… Llevas muy poco de conocer a Kristoff, es una gran persona pero no quiero que te pase nada parecido como lo que sucedió con Hans. —Expresó preocupada abrazando a su hermana.

—Prometo que no me pasara lo mismo —Dijo correspondiendo el abrazo—, es solo que… Cuando estas enamorada, no quieres que esa persona se separe de ti, pasas el día pensando en él. —Fantaseaba alejándose un poco de Elsa y dando unas cuantas vueltas.

—Si tú lo dices… —Dijo Elsa sonriendo al ver a su hermana como volaba en una nube muy lejana—. Kristoff no te estaba esperando. —Preguntó un poco extrañada momentos después.

—Es verdad, me tengo que ir. —Expresó Ana volviéndose a subir por la ventana y antes de que Elsa dijera algo saltó, dándole un gran susto.

—¡ANA! —Gritó Elsa sin poderlo evitar y rápidamente formando un resbaladero de hielo que llegaba hasta el suelo.

—¡ANA! —Se oyó el grito de Kristoff—. ¿Se puede saber en que estabas pensando? —Preguntó con preocupación.

—¡Es igual a un ejercicio de confianza! —Exclamaba alegremente una vez llego hasta abajo—. ¡Adiós Elsa, regresaré muy pronto!

—Ahh… Siempre me pone los nervios de punta. —Murmuró Elsa con una mano en su rostro.

—Hola ¿Qué pasa por aquí? —Preguntó el lindo muñeco de nieve con su nube encima de él.

—Olaf… Pues… Lo de siempre… Ana nunca mide el peligro y se lanzó desde esta ventana. —Dijo Elsa un poco quejosa señalando la ventana.

—Ya cálmate o te saldrán arrugas… —Dijo Olaf con una sonrisa quedándose espaciado y viendo a Elsa como tratando de recordar algo.

—Y bien Olaf… ¿Qué quieres decirme? —Preguntó Elsa con duda.

—Yo… Pues… O sí, los niños ya están dentro de las puertas del palacio como ordenaste —Expresó alegremente tomando uno de sus brazos—. Apresúrate quieren jugar un rato y refrescarse.

—Cuando lo dices así Olaf, solo me deprimes. —Dijo Elsa sonriendo un poco y corriendo detrás del muñequito.

—Alteza, llegó correspondencia de uno de nuestro comerciantes. —Dijo el sirviente más leal de la familia real.

—Ah… Cuando termine de jugar con los niños, lo leeré, por el momento déjalo en la oficina. —Exclamó Elsa sin dejar de correr.

—Como usted ordene… —Se escuchó el murmullo del sirviendo para segundos después escuchar el sonido de una puerta cerrándose.

—Su alteza las galletas están listas. —Dijo otro sirviendo con dos bandejas de galletas provocando que Olaf se detuviera.

—Galletas… Nunca he probado una… —Murmuró Olaf en un tono bastantes espaciado pero observando las bandejas de galletas.

—Olaf… Son para los niños pero si te portas bien te daré una. —Dijo Elsa con una sonrisa, acomodándose su vestido y su peinado que por la carrera algunos cabellos estaban sueltos.

—¿De verdad? —Preguntaba con gran felicidad Olaf.

—Por supuesto… Prepara más y llévalas al barco, hoy será el día que patinaremos en el fiordo. —Expresó con una gran sonrisa caminando tranquilamente tomando la pequeña mano de madera de Olaf.

Desde la vez que la reina Elsa había logrado controlar sus poderes, el reino era más unido y más alegre… Cada cierto tiempo los aldeanos se dirigían al castillo para patinar un poco y otros días iban al fiordo para tener más espacio. Desde que habían tenido el suceso que casi muere la princesa Ana ya habían pasado dos años, pero Elsa aún conservaba un pequeño temor de lastimar a alguien, mayormente a su hermana menor que sobreprotegía aunque ella fuera tan independiente.

—Están listos chicos es hora de comenzar. —Exclamó la reina Elsa viendo a todos los pequeños que tenían sus patines de hielo y comenzaban a cubrirse.

—¡SI! —Gritaron al unisono los niños.

La reina Elsa no espero más y comenzó a caminar sobre el fiordo que poco a poco se iba congelando, se colocó justo en medio de dos barcos que estaban puestos en esa posición, ya que a veces los niños hacían competencia y esa era la meta. Concentrando parte de su poder comenzó a sentirse el frío más fuertemente, el agua se congelaba con una velocidad increíble y comenzaba a nevar.

—Bien chicos comencemos. —Dijo Elsa dando unos giros con sus ahora patines de hielo.

Como si de una orden se tratase los niños entraron rápidamente al fiordo ahora congelado, algunos se caían muy divertidos y otros patinaban lejos intentando ser libres. La reina Elsa disfrutaba de alegrar a los niños, ya que eran muy alegres, joviales, después de patinar un rato se dirigía hacia uno de los barcos, cambiando a sus usuales zapatos de tacón; sin embargo a la lejanía se podía observar alguien que acechaba.

—Pero vean cuanta alegría existe en este congelado reino... Es hermoso, aunque creo que solo necesita un poco de miedo. —Murmuró desde las sombras con una sonrisa siniestra.

—¿Qué es ese sonido? —Dijo un niño deteniéndose de patinar en el hielo, al escuchar como algo se rompiera.

—Reina Elsa mire... El hielo se rompe. —Exclamó aterrada una niña al ver como debajo de ella el hielo se rompía.

—No te muevas, yo te salvaré... -murmuró Elsa tratando de volver el hielo a su normalidad, pero al ver que no se podía, corrió a todo lo que sus zapatos le daban y cuando creía que no podría ayudarla, salto— ¡CUIDADO! —gritó empujando a la pequeña lejos de donde el hielo había cedido y ella había caído en su lugar. En el momento solo se escucharon los gritos aterrados de todos al ver que su reina había caído al agua y que no regresaba.

—Es música para mis oídos. —Expreso la sombra que era un hombre alto vestido de negro, desapareciendo como una nube de polvo negro.

El agua era igual de fría que ella, le agradaba pero era pesada y oscura, al abrir los ojos notó como arriba había hielo pero una luz la llamaba, cuando logro salir a flote, quitando el hielo y pudiendo respirar al fin, busco a los niños para ver si se encontraban bien pero ellos habían desaparecido, al igual que el castillo, ¿Dónde estaban todos? ¿Dónde se encontraba ella? ¿Qué era ese extraño lugar que solo la luna se observaba?

—¿Cómo es que llego allí? No vi a nadie andar por estos lugares. —Susurró una voz detrás de ella, así que aún dentro del agua volteo y se encontró con un joven de cabello blanco, ojos azules, de piel pálida, una sudadera azul llena de hielo y un extraño bastón en forma de G.

—¿Quién eres tú? —Preguntó Elsa un poco temerosa y los ojos un poco brillosos de encontrarse en un lugar extraño, aunque el chico no le hizo caso; volteo a ver detrás de él y al no encontrar a nadie, regreso su vista hacia ella.

—¿Puedes verme? —Expresó el joven sorprendido.

—¡Claro que puedo! Solo un ciego no te vería. —Dijo Elsa un poco exaltada tratando de salir del hielo, siendo ayudada por el joven de ojos azules.

—Ya cálmate o te saldrán arrugas —dijo con suma calma, haciendo recordar a Elsa a su amigo Olaf.

—Dime quien eres. —sentencio creando a un yeti.

—¡Wow! Así que también usas el hielo… Me llamo Jack Frost —Dijo elevándose y creando pequeños copos de nieve—. ¿Y tú eres?

—Elsa… Elsa A… Arrendelle —susurraba sorprendida manteniendo un copo suspendido en el aire, ella nunca había conocida a alguien que tuviera un poder parecido al de ella—. Soy la reina Elsa Arrendelle, ¿Qué es este lugar? —añadió despabilando todos los copos y desapareciendo al Yeti.

—¿Éste lugar? Pues… es simple, es un lugar al que llegaste y al que yo llegue. —dijo Jack con una sonrisa confundiendo a Elsa.

—No creo entender… —murmuró Elsa tratando de comprender lo que había dicho, pero fue sorprendida por la cercanía del joven Jack.

—No es necesario entender, todo ocurre por una razón, solo tienes que hallar tu razón aquí Princesa. —dijo Jack enigmáticamente.

Continuará…


Y bien que les pareció… Wuajajjaaja yo estuve y estoy re-emocionada por escribir de esta parejita… Hace pocos días que se me ocurrió la idea y todo por estar viendo la película del Origen de los Guardianes jajjaja… Espero que lo hayan disfrutado, tanto como yo ^_^

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