"En la vida solo tienes dos inicios; la primera, naces en ambiente lleno de personas en las cuales confiaras por el resto de tu vida, contaras con cariño, amor, amistad, ayuda, y muchas cosas más en la que un ser humano debería desarrollarse. El segundo camino es nacer en medio de la desesperanza, odio, soledad, todo lo contrario al primero, no contaras con ninguna persona más que tu. No te queda más que intentar sobrevivir y adaptarte, no queda espacio para tonterías, solo para poder vivir un día más. "
El sol amenaza con interrumpir la oscuridad de la habitación. Amenaza con despertar a aquella persona que se encuentra con los cabellos azules esparcidos por toda la almohada y poco a poco la luz comienza a tocar las piernas desnudas de la mujer. Sin embargo, el Sol fue lento, como en los días anteriores, donde al parecer la mujer compite con el astro para ver quien despierta a quien. A lo lejos parece un juego simple, pero la razón va más allá de eso, las pesadillas volvieron otra vez. Aquellos sueños borrosos volvieron atormentarla, cada noche, desde hace ya 15 años. La mujer mira el techo, sabe que el amanecer ha llegado. Hace mucho que le dejo de importarle, la belleza de aquel cielo tornarse de diferentes tonalidades de naranja le parecen sin sentido y sin vida. ¿o tal vez es su vida la que es así? Tal vez. La alarma suena. El ruido le avisa que es hora de levantarse, es hora de "vivir" un nuevo día. Que nefasto. Se levanta. Observa sus zapatos por unos momentos y esta vez, ninguna lágrima cae. Ya no tiene caso, de nada sirve.
Al otro lado de la ciudad, un joven de de cabellos puntiagudos camina en dirección a la oficina de su tío. Un nuevo caso ha llegado, algo emocionante al fin. Llevaba ya meses sin poder reintegrarse al cuartel de la policía. Había cometido una gran estupidez junto con su primo Kakarato. Se arrepentía, pero no había vuelta atrás, el error estaba cometido y lo tuvo que pagar caro. Se sentó en una de las sillas ubicadas al frente del escritorio de su tío. En ella se encontraba un archivo lleno de varios papeles, todas acerca de la misma persona. Miró con suma curiosidad la fotografía.
¿Me estas tomando el pelo? – preguntó harto Vegeta
¿A caso has leído los papeles en el archivo? – preguntó con altanería Bardock.
Vegeta entrecerró los ojos y miró nuevamente aquellos papeles. Sus cejas se alzaron de sorpresa. El documento hablaba de todos los crímenes cometidos por una persona que le habían apodado "Zafiro". El particular nombre había salido por su hermano, debido a que el asesino siempre dejaba una rosa de papel de color azul. Lo había estado investigado por mucho tiempo, y más, después de la muerte de su hermano. Arrugó con fuerza el papel y preguntó.
¿Estás seguro de que esta personas es "Zafiro"?
No. Pero es la primera vez que obtenemos al menos una fotografía de un sospechoso. – dijo con calma Bardock.
¡Pero aquí no hay nada! Ni siquiera un nombre – grito colérico Vegeta
Primero, Cálmate. No soy como mis hijos que te aguantan todo. Segundo, ese es tu trabajo. Si te doy todo, entonces no me servirías de nada.
Vegeta salió dando un porrazo a la puerta. Sabía que no debía alterarse, sino, perdería la oportunidad de vengar la muerte de su hermano. Comenzó a caminar hacia su automóvil. Una vez ya dentro, comenzó a examinar el archivo. En ella, estaba cada caso de homicidio que "Zafiro" había cometido. En total, habían aproximadamente 27 asesinatos, solo incluidos los homicidios que hasta ahora la policía sabia. Siempre se imaginó que el asesino sería un hombre alto con mirada fría y con complexión suficientemente formada. Tal vez estaba equivocado. Miró la fotografía con detenimiento y nunca imaginó que el asesino podría ser una mujer. Y no cualquiera, sino una mujer de expresión fría y seria pero a la vez hermosa con facciones delicadas y un cabello hermoso. Si en la fotografía se veía hermosa, en persona debía ser aun más. Pero por más bella que fuera, no debía verla como una mujer, sino, como la asesina que tal vez seria.
No te escaparas de mi, "Zafiro"
