Notas de Syaoran – (1) De los inicios hasta que me enamoré

No soy experto en describir situaciones; no soy de aquellas personas que empiezan una anécdota y van agregando sin esfuerzo detalles interesantes, tampoco puedo decir que tengo una excelente memoria; siempre he sido mejor en ciencias, pero esa no es excusa… empiezo estas líneas con la simple intención de liberar mi mente de una carga que llevo hace algunos años, quiero con esto dejar evidencia de que amé sin reparos a la mujer más perfecta que pisó la tierra…

Conocí a Sakura a los diez años, asistimos juntos a la misma primaria, compartimos compañeros, clases y experiencias; al crecer, como suele suceder cuando los intereses van cambiando y las circunstancias determinan lo demás, nos alejamos.

No recuerdo quién se fue primero, sólo recuerdo que cuando me mudé de Tomoeda a los dieciséis ya había pasado mucho tiempo sin verla. De esos tiempos sólo me queda un recuerdo vago… años después cuando me mostraba sus fotos de niña con ese entusiasmo inagotable, recordé con ternura sus maravillosos ojos verdes iluminando su infantil rostro, que ya entonces causaba admiración…

Sakura fue una niña muy feliz, todo en ella era energía; la timidez en ese tiempo fue un gran obstáculo para acercarme; después de todo, los muchachos a esa edad lo menos que quieren, es aceptar que una niña ha despertado su interés; sin embargo confieso que ejercía en mi un magnetismo extremo, probablemente haya pasado la mitad del tiempo que hablé con ella ruborizándome… ya entrando a la adolescencia se había convertido en toda una beldad, la vi alguna vez en el centro comercial, entonces ya estudiábamos en escuelas distintas. Su vida fue siempre tan distinta a la mía que apenas teníamos algo que decirnos en esos encuentros… sin embargo esa dulce voz saliendo de esos labios rosados se quedó plasmada en mi por todo el tiempo que dejé de verla.

Me mudé a Japón para estudiar ingeniería, Sakura hizo lo propio para hacer estudios de periodismo en la capital. Ahora deben estarse preguntando cómo es que la vida nos llevó reencontrarnos; la respuesta es extraña y simple: mi ex.

Tomoyo Daidouji fue mi novia en la secundaria y los primeros años de la universidad, dejamos la entrañable escuela Tomoeda al mismo tiempo por presiones sobre nuestra educación. Ella, hija de una empresaria importante y yo, heredero de una de las familias con mayor prestigio en China; digamos que la unión fue inevitable y con la bendición de nuestro círculo social; con esto me expongo a ser tildado de elitista, pero cuando uno vive gran parte de su existencia bajo la mirada atenta de tantas personas, no puede cometer errores graves… y Tomoyo fue en ese momento perfecta para mí.

Tomoyo es ahora empresaria, maneja el negocio de la familia… ha hecho crecer geométricamente sus ingresos y ha incorporado en el último año empresas muy sólidas a la corporación, incluyendo dos cadenas de televisión, tres revistas de circulación mundial y una pintoresca pero muy rentable franquicia de comida rápida… nunca me pareció una mujer calculadora, pero después de ver sus logros eso es innegable. Cuando recuerdo mis años junto a ella, lo primero en lo que pienso es en su voz, si no se hubiera inclinado por gerenciar, probablemente habría sido una cantante muy famosa, es excepcional.

Tomoyo no fue mi primera novia, pero si una de las más memorables; tengo cientos de videos de esos tiempos, todos grabados y editados por ella, su afición por registrar todo era tal que ahora mismo me la imagino en un gran sillón viendo decenas de cámaras en varias partes del mundo… a veces reviso detrás de los cuadros de mi casa con paranoia… si, exagero, aún me comunico con ella y lo de las cámaras es más bien una broma particular que tenemos.

Ahora volviendo a cómo Tomi se convirtió en Cupido, hay dos hechos importantes que mencionar:

1) Sakura y ella son primas.

2) Sakura trabajaba para ella.

Al terminar la universidad, Sakura fue sistemáticamente persuadida por su prima de tomar un empleo en su corporación, nunca vi esto como algo negativo, porque si había un excelente lugar para iniciarse en el periodismo ese era NetGlobo y si había alguien talentosa que lo mereciera, esa era Sakura.

En la universidad ya había recibido varias propuestas para participar como reportera en programas matutinos, no sólo por su facilidad de expresarse, sino por su innegable belleza… Tomoyo se había percatado de esto desde que eran niñas, la cámara la adoraba; sin embargo el primer empleo que le ofreció fue como reportera deportiva en un diario nacional: era la prueba de fuego.

Sakura se pasó un año en los vestidores de exitosos deportistas, cuando pienso en eso no puedo evitar sentir celos retroactivos, sé bien cómo son esos vestidores y la idea de una joven como ella rodeada de tantos hombres es algo que me hace hervir la sangre… sin embargo nunca se quejó (lo que hace que mis celos sean mayores) pero… sin dudas es porque siempre le encantó el deporte y el haber conocido a tantas celebridades fue una experiencia enriquecedora, ojalá no me esté engañando al respecto.

Nuevamente me alejé del tema: volví a encontrarme con Sakura en una feria de libros. Un profesor mío me dijo alguna vez que la mejor forma de perennizarse en el mundo laboral era publicando uno, así que a los veinticinco años, con toda la egolatría que caracteriza a esa edad, publiqué un libro de cálculo diferencial aplicado a la economía; nada brillante, fue el primero de muchos y nunca tuve la intención de que repercutiera demasiado, sólo lo hice como se dice: para sacarme el clavo. Naturalmente, no confesé entonces que ese era el motivo principal, sino me dediqué a aceptar encantado cuanto elogio se presentaba… era bastante novedad que un joven como yo publicara un libro de esos en vez de alguno sobre poesía o arte; así que dejé que todo siguiera su curso; me senté orondo frente a una mesa con tres pilas de mis libros, tomé un lapicero y empecé a firmar. Veinte minutos después: un rostro conocido y un beso en la mejilla de mi ex-novia. Tomi no había cambiado en nada: sus ojos azules destellaban sabiduría y su conversación era tan agradable que no pude evitar pedir un receso para ponerme al corriente.

De la información que intercambiamos hay dos puntos importantes que exponer:

Le había encantado mi libro.

Quería invitarme a cenar a su casa.

Esto último me dejó sorprendido, aunque siempre fui bienvenido en la mansión Daidouji, nuestra relación había terminado hacía suficiente tiempo como para sospechar de esa invitación… sin embargo no pude evitar sentirme halagado (y ruborizado), había estado pensando en ella últimamente… acepté sin dudarlo… después de todo, las virtudes de Tomoyo eran y siguen siendo innegables.

Le di un beso en la mejilla para despedirnos… esta costumbre poco frecuente en el mundo oriental fue algo que siempre compartimos ella aún tiene el mismo aroma ese fugaz pensamiento pasó por mi cabeza al hacerlo, cuando sentí una mano en el hombro… grité horrorizado, como cuando te pillan de niño jugando con fuego y no sabes dónde meter los fósforos. Al voltear, quedé sin aliento, esta visión es quizás la que despierta inevitablemente en mi todo instinto poeta… cabello largo y de color miel caía desordenado sobre los hombros desnudos, sus ojos como esmeraldas se clavaron en los míos por unos segundos que son eternos en mi memoria; la tez luminosa, y los labios entreabiertos; nada me había preparado para enamorarme ese día pero lo hice; uno no se levanta una mañana y dice, éste será el día en que conozca al amor de mi vida, simplemente se levanta, pensando en hechos cotidianos que derivarán a un indefectible anochecer y un nuevo día… pero tengo la certeza que si hubiera sabido al levantarme que vería esa musa, esa silueta de perfección y su mirada infinita, habría sido feliz incluso desde antes de nacer… Sakura, si tan sólo hubiese estado preparado para lo que vino después…

Nota de la autora: Mi primer fanfic desde hace como 5 años y el segundo que escribo en realidad... espero vuestro feedback y actualizar pronto! sldos - Lô