Las diosas le bendijeron,
sus gestas se han de contar,
las hazañas de un Hyliano
que el reino vino a salvar.
Marcado estaba su sino
por los augurios del mal
nacido en una batalla
un árbol lo vino a cuidar.
Sin un hada en la floresta
creció, con hondo pesar
aunque pronto una de ellas
acude a su lado a volar.
Mas de poco regocijo
pudo el joven disfrutar
pues el venerable árbol
próximo estaba a expirar.
Antes que el guardián del bosque
su aliento fuera a exhalar
la verdad de su destino
le procede a revelar:
"Hyliano eres ciertamente
y no un Kokiri normal
junto a la princesa Zelda
este reino salvarás
de aquel al que todos llaman
Ganondorf, el rey del mal
pues fue él quien en mí introdujo
un parásito infernal.
Toma pues esta esmeralda
que el camino te abrirá
y parte sin más demora,
a Zelda debes buscar."
Sin atisbo de tristeza
cuando le vio expirar
presto dejó atrás el bosque
tras su misión aceptar.
Se detuvo pues Saria
un presente le fue a dar
era una bella ocarina
con que sellar su amistad
finalmente llegó al castillo
y con suma agilidad
pudo acceder al patio
en que Zelda espera ya.
Con una enorme sorpresa
al joven se fue a girar
pidiendo que se acercase
pues con él debía hablar:
"En sueños vi tu figura,
tu nombre me es familiar,
de veras estás llamado
a soterrar todo mal.
Aproxímate y observa
sus ojos llenos de maldad
pues se trata de ese hombre
que al rey ha jurado lealtad.
Mas sé que sus propósitos
no son dignos de admirar,
lo que quiere es la trifuerza
y su poder celestial.
Que en malas manos no caiga
busca la familia real
pues concede esta un deseo
que anhele un simple mortal.
Si su corazón es noble
el reino prosperará
empero si abyecto fuera
gran desgracia sufrirá.
¡Que alcance el poder dorado
Es menester evitar!
Las piedras de las tres razas
busca, con celeridad
abren la puerta del templo
en que custodiado está.
Ten esta carta y márchate
a la montaña a escalar
en donde moran los Goron
y el rubí espiritual.
El aya que en mí confía
gustosa te guiará
que tengas suerte, héroe
ya te volveré a encontrar."
Impa era el aya guerrera
que le vino a acompañar
y una dulce melodía
pronto le viene a enseñar
una nana para Zelda
que de ayuda le servirá.
Raudo escala la montaña
donde Goron suelen morar
su jefe llora, afligido,
una gran calamidad
si al Dodongo no detiene
a todos devorará.
Una tonada del bosque
esperanza le infundirá
al héroe encarga la tarea
de la bestia eliminar.
Sin temor, en la caverna
Link se va a adentrar
con el Dodongo supremo
combate hubo de entablar
venciendo, pues en sus fauces
una bomba fue a lanzar.
Agradecidos, los Goron,
le acogen en hermandad.
y de buen grado le entregan
el rubí espiritual.
En su próximo destino
el río debe remontar
interpretando la nana
las aguas separará.
En sus cuitas, el rey Zora,
se lamenta con pesar,
ya que la bella princesa
desaparecida está.
Buscándola por el lago
un mensaje viene a hallar
por la joven está escrito
y en él vino a confesar
que buscando su zafiro
con Jabu-Jabu fue a hablar.
Cuando su padre se entera
al Hyliano deja pasar
quien para ser engullido
un pez tiene que ofrendar.
En las tripas del gran monstruo
con gran celo ha de buscar
pues, altiva, la princesa,
no acepta dejarse ayudar.
Mas en su huida, un parásito
rápido la fue a atrapar
aunque Link, con presteza
con él se dispone a luchar.
Una vez eliminado
al fin la pudo ayudar
para obtener el zafiro
que hasta allí fue a encontrar
y nadando en aquel lago
ella quiso confesar:
"Quien el zafiro posea
también mi corazón tendrá
marcha pues, mi prometido
ya te volveré a encontrar"
Confuso aunque con júbilo
nuestro héroe parte ya
al llegar al castillo
arreció gran tempestad
por entre la densa niebla
apareció el Rey del Mal
"Habla, niño, sé que sabes
dónde la princesa está.
Ha escapado del castillo
mas, lejos no huirá"
A lomos de un corcel blanco
junto a su aya Sheikah
había partido Zelda
dejando el peligro atrás.
Empero antes, hasta el foso
la ocarina fue a lanzar.
Silente y desafiante
Link el arma sacará
para enfrentar al Gerudo
con mucha temeridad.
Sin esfuerzo, el hechicero
con magia lo tumbará
soltando una carcajada
de allí raudo marchará.
Clareando estaba el cielo
y al poderse levantar
hasta el foso se tiró
para la ocarina hallar.
Luego, hacia el Templo del Tiempo
velozmente marchará
allí deja las tres piedras
sobre el pétreo altar
e interpreta la tonada
que la puerta abrirá.
El hada que le acompaña
vuela para señalar
la gran Espada Maestra
que espera en un pedestal.
Y el héroe la hoja extrae
sin dejarse amedrentar
mientras que una luz azul
pronto le rodeará.
Mas pudo con gran asombro
aquel lugar contemplar
pues era el Reino Sagrado,
la morada celestial.
Rauru, el excelso sabio,
un medallón le dará
contenida en él la luz
con muy fuerte magia está.
"Atento, héroe, a tu misión
para al Rey del Mal sellar.
Seis medallones sagrados
enseguida habrás de hallar
En tu periplo, los sabios
siempre te hemos de ayudar
porque aún indigno eres
para esa espada empuñar.
Siete años entrenándote
aquí te van a aguardar
hasta que blandirla puedas
y así al Gerudo enfrentar."
Siete años pasó entrenando
antes de poder marchar
de aquel templo pero entonces
le sorprendió un ágil Sheikah:
"Por el tiempo, como un río,
con tu espada viajarás
pero su flujo es cruel
y mi lira te guiará
con mágicas melodías
para así poder volar."
Sin más, desapareció
con un fulgor del lugar.
Y saliendo del castillo
sintió el héroe gran pesar
pues se consumía el reino
bajo las garras del Mal.
Con renovado coraje
su empresa fue a afrontar
siendo asistido por Sheik
el misterioso Sheikah.
Llegó hasta el templo del bosque
para a Saria encontrar
enfrentándose a un espectro
a imagen del Rey del Mal.
Siendo ella la sabia
que el medallón legará
Luego, en el templo del agua
con la Zora se verá:
"Qué dicha, mi prometido,
poderte así contemplar.
Siete años yo te esperé
y esperaría siete más.
Pues bien, nos desposaremos
después del reino salvar."
Ufana, nadando se fue
sin Link poderla alcanzar
ya que con su propia sombra
combate hubo de entablar.
Esa lóbrega figura
de su alma era la oscuridad
y tras vencerle al fin pudo
el medallón recobrar.
A Darunia, el jefe Goron
lo pudo localizar
dentro del templo del fuego
sobre un cráter infernal.
Matando al dragón Volvagia
a los Goron pudo librar
de incierto y aciago destino
pues los iba a devorar.
Con Darunia, agradecido,
el medallón pudo ganar.
Tinieblas, en Kakariko
luego tuvo que afrontar
puesto que su camposanto
era el próximo lugar.
El aya de la princesa
esperando estaba ya
y a un desmembrado demonio
Link hubo de derrotar.
Por tanto Impa, orgullosa,
el medallón le pudo dar.
Hacia el desierto partió
y el puente pudo salvar
cabalgando sobre Epona
yegua de enorme lealtad.
Por las dunas enterrado
otro santuario más,
de sus muros polvorientos
a Nabooru pudo sacar.
Pero para ello, primero,
dos brujas hubo de matar.
Con todos los medallones
su cometido cumplido ha
parte victorioso, el héroe,
al templo del pedestal.
Gran sorpresa luego siente
cuando pudo allí encontrar
al de la divina lira
Sheik, el guerrero Sheikah:
"Un secreto te oculté
que te voy a desvelar,
sólo mi raza lo sabe
y la Familia Real.
Quien ansíe la trifuerza
se tendrá que asegurar
de que sus tres cualidades
se hallan en igualdad.
Si una sola destacase
ella sólo imperará
y las otras dos virtudes
jamás las alcanzará.
Hace tiempo, cuando Ganondorf
a este templo pudo entrar
la trifuerza obtener quiso
pero la hizo fragmentar.
sólo de las tres, el poder
es la que pudo lograr.
Y la parte del valor
hasta ti, héroe, fue a parar
Así, resta pues sólo una
para la reliquia juntar."
Alzó el guerrero su mano
brillando con intensidad
y al disiparse el destello
Zelda sonrió, sin más:
"Siento, héroe, todo este engaño
mas debía despistar
al malvado Gerudo
y en sus garras no acabar.
En la siguiente batalla
junto a ti voy a luchar,
además de la hoja sagrada
hay otra arma eficaz."
Usando su magia, Zelda
pudo rápido crear
varias saetas de luz
para a Ganondorf lanzar.
Ahogó al instante su voz
estruendo precursor del Mal
se desmoronaba el templo
y a Zelda apresó un cristal.
"Subestimé a las diosas
pero lo voy a enmendar.
Si rescatarla tú quieres
a mi castillo vendrás."
Abandonó Link el templo
para el castillo alcanzar.
Iridescente, los sabios
un puente pudieron crear
y el Hyliano capaz fue
de ese abismo salvar.
Pero dentro una barrera
guarda la torre central
con las flechas y los sabios
la consiguió derribar.
Por la torre en su camino
no cesaba de escuchar
los acordes de un órgano
que no paraba de atronar.
Apagados ya sus ecos
Ganondorf le pudo encarar
con sonrisa amenazante
dejando la capa ondear:
"Los fragmentos de que entonces
no me pude apoderar.
los noto, hoy están aquí
y vuelven a resonar.
Tamaño poder no puede
en vuestras manos quedar."
Flotó, dispuesto, el Gerudo
para combate entablar.
Harto ardua fue la batalla
su hada no pudo ayudar,
Al cabo, derrotado fue
y todo se puso a temblar.
Así, el héroe y la princesa
de allí hubieron de escapar
cuidando que las ruinas
no los fueran a sepultar.
Y ya a salvo, con alivio
Zelda pudo suspirar:
"Ganondorf, ser despreciable,
todo quisiste ambicionar
y las diosas castigaron
tal inaceptable maldad."
Un gran ruido en los escombros
a los dos vino a alertar
y decidido el Hyliano
a ellos fue a examinar.
El rey Gerudo, de nuevo,
ante ellos volvía a flotar
y empleando la trifuerza
la apariencia pudo adoptar
de una aterradora bestia
rugiendo con ferocidad.
Mas con su primer zarpazo
al héroe fue a desarmar
y un cerco de ardiente fuego
con fiereza hizo brotar.
Zelda la hoja sagrada
con celo custodiará
y el héroe con flechas de luz
al monstruo se enfrentará.
Muy cruenta fue la batalla
pero Zelda pudo actuar
y con un halo de luz
a la bestia debilitar.
Las llamas se disiparon
y pudo Link recobrar
la gran Espada Maestra
para el golpe final dar.
Vencido pues el Gerudo
los sabios su poder usarán
abriendo el Reino Sagrado
para poderlo en él sellar
pero, iracundo, Ganondorf
a todos maldecirá.
Con gratitud, la princesa
al héroe se dispone a hablar:
"Celebro, Link, tu valor
y siento mi temeridad.
Grandes peligros sufriste
para poderme salvar.
todos los años perdidos
ahora recuperarás."
Y tomando la ocarina
su nana pudo interpretar
para devolver al héroe
a su época original.
Dormida dejó la espada
de nuevo en su pedestal,
y el hada que lo seguía
lo tuvo que abandonar.
Despedirse quiso de ella
pero antes del reino marchar
a la princesa Zelda fue
con presteza a visitar
para rendir pleitesía
y mostrarle su lealtad.
Entre rapsodas y bardos
esta no es sino una más
de las leyendas contadas
desde tiempo inmemorial.
