Disclaimer: Los personajes no son míos, son propiedad de Alan Ituriel. Este fanfic no está hecho pa lucrar y toda la mierda. No habrá ships ni nada más raros de lo que ya es. (A menos que me de la weá)
Capítulo 1: La llegada inesperada
Cinco de Noviembre del año 2000 en Hatsville, un día normal en la gran mansión de Lord Black Hat.
-¡¿ME PUEDES EXPLICAR QUÉ DEMONIOS SIGNIFICA ESTO?!
-¡Justo como ves, Blacky! ¡Nuestra hija!
O tal vez… no tan normal…
El gran Señor de la Maldad y tirano Black Hat, estaba completamente furioso, estupefacto, airado y todos sus sinónimos mezclados en una juguera. Su ira iba en aumento a cada minuto, observando con desprecio a Lamia, la señora de los Súcubos, que tenía una criatura en sus manos. Ese era el cuerpo del delito, las consecuencias de una aventura de hace unos meses, que en ese momento no significaba nada y ahora es el gran arrepentimiento del ente maligno.
-¡Pero…! ¡PERO TÚ DIJISTE QUE NO OCURRIRÍA NADA!
-Bueno, mentí.- dijo la mujer alada sin interés.- Y será mejor que te la quedes, pues tengo una reputación que cuidar. ¿Sabes qué dirán si ven que la Reina de los Súcubos está cuidando a una niña? ¡Oh, por el diablo! ¡Sería un gran escándalo! Definitivamente no querrías verme en la purga, querido.
-¡SOY EL SEÑOR DE LA MALDAD, EL AMO DE LAS PESADILLAS! ¡YO NO CUIDO BEBÉS!
-Vamos Blacky, no es el primer bebé del cuál me deshago, ni tampoco el único que vas a cuidar, así que empieza a acostumbrarte. Quién sabe, tal vez te sirva de algo.
Lamia le dejó el bebé en sus brazos, sintiéndose fuera de cualquier responsabilidad, y rápidamente se fue volando. El demonio, viendo que se le estaba escapando, se teletransportó a la puerta de la mansión, a ver si la alcanzaba para devolverle el "estorbo".
-¡LAMIA! ¡VUELVE AQUÍ ENSEGUIDA!
Muy tarde. Ya no estaba.
Miró un segundo a la bebé, un ser más o menos orgánico, de apariencia pequeña y débil, poniendo una cara de ternura que todos los bebés hacen; un humano caería rendido a sus regordetes pies. Pero, como hablamos de Black Hat, él sólo se limitó a soltar un gesto de asco y a tomar a la niña con los dedos tal como si fuera un animal piojoso.
-Agh… Tú ni siquiera deberías existir en este momento.- le habló mientras caminaba a su despacho.- Cuando le ponga las manos encima a esa mujer…
Claro, como si fuera a contestarle.
-Además. ¿Cómo está tan segura de que soy…? – dejó colgada la oración. De sólo intentar decir la palabra le daban ganas de vomitar.- Tu… progenitor.
Volvió a mirarla, cabello negro, piel de un extraño color morado pastel que obviamente sacó de su madre, a diferencia de él, tenía nariz y también un par de cuernitos. No obstante, tenía exactamente sus mismas pupilas, las mismas cejas que llegaban a salir de su cara, y un colmillo cual apostaría a que la súcubo no tiene, aunque algo temprano para los pocos meses que aparenta.
Sí, era su hija.
El demonio la miró con cara de disgusto y enarcó una ceja.
-Y… ¿cómo dices que te llamas?
La bebé, en respuesta, estornudó.
-¡PUAAJ! ¡Aleja tus gérmenes mortales de mí!
Aunque, técnicamente es inmortal.
Dejó a la pequeña demonio sin nombre en el piso, y comenzó a sacudirse desesperadamente el saco.
-¡Eres un peligro sanitario para un ser malvado tan perfecto como yo! – le gritó.- Es mejor que le busque una caja para que quede aislada.- pensó en voz alta.- ¡NO TE MUEVAS!
En un segundo se esfumó de la sala, al siguiente apareció con una vulgar caja y unas pinzas gigantes. Volvió a tomar a la criatura con estas y la soltó sobre la caja, luego la apartó a la esquina de la sala con el pie.
-¡Perfecto! Así no estorbarás.- sonrió maliciosamente.- Pronto llamaré a mi asistente para que se deshaga de ti.
Al parecer había resuelto su inconveniente. Sin embargo, a ella no le interesaba mucho la conversación, o su destino. Pronto el gran amo Black Hat se daría cuenta que estuvo todo el tiempo hablando solo.
~o Unas horas después o~
Un cliente algo recurrente pedía desesperado la ayuda de Black Hat. Al parecer, el heroísmo de su enemigo le estaba ganando la batalla.
-¡Por favor, lord Black Hat! ¡Ya estoy harto de ese maldito guantecito que tiene! ¡Si no me deshago de él, no podré conquistar la ciudad!
-Bueno, yo le dije que debería conquistar el país, o su galaxia entera, así tendría un mejor equipo.- dijo de forma bastante apática. No le cabía en la cabeza que el hombre fuera vencido por un niñito con un guantecito de lana.
-¡Entiéndame que debo pagar la escuela de mi hijo, lord Black Hat!
-¿De su hijo, dice?- se sobresaltó. Perfecto, ahora todo el mundo le recuerda hoy su supuesta paternidad.
-Por favor, señor…
-Mire, se lo explicaré de una vez por todas, ya que parece entrar de su oreja y salir por la otra.- habló respirando profundamente.- ¡SI CONQUISTA TODA SU MALDITA GALAXIA VA A PODER DARLE AL MOCOSO TODA LA EDUCACIÓN QUE QUIERA SIN PAGARLA, PEDAZO DE IMBÉCIL! ¡¿CÓMO ES POSIBLE QUE NO SE DE CUENTA DE ALGO TAN SIMPLE?! ¡INÚTIL PEDAZO DE BASURA EN LA SOCIEDAD MALVADA! – explotó, en una horrorosa y temible transformación.- ¡DEBERÍA MATARLO POR TAN SÓLO ROGAR POR MI AYUDA, ESTÚPIDO…!
-¡Dah!
Fue interrumpido por un balbuceo de bebé, llamando la atención de ambos.
-Eh… disculpe que lo pregunte, y si me lo permite…- habló el pobre con un hilo de voz.- ¿Qué es eso, lord Black Hat…?
-Nada, ahora lárguese.- respondió en seco.
-Pero…
-¡QUE SE LARGUE!
-¡E-enseguida señor! - el hombre se levantó y corrió a la salida como nunca, evitando así su posible sentencia.
Cuando sonó un gran portazo desde el vestíbulo, el demonio, molesto, miró de manera asesina a la criatura, con ganas de matarla de un zarpazo. Si ya su repentina aparición en su vida era un desastre, el hecho que lo interrumpiera mientras atendía un cliente, y más encima en un ataque de cólera, era demasiado. Para su suerte, iba a desprenderse de esa obligación luego.
-Fuiste capaz de interrumpirme. ¿Eh? - le habló de manera tenebrosa.
-¡Dah! - pareció afirmar ella.
-¡Y no te retractas! ¡Deberías rogar por clemencia en este momento! - el demonio se levantó de su silla y se acercó a ella.
-¡Dah, dah!
-¡¿Me estás desafiando, niñita?!
-¡Dah! - frunció el ceño.
-Eh… señor…
-¡¿QUÉ?!- preguntó con una voz nada agradable.
-¡AY! - chilló el que parecía su ayudante.- ¡U-usted me llamó hace u-un ratito, s-señor…!
-¡Ah, cierto! Deshazte de esta cosa.- le ordenó, mientras volvía a su asiento.
-¿Qué me deshaga de ella, señor?
- Sí, dile al inútil de recién que tenemos un producto para él, y se la das.
-¿Y le servirá de algo?
-No. ¡Pero ya no me estorbará más! - dijo con una sonrisa triunfante.
-Eem… señor…
-¿Alguna queja? - le preguntó espeluznantemente.
-¡N-no, no, no! Sólo que… encontré esta nota en el vestíbulo y…- el demonio le gruñó, asustándolo.- ¡Y l-le sugiero que la lea, señor!
Le quitó violentamente la nota de las manos y la leyó, disgustándose.
"¡Hola Blacky, querido!
Sólo quería decirte que si intentas deshacerte de ella, se desatará un mal por todo el mundo y eso incluye que te quedarás sin empresa y sin dinero, ¡Así que no lo intentes! ;)
PD: Olvidé decirte que es la portadora de la Caja de Pandora, y ese es su nombre también, pero, ¡Adivina! ¡Si lo dices 3 veces este universo se destruye!. Así que, en tú lugar la llamaría de otra forma.
Con amor, Lamia"
-Agh… Debí haber rechazado ese Bloody Mary cuando pude.- arrugó el papel molesto, volviéndose a levantar como por undécima vez.- Así que. ¿Te llamas Pandora, niña?
-¿Pando…?
-¡Cállate o desatarás una desgracia! - lo calló agarrándole su boca.- Ahora. ¿Dónde está esa maldita caja?
-¿Se refiere a esta cosa colgante, señor? - gesticuló apenas el ayudante, con la mitad de la boca tapada y una gran cadena dorada con una calavera en sus manos. Expulsaba un humo rojo, a punto de detonarse, también.
-¡Sí, esa!- afirmó el demonio, tomando la cadena y empujando al pobre hombre.- Hace mucho que no veía esta belleza. En otros tiempos la hubiera usado para tantos propósitos malvados… ¡MUAJAJAJAJA!- se descontroló en una risa diabólica, para luego detenerse en seco.- Pero ahora, sólo le sirve a esta… "bebé".
La miró nuevamente con recelo y ella respondió con una mirada de confusión.
-¿Cómo es que tal vil reliquia terminó en manos de este ser tan débil?- preguntó tomándola de un pie, dejándola de cabeza. A ella le causó gracia ese juego.
-Señor. ¿Qué haremos con ella?
-Bueno, ya que no podemos deshacernos de ella, tú vas a cuidarla.
-¡¿Y-yo, señor?! ¡Pero no sé cuidar bebés!
-¡Nadie nace sabiendo! Solamente yo, claro.- afirmó soltando una carcajada.- ¡Y no debe ser tan complicado! Sólo déjale un plato con comida, la caja para que duerma y una hoja de diario para que haga sus… necesidades orgánicas.
-Señor, estoy seguro que así no se cuida a un bebé.
-Pues, ese es tu problema.- le dijo soltando la niña sobre los brazos de chico.- Ahora, largo.
-Pero, señor…
-¡LARGO!
-¡S-sí, señor!- obedeció asustado el ayudante.
-¡Y no olvides no decir la palabra con P!
~o Al rato o~
El chico se dirigió al laboratorio con la bebé, algo preocupado de lo que podría suceder en estos días… o el resto de su vida.
Todos sabemos que Black Hat odia todo tipo de vida orgánica, especialmente a los repugnantes humanos. Y lo segundo que odia más en el mundo son los bebés.
Razón suficiente para esclavizarlo a esa niña por el resto de su vida.
La sentó sobre una mesa y luego volvió al trabajo.
-Bueno, nunca he cuidado bebés, aunque voy a hacer lo posible para criarte, pequeña.- le habló con una sonrisa.
La susodicha lo miró de reojo y luego fijó su atención en algo que le pareció mucho más entretenido.
-¿Dah?- señaló ella un gran tanque con una bestia de aspecto horripilante adentro.
-¿Eso? Es un experimento que me encargó el amo Black Hat. Me pidió que hiciera el ser más malvado que se haya creado, y pues, eso estoy haciendo.- explicó orgulloso.- ¡Pero es mejor que no toques nada! Así estaremos a salvo.
Después de la poco fructífera conversación, el tiempo fue pasando, y la paciencia de la criatura también, que se quedó sentada ahí un rato hasta aburrirse. Viendo que no había nada interesante en esa mesa, aparte de el juego con sus pies, decidió mejor buscar una distracción. Se escabulló gateando sigilosamente por el laboratorio, a ver si algo le llamaba la atención. No había muchas cosas, más que experimentos sin terminar, o que incluso estaban fallidos.
Pues, al cabo de unas gateadas, finalmente encontró su diversión. Un botón rojo conectado al gran tanque con el monstruo en desarrollo. Estaba algo alto, pero no era problema para ella. Transformó sus regordetes pies en un par de tentáculos que se alargaron hasta alcanzar la altura requerida.
Luego, apretó el botón y desató el caos.
~o ~
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAH!- se escuchó un grito desesperado por toda la mansión. No faltó que llegara al despacho de Black Hat.
-¡¿QUÉ PASA AQUÍ?!- vociferó abriendo de golpe las puertas, molesto por la interrupción en su lectura del diario.
-¡L-LA BESTIA HA SIDO LIBERADA!- respondió aterrado el asistente.
En instantes, el gran animal había arrasado con el muro de acero de la entrada al laboratorio, en tan sólo una tacleada. Era una cosa que no se sabía si era un lobo gigante, cerdo o cocodrilo. Se sacudió para todos lados y después los miró fijamente a ellos.
-¡¿Cómo ocurrió esto?!- preguntó aún más enojado, mirando al chico y… dándose cuenta de que falta alguien.- ¡¿Dónde está la niña?!
-Yo... ¡LA DEJÉ EN EL LABORATORIO!- se alteró, agarrándose los mechones de pelo.
-¡PARÁSITO INSERVIBLE! ¡¿NO VES QUE ESO PUEDO COSTAR LA EXISTENCIA DEL UNIVERSO Y DE MI FORTUNA?!- se enfureció, ahorcándolo.
De repente resonó el rugido de una pancita por toda la zona, y ya no era de la bestia. La niña estaba al frente de ella, observándola al parecer… con hambre.
Comenzó a crecer y a crecer, adaptando una apariencia temible. Cada vez más espeluznante y más horrenda por cada centímetro en que aumentaba su tamaño, y tanto que la misma bestia se asustaba, retrocediendo. Luego se escucharon alaridos y rugidos del mismo infierno (demasiada violencia para los niños) para después ceder, mientras la bebé volvía a su pequeña y adorable medida.
Ambos señores quedaron impactados al ver tal escena.
-Se la… comió- murmuraron.
-Mi obra maestra… Ella es...
-¡FANTÁSTICA! – le interrumpió el demonio con orgullo.- ¡Es la maldad en forma pequeña! ¡Perfectamente diabólica! – agregó mientras corría hacia ella y la tomaba en brazos.
-Espere… ¡¿De verdad?!
-¡Claro que sí! ¡Si lleva mi sangre! – siguió, mientras la criatura reía y reía.- Mira, a veces me pongo a pensar que pasaría si alguna vez me ocurre algo y dejo Black Hat Organization. ¿A quién se la encargaría? ¡Nadie sería tan malvado como yo! ¡Y he aquí, la he encontrado! ¡A la heredera perfecta!
-¡Pero señor! ¡Usted es la maldad pura, no puede morir!
-¿Qué estás diciendo? ¡Claro que no! Pero podría aburrirme un día de esta empresa, dejarla así nada más, y esa no es la idea. ¿Verdad?
-Pero señor…
-Con todo ese poder... ¡Imagínate si aprende a usar la Caja de Pandora!
-Señor…
-Quiero una habitación para ella, con una cuna malvada, juguetes malvados... ¡Hasta su propia guillotina!
-¡Señor…!
-¡Tenla lista para mañana! ¡Dormirá conmigo esta noche!
Y así, Black terminó por encontrarle uso a esa bebé, mientras caminaba a su habitación e ignoraba a su asistente. Una criatura que, sin saberlo aún y de alguna forma, terminó tocando el pequeño y casi inexistente… lo que sea que tenga adentro. Ahora sólo nos queda preguntar: ¿Qué les deparará el futuro?
-¡Oye! ¡Aún no tienes un nombre!
-¿Dah?- miró extrañada la niña.
-Mmm… ¡Ya lo tengo! ¡Te llamarás Jill!... sí. ¡Será Black Jill! ¿Te gusta?
La bebé rió en señal de aprobación, así la conocería y le temería desde ahora la gente.
"Black Jill".
Well, este es un nuevo fanfic de este fandom que me gusta mucho.
He visto el poco contenido que hay en español y pues, sólo quise aportar con otra weá rara.
Esto está 100% dedicado al Pablin. Y por favor, DEJEN REVIEWS. Es frustrante no saber si a la gente le gusta, o si debo mejorar. Hasta si me quieren tirar mierda sirve.
Hasta la otra.
