SOBREVIVIENDO JUNTOS: RETRIBUCIÓN
(Surviving Together: Retribution)
Por LavenderGoddessV
Traducido por Inuhanya
Nota rápida de LGV: Bien, sólo para aquellos que no lo saben, esta es la conclusión de la trilogía Sobreviviendo Juntos. Intentaré ser más diligente publicando de lo que fui en el último fic! Así, sin más, espero que lo disfruten!!
Nota de Inu: Bueno, bueno… como lo prometido es deuda… TADAAA!!!... Aquí los dejo con la tercera parte de este fic de LGV… Feliz lectura!!! Y un millón de gracias por todo el apoyo…
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Capítulo 1 - Resurrección
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"Buenos días, hermosa," ronroneó el fornido hombre mientras despertaba gentilmente a su belleza azul con una tierna caricia en su mejilla.
Mientras sus ojos se abrían lentamente, la joven mujer sintió una relajante sonrisa cruzar sus labios mientras miraba a su amante. "Buenos días para ti también," saludó ella levantándose gentilmente sobre sus codos. "Qué hora es?" preguntó ella con un fuerte bostezo.
"Temprano," susurró él, pellizcando gentil su nariz. "Te hubiese dejado dormir más, pero pronto estaremos aterrizando en el planeta Frost. Así que debes comenzar a alistarte, quiero que luzcas lo mejor."
Con un suspiro, su atractiva mujer frunció confundida. "Aún no entiendo por qué," ella hizo puchero, "Dudo que este emperador amigo tuyo le importe si estoy contigo o no. Probablemente ni me notará."
"Ahí estás gravemente equivocada, querida." Él contuvo una conocedora sonrisa, "Dudo que su 'magnificencia' pueda quitar sus ojos de ti. Sé que yo escasamente puedo hacerlo."
Ella se sonrojó febrilmente ante el cumplido, antes de aceptar finalmente, "Si insistes." Levantándose de su cama, comenzó a dirigirse hacia su baño para hacer lo que le pidió su hombre, pero no llegó lejos antes de que dos poderosos brazos rodearan su cintura deteniéndola abruptamente. "Radditz," protestó ella débilmente mientras comenzaba a acariciar su cuello con sus hambrientos labios. "Vamos, si no me dejas ir, nunca estaré lista a tiempo."
Pellizcando su cuello, finalmente la liberó con un decepcionado gruñido. "Muy bien, Atae, pero no te demores."
"No," prometió ella antes de entrar en su baño y cerrar la puerta detrás.
Radditz exhaló tan pronto como dejó la habitación, y luego le permitió a su cuerpo colapsar rudamente sobre su cama. Cerrando sus ojos le permitió a su mente considerar todo lo que estaba pasando finalmente. Sus planes en larga espera finalmente iban a llegar a una fruición, gracias a su impresionante mujer. Atae; la bendición que nunca en sus sueños más exóticos pudiera haber augurado.
Aún parecía ayer cuando se había detenido fuera de esta nave, después de un viaje de tres meses al planeta Namekusei, para reunir las esferas del dragón para pedir sus tres deseos. Tres deseos que habían cambiado su vida en una forma que nunca había esperado.
Ella iba a ser un medio para manipular a su antiguo príncipe. La mujer de Vegeta, la niña esclava que nunca le fue permitido tocar. Ella era la única debilidad del Saiyajín no Ouji, y dios quería explotarla. Después de convencer subrepticiamente al los Namekuseijín para invocar a su dragón, había hecho su deseo de traer a él a la belleza azul, y luego restaurar su vida una vez más. De acuerdo con su demanda, había aparecido ante él, tan estupenda como la última vez que recordó verla. Desde sus largos y ondulados mechones azules hasta su cremosa y blanca piel, su suave figura estaba perfectamente intacta. Le tomó mucho de su fuerza detenerse de tomarla ahí y entonces. Pero, se había contenido lo suficiente para asegurar la realización del tercero y más importante deseo que necesitaba ser cumplido. Su memoria tenía que ser borrada. Era la única forma de asegurar el doblamiento a su voluntad.
Así fue hecho, a segundos de que su tercer deseo fuera pedido, el dragón desapareció, y esos infinitos ojos azules se abrieron, brillando confundidos. Radditz, por supuesto, había estado más que contento de ayudarla a entender mejor lo que estaba pasándole. Tejió mentiras sobre ser su mujer, y que después de haber sido atrapados en un peligroso fuego cruzado con los enemigos, había venido al pacífico planeta Namekusei para recuperarse. El por qué fallaba en recordar lo que estaba diciéndole, era el resultado de la amnesia que había sufrido de un golpe en la cabeza que recibió durante el ataque. Pareció un poco escéptica al principio, pero sin tener bases para el escepticismo, pronto aprendió a confiar en sus mentiras.
Y le había dicho muchas. Todo, desde la romántica historia de cómo la había la salvado de un opresivo príncipe dictatorial quien había usado su cuerpo sólo para sus propios placeres egoístas, hasta su nombre, Atae, su obsequio, su merced divina. El título le había llegado tan fácilmente. En verdad era un nombre más digno que por el que Vegeta la reconocía; Bulma. El cambio había sido un marcado progreso, aunque tal vez ningún cambio que pudiera hacerle habría sido tan asombroso como con el que lo había alterado.
Era asombroso pensar cómo su plan había descaminado tanto, cómo sus intenciones cambiaron tan rápidamente, tan drásticamente. Él quería usarla, tenerla noche tras noche, sólo por la satisfacción de regresarle su profanado cuerpo a su indigno príncipe en retaliación por todas la humillaciones que había enfrentado mucho tiempo atrás. Pero, su plan nunca había llegado a pasar. Todo había cambiado al momento que esos ojos azules lo tragaron vivo.
Tal vez fueron esos últimos diez años de soledad que lo habían hecho desear algo más que una revolcada sin sentido, pero el deseo de tenerla completamente dispuesta fue abundantemente clara la primera vez que lo abrazó. Lo abrazó! Nadie se había atrevido a abrazarlo en toda su vida, pero ella lo hizo. Su temerosa confusión se mezcló con el alivio de tener su consciencia de nuevo, la había hecho querer compartir su alegría con él después de su despertar – después de que había jurado sus falsas promesas de amor y devoción.
Era como si hubiese derrumbado su rudo exterior con mínimo esfuerzo y lo hubiese llevado a una lujuria más posesiva que cualquier otra que hubiese sentido por una mujer. Él entendió el presagio en ese momento; nunca la dejaría ir. Fue sólo entonces que Radditz pudo entender finalmente la obsesión de Vegeta con la mujercita. Aunque no podría señalar con exactitud qué era lo que la hacía tan irresistible, resultó ser tan susceptible como el ouji mismo. Su suave caricia, sus afectuosas miradas, e inocentes palabras derritieron su helado corazón al punto de la irracionalidad. Aquellos primeros días a bordo de su nave, la había prodigado con todas las necesidades que un ser podría querer. Se salió de su camino para complacerla, aunque no había tenido la débil idea de por qué. Originalmente se dijo que esta era la mejor manera de ganar su confianza, de ganar su lealtad, pero gradualmente se encontró deseando mucho más.
Se había contenido de llevarla a la cama esas noches siguientes, o al menos, llevarla a la cama en el sentido de tener sexo con ella. Había dormido a su lado cada noche desde su resurrección. Él lo vio como una medida protectora, una hermosa mujer que no debía dejarse sola por un momento a bordo de una nave de lujuriosos hombres solteros. Pero, a diferencia de otras mujeres, algo sobre la idea de ella viniendo a él voluntariamente era mucho más cautivante que simplemente seducirla. Así que esperó, y luego finalmente, casi un mes después de su regreso a la vida, se sometió a él. Era temprano en la mañana cuando lo había despertado con las alegres noticias. En medio de su enorme cama se arrodilló, dejando caer su larga bata de seda para descubrir todo lo que había esperado ver.
"Soy tu mujer, e injustamente me he negado a ti por tanto tiempo. Si aún me deseas, puedes tenerme."
Sus palabras habían sonado tan preparadas, como si hubiese querido decirlas hace mucho, pero era inseguro cuándo sería el momento correcto. Estaba más que complacido de que el momento fuera entonces. La había deseado por tanto tiempo, incluso años después de la última vez que la había visto en la nave de Freezer, aún podía sentir todo el deseo represado que había tenido por ella. Estaba más que listo para liberarlo, lo cual era exactamente lo que planeaba mientras se levantaba de rodillas; e inclinándose sobre ella, había comenzado a explorar su cuerpo.
Ella parecía muy nerviosa al principio, más probablemente porque junto con sus recuerdos se fue algún recuerdo de la sensación de otro ser contra su cuerpo. Él había estado esperando ayudarla a reaprender el arte del sexo, cuando su relación fue detenida abruptamente por ella. Había colocado una mano contra su pecho, y rápidamente giró su cabeza mientras se inclinaba sobre el borde de la cama. Él había intentado preguntarle qué estaba mal, pero antes de que pudiera, su malestar fue obvio cuando liberó bilis de su garganta.
Cualquier hombre normal habría tomado personal la reacción, pero lo había sabido mejor. Unas cuantas veces anteriores la había atrapado sufriendo de síntomas similares. Ella había insistido que simplemente eran el resultado del movimiento, pero no aceptaría más la mentira. Después de limpiarla, la llevó al ala médica de la nave. Fue entonces que supo que aunque el recuerdo de su antiguo amante fue eliminado; aún llevaba una parte muy real de él dentro de ella.
Embarazada! De todas las contingencias por levantarse, esa ciertamente era la más detestable. Si hubiese tenido alguna idea que al desear a la vida a la mujer, también reviviría el hijo de Vegeta, habría pensado dos veces sus opciones. El primer instinto de Radditz fue acabar con el niño, pero después de ver la alegría en los ojos de la mujer cuando escuchó las noticias, sabía que perdería cualquier oportunidad futura para que se le ofreciera si ordenaba la muerte del mocoso. Afortunadamente, sin embargo, nunca fue enfrentado con la decisión después de que el sonido de cuatro palabras susurradas alegremente cosquilleara sus oídos.
"Vamos a ser padres!"
Nosotros; que pronto había olvidado que creía que era su marido antes de su pérdida de memoria, así que su suposición natural sería que él era el padre de su hijo. Y para hacer el asunto aún más conveniente, su tripulación creía la misma mentira ya que todos actuaban bajo la suposición de que había estado acostándose con la hermosa mujer desde la noche que la había llevado a bordo. Aún cuando el hijo nació en menos de ocho meses, nadie cuestionó su paternidad, la suave cola marrón en la hembra de ojos y cabello azul había probado que era su descendiente Saiyajín.
Ella; ahí hubo otra sorpresa. Sólo uno de cinco exitosos embarazos Saiyajín tradicionalmente daban hijos hembra. Escasamente podía creerlo, aunque rápidamente determinó que había sido lo mejor. La niña prácticamente era una réplica exacta de su madre, salvo por la cola por supuesto. Virtualmente ningún rastro de Vegeta en su apariencia; era mejor de lo que podría haber esperado.
"No estoy segura por qué, pero creo que debemos llamarla Bra. Me siento muy parcial al nombre, Radditz."
Si él hubiese sido de una raza más débil, habría experimentado un ataque cardíaco cuando hiciera esa sugerencia. Radditz no era tonto; había repasado los eventos siguiendo su partida de la nave de Freezer hasta su llegada a Frost. Bra había sido un alias que había usado mientras estuvo en Merigh, le preocupaba que tal vez el dragón no hubiese tenido éxito en remover completamente sus recuerdos como había esperado originalmente. Pero estando muy temeroso de levantar sospechas, junto con ser incapaz de negarle nada, accedió al nombre. Y, en un momento de locura, aceptó permitirle a la cuna un lugar en su dormitorio, una habitación que no había visto actividad desde antes de su llegada.
Una vez que ella había descubierto que estaba embarazada, había rechazado cualquier idea de acostarse con él; temerosa de que de alguna forma lastimara al niño. Él había estado reluctante, pero una parte experimentó una sensación de repulsión, sabiendo que dentro de ella estaba el engendro de su enemigo. Decidió que podría esperar hasta que el ser fuera eliminado de su cuerpo.
Su embarazo había sido particularmente difícil, él había esperado tanto una vez que conoció el género. Había una razón de por qué sólo el veinte por ciento de los Saiyajín eran mujeres. Así que, su tiempo de recuperación por supuesto había tomado más de lo típico. Fue sólo unas semanas atrás que el médico de la nave le informó que una vez más era físicamente capaz de aparearse con él. Estaba cautivado de tener la 'autorización', como lo era, para tenerla finalmente. Después de tantos largos meses de simplemente acostarse a su lado, capaz de tocar, pero no fornicar, era una tortura como cualquier otra que hubiese experimentado, salvo por los beneficios menores.
Su tiempo de celibato irónicamente había fomentado una relación más íntima entre ellos. Tan extraño como fuera admitir para él, comenzó a disfrutar las noches que se quedaban levantados hablando. Qué absurdo parecía que llegara a conocer el placer de un simple diálogo. Ser capaz de expresar sus sentimientos libre y abiertamente nunca había sido una opción para el insensible guerrero. Iba contra todo en lo que había creído, contra todo lo que su herencia Saiyajín le había enseñado. Pero ella lo hacía sentir bien. Ella lo hacía sentir cómodo. Y después de un tiempo, comenzó a creer que ella estaba aprendiendo a sentir lo mismo por él. Y luego cuando la noche llegara finalmente, cuando finalmente pudiese tenerla, sabía que su relación sería más intensa que cualquier experiencia sexual casual que hubiese tenido. Pero no sabía aún, que el destino los tendría separados una vez más.
Después del nacimiento de Bra, Atae se había rehusado a separarse de su hija hasta que cayera dormida. Y luego noche tras noche, para cuando 'su' hija estuviera descansando finalmente, Atae estaba muy exhausta para acostarse con él. Al principio, aunque estuvo decepcionado, había aceptado la excusa y su continua disculpa por su inhabilidad de tener la fuerza de unirse a él. Le había dejado claro que su primera prioridad tenía que ser para 'su' mocosa. Pero lo que alguna vez fue entendible ahora se había vuelto una molestia. Quién habría pensado que un bebé podría llorar por horas? Necesitaba ser alimentado tan frecuentemente? Y que expidiera tan repugnante hedor?
Fue entonces que Radditz comenzó a odiar a la pequeña inconveniencia. La niña estaba destrozando completamente su vida, e ideas de terminar su existencia una vez más estaban picando su consciente. Pero por supuesto se contuvo. Ningún perdón le esperaría después de matar al hijo de su mujer, así que no le quedó otra opción que esperar, y esperar, y esperar. Y así lastimosamente, hasta este día, el mayor privilegio que hubiese tenido, era sentir sus perfectas curvas contra él. Aunque se han sumergido en gentiles caricias y apasionadas guerras con sus lenguas de vez en cuando, nunca se han unido completamente.
Pero eso, Radditz planeaba cambiarlo pronto; porque en simple cuestión de horas estarían aterrizando en su alguna vez hogar por corto tiempo. El Planeta Frost; el santuario de su rival y pronto su lugar de descanso.
Su destino estaba cambiando bastamente, Radditz estaba seguro. Pronto presenciaría felizmente los celos de su antiguo príncipe mientras se paseaba con su mujer y cachorro - no, por supuesto, que él los conocería como tal. 'Pobre Vegeta aún no tiene idea que su amante está viva… y en mi cama,' pensó él con ardor, sabiendo que la avaricia podría comer vivo al bastardo. Radditz lo sabía porque estuvo ahí antes, alguna vez le había sido negado el premio, pero no más. Él tenía a la mujer; y ahora la fuerza para reclamar su honor. Él finalmente tiene la oportunidad para superar a su alguna vez superior, en el campo de batalla; de hombre a hombre, guerrero a guerrero, Saiyajín a Saiyajín – corrección, Súper Saiyajín a Súper Saiyajín.
Levantándose de su cama, Radditz caminó hacia el lado de la habitación donde yacía 'su' durmiente hija. Alcanzando un gentil dedo para acariciar su mejilla, sonrió. 'Pronto pequeña, tendré todas las pertenencias de tu padre, y mucho más.'
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"Cómo estuvo eso, papá?" preguntó Trunks esperanzado después de terminar de demostrar una técnica de pelea que había aprendido.
"Una mierda," respondió Vegeta sin rodeos, mucho para el dolor de su hijo. Aplastando una sonrisa en su rostro, Vegeta colocó una mano sobre la cabeza de su heredero mientras añadía, "Pero, también una mierda la primera vez que lo intenté."
La hundida expresión de Trunks cambió a una sonrisa cuando escuchó la desgarbada versión de su padre. "Continuaré trabajando en ella; sé que la mejoraré pronto!"
"Bueno, mejor que sí. Un miembro de la línea de sangre real no debe producir nada menos que la perfección," recordó Vegeta notablemente. "Ahora aséate. La cena estará lista en una hora."
"Grandioso, estoy hambriento!" Trunks le dio a su estómago una rápida frotada antes de decirle adiós a su padre hasta la cena.
Una vez que Vegeta estuvo finalmente solo, se permitió un pesado asiento en el piso del salón de entrenamiento. Pasando sus dedos por su indómito cabello, cerró lentamente sus ojos anticipando el sentimiento que estaba por recibir.
"Lo está haciendo bien con ese niño, parece más feliz con cada día que pasa," ofreció Garock tranquilamente mientras caminaba hacia la depresiva forma de su emperador.
Vegeta lentamente levantó su cabeza para reconocer al hombre ante él. "Bueno, eso hace uno de nosotros."
El consejero suspiró mientras tomaba asiento al otro lado del descorazonado hombre. "Ha sido un año muy largo, lo sé, pero tal vez es tiempo que liberes tu pena, Vegeta. Aún eres un hombre joven; no puedes pasar el resto de tu vida revolcándote en la miseria-"
"Y qué demonios esperas que haga!?" Espetó Vegeta irritado, "He perdido a mi mujer, Garock. No esperarás que continúe. No pude hace once años cuando primero la perdí; estoy seguro que ahora no puedo. Así que, ahórrate tu preocupación para el niño, él aún tiene esperanza."
"Creo que usted también," sugirió Garock, "vamos, señor. Cómo se sentiría si la situación fuera al revés? Si hubiese dado su vida el día del ataque de Cooler y ella sólo hubiese sobrevivido para morir un poco todos los días de aflicción? Sabe que no es lo que hubiese querido para ella, y esto ciertamente no es lo que ella hubiese querido para usted. Al encerrarse del mundo, deshonra su memoria."
Un bajo gruñido salió del hombre más joven mientras consideraba sus palabras. Sí, su mujer había dado su vida en lugar de la suya. Sí, ella indudablemente estaría enojada de ver el destrozado caparazón de hombre que se había vuelto. Pero sería egoísta por esperar más de él. Él debió ser quien muriera ese día, no ella. Aunque sabía que su sacrificio era más lógico que el suyo, el ardor no subsidiaba. El hecho que quedaba de si hubiese cuidado mejor de ella, la hubiese protegido cuando debió, su muerte nunca hubiese sido el desenlace. Aún tendría a su mujer, y su hijo aún tendría a su madre, no simplemente un padre mediocre.
Tal vez mediocre era una palabra generosa. Vegeta había sido un inútil la mayor parte de las semanas y tempranos meses seguidos del funeral de Bulma. Su cuerpo había sido colocado en un mausoleo en el nivel superior del castillo en una habitación privada adjunta a la suya. Garock le había aconsejado que su tumba debiera ser enterrada bajo tierra del palacio, no dejada como un santuario al que se aferrara el hombre emocionalmente inestable. Pero Vegeta había gruñido ante la idea. Su mujer era como un querubín para él, merecía estar en lo alto para su eterno descanso, no encerrada bajo tierra en un frío castillo.
Él muchas veces había tomado refugio en su nuevo hogar. Muchas noches había dormido junto al sepulcro de mármol, como si ella estuviera sola sin su cálido cuerpo junto a su fría tumba. Muchas noches había soñado que se levantaba de su pesado sepulcro y venía a él, perdonando su fracaso al protegerla, y luego se entregaba a él para enmendar su roto corazón. Pero con cada noche desde ese fatal día, cualquier visión de ella era sólo eso, un fragmento de su imaginación.
Trunks había sido el más fuerte de los dos. Él había ayudado a Vegeta a regresar a la realidad mientras el tiempo continuaba, distrayéndolo con entrenamiento, y asuntos políticos. Vegeta había sido forzado a continuar al menos con los movimientos de la vida. Pero las compulsivas experiencias eventualmente se hubiesen vuelto duras si no tuviera un extraño momento de divinidad casi tres meses después de la muerte de su amante.
Hasta este día, no tenía idea de lo que le había pasado, pero al caer la noche, la sintió. Por un breve segundo, sintió su existencia. Momentos después el sentimiento se desvanecía, dejándolo vacío una vez más. Pero, una parte de él pareció regenerarse después de la experiencia, la imaginara o no, una profunda parte de él se dio cuenta que lo que había sentido era una especie de señal de que su alguna vez mujer aún estaba con él, queriendo que hiciera exactamente lo que Garock estaba sugiriendo. No es que tuviera alguna idea de cómo llenar tal demanda. "Aún no sé lo que esperas de mi," dijo él finalmente.
Garock tomó un largo respiro antes de ofrecer una sugerencia que sabía enfurecería a su líder. "Podría intentar encontrar a alguien quien pueda aliviar su dolor como Bulma lo hizo."
Los ojos de Vegeta inmediatamente se abrieron dándose cuenta de lo que el anciano estaba sugiriendo. "No puedo, no la reemplazaré!" Vegeta se puso de pie, su tono y manierismos exudaban resentimiento.
"No estaba sugiriendo eso en lo absoluto," explicó Garock levantándose. "Simplemente estaba intentando llamar tu atención de que aunque hubieses perdido a una amada, no necesitas continuar por la vida sin ninguna compañía. Hay muchas mujeres hermosas en este universo, Vegeta, y aún más con corazones gentiles llenos de compasión. Sé que no quieres otra mujer, nunca te sugeriría que reemplaces a Bulma, pero… Pero los niños necesitan figuras maternales en sus vidas, y los hombres necesitan el cuidado físico y emocional que sólo el sexo más bello puede ofrecer. No te mataría al menos abrirte a la posibilidad de buscar activamente tu propia felicidad."
Tomándose varios momentos para contemplar una respuesta, Vegeta finalmente ofreció calmadamente, "Consideraré lo que has dicho."
"Excelente," Garock asintió, agradeciendo al joven que al menos aceptara considerar su consejo.
"Señor," una voz interrumpió al par mientras ambos se giraban para mirar a la pequeña criatura púrpura que llevaba una pieza de papel en su mano.
"Qué pasa, Keldor?" Vegeta levantó una curiosa ceja mientras observaba al nervioso hombre.
"Una nave ha aterrizado en la plataforma H16 sin permiso de la sala de control." La criatura respiraba intensamente, claramente habiendo corrido todo el camino desde su estación para decirle.
Vegeta levantó una ceja, no seguro de por qué había sido consultado para tan inútil asunto. "Entonces que un escuadrón arreste al violador; ese es el protocolo."
"Lo sé señor, e intentamos hacer eso, pero era muy fuerte para nosotros. Derrotó a tres pelotones de veinte hombres en cuestión de segundos."
"Imposible, nadie aparte del emperador y su hijo es lo fuerte suficiente para alcanzar tal hazaña," recordó Garock.
Vegeta, seducido por semejante acontecimiento, cuestionó, "Tienes alguna idea de quién es este ser que ha hecho semejante entrada?"
"Bueno," Keldor tragó nervioso. "Todo lo que nos dijo es que era un viejo amigo suyo y que no se iría hasta que llegara a hablar con él personalmente."
El emperador rió; casi podía oler la inminente batalla en el aire. "Dudo que sea un viejo amigo mío, considerando que junto a mi está el único que tengo," él gesturizó hacia Garock, "pero si es a mi a quien quiere ver entonces que así sea." Agarrando su capa, guantes y armadura, Vegeta rápidamente se preparó antes de ordenarle a la criatura llevarlo a la bahía de acoplamiento H16, con Garock siguiéndolo de cerca.
Parecía que tenía un visitante que no quería dejar esperando.
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Nota de LGV: Hm, entonces todos tienen una pequeña idea de lo que ha estado pasando durante los últimos meses. Qué pasará cuando el Emperador llegue cara a cara con un hombre que cree muerto? Y qué hay de Bulma? Ver a Vegeta encenderá la olvidada llama dentro de ella? Descúbranlo la próxima vez…
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