Nota importante 1: Hice algunas modificaciones. Al leer el quinto libro... tengo una idea más clara de como son los personajes que participan en el fic.
Nota Importante 2: Ah, el pequeño vocabulario... tengo la tendencia de escribir ciertas palabras en inglés mientras escribo mis fics, más por elegancia, y porque me recuerda más la escritura de Rowling que con otro objeto. Espero no estorbe la lectura siendo tan poco...
Rainbow: Arcoiris. ¿Que más podían esperar de Siri-boy? Debía ser algo muy, muy hermoso... xD
Headmaster: Director
Deputy Headmistress: Subdirectora
Snivellus: Apodo dado a Snape
Diagon Alley: Callejón Diagon
Moony: Lunático
I. Sirius
-¡Sirius! ¡Despierta ya, niño! Se te hace tarde...
Sirius Black despertó algo atontado ante los gritos de su tía abuela. ¿Qué horas serían? Miró el reloj despertador, comprobando no sin asombro, que eran alrededor de las diez. ¿Desde cuando se despertaba tan tarde? Dando un bostezo, el muchacho se reincorporó de la cama, mientras escuchaba nuevamente la voz de su tía abuela Matilde, la que dijo:
-Vamos, ya vete a bañar. Y cuando termines, si me dejases recortarte el cabello...
-No, abuela.
El muchacho no gustaba de contradecir a su tía abuela (La quería demasiado como para ello), pero en cuanto a su cabello, era asunto suyo. No era tan tonto como para no percatarse que su larga melena oscura, con reflejos azulados, era la que más llamaba la atención en todo Hogwarts, y ahora que comenzaría el quinto curso, debía estar listo para eso. Ya había practicado hasta sonrisas frente al espejo, y no parecía un trabajo perdido... cada día, su aspecto era muchísimo mejor. (Obviamente, la modestia no era una de sus numerosas virtudes).
Sus amigos... meditó mientras tomaba la bata para bajar a bañarse. Esperaba, estuviesen bien. Por James... por favor, no tenía por que preocuparse. La explosión de energía ambulante que era su amigo, sabía defenderse bien de todo lo que aconteciera. Peter era demasiado buena gente como para meterse en problemas... aparte que mientras no estuviesen todos juntos, costaría mucho que consiguiese algo de valor como para emprender algo. Pero Remus...
Suspiró. Desde hace casi tres años que, junto a sus amigos, estaban intentando algo técnicamente imposible para brujos de quince años: la transmutación en animago. Según lo planeado, esto ayudaría un tanto a Remus, pues, luego de grandes discusiones y dudas mutuas, se habían enterado de la verdad respecto a sus salidas todos los meses;
"-Soy un licántropo.
Peter se había quedado mudo, con cierto gesto aterrorizado, James miró a su amigo sin parpadear, obviamente brindándole apoyo con la mirada, pero Sirius no se pudo quedar callado:
-¿Por qué no nos lo dijiste antes? - replicó, con desilusión - ¡Hemos estado casi dos años durmiendo en la misma habitación, y.. ¿Aún no nos tienes confianza?
-¡No es eso! - le interrumpió Remus, con brusquedad - Yo... yo temía muchísimo...
Se detuvo un segundo, al parecer era algo que le costaba explicar. Continuó luego de bajar la vista:
-Durante toda mi vida, las amistades, los aprecios, me han rehuido. Todo por esta maldición que llevo conmigo, aunque sé que es por mi culpa. Pero ya nada puedo hacer. Excepto, hacerles saber la verdad. Si se quieren alejar de mí, lo entiendo, y no se preocupen. Pero ahora que por fin había conseguido hacer unos amigos tan fantásticos como ustedes, me apena mucho tener que alejarme.
-¡No tienes que hacerlo! - le frenó Sirius.
James se había apresurado en apoyar a su mejor amigo.
-Eres nuestro amigo, y sólo por algo así, no vamos a alejarnos. Y aunque tú quieras hacerlo, no te lo permitiremos, porqué no es justo, ni para ti, ni para nosotros.
-Y dime, Remus... cuando Sirius y James estén metiéndose en otra locura... ¿Quién va a ayudarme a frenarlos? - sonrió Peter, nervioso, pues siempre dudaba antes de decir algo - ¿Y con quien voy a conversar de cosas cuerdas? ¡No señor, no dejaremos que te separes de nosotros!
Lupin había sonreído con tristeza:
-Las cosas no son tan simples. Yo... yo no debería haber venido a Hogwarts.
-Eso no es cierto - lo contradijo Potter - Eres demasiado importante para nosotros, como para que averiguar algo así, nos aleje de tu lado.
-Quizá debía alejarme antes de que lo supieran... bien sabía yo que tú, Sirius y Peter, no erais nada de torpes. Imaginaba que pronto se enterarían. Tendría que haberlos rechazado de antemano. Pero una parte de mí los necesitaba, de verdad. Ahora todo terminó. Lo siento.
-¡Vamos, basta! - se molestó Sirius. Bajó el tono al notar la mirada de advertencia de James - Esto no va a acabar así. Somos demasiado buenos amigos como para que todo termine de esta manera.
-Opino lo mismo que Sirius - dijo Petigrew, algo más confiado.
-Pero... - empezó Remus.
-¡No! - le cortó Black, decidido - no vamos a dejar de ser tus amigos. Te prometo... - dudó un segundo, tratando de pensar algo, y la idea se encendió como una chispa en su cerebro al recordar lo que había visto en clase de la profesora McGonagall - te prometo que te acompañaremos siempre, y que haremos de tus momentos de lobo, algunos de los mejores de tu vida.
Peter abrió la boca, con evidente sorpresa, Remus le observó con el desconcierto en sus ojos dorados, mientras James le miraba suspicaz. No en vano se trataba de su mejor amigo, y no había cosa que Sirius no le hubiera contado.
-¿Que estás planeando, Sir? - preguntó a su amigo melenudo - Tiene que ser algo realmente espectacular...
-Lo es - recalcó Sirius, con una sonrisa de oreja a oreja - Y sé que podremos hacerlo.
-¿Hacer que? - preguntó Peter, asustado, como cada vez que a Black se le ocurría una idea.
-Ya verán... - dijo él, con una risita maliciosa - pero sé que nos divertiremos mucho.
-¿No será lo que estoy pensando? - sonrió el muchacho de los lentes.
-Puede ser, James, puede ser. - le contestó con un guiño.
-¿No se meterán en problemas? - le advirtió Lupin, de inmediato.
-Tranquilo, Rem, sin problemas no hay diversión - había dicho Black, notando de inmediato, la sonrisa cómplice de James, la duda en los ojos de Petigrew, y el temor en los de Remus."
Desde entonces, sus intentos, estudios, y los frecuentes viajes a la sección prohibida (que prácticamente se había convertido en su segunda sala común) en busca de la magia y el poder de los animagos. Según la teoría que Black había explicado a sus amigos, realmente sería conveniente; "Si nos ve como animales, no nos tendrá tanto recelo que como humanos". Para James esto se había convertido en todo un desafío que deseaba superar, pues no en vano era el mejor alumno en Transformaciones, y su ayuda había resultado muy útil. Peter se había mostrado dispuesto a colaborar en cuanto pudiera, aunque esa materia no era su favorita, y su apoyo había sido ya una gran ayuda. Remus se había opuesto, pues según lo que había leído "La transformación en animago puede ser fatal" le parecía demasiado peligroso. Pero al ver que sus amigos estaban tan deseosos de ayudarle, no tuvo fuerzas para oponerse a esa corriente, y les apoyaba con todo lo que pudiera, aunque Sirius sabía que bien en el fondo, guardaba algo de recelo que no mostraba.
¡Pero todo era por él! ¡Eran sus amigos!
Sirius sonrió, mientras bajaba la escalera, y escuchaba la voz de su tía abuela:
-¿Quieres que te ayude, Sirius?
-No te preocupes, abuela; ya tengo más de diez años.
-Pero tienes quince... son cinco años. ¿Cuál es la diferencia? - reclamó ella.
-Que ya no soy tan torpe... - reiteró él.
Escuchó un suspiro prolongado de su tía abuela, antes de que la misma dijera:
-Te ha llegado correspondencia. Rainbow llegó hace más de media hora.
-¡Bien, lo reviso al salir entonces! - sonrió él, con alegría. Ojalá fuesen notas de sus amigos. Los estaba echando de menos.
Cerró la puerta del baño, abrió la llave de la tina, y decidió tenderse en el agua tibia. Cerró los ojos, y se estaba quedando dormido, cuando su tía abuela entró de repente:
-¡ABUELA! ¡Te he pedido que toques la puerta! - chilló con enfado, y sumergiéndose en el agua hasta el cuello, lo que era bastante difícil, considerando el tamaño de la tina, y la altura de Black.
-¡Este baño parece un sauna! - resopló ella, abriendo una ventana de la esquina. - ¡Tanto que te demoras en la ducha, niño!
-¡Ya salgo! - se enfadó él.
El muchacho comprobó que su tía abuela estaba fuera del baño, para levantarse y coger una toalla blanca. Se apresuró en ponerse luego la bata y las zapatillas, e impaciente como estaba, se dio prisa en salir del baño, todavía chorreando agua, para ir en busca de la carta.
Rainbow estaba allí, con sus plumas doradas, y blancas, apoyado en el alféizar de la ventana de la cocina, donde su abuela se disponía a preparar el desayuno. Secándose las manos con la toalla en la que se estrujó el cabello, Sirius tomó el trozo de pergamino con manos ansiosas, lo desdobló y leyó:
"¡Hola Sirius! ¿Cómo estás? Imagino que bien, tú y tu tía abuelita. Ojalá que se encuentre bien, y se cuide del torbellino que le ha caído en casa durante las vacaciones. No te imaginas como entiendo a la pobre.
Primerísimamente, quisiera saber como estás, ya que no habiéndote visto en más de un mes, quisiera saber si estas vivo o muerto, amigo (Y pensándolo detenidamente... ¿Tú muerto? No sería raro...). Además, me demoré tanto en escribirte, debido a que tenía que aprovechar las vacaciones, y no iba a gastar tiempo en ti, por lo que..."
Así de afectuoso era su mejor amigo. Sirius sonrió al reconocer la caligrafía de James. Ya le daría su merecido una vez que llegaran a Hogwarts, pero por ahora siguió leyendo:
"No, no es cierto. (Ja, ja, ja!) Es que estuve de viaje con mis padres, y por eso no me pude comunicar, pero ahora me hice de tinta y pergamino para enviarte estas líneas.
Me alegra de sobremanera que ya tengas tu propia lechuza. Anagni ya se estaba hastiando de tener que ser la corresponsal privada de ambos.
Bueno, de todos modos, el objetivo de mi carta era otro; ¿Cuándo nos reuniremos para comprar los libros nuevos que salen en la lista? ¿Y ya te enteraste? El nuevo headmaster será nuestro profesor de Encantamientos, Albus Dumbledore. Me cae bien, pero ¿quien será ahora el responsable su materia? Me gustaba como la impartía.
Envíame la respuesta pronto. Espero que lo decidas luego, porque tengo unas ganas inmensas de volver a verlos a todos.
Un abrazo.
James Potter."
-Ese idiota... - murmuró Sirius, con una sonrisa.
-¿Qué pasa, Sirius? - preguntó su tía abuela, al notar su gesto.
-Nada abuela. Espera - se corrigió, pues la idea se le vino a la mente de improviso - ¿Ha llegado la carta de Hogwarts?
-Llegó hoy, muy temprano - replicó la mujer, sonriéndole a su nieto mientras terminaba el desayuno y comenzaba a servir el tocino - Ya despaché la lechuza, pero la carta está sobre la mesa.
Luego de darle las gracias a su tía abuela, el chico corrió hacia la mesa de la esta le había dicho. Tomó el usual sobre de pergamino, lo desdobló, y leyó:
"Estimado señor Black:
Le rogamos que no olvide que el próximo curso dará comienzo el 1° de septiembre.
El expreso de Hogwarts partirá a las 11:00 de la mañana de la estación King Cross, andén 9 ¾
Se adjunta la lista de materiales del próximo curso.
Atentamente
Minerva McGonagall
Deputy Headmistress"
"¿McGonagall, Deputy Headmistress?"
Dando un suspiro, sacó la lista de los nuevos libros informados en el trozo de pergamino adjunto:
El libro Reglamentario de Hechizos (Clase 5) por Miranda Goshawk
Transformación, nivel superior por Emeric Swicth
-Sirius, ¡El desayuno está servido! - le avisó su abuela, mirando a su nieto desde la puerta de la cocina, con las manos cruzadas sobre su delantal estampado.
-¡De inmediato! - contestó el muchacho, en pose marcial. Matilde sonrió, mientras Sirius cruzaba a su lado para tomar el desayuno. Después de servirse todo lo que su abuela le puso sobre la mesa, Sirius dijo a la mujer:
-Voy a salir a pensar que cosa le puedo poner en la carta a James... Y una vez que la tenga, me devuelvo de inmediato ¿Está bien?
-No me molesta, Sirius, con tal de que estés aquí en una hora. Tengo mucho que hacer afuera, y creo que voy a ir a darme una vuelta por Londres a comprar unos condimentos muggle que me gustan mucho.
-Claro. No hay problema.
Luego de despedirse de la anciana mujer, Sirius salió a caminar por la gran explanada que rodeaba la casona. El terreno que ocupaba su abuela par caminar y dejar a las plantas crecer a su antojo, era bastante grande, y Sirius calculaba que si le daba vuelta unas tres veces, podría pasar la hora. Cruzando bajo unos arboles frondosos, de sombra agradable, se apoyó en el tronco de uno de ellos, para notar el suave peso de su lechuza amielada sobre su hombro.
-¿A que viniste, Rainbow? - preguntó al ave, que luego de acercársele lo más que pudo, comenzó a pellizcarle la oreja derecha. Sirius, obviamente no se confió; parecía que el propósito de vida de su lechuza, era intentar sacarle un ojo. Así que con una mano, le hizo cosquillas en las plumas, consiguiendo que regresara a casa.
No pudo evitar caer en sus meditaciones, de las cuales nunca les contaba nada a nadie, porque quizá no le creerían que él, Sirius Black, pensaba antes de hacer las cosas, a menos que se tratara de alguna trampilla contra las personas que odiaba con James en común. Era gracioso recordar la cara de Snape cuando, con la ayuda de un reticente Petigrew y un animoso Potter, habían vuelto rosa cada uno de los cabellos del Slytherin debido a una afrenta hecha al primero. Este último, consiguió a último instante que el pelo se le levantara como el de un puercoespín, y durante varios días, nadie lo pudo tocar, pues hasta los vellos de la piel eran hirientes. Por supuesto, Snape dio por hecho que la idea era de James, a quien consideraba "el cerebrito de los idiotas". No pudo evitar la risa irónica ante estás palabras.
Y toda esa mala relación se había iniciado por la facilidad de James para volar en escoba. Era cierto que su amigo parecía haber nacido volando, aunque él no se quedaba atrás, pero Snape tenía fobia a las alturas. Y a pesar de que todo el mundo lo sabía, (Era demasiado obvio ver como le temblaba la voz al pedirle a la escoba que se elevara) cuando Potter lo preguntó, se derramó la crema. Desde entonces la relación no había mejorado, aunque admitía que quizá, James debió tratar con más cuidado ese tema. Como fuera, Jim nunca había sido de lo más delicado cuando se trataba del pequeño Snivellus... y él mismo tampoco podía negar que disfrutaban molestándole... ¡Mas era sólo un poquito, y porque bien se lo merecía! Con Snape eran demasiado buenos enemigos para arreglarlo.
Levantó la vista, para observar el cielo, pensando en Remus ¿Estaría bien ahora? Esa misma noche, el plenilunio se presentaría, por lo que su amigo debía estar por cruzar la dura transformación de licántropo. La verdad, es que pensaba que Remus no se merecía lo que le sucedía cada mes. Realmente no era justo. Esto lo hizo meditar que tal vez no lo vería en el callejón Diagon como al resto, aún no. Quizá estaría recuperándose de la transformación sufrida. Debía ser muy doloroso convertirse en licántropo. De no ser así, Remus no se vería tan pálido y ojeroso luego de cada metamorfosis.
-¡Sirius! ¡Me voy!
-¡Ah, claro! ¡Adiós, y te cuidas!
El muchacho corrió donde su abuela, la que luego de un fuerte abrazo, se subió al autobús muggle que la llevaría a la ciudad de Londres. Entró en la casona, y considerando que en esos momentos no contaba con la suficiente imaginación para crear una jugarreta de palabras para James, simplemente tomó pluma, tinta y pergamino y escribió:
"James:
Me encantaría reunirme contigo y los demás en Diagon Alley. ¿Te parece si nos vemos el próximo fin de semana? Creo que para ese tiempo, podrás comunicarte con todos... Porque supongo, que de eso te encargarás tú, ¿Verdad?(¡Ja, ja, ja! Ahora es mi turno de reír, ¿No dicen que el que ríe último ríe mejor?)
Mi tía abuelita está muy bien, creo que mejor que excelente; cierta personita a quien mencionas como "torbellino", le ha subido muchísimo el ánimo. Para tu desgracia, aún estoy vivo, pero sólo espera a que nos veamos, y el supuesto muerto será otro.
¿Viste que la profesora McGonagall está de Deputy Headmistress? Es me dejó marcando ocupado... cambiaron toda la dirección, al parecer. Pero tengo la impresión que Dumbledore será mejor que Dippet.
Un puñetazo... (No, mentira) Un fuerte abrazo de mi parte.
Sirius Black."
El joven dobló el trozo de pergamino, y se acercó a su lechuza, la que estaba junto a la percha de la puerta de entrada a la casona.
-Llévate esto... ¿Quieres? - pidió Sirius, con amabilidad. - Así le demuestras a Anagni que le superas en perfección de vuelo.
Rainbow erizó las plumas orgullosamente, pero intentó picotearlo en la mejilla. Este lo esquivó con agilidad, preso de una risa contagiosa:
-Es cierto... ¡Tú eres le lechuza que más se ajusta a mi carácter! - dijo, intentando dejar de reír.
Después de esto, le ató la nota a la pata, Rainbow desplegó sus majestuosas alas con reflejos amielados, y se perdió en el cielo azul sobre la casona.
Sirius sonrió al ver a su lechuza alejarse. Ya pronto podría ver a sus amigos. Decidió ir a tenderse a la sombra de los acogedores árboles que había visto afuera, a dormir una siesta. Estirándose perezosamente, se recostó bajo las ramas frondosas de los robles, sin imaginar que los cambios que estaban por venir, no serían precisamente buenos.
¡Holas!!!! Este es el primer fic que publicaré en la página, y por lo mismo, el que considero mejor. Espero que disfruten leyéndolo, y ojalá que se hagan el tiempo y me comenten lo que les parece a mi e-mail: o dejándome un mensajito en el mismo tema. Recibo de todo, a excepción de virus (Mis padres me asesinarían si les inutilizara el ordenador nnU)
Seré paciente, y aguardaré sus respuestas. Si las recibo, no tardaré en enviar el próximo capítulo para su publicación; lo aseguro. Gracias a todos los que ya hayan leído este fic.
Cariños, y otra vez gracias.
Catherine McKinnon.
Próximo capítulo: ¿Que estará pasando en estos momentos por la cabeza de Remus? ¿Que le sucederá en estos momentos? (El próximo merodeador en salir a escena es Moony)
