Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, y Este fic participa en el reto "Viñetas de emociones" para el foro de La noble y ancestral casa de los Black.

Personaje: Luna Lovegood

Emoción: Nostalgia

Palabras: 999

Título: Siempre nostalgia…

Nostalgia

Eso era lo que percibía en lo más profundo de su ser. Sus mejillas se empañaron por esas lágrimas de pureza, que indicaban lo que era ese dolor tan delicado. La echaba mucho de menos. Era un algo demasiado profundo como para no tenerlo presente. Y en verdad, era a cada segundo que pasaba. Y la añoranza hacia ella aumentaba en cada segundo que pasaba, en cada hora, en cada día. Por mucho que pasase, seguía presente tanto en su mente como en su corazón. Sus labios se entornaron a una especie de mueca similar a una sonrisa. Pero se quedó en ese hecho. Le tenía tanto aprecio que, aunque pretendiese sonreír, todo se veía perdido. ¿Acaso no quedaba nada más que eso? Que los recuerdos. Simples. La gente los conservaba en forma material, pero ella se conformaba con solamente la sonrisa de ella. Esos dientes blanquecinos brillando. Y suspiró, dejando que la bola de cristal cayese al suelo, rompiéndose en miles de pedazos

Luna levantó la vista. Sus ojos azules, tan intensos como desconcertantes, centellearon junto a las lágrimas transparentes. Eran dibujadas de azul en el papel, y se veía así. Azul, como su casa, como el cielo, como el mar. Azul, signo para ella de la pureza. ¿Por qué no eran las lágrimas blancas? Este color de la pureza… ¿Acaso había algo más puro que la debilidad y el dolor de una persona con el llanto? Incluso los malos lloraban en sus momentos. En aquellos en los que una persona era capaz de sentirse vulnerable, y ante todo, distinta. Eran estas clase de cuestiones las que condicionaban a una persona. Y ella, se sentía invadida por ante todo, la nostalgia. La añoranza de esas palabras de consuelo acariciando su oído con tonalidad aterciopelada. Sus dedos se hundieron en la arena de la playa

Las nubes se cernían sobre la zona, y las olas chocaban contra sus dedos, los que eran sumergidos con más profundidad. La inquietud amenazaba con apoderarse de ella, igual que las lágrimas que se deslizaban por sus pómulos, algo sonrojados. Se preguntaba donde estaría ella. ¿Sería bonito ese lugar? Algunos le indicaban que no existía. Sin embargo, ella estaba segura de que sí, y que ella estaría allí…Y sería feliz. Soñaba todas las noches con ella. Soñaba con esos labios tornándose a una especie de sonrisa. Igual de pura que el océano. Igual de cálida que un desierto. Era, sin duda, perfecta. ¿Acaso existía ese término?

Era cierto que cuando perdías a una persona, esta era idealizada por ti. Y era, sin lugar a replicas, especie e inusual. Como lo era ella ante los demás. Pero no era algo que en ese instante, le pareciese irrelevante. Y es que, ella misma se sorprendía de cómo su corazón se aceleraba al pensar en ella, y que en algún momento de su vida, se uniría a ella. Y no se volvería a alejar. Ni la volvería a perder. Era ella, una mujer, la que se quería anteponer ante todo. Y una sonrisa se asomó en ella. ¿Se sentiría orgullosa de ella? ¿La tendría en alta estima? Esperaba que sí. Pudo percibir una mirada clavarse en su figura. Era cierto que era extraña. Pero eso no parecía importarle a él. Sus ojos, negros, se zambulleron en los azules de ella, y una sonrisa tímida se asomó en él. Sus mejillas se tiñeron a tonalidad rojiza, y se balanceó en el sitio, observando la mar. La lluvia caía con suavidad, y sus cabellos se vieron mojados por ello. Ella levantó su mentón, y entonces, volvió a fijar su mirada en la de él, tan intensa como podía ser la nostalgia de ella al no tenerla allí, a su lado

Le tendió la mano. Era fuerte, igual que él. Y significaba la valentía. La de aceptar y asimilar demasiadas cosas. Y ella, lo hacía, pero con toda la añoranza y dolor de su corazón. Se levantó de allí, con un nombre grabado. La lluvia aumentaba, incrementaba su intensidad, y ella corrió hacia él, observándose así como era arropada entre sus brazos, y protegida por su cuerpo. Era su fragancia lo que le hacía continuar, y ante todo, no llorar. Porque era él la única persona que parecía poder comprender la nostalgia que ella padecía, pero ante todo, el dolor por ello. ¿Acaso era justo que personas como ellos dos se sintiesen así? Cerró los ojos con fuerza, y él la estrechó contra su figura con más ímpetu, saboreando el momento de estar a su lado. Y ya no quedaba nada más que eso. Se alejó lo suficiente, y pudo contemplar sus pupilas, que la hacía salir de sus pensamientos. Era el único que lo conseguía

-Está bien-Sonaba tan seguro… ¿Acaso tendría razón? Asintió con la cabeza

-Lo sé. Sin embargo…No puedo evitar echarla de menos…

-Te entiendo más de lo que piensas, Luna…Pero sabes que puedes contar conmigo-Ella sonrió con ganas por primera vez en ese día. Ya no se veía esa chica con la ensoñación como halo que se apoderaba de ella.

-Eres con la única persona con la que puedo ser yo sin ser juzgada, Nev-Aclaró con certeza-Con el único que puedo explicar la nostalgia que padezco por ella-Acarició su mejilla con cuidado-Gracias

-No las merecen-Confirmó con suavidad-Sabes que eres la persona que más me importa en este mundo-Ella le miró detenidamente-¿Qué?

-Que te quiero-Musitó sin más, apoyando de nuevo su rostro en el cuerpo de él

Aunque, tenía claro que siempre estaría ella en su corazón. Y que la nostalgia al pensar en ella aumentaría en cada segundo en el que ella rondase en su pensamiento. Al fin y al cabo, ¿quién no sentiría nostalgia ante la muerte de su madre? Ella, al menos, era tan normal como los demás…Y nunca dejaría de serlo. Sus labios se posaron en su frente, y se dejó llevar por él, abandonado la orilla de la playa, bajo la lluvia fría. Siempre sentiría la nostalgia al pensar en ella…