Hola a Todos! ¿Cuánto tiempo verdad?, si hacía bastante que no me pasaba por aquí. Como últimamente tengo varias ideas en la cabeza, había pensado en plasmarlas, para que me digáis haber que tal. Sé que tengo por ahí un fic a medio….pero bueno se me perdona ¿no? Jejeje.
En fin no quiero resumir mucho porque si no, se va el misterio prefiero que leáis.
Solo os diré que la forma narrativa esta en pasado, desde el punto de vista de dos personajes (Chichi and Goku of course jeje) al mismo tiempo. Es decir que un párrafo será narrado por un personaje y otro por el otro, pero de situaciones distintas según le ocurra a cada personaje.
Es una UA, pero como en todas mis UA, siempre intento conservar lo máximo posible la personalidad del personaje para que nos imaginemos a nuestros héroes en situaciones distintas….
Dejo con el fic. Besos!
Capitulo 1
Hay hechos que ocurren en nuestra vida, positivos o negativos que dejan una profunda huella imposible de borrar. De esos hechos o situaciones, quedan imágenes, sonidos, olores o en definitiva todo lo que afecta a los cinco sentidos, que se quedan grabados para siempre en nuestra memoria y que al sentirlos nos trasportan de nuevo al momento en que vivimos aquel suceso.
Si lo vivido es positivo, en nuestro rostro se dibuja una sonrisa y cerramos los ojos queriendo revivir aquel momento que nos hizo felices una y otra vez…..Pero si de lo contrario fue negativo, cada olor, sabor o sonido que afecte a nuestros sentidos, hará que sintamos una profunda angustia creando en nuestro interior una intensa sensación de repudia y nauseas, trastornándonos de tal manera, que la única paz posible es desear desaparecer para acabar con la angustia.
Y ese instante, el instante en el que abrí los ojos, fue lo que siempre se quedaría marcado en mi cabeza.
Realidad de Chichí:
Recuerdo que era una luz blanca y fuerte lo que hacía que mis ojos tuvieran problemas en terminar de abrirse. Lo veía todo borroso pero poco a poco la visión se iba haciendo más nítida.
Miraba nerviosa a mí alrededor, respirando fuerte y agitada por los nervios y el miedo. Los ojos no me paraban quietos e iban de izquierda a derecha sin parpadear.
No veía nada, como si no pudiera procesar las imágenes en mi cerebro.
Me sentía sin fuerzas, con mucho peso encima, y por más que intentaba moverme no podía. Me percate que estaba tumbada y no en el suelo, sino en algo duro, elevado y frío. Fue entonces cuando mire con más detalle y me di cuenta que estaba en la habitación de un quirófano.
Muy asustada, mire al centro levantado todo lo que podía la cabeza y vi a varias personas con atuendos quirúrgicos.
Mis ojos se fueron a mi derecha y comprobé que tenía una vía clavada en el brazo, donde terminaba en un catéter lleno de líquido rojo, que podía ser sangre.
Otra vez mire al centro, y tuve más pavor al ver que mis piernas estaban subidas y separadas en un potro ginecológico. Al final de este, había enfermeros o cirujanos ataviados con gorros, mascarillas y guantes.
Quise gritar con todas mis fuerzas pero mi garganta tenia los mismos problemas que el resto de mi cuerpo en reaccionar. Pude reconocer a una mujer debajo de aquel gorro y mascarilla de cirugía. Sus ojos, me miraban con preocupación y mucha tristeza.
Se me acerco y manipulo el tubo de la vía que estaba clavada en mi brazo, inyectando a continuación una pequeña jeringuilla. Enseguida, una sensación de mareo y pérdida de consciencia, se apodero de mí cayendo en un profundo sueño.
Volví a abrir los ojos y otra vez, la misma vista borrosa de antes pero noté que el escenario había cambiado por completo. Ahora todo era tranquilo y agradable. Aun no me reaccionaba ninguna articulación, pero notaba que estaba cubierta por una suave, mullida y caliente manta de algodón. Todo era blanco, pero destacaba a mí derecha una ventana por donde entraba mucha luz. Se oían pájaros cantar alegremente y el cielo estaba azul. Respire profundamente como aliviada, cuando oí una voz que se dirigía a mí.
La trece y treinta del medio día – Dijo la voz aguda pero dulce, de una mujer de mediana edad. – Los médicos sí que son exactos, no fallan en sus predicciones, te has despertado de la sedación justo a la hora y el minuto que ellos me han dicho.–Volvió a decir la mujer en tono alegre y casi sonriente.
Vi que se acercaba su silueta, pero yo aun tardaba en poder ver bien. Era algo borroso y grueso, con la cima en rojo fuego.
¿Qué tal, como te encuentras? Estas en la sala de recuperación, aun tardaras un rato en estar espabilada del todo, pero solo serán unos minutos…... Ups!, que maleducada –Dijo parándose en seco- Me llamo Mónica, soy la psicóloga del centro hospitalario. Te daré toda la ayuda psicológica que necesites. No quiero presionarte, ni pretendo que me cuentes de golpe lo ocurrido, pero la policía vendrá ya que es su trabajo. Te harán preguntas y quizás te sientas agobiada o bloqueada. Yo solo quiero ayudarte y darte apoyo para que puedas declarar…..
-Immmmggg ouggg ….ummmggg– Dije intentando hablar nerviosa, sin mucho efecto.
-Eyyy, eyy tranquila, tranquila, recupérate primero ¿ok?, acabas de salir de una intervención…-Dijo haciendo gestos con las dos manos subiéndolas y bajándolas a modo de tranquilidad.
Ya con la visión recuperada, pude ver a la señora que tenía enfrente de la cama. Era una mujer gruesa con cuerpo y cara ancha. Vestía de una manera juvenil para lo que aparentaba de edad, unos cincuenta y muchos o sesenta y pocos años. Con pantalones y blusa en tonos alegres y casi fosforitos. Su cabello era muy corto, en rojo chillón, tirando a fucsia y tenía unas gafas, de pasta blanca, con un cordón de metal dorado enganchado al cuello. También vislumbre que bajo el brazo, tenía una gruesa carpeta con folios que sobresalían de ella.
-Ummmmhhhggggg ummmmgg caaaa….que…. que…..que me, ¿qué me ha pasado?, ¿Qué hago aquí?– Dije interrumpido nerviosa a la psicóloga, pudiendo finalmente formar una frase.
-Estas bien no te preocupes, ya ha pasado todo. Quizás aun tardes en recuperar la movilidad de las piernas, por la anestesia epidural. Ellos, los doctores, me han explicado todo al detalle para poder trasmitírtelo. Verás, no sé cómo empezar… tenías un pequeño desgarro vaginal, que ha necesitado puntos de sutura, pero los doctores que te han atendido, querían asegurarse de que no tenías ninguna herida interna y han tenido que dormirte de cintura apara abajo y sedarte para poder trabajar bien. Tranquila no tienes nada, estas bien y los puntos cicatrizarán en veinte días –Dijo acercándose, mientras me sostenía la mano.
-Pu…pu…¿puntos?...¿desgarro?...¿heridas internas?...que…que ¡¿QUÉ ME HA PASADO?- Dije con los ojos muy abiertos y alterada. – No sé qué hago aquí, solo recuerdo estar paseando a mi perro….. y…y me despierto en un quirófano…-Dije histérica con los ojos llenos de lagrimas.
-¿Cómo?, ¿no lo sabes?...Dios mío- Dijo la Psicóloga muy sorprendida, con una mano tapándose la boca.
Realidad de Goku:
Desperté por el llanto de un bebe que se oía a lo lejos. Abrí poco a poco los ojos con pesadez, y note mi boca con un sabor amargo y pastoso. Me di cuenta que estaba en el suelo, en mitad de un callejón húmedo y mal oliente.
Trate de incorporarme muy mareado, con un terrible dolor de cabeza, cuello y cervicales, sin ignorar el que tenia por todo el resto del cuerpo, como si hubiera recibido una paliza.
Apoye mis manos en la pared del callejón, flexionando mis rodillas y conseguí ponerme en pie. No recuerdo como fue o que paso para terminar durmiendo ahí.
Totalmente desconcertado y desorientado, mire mi muñeca que por suerte aun tenia sobre ella, el reloj calculadora "Casio", del que tanto se reían mis familiares pero al que tenía un gran cariño.
Fijando la vista y con los números casi bailando por el mareo, vi la hora….
- ¡Las dos de la tarde!- Dije muy sorprendido.
Mis tripas sonaron muy fuerte y me agarre la barriga con las manos, contrayendo el gesto. Tenía hambre, pero a la vez ganas de vomitar.
- Dios mío, creo que estos chicos se han pasado un poco con la fiesta jejejeje- Dije sonriendo con los ojos cerrados, sin quitar mis manos del estomago.-Cuando los vea les daré una paliza, saben que yo nunca he bebido, ni he salido de marcha, esto se me fue de las manos…- Volví a decir sonriendo, cuando me pase la lengua por el labio inferior y note que sabia a sangre seca.
Me di otra vez, con la lengua y comprobé que me dolía. Por último, me toque con un dedo, y efectivamente tenía una gran herida.
- ¿Me pelee con alguien?- Pensé preocupado.
- ¡FUERA DE AQUÍ BORRACHO!,- Me dijo de repente un señor muy enfadado, que me sobresalto al salir de la nada. Era un anciano malhumorado y siniestro, que caminaba apoyándose en una garrota e intentaba acceder a su domicilio, chocando conmigo.
-Perdónseñor ya me aparto, no lo vi…- Dije muy educado quitándome del medio- Oiga señor…¿Qué calle es esta?- Pregunte curioso.
- ¿Qué pasa borracho, que además eres tonto?, acaso no ves el cartel que tienes justo arriba…ahí está el nombre del callejón.-Dijo de mala manera y enfado, aquel viejo siniestro.
- Si…ya claro jeje- Dije con una mano atrás de mi cabeza.
- ¿No serás un delincuente? –Dijo mirándome con antipatía y desconfianza.- Estas en la tercera de la calle Meridan, en el barrio de Queensaid, "atontao". Y súbete los pantalones….BORRACHO- Dijo el viejo por último, mirándome de arriba abajo con desprecio, antes de marcharse con dificultad.
- Muchas gracias señor.- Dije algo confuso.- Queensaid… Queensaid…..¡Estoy en el otro extremo de la ciudad, casi en la afueras!- Grite de la impresión, agarrándome el cabello con las dos manos.- Además…..también está muy lejos de los sitios por los que anduve ayer por la noche….¿Que hago aquí?...¿Cómo he llegado?-Gire sobre mi mismo preocupado, sin darme cuenta aun, de mis pantalones caídos.
Disponiéndome a caminar, tropecé y fue cuando repare al fin de mi estado. Tenía los pantalones y la ropa interior, por los tobillos, dejando al descubierto mi completa desnudez, de cintura para abajo.
Por otra parte, mi camisa estaba rota con agujeros, desgarros de la tela y varios botones saltados. Mirando hacia abajo una vez más, vi que tenía señales de moratones y arañazos por el pecho y piernas.
-¿Pero qué?...- Fue lo único que pude decir al verme, extrañado de lo que había pasado.
To be continued…
