Una SAGA de Adilay Fanficker…


Presentado por Yalida Fanficker…

Dєliяios Viяgiиαlєs


Seis mujeres cansadas de sus monótonas vidas, una noche de sake en Kyoto y una propuesta… un tanto alocada:

―¡Seremos de las primeras japonesas modernas que no llegarán vírgenes al altar! ―propuso Misao alzando su botella de sake, siendo ovacionada por las otras borrachas―. ¡Está es la era de las mujeres!


Orden de FICS

I.- Tєитαиdo αl Dємoиio (Kenshin & Kaoru)

II.- ¿? (Pareja: ¿?)

III.- ¿? (Pareja: ¿?)

IV.- ¿? (Pareja: ¿?)

V.- ¿? (Pareja: ¿?)

VI.- ¿? (Pareja: ¿?)


Advertencias: Aproximadamente, será una saga de 6 fics, una vez que se termine un fic se subirá el que sigue.| Parejas CRACK. | No se apegará mucho a la obra original. | Y tal vez un poco de OoC. | Y se les pide mucha paciencia para las actualizaciones.

Disclaimer:

Rurōni Kenshin © Nobuhiro Watsuki.

Delirios Virginales © Adilay Fanficker.

Notas:

Quisiera aclarar primero que al acabar de leer el manga, verme los capítulos de la serie y disfrutar de las películas ACTION LIVE, quisiera decir que Kenshin Himura es sin duda alguna mi personaje favorito del anime.

Es increíble y valeroso, muy despistado a veces pero cada quien con sus defectos XD.

La historia se desarrolla de forma hermosa y emocionante y creí que solo hacer un fic inspirado en esta trama sería una burla, así que esta es mi meta personal.

Todo el 2016 lo usaré para terminar esta saga. No sé si lo logre porque es larga, sin embargo haré el intento de terminarla y hacerla bien; sin embargo, si ustedes notan errores o alguna cosa fuera de su lugar, con todo gusto pueden decírmela por medio de reviews o mensajes privados.

También me gustaría aclarar que este perfil está afiliado al que corresponde al nombre de Adilay Fanficker. Solo que este perfil será usado para sacar sagas o algunos capítulos adicionales a mis fics terminados de no solo este fandom sino de otros. Por lo que si ven esta saga publicada en otro foro (mis sagas solo se publicarán en Wattpad, Fanfiction y Facebook) son libres de decírmelo por MP. Se los agradecería mucho.

Ahora sin más demora. Les presento el prólogo de lo que será mi primera saga en Fanfiction.



PRÓLOGO

¿Era Meiji…? ¡Mis ovarios!

¡ÉSTA ES LA ERA DE LAS MUJERES!

―¿Por qué diablos somos las mujeres las que debemos aislarnos en nuestras casas cuando nos casamos? ―Preguntó Shekihara Tae mientras daba un golpe a la mesa.

El Shirobeko de Kyoto es, por decirlo de una forma adecuada, el hermano gemelo del Akabeko de Tokyo. Ahora la propietaria del Shirobeko, Sae apoyó a su hermana gemela (la dueña del Akabeko) con unas palmeadas en el hombro. Sae y Tae son hermanas y ambas estaban furiosas, borrachas pero muy furiosas por algo que consideraban injusto en sus mentes nubladas por el alcohol.

―¡Cierto! ―Exclamó la ninja, Makimachi Misao, apuntando al par de hermanas con el dedo índice dándoles la razón―, ¡nosotras no podemos estar todo el tiempo en un hogar atendiendo quehaceres! ¡Eso es inhumano! ¡Eso es machista!

―¡¿Saben qué?! ¡Al demonio! ¡Viva el matrimonio! ―Gritó Sae irónicamente feliz, las otras apoyaron con ovaciones―. ¡Qué se pudran esas malditas costumbres machistas! ¡Porque eso ya no debería existir! ¡En mi opinión son los hombres lo que deberían cocinar y atender a los niños!

Las otras mujeres ahí aplaudieron ante la propuesta de Tae, quien estaba desaliñada y sonrojada hasta el cuello no porque sintiese vergüenza ante lo que decía, sino porque se sentía acalorada con tantos gritos dados por sus amigas y ella misma. La excitación que la embargaba.

―¡Por eso te amo, hermana!

―¡Muy bien, Tae! ―Gritó Kamiya Kaoru, borracha igual―. Pero… Kenshin ya cocina para mí… así que yo no tengo problema con eso ―y rio como una boba nada más recordar al pelirrojo espadachín.

Takani Megumi se alzó y tomó postura de sabionda. El pecho inflado y el dedo índice en alto.

―Pues yo digo que esto es injusto —se inmiscuyó con voz aguda y las mejillas rojas—. ¡¿Por qué las mujeres debemos maquillarnos y perfumarnos cuando son ellos los que necesitan bañarse?! ―Las chicas se pusieron de acuerdo gritando.

―¡Qué se bañen al menos una vez cada maldita hora! ―La secundó Sae―. Porque es increíble que yo mantenga este lugar limpio… y de la nada llegue una banda de borrachos oliendo a excremento y alcohol

Las mujeres abuchearon nada más recordar que a todas les había pasado experiencias similares. Ya sea entrenando en un dōjō, atendiendo una posada, trabajando en un restaurante, o recibiendo grandes cantidades de gente en un consultorio.

―¡Quieren mujeres en sus camas, que primero las limpien! ¡Y después que se limpien bien los culos!

―¡Sí! ―Estallaron las mujeres en enojo―. ¡Qué se bañen, qué se bañen!

―Y lo peor… ―se agregó Tsubame, las mujeres prestaron atención a la menor del grupo―, ¡es que siempre tenemos que ser nosotras las que siempre tienen que esperarlos! ¡Para comer, para casarnos, para pasear! ¡Y hasta para hacer el amor!

―¡Tsubame! ―Exclamó Megumi sorprendida. Pero después sonrió pícara―. No me digas que… ¿acaso tú y Yahiko-chan, ya han…? ¡Wow ya eres toda una mujer! ¡Y con sólo doce años!

―¡Tsubame! ―Dijo Kaoru sonrojada―. ¿En serio tú y Yahiko…?

Tsubame sonrió e impulsada por los efectos del alcohol, se mordió el labio inferior.

―Sí, incluso me ha tocado… ―hizo unas señas con sus manos y susurró como si dijese un secreto―: arriba.

Sae y Tae se cubrieron las bocas sorprendidas y, ¿para qué negarlo? Muy incitadas a hacer algo alocado justamente ahora mismo. Misao echó una carcajada junto a Megumi brindando por Tsubame. Kaoru se escandalizó con la cara completamente roja:

―¡Ese mocoso es un pervertido! ―Azorada, se levantó y tomó a Tsubame de los hombros―. Pero explícame, ¿cómo que… te ha tocado arriba?

Las mujeres restantes, incluso Tsubame, se preguntaron cómo es que Kaoru podía ser tan inocente.

―Cariño, eres demasiado pura y casta para tu propio bien ―comentó Sae negando con la cabeza. El tokkuri* en la mano de la mujer tembló un poco.

―Eso es verdad. Sírveme más ―le pidió Tae a su gemela.

Negando con la cabeza, Megumi simplemente se rio y dijo mientras sostenía un sakazuki* lleno de sake:

―Kaoru, Kaoru, Kaoru… ¿acaso Ken-san no te ha enseñado lo que el estilo Hiten puede hacer bajo las sábanas? ―Kaoru se sonrojó ante la bien captada indirecta―. Porque te puedo asegurar que en cuanto lo haga, sonreirás por muuucho tiempo.

―Mmm, ahora que lo pienso ―habló Misao pensativa―. Y si hacemos cálculos… y vemos que Himura es muy apasionado cuando pelea contra enemigos fuertes… una buena pregunta sería: ¿es igual de apasionado en la cama?

Dando su visto bueno en aquella duda y su posible respuesta, Tae y Sae chillaron excitadas, bebiendo más sake mientras que Kaoru se sonrojó hasta las puntas de sus pies.

Si la joven kendoka lo veía desde ese punto… mmm… un Kenshin fuerte y rápido… bajo las sábanas… sería igual a…

―Tae… dame más sake ―pidió Kaoru sonriendo tontamente.

―Alguien se ha imaginado cosas ―se burló Misao.

―De hecho ―habló Kaoru mientras miraba su sakazuki lleno―, me preguntaba por Aoshi-san.

―¿Aoshi-sama?

Con una sonrisa zorruna, Kaoru vio la oportunidad de vengarse.

―Sí, porque si él es alto y fornido… una se pregunta: ¿es así de grande y largo desde todos sus ángulos?

Esforzándose por no tirar el sake, Megumi echó una carcajada al aire mientras veía a Misao tomar una tokkuri para ella sola.

―Yo no tengo problemas con eso ―comentó la doctora soberbia.

―Sí, ¿entonces es por eso que Sagara-san es su paciente preferido? ―Se atrevió a decir Tsubame.

Uhhh.

Kaoru, Sae, Tae y Misao miraron desconcertadas a Megumi y después a Tsubame.

―¿Cómo dices, Tsubame? ―Preguntó Misao aún sonrojada por el ataque de Kaoru.

―Bueno… es que yo he visto… como Megumi-san mira mucho el trasero de Sagara-san.

―¡Sólo fue una vez! ―Exclamó Megumi exaltada.

―Fueron más veces… creo que una fue aquella vez en la que lo obligó a buscar una orquídea (que no existía) bajo la mesa que estaba enfrente de la suya; o en la vez que por poco le quitó a Sagara-san su…

―¡Cállate ya!

―¡Lo sabía! ―Exclamó Kaoru apuntando a su amiga con un enojo infantil―. ¡Sabía que te atraía Sanosuke!

―¡Tú también cierra la boca! ―Megumi bebió de su sake y arrojó el sakazuki. Rompiéndolo.

―Tú pagarás eso ―le advirtió Sae molesta.

―¡Eso no te quita lo pervertida! ¡Dónde pasó eso último! ¿Eh? ¡Confiesa! ―Le gritó Misao.

―¡Eso a ninguna de ustedes les importa, metiches!

―¡Pervertida, pervertida! ―Canturreaban Kaoru y Misao a la vez, burlándose al fin de la mujer que por mucho tiempo las mantuvo bajo sus bromas con respecto a los hombres que amaban.

―¡Bueno, al menos soy la pervertida que ya ha dado pasos más grandes en su vida sexual que ustedes dos juntas!

—¡¿Qué has dicho?! —Gritó Kaoru ardiendo en furia.

Mientras que Kaoru, Misao y Megumi se enfrascaron en su propia pelea, las gemelas aprisionaron a Tsubame.

―Tsubame, ¿qué fue lo que Megumi por poco le quita a Sanosuke? ―Le preguntó Tae a Tsubame. Ella les susurró a los oídos―. ¡Oh, Dios! ¿Y él lo iba hacer?

Tsubame asintió sonriendo. Sae y Tae abrieron muy bien los ojos.

―¿Y tú cómo viste eso? ―preguntó Sae.

―Porque estaban afuera del Akabeko. Él tenía su rostro muy cerca del de Megumi-san y le susurraba mientras ella le quitaba el haori; Sagara-san se fue corriendo cuando Yahiko-kun apareció.

―¡Megumi, sí que eres una pervertida! ―Exclamaron las gemelas riendo con las caras ardiendo ante las imágenes mentales que pasaban por sus cabezas.

Las otras 3 chicas no dejaban de gritarse entre ellas.

―¡Ya quisiera verlas a ustedes, par de inocentonas gritonas, intentando seducir a sus hombres! ―Gritó Megumi exaltada.

―¡Yo ya lo he estado intentando! ―Respondió Misao bastante ofendida―, ¡¿sabes lo difícil que resulta hacer que Aoshi-sama por lo menos sonría?! ¡Al menos el Cabeza de Gallo es mucho más hiperactivo! ¡Eso lo hace más fácil de conquistar!

―¡Claro que lo es! —Afirmó Megumi antes de gruñir por lo bajo—: El infeliz es un maldito pillo.

―¡Kenshin no me desea! ―Exclamó Kaoru más desanimada que nunca, amenazando con ponerse a llorar.

―¡Eso es porque no te esfuerzas en hacerlo desearte! ―Le gritaron todas las chicas del Shirobeko.

―¡No le das las armas, Kaoru! ―Le reprendió Megumi dándole el tokkuri* lleno, Kaoru tomó un gran trago.

Tae sonrió.

―Claro que te desea, Kaoru. De lo contrario no vería disimuladamente tu pecho mientras le gritas a Yahiko-kun y Sanosuke-kun. Lo que pasa es que eres demasiado… distraída.

El resto de las chicas se quedaron pasmadas ante tal dato.

―¿Qué Himura ve el pecho de Kaoru? ―Preguntó Misao―. ¡¿Lo ves?! ¡A Himura le gusta tu pecho! Sabía que desde que te vio desnuda aquella vez no iba a poder dormir tranquilo.

Cierto, la ocasión en la que se encontraron al pintor que al final retrató una horrible representación de ella si se lo preguntaban a Kaoru. Sonrisa de una diosa, sí cómo no.

―De hecho me ha visto desnuda varias veces ―admitió Kaoru con la cara roja de la vergüenza―, pero nunca reacciona de ningún modo… sólo se disculpa y se va.

―¿Qué? ¿Qué Himura-el-buen-actor-doble-personalidad-Kenshin no se muestra avergonzado cuando te ve desnuda? ―Misao permaneció sonriente―. Pero nada más hay que verlo cómo te mira cuando entrenas con Yahiko en el dōjō.

―¿Él me mira?

―¿Acaso creías que sólo vería a Yahiko entrenar? ―Picoteó Megumi con burla en su voz―. He ahí el por qué te decimos que eres muy inocente, Kaoru. En pocas palabras: eres carne fresca para muchos hombres ―Megumi tomó un poco más de sake y miró a Kaoru a los ojos―, aunque claro, esos hombres podrían intentar algo contigo de no ser porque eres protegida a todas horas por Ken-san y su devastadora mirada… ¿sabes? Creo que en el fondo es más posesivo de lo que pensamos.

Las mujeres asintieron dándole la razón a Megumi. Kaoru sintió que el alma volvía a su cuerpo.

―¿Entonces… ustedes creen que podría hacer de Kenshin mi hombre si me lo propongo? ―Les cuestionó Kaoru inocentemente.

Las mujeres sonrieron.

―Yo creo que lo único que Himura necesita para hacértelo en la cocina es tu aprobación, Kaoru-chan ―comentó Misao pegándole con el codo.

―¿En la cocina? ―Susurró Kaoru dejando su imaginación volar.

¿Cómo sería tener sexo con Kenshin en la cocina?

―Y no solo en la cocina ―se incluyó Sae sonriendo perversamente―, estoy segura de que Himura se lo haría hasta en el techo.

―¡Encima del pozo! ―Aportó Megumi mordiéndose el labio.

―¡En el dōjō! ―Agregó Misao.

―¡O en la habitación de Kaoru-san! ―Gritó Tsubame no queriendo mantenerse fuera de la conversación―. ¡O en la de Kenshin-san!

―¡Olviden la casa! ―Interrumpió abruptamente Tae completamente roja de la cara―. ¿Qué tal el bosque a las afueras de Tokio? Encima de un árbol.

―¡En una posada! ―Misao sonrió pícara―. ¡O en las aguas termales!

―¡Quizá en la entrada de la casa! ―Aplaudió Sae riendo y bebiendo sake.

Y aunque era un tanto ignorante en ese tema, con lo que apenas sabía, la mente de Kaoru no pudo con tantas imágenes de Kenshin y ella en los lugares que sus amigas decían. El pozo… no sería mala idea… pero es que Kenshin no… o quizá sí.

―¡Con la ropa puesta! ―Gritó Misao siguiendo con los delirios―. Esa es una de mis fantasías, hacerlo con la ropa puesta con Aoshi-sama.

―La mía es que solo él permanezca desnudo ―agregó Tae con un pervertido tono que nadie conocía―. Cuando encuentre a mi hombre ideal, lo haré desvestirse y hacerme el amor con mi kimono puesto.

―Yo quisiera que mi hombre me sostuviera de las rodillas… y me besara la nuca mientras me dice cosas sucias ―se atrevió a decir Sae mordiéndose los dedos y bebiendo más sake.

―¿Eso se puede hacer? ―Preguntó Misao sorprendida. Sae alzó los hombros.

―Por eso es una fantasía.

―¿Y cuál es tu fantasía, Megumi-san? ―Le preguntó Sae a Megumi.

La doctora sonrió pícara.

―Hacerlo en mi consultorio. ―Las mujeres la miraron sorprendida ya que la doctora era muy profesional con respecto a su área de trabajo―. Pero como dijo Sae, es solo una fantasía no es como si la fuese hacer realidad.

―Pues a mí me gustaría que me mordiese los… ―dijo Tsubame cohibida, tocándose sus pequeños pechos―, ¡qué vergüenza!

―No deberías avergonzarte, Tsubame ―Sae le tocó el hombro―. Después de todo, todas aquí decimos lo que nos gustaría probar, pero del dicho al hecho hay un gran trecho.

―Pues a mí me gustaría hacerlo… atada ―susurró Kaoru dejándose llevar y diciendo lo primero que se le vino a la cabeza cuando por error escuchó a unas chicas occidentales en el pueblo.

Ese día no pudo ver a ningún hombre a la cara. Mucho menos a Kenshin. Cada vez que Kaoru posaba sus ojos en él no podía ver al gentil vagabundo que la había salvado incontables veces, sino al depredador sanguinario que el noble espadachín había logrado someter bajo intensos años de paz nacional por la seguridad de las masas. Ese lado salvaje y peligroso cuya mirada afilada le invitaba a seguir echando a volar su imaginación.

―No suena mal ―lo reflexionó Megumi―, tal vez algún día me atreva a hacerlo de ese modo.

―Yo quisiera que Aoshi-sama me pusiera contra la pared ―alucinó Misao mientras bebía más sake del tokkuri.

―Hacerlo en una de las mesas del restaurante ―dijo Tae sonriendo.

―Si lo haces, avísanos para que no nos sentemos a comer ahí ―comentó Megumi riendo.

―¡Prometido! ―Riendo, Tae levantando una mano.

Las mujeres reían y bebían, contaban sus aventuras y sus pensamientos, hablaban de hombres y el cómo les gustaría recibir sus propuestas matrimoniales, fue poco después de eso que Kaoru se disculpó y lentamente trató de ir a desahogar la vejiga con calma.

Un par de minutos pasaron cuando de pronto Misao gritó:

―¡Ya sé!

Las demás la miraron.

―¿De qué hablas, Misao? ―Le preguntó Sae.

―Me gustaría que siguiésemos el ejemplo de Tsubame ―dijo ya completamente ebria. Meciéndose de un lado a otro e hipando entre palabra y palabra.

Tsubame ladeó la cabeza confundida y sonrojada por el alcohol ingerido.

―Si ella se atrevió a hacerlo con ese idiota de Yahiko, entonces, ¿por qué nosotras no podemos hacerlo también?

―No entiendo de a dónde quieres llegar ―aceptó Megumi con sus ojos entrecerrados.

―Chicas, piénsenlo. Japón se está modernizando, las normas de antes ya no son las normas de ahora y la mujer comienza a ser más liberal. Díganme, ¿no les gustaría pasar a la historia como las primeras mujeres que hicieron el amor sin estar casadas? En esta época no se consideraría una deshonra. Además, dicen que es excitante cuando hay prohibiciones de por medio.

―¡Te refieres a ser putas! ―Exclamó Sae levantándose, pero cayendo en su asiento debido a que sus piernas estaban muy temblorosas y su visión ya no era muy buena debido a su abuso de alcohol.

Kaoru regresó del baño y fue una suerte el haber hecho sus necesidades rápido y sin vergonzosos accidentes puesto que llegó a tiempo cuando Misao exclamó:

―Si los hombres no llegan castos al matrimonio, ¿entonces por qué diablos nosotras tenemos que hacerlo? ―Se tambaleó pero no flaqueó a la hora de gritar―: ¡Seremos de las primeras japonesas modernas que no llegarán vírgenes al altar! ―Propuso Misao alzando su botella de sake.

Sae miró a Tae, quien miró a Tsubame, quién miró a Kaoru y quien miró a Megumi.

―No tenemos que hacerlo con hombres que no conocemos, ¿qué tal si nos proponemos a seducir a nuestros machos? ―Misao rio ante su propuesta.

Pero después de meditarlo un poco con otra tokkuri en su mano derecha, Megumi sonrió.

―Yo quiero al Cabeza de Gallo. Ese malandrín me debe muchos favores, así que me lo cobraré con carne.

Sae se echó a reír.

―¡Yo quiero perder mi virginidad en la cama de un hombre soltero! ¡Quiero un hombre con experiencia y que me haga sentir una verdadera mujer!

―Pues yo no tengo ¡hip! Inconvenientes ―declaró Tsubame mirando fijamente la mesa.

―Pues claro, tú ya te divertiste con Yahiko ―la codeó Megumi sonriendo pícaramente.

Tsubame se sonrojó hasta tal punto que casi se desmayó.

―No sé ustedes, pero… ¡yo quiero un hombre muy alto! ―fantaseó Tae mientras bebía más―. ¡Y quiero poder rodearlo con mis piernas! ¡Toda la noche!

―¡Sí! ―gritaron todas como guerreras al ataque. Tsubame solo alzó su puño aún con la cabeza descansando en la mesa.

―¡Quiero que mi hombre suplique por mí! ―Gritó Sae.

―¡Sí!

―¡Yo quiero que mi hombre me lo haga hasta el amanecer!

―¡Sí!

―¡Yo quiero que diga que soy la mujer más sensual! ―Exclamó Kaoru sonrojada y con una nueva ración de sake en su mano.

―¡Sí!

―¡Yo quiero que me lo haga sin piedad! ¡Hasta que lloré! ―Gritó Misao ya pérdida en el alcohol.

―¡Sí!

―¡Qué rueguen! ―Exclamó Megumi.

―¡SÍ!

―¡Qué nos anhelen! ―Apoyó Sae.

―¡Sí!

―¡Seamos las más atrevidas, y no dejemos de serlo hasta que sus pobres almas mortales no aguanten más! ―Gritó Tae levantando su tokkuri echando un poco de sake sobre la mesa.

―¡SÍ!

Misao arrojó un tokkuri al piso y saltó sobre la mesa. Tambaleó un poco pero no cayó.

―¡Entonces no se diga más! ¡Vamos a acostarnos con nuestros hombres y lo haremos sin un estúpido kimono blanco! ―Misao fue ovacionada por las otras borrachas―. ¡¿Y por qué haremos esto?!

Entonces todos los tokkuri salieron volando por las diversas paredes del Shirobeko.

―¡Porque está es la era de las mujeres!

Más sake fue solicitado hasta que de una chica en una fueron cayendo, empezando por Tsubame, Misao y Kaoru, que encontraron descanso sobre las mesas donde recargaron fuerzas para continuar. Después hicieron diversos concursos.

Uno de ellos era sobre quién tenía las tetas más grandes; la competencia la ganó Megumi.

Siguió sobre quién tenía la piel más suave; Tsubame ganó indiscutiblemente.

Por quién tenía el mejor trasero; Kaoru tomó su venganza contra sus amigas y se contoneó diciendo algo sobre noquear la cordura de Kenshin con sus impresionantes dotes.

Hubo otro sobre quién podía aguantar más tiempo bebiendo sake sin parar; Megumi de nuevo tomó su triunfo contra Misao quien quedó en segundo lugar.

Aunque Misao ganó la competencia sobre quién podía más cera caliente sobre las palmas de las manos. Tsubame fue la primera en retirarse, la secundó Tae, siguió Sae, después fue Megumi y aunque Kaoru hizo su mejor esfuerzo no fue rival para la ninja.

Y finalmente cayeron rendidas sobre las mesas y el piso del Shirobeko. Menos mal que Sae les había pedido a sus trabajadores que no asistieran por la mañana ni por la tarde. Y fue un verdadero alivio que Sae escuchase las sabias palabras de su gemela quién le advirtió que tener a una doctora, una kendoka y una ninja en el mismo lugar, bebiendo sake gratis, no era cosa de un próximo clímax.

Pero ya estaba hecho, el juramento ya estaba en el aire y las cartas ya estaban barajeadas. Todas perderían sus virginidades antes de casarse, y no era como si estuviesen dispuestas a pedirle opinión a su respectivo hombre sino que ya estaba decidido.

La pregunta era: ¿Cómo hacerlo si todas las chicas (a su manera) eran tímidas con los hombres hasta la médula?

―Fin de Prólogo―


Definiciones:

1.- Tokkuri: Botellita donde es conservado el sake.

2.- Sakazuki: Tipo de vaso, muy parecido a un platillo, usado para servir sake.


Nota adicional:

El orden de los fics y sus respectivas parejas ya están alineados y programados por lo que me complace dar un poco de información como: la pareja del primer fic y su fecha de inicio:

Pareja: Kenshin & Kaoru.

Clasificación estimada: M.

Fecha de publicación: 15 / Enero / 2016.


FECHA DE MODIFICACIÓN:

11 DE SEPTIEMBRE DEL 2018.


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