Me encontraba nerviosa.
Hoy sería mi primer día de clases, algo nada fácil de sobrellevar teniendo en cuenta que no soy igual al resto de estudiantes de aquella institución. Todos allí son humanos, a excepción de mi.
—No estés nerviosa Renesmee, si no quieres ir a la escuela, simplemente no vayas— comentó mi tío Emmett hablando seriamente.
Quería ir. Necesitaba ir.
No existía nada más que sentirme normal aunque sea por una sola vez.
—Renesmee el hecho de que no seas normal no quiere decir que no seas única y maravillosa— dijo mi padre al leer mis pensamientos.
Me sentí un poco avergonzada por lo que agaché la cabeza pero al momento de volver a tener la mirada en toda mi familia, lo pude comprender.
No importaba lo que los demás pudieran pensar de mi, yo tenía a mi familia y con eso bastaba.
Sonreí agradecida al saber que siempre los tendría en mi vida.
