LA LLEGADA DEL GORRIÓN

Cuando Ron despertó esa mañana supo que no sería un día como cualquier otro de su rutinaria vida de divorciado.

En su departamento el canto de un gorrión no era la forma habitual de darle la bienvenida a un nuevo día. Por el contrario, siempre se debía a alguna de las bromas de su hermano George, que se activaba puntualmente a las seis y treinta. "Solo eso puede traerte a la vida" solía decirle y no estaba lejos de la verdad ya que después de una ardua jornada en sortilegios Weasley, entre las ventas y la preparación de las bromas, Ron llegaba casi muerto a su lugar. Pero esa mañana el pequeño gorrión cantaba entusiasmado en su ventana y eso lo contagió de alegría.

-Buen día a ti también- se acercó a la ventana para mirarlo mejor y la pequeña ave no se asustó de su presencia- es la primera vez que te veo, espero que no sea la última, prefiero despertar con tu canto y no asustado por culpa de mi hermano- y a continuación desmenuzó una de la galletitas que tenía para las lechuzas y puso las migas en el alfeizar de su ventana. La valiente avecilla se acercó y comenzó a comer sin preocuparse por el pelirrojo que lo miraba divertido.

Ron tomó una larga ducha, ordenó su departamento correctamente, en su sentido de la corrección pues por lo visto los años junto a Hermione hicieron mella en él, y salió a desayunar como cada mañana al cafetín de Luna.

La fresca brisa matinal lo sorprendió gratamente, quizás por ser más temprano a lo que acostumbraba a salir de mañana pero también podía ser por la cercanía del otoño.

Entró al local de su amiga quién se sorprendió al verlo pero además se preocupó.

-Ronald, estás bien?

-buen día Luna, dichosos los ojos- saludó cortes- muy bien amiga, solo que me desperté más temprano de lo habitual pero ya me tienes aquí, por favor mímame como costumbre- explicó risueño.

-Ahora mismo- sin más Luna giró y se dirigió hacia la cocina del local mientras su ayudante disponía a arreglar el resto de las mesas.

Ron se había sentado como cada mañana en la barra del cafetín, tomó uno de los ejemplares de El Profeta, cuando se dispuso a abrirlo Luna se hizo presente con su suculento desayuno.

-Los chicos vienen hoy a comprar su lista para Hogwarts?

-Si- respondió el pelirrojo luego de beber un sorbo de su café- Mione los trae al mediodía y los busca mañana, hoy voy a tener un día muy ocupado con mis hijos.

-Admiro la manera en que Uds. dos llevan su vida, no siempre la amistad es lo que queda después de un divorcio.

- es que con ella es fácil y el amor de amigos jamás se acabó, fue un gran error de nuestra parte confundir eso con el deseo de formar una pareja, creo que mucho tuvo que ver con la guerra y sus consecuencias- hablaba tranquilo mientras untaba mantequilla en una tostada- gracias a Merlín que nos dimos cuenta antes de lastimarnos, fue la mejor decisión que tomamos- agregó- ahora ella está completamente feliz.

-Y tú Ron, estás completo?- preguntó Luna mientras le rellenaba la taza de café.

-Estoy bien y eso es suficiente- en ese instante la campanilla del local sonó y la rubia se dirigió a atender su negocio.

Ron se dedicó a leer al fin el periódico, como siempre empezó por las noticias deportivas pero le llamó la atención una nota firmada por Lavender Brown, su ex novia del colegio, que se refería al ingreso a Hogwarts durante el nuevo ciclo lectivo de niños provenientes de otros países y no solo del Reino Unido, como parte del proyecto de integración con distintos Ministerios Mágicos del mundo. Estaba muy enfrascado en su lectura cuando por una de las ventanas entró una ráfaga de viento que sacudió lo que estaba leyendo y en ese momento la más suave, delicada y desconocida fragancia llegó hasta él. Y lo cautivó por completo.

Cuando se giró para identificar la fuente de ese perfume, la puerta se cerraba, alguien había salido y dentro del local solo quedaban los habituales concurrentes y él de sobra sabía que ninguno de ellos olía así de bonito.

-O-O-O-O-O-

Cuando llegó al negocio del que ahora ya era socio, Sortilegios Weasley, su hermano George ya estaba enfrascado en nuevos proyectos por lo que lo saludó desde la puerta del laboratorio para no interrumpirle y se dirigió al salón de ventas, donde John y Christian ya estaban esperando sus órdenes.

La mañana corría normal para los días previos al comienzo de clases, el negocio estaba atestado de entusiastas adolescentes y maravillados niños sin contar los padres que disfrutaban junto a sus hijos de las bromas que allí encontraban.

Estaba distraído envolviendo una caja especial de bromas para un desconocido niño cuando la fragancia tan especial lo envolvió sutilmente por segunda vez durante su día.

Cuando levantó su mirada se encontró con una mujer que evidentemente nunca antes había visto, es más parecía que no era de ese país.

Ella estaba diciéndole algo pues movía los labios pero Ron no la entendía, se había quedado prendado de unos ojos marrones oscuros que lo miraban expectante.

-perdón, se encuentra bien?- le preguntó la morena preocupada- Ignatus le hiciste algo al Sr?- inquirió al niño- no tomaste alguna de las bromas de la caja verdad?

-no mamita- se defendió el niño- estaba bien hace unos instantes, callado, concentrado pero bien.

Al escuchar la voz del niño que se defendía Ron reaccionó- oh, no no Sra. solo me distraje un momento- se justificó y sonrió para aseverar sus palabras- bienvenido a Sortilegios Weasley- saludó- te gustó la tienda….?

-Ignatus, ese es mi nombre- respondió el pequeño de tez morena, ojos tan oscuros como los de sus madre y de modales correctos pues extendió su mano para saludar al pelirrojo.

-Mucho gusto amigo, me llamo Ronald pero todos me dicen Ron- tomó la pequeña mano de ese nuevo cliente- no eres de aquí verdad, tu acento tu delata- solo se dirigía al niño pues se sentía más cómodo con él.

-No Sr. Ronald, soy de Chile en Sudamérica, el lunes empiezo en Hogwarts, fui invitado a estudiar allí y mi mami me trajo- agregó el pequeño entusiasmado.

-Bienvenido entonces a Inglaterra y yo fui a Hogwarts cuando era niño, es el mejor lugar del mundo, sabes algo al respecto?

-Mucho, ya he leído Historia de Hogwarts de punta a punta, es…..genial!- respondió mucho más entusiasmado, en sus ojos un brillo especial había aparecido.

-Parece que en eso te parecerás a mi hijo Hugo, él empieza este año también, quien dice que podrían hacerse buenos amigos.

-A qué casa perteneciste?- preguntó Ignatus con más confianza.

-Hijo, modales- había interrumpido por primera vez la madre, una hermosa morena de rasgos fuertes, pelo oscuro y ondulado que caía hasta los hombros y de gestos suaves.

-Lo siento mami, Sr. Ronald a qué casa perteneció?

-No hay problema si me llama Ron- esta vez se dirigió a ella- lo siento si la dejamos fuera de la conversación, disculpe Ud. Sra….?

-Emily Feluhciuh.

-Sra. Feluhciuh, mucho gusto, y yo pertenecía a la mejor casa de todas, Gryffindor-había respondido orgulloso.

-Puede decirme Emily si lo prefiere- se animó mientras extendía su mano y Ron la tomó con mucha delicadeza y sin proponérselo la besó.

El color de la cara del pelirrojo competía con su pelo, el corazón le latía desbocado y las manos comenzaron a sudarle. Parecía que a ella le estaba ocurriendo lo mismo pues sus mejillas mostraron un profundo rubor y la cartera se le cayó de las manos. Cuando se agachó para levantarla Ron hizo lo mismo y sus cabezas chocaron, la peor parte de la llevó Emily pues se desvaneció.

-O-O-O-O-O-

Le dolía la cabeza tremendamente, no podía abrir los ojos, le pesaban mucho y de repente recordó lo que le había ocurrido, intentó incorporarse pero una mano en el hombro se lo impidió.

-no lo haga Sra. descanse un poco más, va a marearse más de lo que ya puede estar- habló una mujer- Ud. está en el Hospital de San Mungo, ha tenido un accidente en el local de bromas y estuvo desmayada por varias horas- le explicaba amablemente esa mujer- quizás no pueda ver bien pero eso va a mejorar cuando tome esta poción- un vial se acercó a sus labios, el brebaje sabía a miel- eso es despacio, ahora recuéstese un instante y sentirá una gran mejoría y no se alarme que nada grave le ocurrió, el golpe fue fuerte pero sin consecuencias aparentemente.

La persona que le hablaba había tenido razón, de a poco Emily podía enfocar bien, entonces se asustó- Mi hijo!

-No se inquiete, Ignatus está con mis hijos en la cafetería y Ron está con ellos- la calmó- me llamo Hermione Granger y créame que su hijo está muy bien, se preocupó pero actuó como un caballero, no se separó de su lado mientras Ud. era trasladada aquí por Ron, menudo susto le dio a él.

-A mi niño?

-No, a Ronald- logró sonreír- no todos los días desmaya a una mujer de un cabezazo.

Avergonzada Emily intentó reir pero la cabeza le dolía mucho, llevó su mano a la frente y notó un bulto en la zona del golpe.

-No se preocupe Sra. Emily, la poción que le dí tardará unos minutos más pero ese hematoma desaparecerá entonces.

-Tengo tanta vergüenza- Emily ocultó su rostro tras sus manos y empezó a llorar.

-No tiene por qué hacerlo.

-es que todo es tan desconocido para mí, no soy de este país, llegamos hace unos días y mire dónde termino- el llanto se había adueñado de ella.

-la entiendo perfectamente, su lindo hijo estuvo contándonos todo y yo también soy hija de muggles como Ud, para mí descubrir que era una bruja fue revolucionario y todo desconocido a pesar de ser de este país.

-Pero según lo que leí de Ud y su esposo lograron salir airosos de todo lo sucedido- Emily había caído en cuenta con quienes se había encontrado, dos de los más famosos héroes del mundo mágico.

-Ex marido, pero uno de mis mejores amigos.

-Siento mucho escuchar eso.

-No lo haga, hace más de cuatro años que nos separamos pero la amistad es más fuerte aún…..- la puerta se había abierto de repente, Ignatus ingresó primero seguido de Ron.

-mami- gritó y se acercó corriendo hacia la camilla, se abrazó fuerte a ella pero en ningún momento el niño soltó las lágrimas que asomaban por salir.

-ya estoy bien amor, creo que en breve podré darme el alta, no es así sanadora?- sollozando habló Emily a Hermione.

-Me temo que no, tendrá que quedarse en observación por lo menos esta noche.

-Mami, vamos a quedarnos aquí hasta que la Sra. lo diga, es una orden- agregó el niño y se sentó a lado de su madre.

Ronald estaba en silencio, observaba como el niño había tomado la decisión y eso le extrañó mucho, actuaba como un verdadero hombre a cargo de su madre.

-Perdón pero dónde están alojados?- curioseó el pelirrojo.

-en el Caldero Chorreante, el ministerio me aloja allí hasta que me entreguen una vivienda para mudarnos, es parte del convenio de intercambio- explicó Emily.

-Trabajarás en el Ministerio?- preguntó Hermione y la morena asintió.

-Departamento de Relaciones Exteriores-respondió amablemente pero agregó- Ignatus sabes que aquí no puedes quedarte verdad?

-mami, no voy a dejarte sola, nos tenemos uno al otro y no voy a separarme de ti- habló el pequeño seguro- y mañana cuando te den el alta iremos a comprar los que nos quedó pendiente, no te preocupes mami.

-Podrías quedarte en casa, si no tienes algún problema con ello- Ron interrumpió la charla entre el niño y su madre- Hugo y Rose también lo harán, y tampoco pudimos hacer las compras hoy.

El niño se giró hacia su madre entusiasmado por la propuesta, le brillaban los ojos de la emoción.

-Es lo menos que puedo hacer después de lo ocurrido, le quiero pedir mil perdones- Ron se acercó a ella, la miraba con mucha angustia, tomó su mano otra vez y la volvió a besar sin querer y otra vez los colores subieron a su pecosa cara.

Emily que quedó callada sin nada que decir, lo miraba absorta, el corazón estaba por salírsele del pecho y la cara le ardía. Esto no pasó desapercibido para Hermione que los miraba con una sonrisa cómplice, la castaña notó que allí habría algo distinto. Se alegró mucho por su amigo, él merecía ser feliz.

-vas a comportarte correctamente?- logró hablar Emily aún aferrada por la mano de Ron y el niño asintió muy feliz- no será un inconveniente para Ud?- le preguntó entonces a Ronald.

-para nada, es mi manera de pagarle por los problemas que le estoy causando- se justificó sin soltarla- y podemos dejar de tratarnos de Ud? – Emily consintió ese pedido ruborizada.

-Entonces vamos ahora que los chicos están afuera, va a ser una noche…. Wowwww- el niño no sabía cómo explicar su entusiasmo- mami mañana vengo por ti- la abrazó fuerte logrando así que su madre se soltara de Ron- te me cuidas, haces lo que te dice la sanadora, te amo mamá.

-Yo igual mi vida- respondió Emily y vió como Ignatus arrastraba a Ron hacia la salida. El pelirrojo solo la saludó con la mano y antes de cerrar la puerta escuchó los gritos de felicidad de unos niños.

-Nuestros hijos, parece que serán buenos amigos- reía Hermione.

-Eso quisiera, Ignatus es un niño ávido de cariño y aceptación, en mi país no encontró lo que quería y necesitaba.

-Disculpa mi intromisión pero el padre?

-A él me refería- desvió la mirada- es un muggle- habló incómoda- se alejó cuando se enteró que estaba embarazada y entonces tuve que confesarle que era una bruja- miraba por la ventana mientras su lágrimas caían- los estallidos de magia se hicieron recurrentes y eso lo espantó- secó su cara de un manotazo para borrar las huellas de un pasado doloroso- le agradezco mucho sanadora, por todo- la miró.

-Estamos para ayudarnos- la consoló tomando fuerte su mano-pero quiero que descanse si todo sigue bien como hasta ahora mañana le doy el alta temprano así puede ir al Caldero se cambia si quiere y pasa por su hijo por el departamento de Ron- Hermione que no había dejado pasar la conexión entre su amigo y Emily decidió que darles un empujoncito no vendría nada mal, se convertiría en su Celestina.

-O-O-O-O-O-

La campanilla de la puerta lo sobresaltó, se despertó asustado y se fijó en el reloj de la pared del comedor, eran las ocho treinta de la mañana.

-Por Merlín me dormí- se quejó mientras se levantaba apurado, se enredó en las sábanas y cayó al piso, cuando se levantó miró hacia la ventana y se encontró con el mismo gorrión que la mañana anterior lo había despertado, lo miraba fijamente y la campanilla no dejaba de sonar- ya vaaaaa- gritó y como pudo salió hacia la puerta de entrada.

Grande fue su sorpresa cuando se encontró con Emily parada en la puerta y a Rose que amablemente la hacía pasar. Ellas lo miraron con detenimiento y juntas rieron con ganas.

-papi, se te pegaron las sábanas- Rose se acercó a él aún riendo y le sacó de la parte trasera de la bata una blanca y arrugada sábana que había quedado aferrada a él por el cinturón.

-qué vergüenza, perdón, disculpen mis fachas es que me dormí, fue una larga noche- se justificaba mientras arreglaba su desprolija cabellera.

-siento mucho escuchar eso, espero que Ignatus no haya sido mucha molestia.

-no, no Emily no me refería a eso, jugamos hasta tarde al ajedrez mágico y les enseñé un par de trucos, el niño tiene talento para las estrategias- aclaró- pero qué haces tan temprano, estás bien?, te duele algo, no es muy pronto para el alta?- se preocupó por la morena.

-Hermione me dio el alta hace una hora, todo está en su lugar, no me falta nada y no tengo nada de más- expuso contenta y agradecida por el interés del pelirrojo- solo vine por Ignatus para que desayunemos juntos y terminar las compras- añadió Emily.

-Sra. le gustaría desayunar con nosotros, los chicos ya lo están haciendo en la cocina, si no te importa papá.

-ya están desayunando?- preguntó más sorprendido Ron.

-si papá, tía Luna se enteró de lo sucedido y nos envió una gran canasta con un suculento desayuno, creo que alcanza para toda la familia Weasley- explicó su hija mayor.

-Emily qué dices?, aceptas?

-eso suena tentador pero no quiero seguir siendo una carga, tú tienes mucho por delante con los chicos y….

-tonterías, nada de eso- la interrumpió Ron- las compras con ellos son rápidas conocen los negocios de memoria y solo va a llevarnos más tiempo cuando Hugo elija la varita o al revés cuando la varita lo elija a él, como dice Ollivander el dueño del local, así que ahora vamos a desayunar que me muero de hambre- y sin darle tiempo a una excusa más puso su mano en la cintura, la guió hacia la cocina y gratamente se sorprendió que con ella todo se daba con naturalidad, parece que sus manos tenían vida propia y eso le gustó mucho, sobre todo porque encontró en la morena las respuestas que necesitaba. El suave perfume que ella tenía lo atrapó de nuevo. Y su fuerte mano en la cintura de esa hasta ayer desconocida mujer se sentía cómoda y él quería conocer todo de ella.

Este inesperado gorrión no volaría lejos del él.