Disclaimer: Pokémon no me pertenece es propiedad de Satoshi Tajiri .

Notas de autor: Regalo para Mary y precuela de "Rosas". No hay amor rosa aquí, solo un corazón sangrante y roto que me pertenece.

Advertencias: Yaoi, aun si Sapphire esta involucrada este oneshoot es Ishi.

No me toquen mis inexistentes bolas, escribir esto ya me dolió como el carajo: Gracias. *se va a un rincón a llorar*

Alerta roja: Si vienes a joder porque no te gusta el yaoi considera que lanzaré una maldición sobre ti.

Gracias.


Dicen que la vida no es más que un camino en una sola dirección con un montón de ramificaciones y desviaciones llamados "si yo hubiera" o "y si..." que en determinado momento nos ponen en aprietos, como humanos que somos más de uno caerá en la tentación de una determinada opción y su camino se verá truncado; otros sin embargo sólo van a andar sin mirar las decisiones frente a ellos como si aquellas no existieran. Pero a pesar de eso, hay un grupo, una pequeña porción de población que tomará las decisiones definitivas para su camino, esos incontables "y si..." que serán un desafío para si mismos y su vida; algo que no les impedirá regresar a su lugar de origen.

O tal vez, sólo tal vez; esa decisión será la que los conduzca hasta alcanzar la felicidad y encontrar su verdadero camino.

Eso que todos llamaban "Destino".

ツワブキ ダイゴ

Le sudaban las manos, su respiración se había acelerado de tal manera que podría haber jurado que la escuchaban en la habitación contigua; quería huir, salir corriendo de ese lugar y escabullirse debajo de las sábanas como cuando era pequeña y cosas como aquella le importaban más bien poco.

Los ojos rojos que estaban observándola no ayudaban a minimizar la sensación, sino que incluso la hacían sentirse más tonta gracias a la confusión con la que la veían.

—¿Perdón? —dijo el chico después de que la piedra que interfería el tragar hubiera descendido por su garganta. —¿Qué dijiste?

Oh bien, ahora tenía dos opciones y ninguna le gustaba, podía fingir que era una respuesta de su estúpido cerebro debido a los nervios por su futuro examen esa tarde; o ser valiente y enfrentar sus sentimientos.

—M-Me gustas—tartamudeó torpemente eligiendo -no sin todo su valor- la segunda opción—.Me gustas Ruby.

El chico se removió un poco incómodo, mirando a su alrededor donde todos sus amigos estaban reunidos para compartir el almuerzo, ¡incluso sus senpais estaban ahí! Y Gold empezaba a mirarlo con una sonrisa que dejaba más bien poco a la imaginación de lo que estaba pensando.

—Ven conmigo.

Ruby se incorporó llevándose a Sapphire con él, entre los cuchicheos de las demás personas a su alrededor. Las mejillas se tiñeron de carmín casi de inmediato mientras empezaba a correr.

Ni bien llegaron a su salón de clase el chico la metió ahí y cerró la puerta tras de sí. Sapphire tembló, porque ahora Ruby estaba tomando en serio su confesión y la hacía sentirse sumamente nerviosa o más de lo que podía soportar para ese momento.

—Ahora estamos solos— murmuró el moreno mientras enfrentaba con la mirada a Sapphire, si era honesto, no había pensado jamás que aquella chica de apariencia desaliñada y que disfrutaba él pelear con su persona siempre que se veían gustase de él.

Sapphire removió sus dedos con nerviosismo, abrió los labios pero nada salió de ellos.

—¿Desde cuando? — Ruby se le adelantó o bien podrían estar todo su receso de la misma manera, en momentos como aquellos no le gustaba que la valentía abandonara a la chica—, ¿por qué yo?

—¡Como si lo supiera, maldito idiota! —Sapphire le dio un puñetazo en el hombro mientras temblaba de rabia, aquel chico sólo estaba burlándose de sus sentimientos.

Increíblemente, Ruby se río con ganas por su reacción, pero la sonrisa no le llegó a los ojos.

—¿Estas segura?— preguntó después de un momento, había perdido cualquier chispa de diversión y ahora sólo estaba una mirada sería que la chica odiaba con toda su alma—. No soy la mejor opción.

—¿Hay opción cuando te enamoras de alguien?

Ruby frunció el ceño ante la pregunta, porque bien conocía la respuesta: no.

—Podemos intentarlo— dijo antes de que la chica se lanzara a abrazarlo.

—Gracias— murmuró Sapphire sintiendo aquellas emociones que por años había reprimido, sonriéndole con todo el afecto que poseía y provocando un gran sonrojo en Ruby.

—A ti, por tus sentimientos.

El adolescente le tendió la mano y juntos fueron a donde los demás estaban esperándolos, ninguno disimulaba para nada que se los comían con los ojos al igual que al agarre que tenían. Gold fue el primero en alzar las cejas con una obvia mueca pervertida antes de que Silver a su lado le diera un codazo en las costillas, sin embargo fue Crystal la que paró la pelea cuando entrelazó sus dedos con el pelirrojo y fulminó al moreno con los ojos.

—Hemos vuelto.

—Lo notamos— Diamond garabateó en su libreta de dibujo completamente distraído, como si la mera presencia de los recién llegados no fuera de su importancia, más cuando levantó la mirada el corazón de Ruby empezó a golpear con fuerza sus costillas.

«Lo sé todo, ¿que crees que estas haciendo?» parecían preguntar con su habitual calma.

El de ojos rojos sólo negó levemente sentándose después de Sapphire, como sí aquello no tuviera relevancia en ese momento. Un celular empezó a vibrar con violencia en la mesa de madera y Dia lo tomó de forma rápida con sus mejillas llenas de rojo, revisó el mensaje con avidez y todo color desapareció de forma instantánea.

—¿Pasa algo?— Pearl preguntó cuando notó la inquietud de su mejor amigo quien de inmediato negó.

—Riley vendrá a recogerme—habló en voz alta mientras Platina desviaba la mirada sabiendo lo que eso significaba para ella.

La campana sonó antes de que cualquiera hiciera un comentario al respecto haciéndolos levantarse para dirigirse a sus diferentes aulas, Ruby fue detenido por Diamond antes de que siguiera a Sapphire.

—No lo esperé de ti.

Fue lo único que dijo mientras seguía a Pearl y Platina al salón de arte, dejando al pelinegro con una mueca en los labios. No es como sí hubiera podido rechazarla, no a Sapphire.

Ocultó su malestar mientras le tendía la mano a la chica -quien estaba más que sumisa en ese sentido y la tomó de regreso- y le ofrecía una sonrisa.

—¿Te gustaría hacer algo saliendo?—Sapphire preguntó momentos antes de entrar al salón de gimnasia, Ruby lo meditó un poco.

—Hoy tengo tutoría— dijo al cabo de unos segundos.

Sapphire hizo un puchero desviando la mirada, había algo en el tutor de Ruby que no le agradaba; aquellos ojos azules que parecían seguirlo sin importar el lugar y como si pudiera interponerse entre una bala y el chico que la miraba con cierto pesar.

—Las cancelaré.— Prometió sacando del bolsillo su celular para mandar el mensaje, pero la chica lo detuvo.

—Lo entiendo, no canceles— le sonrió pero no había genuina felicidad en su rostro—, podemos caminar de regreso juntos.

—Hecho.

Las clases pasaron sin mucha novedad, Ruby podía sentir los cuchicheos de las chicas alrededor de Sapphire y las muy notorias miradas que le dirigían aún cuando ella las regañaba cada tres segundos.

El celular vibró en su bolsillo y cuando revisó su buzón una sensación helada lo invadió.

«Cuidala». Wally.

Ahí iba otro de sus pecados, sabía mejor que nadie lo que su mejor amigo sentía por aquella chica de aspecto salvaje y aún así había aceptado su afecto.

Un segundo mensaje y Ruby frunció el ceño.

«No podré asistir a las tutorías hoy, se me presentó una emergencia. Repasa lo mismo de la semana pasada e intenta con los ejercicios de las siguientes cinco páginas» S.S.

«¿Qué emergencia?» Tecleó tan rápido como pudo para no ser pillado infraganti, pero su profesor ya estaba tendiéndole la mano para pedir su móvil.

—Te lo daré al finalizar la clase— dijo con una sonrisa—, mientras tanto da tres vueltas a la cancha y después te íntegras a los demás.

ツワブキ ダイゴ

—Estoy muerto— se quejó dejándose caer en una de las bancas mientras esperaba por Sapphire para ir a casa, el profesor le había regresado su celular, pero para su propio disgusto no había ningún mensaje en él. Gruñó una grosería por lo bajo mientras lo cerraba con fuerza.

—Estas de mal humor — los ojos azules de la castaña se interpusieron en su visión haciéndolo sonreír—, estoy lista.

—Vámonos.

Caminaron tomados de la mano hasta la salida, donde un auto negro se encontraba y Diamond estaba subiendo. El chico se volteó sólo lo suficiente como para cerrar la puerta casi llevándose su pie en el proceso. Ruby sólo se quedó congelado al ver a la persona que iba de copiloto, quien sólo le dedicó un saludo y se volteó al conductor.

El carro desapareció en menos de un parpadeó dejando un montón de polvo por su camino.

—¿Ruby?— Sapphire preguntó agachando la mirada para verlo, pero si hubo algo en su rostro ella no encontró nada.

—Vamos, pasaremos por un helado primero. — El chico le sonrió jalandola con él, tratando de olvidar esa constante sensación de malestar.

Cuando llegaron al parque, lo primero que hizo el moreno fue conseguir el tan prometido postre; pero Sapphire terminó por dejarlo caer al sentir el roce de sus dedos contra los suyos.

El chico se rió con burla, disfrutando de la torpeza de ella, pero sólo ganó que se enfureciera y le embarrara su propio helado en la ropa.

Así era la relación que mantenían, no podían estar más de dos segundos juntos sin pelear por cualquier tontería. Era algo tan normal para ellos como respirar, como si alguien les hubiera dicho al nacer que esa sería la forma en que iban a relacionarse.

El teléfono de la chica sonó, lo que les cortó el momento de golpe. Con una mueca llevó las manos a ese lugar y lo sacó.

—¿Dónde estas?— La voz de su padre tan alegre y ronca la recibió en cuanto pulsó el botón de llamada—, recuerda que es el aniversario de casados de tus queridos padres y tienes que estar en casa hoy.

—Estoy con Ruby en el parque— se mordió el labio jugueteando con sus pies, por alguna razón desconocida empezaba a sentirse nerviosa.

—Puedes invitarlo a casa— contestó el profesor Birch ajeno a como se sentía su hija y su nuevo yerno—, sabes que pasan mucho tiempo juntos así que no hay problema.

—Esta bien, si nos vemos.

El moreno que hasta ese momento se había quedado quieto se levantó quitando los restos de dulce de su pantalón, sonrió escuetamente tomando ambas mochilas.

—Te llevaré a casa.

Sapphire gruñó cuando lo siguió sin prisa, realmente no quería llegar a su casa y encerrarse a ver cualquier porquería un viernes por la noche, pero era poco probable que Ruby quisiera quedarse y mucho más si sus padres no estaban...no era correcto.

—Gracias— dijo con una sonrisa cuando llegaban cerca de su hogar, el chico le contestó el gesto con un ademan empezando a irse.

—Felicita a tus padres por mi— dijo antes de dirigirse a la casa de enfrente, su propia casa.

ツワブキ ダイゴ

Ruby se dejó caer con pesadez en la cama, enterrando la cara en la enorme almohada que tenía. ¿Por qué había aceptado aquello? No podía llegar a comprender su nivel de estupidez, quería a Sapphire; la admiraba por la fuerza que tenía pero verla sonreirle y sonrojarse por su causa se sentía realmente mal; como sí aquello no estuviera que pasar.

Y sabía porque.

Ni bien se había desprendido de la chaqueta de su uniforme alguien tocó la puerta, se estremeció sabiendo de antemano quién estaría ahí.

—Adelante.

El hombre de veintidós años entró a la habitación con unos cuantos libros en la mano, Ruby podía distinguir algo de literatura clásica y matemáticas junto a física. Reprimió una mueca. No por los libros que le habían llevado, sino porque eso significaba una cosa: tendría que hablar con él.

—Lo lamento, supongo que no me esperabas— Steven Stone le sonrió suavemente depositando su carga en el escritorio del adolescente—, te envíe un mensaje diciendo que se había solucionado todo y podríamos tener al menos una de las dos horas; pero si estas ocupado...

—No, estoy bien. —Incluso para sus oídos su voz sonaba rasposa y culpable, pero si el otro lo notó no dijo ni pío.

—Me alegro entonces— le indicó sentarse con la mano, pero el menor fue por una de sus camisas para casa y con un gesto indicó que se cambiaria—, toma tu tiempo.

En el baño, el moreno empezó a hiperventilar. No, no y no, ¿por qué no le gritaba? ¿Por qué estaba ahí después de haberlo visto junto a Sapphire? Regresó a su cuarto con rapidez y se sentó en el escritorio donde los libros y las notas -muy entendibles- se encontraban.

—Esto es lo de hoy— Steven le sonrió y se sentó tras Ruby, tratando de no molestarlo con su presencia— puedes preguntar sí tienes dudas.

—Lo tengo.

Duraron rato en completo silencio, sólo el rasgueo del lápiz contra el papel y un suave golpeteó por parte de Ruby era lo que menguaba el sofocante ambiente. El mayor podía notar como los músculos del adolescente se contraían cada vez que escuchaba un movimiento de su parte, suspiró quitándose los lentes y dejando el libro que había llevado para distraerse un momento.

—No te estoy exigiendo nada— la voz de Steven lo hizo dar un pequeño salto en su silla, Ruby estaba temiendo esa conversación desde que había aceptado los sentimientos de su vecina, pero no lo hacía más llevadero—. Empezamos esto porque lo pedí, nunca dijimos que era algo serio. —Le dedicó una sonrisa que el adolescente bien conocía, una donde escondía el dolor que estaba sintiendo—, así que concentra tu atención en los ejercicios y no le des más vuelta al asunto.

Steven acarició el cabello negro con cuidado de no sobrepasar el límite antes delimitado, cuando retiró su mano una más pequeña lo detuvo con rapidez. Ruby mantenía la vista en el suelo pero su agarre era tan fuerte que podía sentir como temblaba, el peliplateado reprimió la sonrisa que tenía en sus labios y se agachó a su altura, hincando su rodilla para poder verlo a los ojos. Levantó la barbilla del menor y se encontró con los ojos rojos llenos de agua.

—¿Entonces sólo fui un juego?— Se sentía una basura al preguntar aquello cuando él había sido el primero en traicionarlo, pero quería saber exactamente que era lo que sentía y no arrepentirse después de sus decisiones.

Uno de los largos dedos pinchó su mejilla con afecto y algo de diversión, como sí esperara una reacción como la que había tenido.

—Te quiero lo suficiente como para dejarte ser feliz de la manera que elijas— aclaró con voz segura y sus ojos azules tranquilos, así Ruby sabía que hablaba enserio—. No quiero atarte a mi sino estas seguro, no pudo ni siquiera garantizar que serás feliz conmigo por eso te doy la oportunidad de que elijas lo que realmente quieras sin una amenaza de por medio—. Limpió las lágrimas que se habían escapado de la prisión donde se encontraban con un parpadeo para después abrazar al moreno—, ¿no es de eso de lo que trata el amor?

—Pero te estoy lastimando— inquirió Ruby al cabo de un momento, aferrandose con fuerza a la ropa de aquel adulto.

—Tu dolor es incluso más grande que el mío.

Sin embargo, Ruby sabía que mentía. Había visto como Steven había cambiado desde el día que lo conoció por primera vez y sabía lo suficiente acerca de él como para saber que estaba dándole la felicidad a cambio de la suya. Y dolía, le apretaba el pecho y volvía su garganta un nudo de concreto que no quería ceder a su intento por tragarlo; porque estaba destruyendo al hombre que lo amó sin condición desde que le confesó lo que sentía y con paciencia había logrado ganarse un lugar en su corazón.

—Nada va a cambiar cuanto te amo Ruby —Steven se separó del adolescente acariciando sus mejillas—,no tengas miedo de quererla como me quieres a mi.

El menor buscó con desesperación sus labios, importándole poco que estuviera mal su acción; que con cada roce de sus labios iba abriendo una grieta en aquel corazón que tenía en la palma de su mano.

Se separaron cuando Steven así lo decidió, ya no podía con la máscara que portaba, por lo que tenía que apurarse e irse de allí cuando antes. Acarició el cabello negro de Ruby y depositó un beso en la frente.

—Es mejor que descanses, le diré a tu madre que no te sientes bien — habló con falsa calma, intentando que su joven aprendiz y amante hasta la menos unos días atrás se tranquilizara— duerme un poco.

—¿Podrías quedarte un poco más?— Murmuró deteniéndolo por la muñeca, pero el mayor le dio una negativa fría.

—Esta noche no. —Contestó cubriéndolo por completo para después darle la espalda al adolescente de cabello negro, se tragó un suspiro y le dedicó una última mirada— No te haré elegir, independientemente de tu respuesta seguiré siendo tu tutor hasta que te gradúes.

«Aunque la elijas a ella».

La oración no fue dicha, pero Ruby la entendió y su dolor se incrementó, ¿por que tenía que ser tan idiota? Cuando se quitó la colcha de encima Steven había desaparecido dejando la habitación más helada de la que alguna vez Ruby sintió. Se abrazó a sus rodillas empezando a sollozar.

Era la peor persona del mundo.

ツワブキ ダイゴ

—Te ves terrible— Sapphire acarició su frente intentando comprobar su temperatura, cuando se dio cuenta del ceño fruncido de su novio retiró la mano—, no pareces enfermo.

—Supongo que dormir ayudó— Ruby se metió más en la habitación de la chica, aunque aquello fuera una vil mentira, no podía dormir y por eso estaba ahí.

La castaña se mordió el labio, algo no se sentía bien con el chico, pero no podía simplemente preguntar; por algo él había aparecido en su habitación a tan altas horas de la noche.

—¿Quieres un vaso de té helad...—Sin qué lo esperara sus labios fueron capturados con rapidez y destreza, Ruby se había acercado a ella hasta poder besarla y aquello provocó que sus piernas se volvieran gelatina. Sus mejillas se colorearon de un rojo tan fuerte que incluso una manzana palidecía a su lado.

—Perdón por molestarte, es mejor que me vaya— El chico escapó por la ventana justo antes de que las luces de un coche iluminarán la propiedad.

Sapphire se quedó ahí sin saber que decir, boqueando como pez fuera del agua. Un chillido agudo salió de sus labios mientras se arrojaba a la cama y empezaba a patalear de la emoción.

Amaba a Ruby. Nadie podía negar ni cambiar ese hecho.


A favor de la Campaña "Con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un comentario es, como han dicho otras autoras:"como manosearme la teta y salir corriendo."

Hayden