Declaimer.

Todos los personajes que aparecen a continuación solo le pertenecen a un genio, y esa no es otra que J.K. Rowling.

Cuídenlos.

Hace años que la madriguera esta silenciosa durante las mañanas, desde que todos sus niños se fueron a Hogwarts, ya no se oyen risas infantiles o pasos apresurados que suben y bajan las escaleras, no, hace mucho tiempo que hay silencio en la casa, pero nunca se había sentido tan sola, tan preocupada o impotente.

Cuando sus hijos aun eran niños ella paseaba en las mañanas recogiendo la ropa sucia para ponerla en la colada y lavarla, devolviendo juguetes a su lugar o chequeando que ninguno de los pequeños pelirrojos que eran su vida se estuviese metiendo en problemas. Cuando fueron a Hogwarts, caminaba por las habitaciones verificando que todo estuviese donde lo había dejado, quitando el polvo de las cosas pues sus hijos regresarían para las vacaciones y no fueran a pensar que sus cuartos habían sido abandonados, incluso revisaba por si se habían dejado algo que tuviese que enviarles por lechuza.

Pero ahora, todo era diferente. Estaba en el alfeizar de la ventana mirando hacia el jardín vacío mientras que silenciosas lagrimas rodaban por sus mejillas, sintiendo como sus niños estaban lejos de ella y sufriendo porque así no podría protegerlos, incluso dolía pensar que ya no eran niños sino que eran hombres hechos que habían elegido su destino y enfrentaban solos al mundo mágico.

Es verdad que solo Ron era de su sangre pero aun así Harry era para ella como un hijo más y Hermione una hija, y ahora ella estaba ahí, en la habitación de Ron, sola con el murmullo insistente del ghoul que llevaba puesta una de las pijamas marrones de su muchacho. No tenía idea de donde estaba el trío, ni que pudiera estar sufriendo, solo deseaba poder abrazarlos y saber que los tres estaban bien, que estarían a salvo.

Y entonces, más lágrimas se desbordaban de sus ojos, suspiro tristemente y se giró para ver al ghoul en la cama, e hizo una mueca cuando vio a la figura retorcida, no por el nauseabundo olor ni por las postulas que tenías, sino porque eso no se parecía a su hijo, no tenía ese brillo de decisión en los ojos, ni ese orgullo de saber hacer lo correcto ni esa impresión de poder que emanaba de él, cuando le había dicho que se iría con Harry y Hermione, no por el mundo mágico no por la guerra sino porque Harry era su mejor amigo, su hermano y él no lo iba a dejar solo. No, él ghoul no tenía el menor parecido con su hijo.

Vio además como la criatura votaba una de las fotografías de Ron, una en la que el trío estaba de espaldas al lago y sonreían a la cámara, Molly se acercó y tomo la fotografía, y sonrió al ver a su niño, pero su sonrisa se borró al ver a Harry y recordar la cara de tristeza del muchacho cuando la veía, ella sabía que él se culpaba de su sufrimiento, que no se perdonaba por preocuparla, vio a Hermione y se entristeció por la niña que había decidido sufrir sin sus padres antes que ponerlos en peligros, que prefirió llevar el dolor de saber que sus padres no la recordarían que arriesgarlos, porque no elegiría entre sus padres y su mejor amigo, sino entre su sufrimiento y la seguridad de sus padres porque ella iría hasta el fin con aquel que llamaba hermano.

Molly, salió de la habitación aun con la fotografía en la mano y se dirigió a la pequeña instancia, se sentó frente al reloj y luego de ahogar un sollozo al ver que todas las manecillas marcaban en peligro de muerte, miro la fotografía y pidió con todas sus fuerzas aferrando el marco de madera, suplico con todo su ser;

Por favor, Merlín, protégelos. Lily, James, Sirius, por favor cuídenlos, cuídenlos por mí, velen por ellos desde donde estén, solamente…cuiden a mis niños.