Espectacular Crossover entre Tru Calling y Buffy. Tru Davies llega a Los Ángeles y se une a la Scoobie Gang, pero ni así puede dejar de atender a la "llamada". El mundo está en peligro de nuevo a manos de una pandilla de vampiros rebeldes, y solo alguien de la Scoobie Gang puede salvarlos a todos... pero primero Tru tendrá que salvarlo de una muerte segura.

Disclaimer: No tengo los copyright de ninguno de los personajes de BtVS o Tru Calling (ya quisiera ser el que si los tenga:´-( pero sí la pandilla de vampiros asesinos, los Dark-vamp, es todo a lo que puedo llgar por ahora.

Tru bajó del bus, mirando alrededor.
Era de noche, y el viaje había sido de lo más incómodo. Por suerte ya había acabado, y ahora podía respirar un poco de aire fresco.

Bueno...- se dijo.- Bienvenida a Los Ángeles.

Salió de la terminal a prisa. Todo lo que quería era llegar rápido y dormir unas horas sin el bamboleo del bus. Quien la viera hubiera dicho que había trasnochado varias noches seguidas, pero no. Llevaba dos meses planeando este viaje hasta los últimos detalles, ni bien le habían comunicado que podía entrar de practicante en el hospital de Los Ángeles.
Caminaba a prisa con el bolso al hombro, por la luminosa avenida, tratando de ubicarse en esa jungla de cemento, ciudad de vampiros.
Estaba de verdad cansada, se moría por llegar a su nuevo departamento. Era muy bonito, con una vista increíble y casi totalmente amueblado.
Si tan solo pudiera recordar donde se encontraba.

No, ahora no...- se dijo, fastidiada. Evidentemente había doblado mal en alguna parte, no tenía idea de donde estaba.- A ver... ese edificio lo recuerdo.. Sí, si no me equivoco quedaba... por allá.- dijo, y dobló a la derecha.

Grave error. Se fue internando de a poco en un callejón oscuro y tenebroso.
Se sentía tan extraña allí, cuando por lo general eran su hermano en el callejón, entrando por la puerta trasera al lugar a donde se reunía a jugar a las cartas, o su hermana, cuando iba a encontrarse con algún traficante.
Pero eso había sido hacía mucho tiempo, y ahora estaba ella ahí, sola por un callejón en L.A.
Si hasta el ruido de una mosca ensordecía, a causa del silencio... pero le estaba pareciendo escuchar unos pasos ligeros tras ella.
Se dio la vuelta rápidamente, pero no había nadie. Siguió su camino... pero ahí estaban otra vez, los pasos.
Parecían esas malas películas de terror, en la que el personaje nunca ve a nadie tras él, pero ni bien se da vuelta hay alguien delante que le entierra un cuchillo en el cuello.
Ya casi estaba llegando al fin del callejón, donde este doblaba a la derecha, y desde allí llegaba la poca luz de un foco. Los pasos se oían más fuertes, y a unos pocos metros del fin del callejón Tru se echó a correr, pero una figura oscura se interpuso delante, como si hubiera surgido de entre las sombras.

¿Te vas tan pronto, cielo?.- sonrió irónicamente.

Tru retrocedió, si no fuera por que casi no había luz hubiera jurado que ese tipo tenía los ojos... amarillos. También tenía algo muy raro en la cara. Tru miró para atrás, pero vio a otros tres tipos que venían por allí, y el que tenía delante se acercó unos pasos.
El corazón le latía tan fuerte que era como si retumbara por todo el callejón, y parecía que él podía oírlo.

¡Nos acabamos de encontrar, no pensarás irte ahora!.- pronunció aún más la sonrisa irónica.- No justo ahora, cuando estoy tan... hambriento

Le dio un empujón que la hizo retroceder y chocar contra la pared. Estaba casi acorralada, no tenía como escapar.
Tru ahogó un grito cuando el sujeto abrió la boca para mostrar un par de dientes muy largos y afilados, y cuando estaba pensando en golpearlo con el bolso y salir corriendo, algo le impactó al hombre en la mejilla izquierda y salió despedido hasta caer contra un bote de basura.
Una chica pelirroja había salido de la nada y lo había pateado con la misma facilidad que a una pelota de papel. Otras chicas más llegaron, una morena y bajita y otra con el pelo castaño claro, bastante alta.
¡Era increíble, esas chicas no debían tener ni 17 años y hacían volar por los aires a los cuatro tipos, como si fuera cosa de todos los días!
Tru se quedó entre las sombras del callejón, preguntándose que diablos estaba pasando allí, cuando uno se lanzó contra ellas. Sin pensarlo dos veces la pelirroja le lanzó un par de golpes a la cara, que lo dejaron bastante aturdido y cayó de espaldas. De inmediato, ella sacó una especio de vara de madera con la punta muy afilada de su bolsillo, y sin más se la clavó.
Tru observó asombradísima como el sujeto se hacía polvo frente a sus ojos. Era muy extraño, pero a la vez entretenido de ver.
Al cabo de un rato, los cuatro quedaron reducidos a nada, y mientras las otras dos se limpiaban la ropa del polvo, la chica morena se acercó a Tru.

¿Estás bien?
-Sí... gracias. Esto... ¿qué diablos pasó?.- dijo Tru, poniéndose de pie.- ¿Quienes... quienes eran esos?
-Pues, eehhh... sólo unos sujetos muy molestos.

Tru salió de entre las sombras y se aproximó uno de los montones de polvo. Hacía solo un segundo había cuatro personas que daban golpes de karate y ahora solo polvo.

Que cosa más rara.- dijo Tru, y se volvió hacia la chica morena, la cual se acercó mirándola extrañada -¡Faith¿Que diablos haces aquí? Dijiste que te quedabas en casa hoy.
-Lo siento, pero creo que me confundiste con otra persona. Mi nombre es Tru.
Las otras dos chicas se aproximaron mirándola con interés.
-Lo siento, es que eres igualita a una chica que conozco... Bueno, ya es mejor que nos vayamos, se está haciendo muy tarde.
-Si, pienso que es mejor que yo me vaya también.- dijo Tru, echándose el bolso al hombro.- Si tan solo supiera a donde.
-¿Estas perdida?- dijo la chica de cabello castaño -Algo así. Acabo de llegar y no recuerdo por donde quedaba mi departamento.- salieron las tres del callejón, y Tru se quedó mirando la avenida.- pero juraría que era por aquí... ¡Ya me acordé! Es por esta misma vereda.
-Bueno, nosotras vamos en la misma dirección. Te acompañamos un rato si quieres.
-De acuerdo, gracias

Caminaron un rato en silencio por la calle, cuando Tru les preguntó que eran esos tipos que la habían acorralado en el callejón, y por qué se habían hacho polvo, etcétera.
Las tres chicas se estaban arrepintiendo de haberla acompañado hasta ahí, por que no sabían que inventarle, pero no fue necesario. Tru se quedó con la vista clavada en un camión de bomberos que estaba unos metros delante de las tres, rodeado por un montón de curiosos, y se le vino el alma a los pies.

No... esto no puede ser.
-¿Que ocurre?
-¡Es el edificio donde alquilé mi apartamento! Pero que diablos pasó aquí?

Tru se metió entre la multitud, buscando al dueño. Lo encontró frente a la ambulancia, angustiadísimo.

...¡algo me decía que no debía alquilarle ese departamento a ese maldito loco suicida, algo no me daba buena espina, y mire en lo que terminó todo! Le prometo que le devolveré lo de su alquiler en cuanto pueda, señorita...- le decía, totalmente desconsolado.
-Claro... ¿Había alguien más en el edificio?
-No, por suerte. Parece que usted se salvó por los pelos, señorita.
-Si...- Tru se quedó con la vista clavada en el edificio en llamas, mientras los bomberos corrían de un lado al otro.- Ojalá tenga compañía de seguros.
-¿Estas bien?.- le preguntó la pelirroja, acercándose a los empujones entre la gente.
-Seguro, pero... me quedé sin mi departamento, eso es todo Las tres chicas intercambiaron una mirada, y luego la morena se adelantó -Bueno, podrías venir a nuestra casa. Es... muy espaciosa, podría decirse.
-Oh, mil gracias, pero no podría.
-¡Insistimos!.- dijo la más alta, sonriendo cordialmente.- Nuestro deber es ayudar a la gente.

Tru les agradeció mil veces, y siguió camino con las tres chicas.
Acabó frente a un caserón enorme y un poco viejo, rodeado por un gran muro que bordeaba el amplio jardín frontal, con un sinfín de ventanas, que parecía tenerse en pie por pura casualidad.
A Tru no le hacía nada de gracia entrar en ese lugar, pero ya había llegado hasta allí.
Atravesaron el jardín por un caminito de piedra, y entraron.
La primera impresión que tuvo al entrar al living-comedor, era que se había metido a la casa de Gran Hermano. Era una habitación de verdad enorme, y estaba llena de gente, al menos unas veinte personas.
La mayoría (todas chicas) no le prestó atención, pero un grupito de gente junto a la chimenea, la observaba con gran interés.
La chica morena fue hacia ellos, y una chica rubia se puso de pie.

¿Que hay, Dawn¿Ella quien es?.

Tru dejó el bolso junto a la puerta y miró alrededor. Si bien la casa era un poco decrépita por fuera, por dentro era todo lo contrario. El living-comedor era muy amplio y confortable, había varios cuadros por todas partes, unas cinco puertas alrededor, Un televisor grande, la chimenea y una gran mesa de madera clara al fondo, con varias sillas alrededor. Además del sofá grande frente a la chimenea donde estaba el grupito que la miraba, había muchos sillones individuales alrededor, lo que indicaba que ahí debía vivir mucha gente.

...y le dije que podía venir aquí por hoy, por que Dina y Clarisse se fueron el otro día y nos quedó esa habitación libre. ¡Espera a verla, es igualita a Faith!.- decía la chica que hablaba con la rubia.

Cuando terminaron de hablar, la rubia saludó cordialmente a Tru, mientras los demás se levantaban del sofá y se acercaban.
Así fue como Tru conoció a la Scoobie Gang.

Dawn, no es por faltar a la hospitalidad pero ¿ya se te ocurrió lo que le diremos a esa chica sobre lo que hacemos aquí?.- le dijo Buffy a Dawn en la cocina, mientras cerraba la puerta de la nevera.
-Pues ya pensé en eso, y no veo por que no podríamos decirle.
-Dawn, no podemos andar contándoselo a media humanidad.
-¡No es media humanidad, tan solo es una chica¿Tú la hubieras dejado sola en medio de la noche sin un lugar a donde quedarse?
-Pues no pero.
-Entonces no se hable más del asunto.- dijo Dawn teatralmente y dando por acabada la conversación.- Además, sabe pegar bastante bien.

En el comedor, ya estaban todos sentados alrededor de la gran mesa, charlando animadamente.

¿Así que vas a entrar a trabajar en el hospital de Los Ángeles?.- dijo Ángel, un tipo de aspecto misterioso, vestido de negro.
-Si, todo depende de que no me corten la financiación de nuevo. La última vez que pasó acabé trabajando en una morgue... es una historia muy graciosa.- dijo Tru.
-Espero que tu me puedas dar una segunda opinión sobre mi ojo.- dijo Xander, un chico un poco extraño por que llevaba un parche en el ojo.- Ya no confío del todo en ese charlatán de mi oculista.

Era de verdad un grupo un poco extraño pero divertido. Había un chico rubio llamado Andrew que hacía toda clase de comentarios fuera de órbita, y un hombre llamado Giles que se limpiaba los anteojos todo el tiempo. También un par de chicas, una pelirroja y otra morena, que andaban... mmmm... sospechosamente juntas todo el tiempo :-O llamadas Willow y Kennedy, además de la rubia que hablaba poco esa noche y Xander, el del parche, que no le quitaba el ojo de encima a Tru.
Durante la cena charlaron y se rieron mucho. Sin embargo, se escuchaban algunos ruidos del otro lado de la puerta que estaba tras la mesa, al fondo de la habitación, y entonces Tru notó que las demás chicas que andaban alrededor se habían ido. Cuando le preguntó por ellas a la chica que tenía a la par, Dawn, le dijo que ellas seguramente eran las que estaban tras la puerta, tratando de escuchar lo que decían.

Siempre hacen lo mismo. Como cenan antes que todos nosotros, cuando creen que nosotros creemos que están dormidas bajan y pegan la oreja a la puerta. Niñas.
-¿Y todas ellas viven aquí?
-Por un tiempo, sí.

Tru le iba a preguntar por que era que vivían todas juntas, cuando la puerta principal se abrió y entró un rubio de gabardina negra.

Spike- dijo Buffy, poniéndose de pie -Hola amor.- dijo el rubio dándole un beso en la mejilla.- ¡Uf, que noche! Estoy muerto en todo el sentido de la palabra y... y ella quien es?
-Spike, ella es Tru. Acaba de llegar a L.A. y tuvo un pequeño... percance con su departamento, así que se quedará aquí hoy, y probablemente mañana.
-¡Pero si es igual a!
-Eso ya se lo dijimos.- dijo Ángel, con voz cansina.
-Bueno, déjame explicarte una cosa antes que nada.- le dijo Dawn- En cada generación nace una cazadora.

En una ocasión normal (es que acaso existen?) Tru se hubiera levantado de inmediato y hubiera salido huyendo de esa casa de locos, pero gracias a su "trabajo" había aprendido que nada es imposible. Le explicaron a grandes rasgos la historia del Primero y las potenciales

¿O sea que aquí vienen chicas de todo el mundo, las entrenan unos meses y luego regresan a acabar con el mal? Suena a escuela de superhéroes- comentó Tru, cuando Buffy acabó de contarle todo.
-Y eso que no te hablé sobre la malvada firma de abogados que dirigía yo- dijo Ángel.-No creerías todo lo que ocurría allí.
-¿Además de tratos con los mil y un demonios?.- comentó Spike con sarcasmo.- Vamos, no creo que tu séquito de abogados del diablo tratara con algo más interesante que eso hasta que llegué yo.
-No te des aires.- dijo Ángel, mirándolo de reojo.- Tu eras solamente problemas, debí llamar a los Cazafantasmas cuando tuve la oportunidad -¡Oye, no es mi culpa que tu sentido del humor esté tan muerto como tu!.- dijo Spike con su típica sonrisa irónica.
-Perdón?- dijo Tru levantando una ceja.
-Spike y Ángel son vampiros.- explicó Willow.
-Vampiros con alma.- la corrigió Spike.
-Si, claro.
-Compruébalo tu misma, ya que eres doctora.- dijo Ángel, extendiéndole la mano.

Tru le puso los dedos sobre la muñeca para tomarle el pulso, pero ni bien se dio cuenta que no tenía se paró de un salto y retrocedió, mientras Spike daba una carcajada.

Tranquila, que no muerden. Bueno... tu me entiendes.- dijo Xander.
-Esto es una locura.
-No es locura nena, es la Scoobie gang.- dijo Spike, y los demás se rieron.

Se quedaron en el living un rato más, cuando sonó la alarma de un reloj: eran las doce de la noche.

Ven Tru, te mostraré tu dormitorio.- dijo Dawn. Tru alzó su bolso y la siguió.

Cuando estaban llegando a la puerta que estaba tras la mesa, escucharon un ruido tras esta, y Dawn dio un brinco de sobresalto.

¿Debo preocuparme?.- preguntó Tru.
-¡Faith, cuantas veces te tengo que decir que no entres por la puerta trasera por que nos matas del susto.
-Cálmate B. La próxima vez tocaré primero.- dijo una voz desde adentro.

Cuando Tru estiró la mano para agarrar el picaporte, la puerta se abrió y entró una chica con campera de cuero y jeans, que frenó en seco para no chocar con ella, y Tru y Faith se encontraron frente a frente.

¡Pero que diablos...!.- exclamaron las dos al mismo tiempo.
-¿Quién eres tu?.- preguntó Faith, quien no salía de la sorpresa.
-Mi nombre es Tru... y supongo que tu debes ser Faith... de quien tanto me han hablado.
-¿De verdad?.- Faith esbozó una sonrisa irónica.- Sería la primera vez.

Ahora Tru entendía a lo que se referían los demás. Las dos se parecían como una gota de agua a la otra, excepto por la actitud de ella, desenvuelta y desafiante.
Buffy le explicó lo de Tru, mientras Spike observaba la escena desde la otra punta de la mesa, divertido por lo extraño de la situación.
Faith miró la mesa del comedor, con todos los platos apilados en una esquina, a la espera de que los llevaran al fregadero.

Una vez más, gracias por esperarme para cenar.- comentó con hastío.- ¿No ha vuelto Robin todavía?
-No, pensábamos que estaba contigo.- dijo Buffy.
-Me dijo que volvería para aquí hace una hora.- dijo Faith, consultando el reloj un tanto preocupada.
-Seguro... ya debe estar por llegar. A lo mejor se detuvo a matar uno o dos vampiros.- dijo Willow.

Se produjo un silencio tenso, en el que Xander pasaba la vista de Tru a Faith alternativamente.

¿Están seguras de que no son gemelas separadas al nacer?

Faith sonrió y comentó con sarcasmo:

Si así fuera, no es muy difícil deducir quien es la malvada.

Se dio la vuelta y se fue sin decir nada más.

No le hagas caso, es así todo el tiempo.- dijo Buffy, restándole importancia al asunto.

Tru salió al pasillo oscuro sin hacer ni un ruido. Esperaba poder encontrar el baño pronto, por que no le hacía ninguna gracia pasearse por esa casa silenciosa de noche, que a oscuras era verdaderamente tétrica. Las lámparas antiguas que decoraban las paredes del pasillo proyectaban sombras extrañas sobre el suelo cuando les daba la luz de la luna llena, que se ocultaba de a ratos entre las nubes.
No se oía ni un sonido. Dio la casualidad que la primera puerta que abrió, al fondo del pasillo, era el baño. Después de cerrar la puerta se apoyó contra ella, y se deslizó hasta sentarse en el suelo.
¿Que iba a hacer ahora que no tenía donde vivir? No podía abusar de la hospitalidad de esas extrañas pero simpáticas personas, pero no tenía suficiente dinero para alquilar otro departamento hasta que el dueño del anterior no le devolviera el dinero del adelanto que le había dado.
Por otra parte, se sentía muy nerviosa viviendo en la misma casa que un par de vampiros... no importaba lo guapos que fueran.
Estaba un poco confundida con respecto a la historia que le habían contado, pero sin embargo no había dudado ni un segundo de lo que le decían. Sentía que estaba entre amigos en los que podía confiar realmente.
Se preguntó cómo estarían Harrison y Meredith, rogando que no se metieran en líos durante su ausencia, se preguntó si Davis no se sentiría muy solo en la morgue sin ella... y pensó en cuanto extrañaba a Luc.
Al recordarlo, Tru sintió una extraña brisa en el rostro que la hizo sentir mejor, y se puso de pie lentamente.
Al salir sintió mucha sed, y bajó la escalera sin hacer ruido.
Entró al living-comedor, y miró alrededor tratando de recordar cual puerta era la de la cocina, cuando algo se movió sobre el sofá junto a la chimenea.

¿Quién anda ahí?- preguntó un voz de mujer.
-Soy yo- dijo Tru, y encendió la luz que daba sobre la mesa.
-Oh.- Faith se levantó del sillón y se apartó un mechón de pelo de los ojos.-

Debí quedarme dormida por un momento.

¿Que hacías aquí abajo?
-Esperaba a Robin. Me preocupa que se tarde tanto.
-¿Robin es tu novio?

Faith vaciló.

Yo no lo llamaría exactamente novio... por lo menos no ahora. Él es... mas bien como un gran amigo.
-Ahá.
-¿Y tu que haces levantada a estas horas?.-preguntó Faith.
-Me dio sed, pero no puedo encontrar la cocina.
-Es por ahí.- dijo Faith, señalando la primera puerta desde la izquierda.

Tru entró seguida de Faith y se sirvió un vaso de agua. Faith se sentó sobre la mesada de la cocina.

¿Y que te trae a Los Ángeles?
-Voy a entrar de practicante en el hospital, o al menos eso es lo que tengo planeado. La última vez que iba a hacerlo, a mi tutor le cortaron la financiación, y costó horrores conseguirla de vuelta.
-Bueno, espero que tengas suerte esta vez.- dijo Faith.- Siempre hacen falta doctores...

Su voz se apagó en un dejo de melancolía. Al oír la palabra hospital había recordado en un chispazo todo el episodio de su estadía de ocho meses en el hospital de Sunnydale, luego de que Buffy le clavara su propio cuchillo en el estómago. Recordó la furia y la rabia cuando se despertó y descubrió que en tanto tiempo nadie se había acordado de ella, y se sintió más excluida del mundo de lo que se sintió nunca.
Luego de lo ocurrido con Ángel, se había dicho que lo pasado había quedado en el pasado, y trataba de callar esos sentimientos de odio y venganza que sentía contra Buffy, pero había bastado un segundo y la palabra "hospital" para que toda esa furia que se había guardado regresara con más fuerza.

¿Estas bien?.- le preguntó Tru con cautela.
-¿Eh? Si, estoy bien.- dijo Faith. Había apretado tanto los puños que le dolían.
-¿Y tu¿Hace cuanto que estás con la "Scoobie gang?
-Yo no pertenezco a la Scoobie gang.- dijo Faith, con cierto matiz de desencanto en la voz .- Nunca fui parte del grupo, les causo muchos problemas.
-¿Tu, problemas?.- se sorprendió Tru.
-Sí, sin mencionar el hecho de que traté de matarlos a todos un par de veces.
-Ah... -Nunca les caí muy bien, de hecho... dijo Faith, pero un ruido procedente de la puerta principal las distrajo.

Corrieron al living. Había entrado un hombre muy alto, con un aro en la oreja y la ropa llena de polvo, señal de lucha contra vampiros.

¡Robin, al fin¿Dónde te habías metido?
-Es una larga historia, Faith, y me temo que...- se quedó helado al ver a Tru.- ¿Por qué nunca me dijiste que tenías una hermana gemela?
-De hecho, no es mi hermana. Se llama Tru y se quedará unos días aquí.
-Oh, lo siento.- se disculpó Robin.- Es que son tan parecidas...

Se quedó un momento mirándolas a ambas, cuando después recordó la noticia que tenía que darles.

Faith, despiértalos a todos. Tengo malas noticias, y deben saberlo cuanto antes.

Faith y Tru corrieron arriba y empezaron a llamar a los demás, que entre medio de bostezos bajaron las escaleras.

¿Que ocurre Robin?- preguntó Buffy, después de un largo bostezo.
-Tenemos problemas, y muy serios.- empezó Robin, y con esta frase todos los bostezos se cortaron en el aire.- En lo que volvía para aquí, pasé junto a un callejón donde oí hablar a un grupo de vampiros. Decían algo sobre Cleveland y la boca del Infierno, por lo que los seguí. Ellos estaban en una especie de reunión con otros vampiros, y según lo que escuché, planean abrir la Boca del Infierno de Cleveland, ocasionando el fin del mundo.
-¿Otra vez?.- soltó Giles.-¡Oh, por que no se!
-Ya, Giles. No es muy complicado, basta con estacarlos y se acabó.- dijo Buffy, restándole importancia al asunto.
-De hecho no es tan simple. Oí decir que tienen un arma secreta, pero no pude enterarme de que es, por que me descubrieron y tuve que irme.- dijo, señalando su remera cubierta de polvo.
-Bueno...- dijo Giles, sacándose los lentes para limpiarlos.- En ese caso lo primero es averiguar más sobre esta arma secreta. Mañana a la noche irán Buffy, Faith, Kennedy y Willow y algunas de las potenciales a buscar a estos vampiros y sacarles información... pero yo sugeriría ahora que nos vayamos a dormir, son casi las tres de la mañana.- dijo, tratando de liquidar rápido el asunto para irse a dormir.

Todos estuvieron totalmente de acuerdo en este punto, y luego de un par de preguntas volvieron todos a dormir.
Robin se detuvo en la puerta y volteó para ver a Faith.

Sube tú, ya te alcanzo.- le dijo ella, y volvió a la cocina, seguida por Tru.- ¿Por qué en esta casa no hay alcohol cuando lo necesitas?.- se preguntó una vez dentro, mientras se servía un vaso de Coca cola con hielo.- Con el cuento de que "es por las chicas, debemos dar el buen ejemplo..." Si Buffy supiera los "bares" que frecuentan esas chicas no opinaría lo mismo.

Tru se rió.

Si, le gusta pensar que son unas blancas palomitas. Se meten en cada lío que mejor no empezar a enumerarlos por que no tengo toda la noche.
-¿A que se refería Giles con eso de "otra vez?
-Aparte de la destrucción de Sunnydale, ese no es el primer ni el ultimo Apocalipsis del fin del mundo al que nos hemos enfrentado. A esta altura ya van como... ocho o nueve.
-Vaya, y yo me quejo de que trabajo demasiado.- comentó Tru.

Recorrían la calle a paso rápido, a causa del viento frío y el cielo nublado que amenazaban con convertirse en lluvia torrencial, de camino al hospital. Iban Tru, Dawn, Xander y más atrás Faith, a falta de algo más interesante que hacer en las atareadas mañanas en el "cuartel general".

¿En una morgue, eh? No me imagino como debe ser eso- Decía Xander a Tru -Al principio es un poco raro pero después te acostumbras. Eso sí, al más mínimo ruido te mueres del susto. Aunque es un lugar muy tranquilo.
-Me imagino.- comentó Xander, con un estremecimiento.
-Sé que a la mayoría de la gente le parece espeluznante, pero en realidad era eso o quedarme en casa a hacer crucigramas.

Llegaron al hospital y los demás esperaron en el hall mientras Tru hablaba con la recepcionista. Pero por la cara que ponía mientras dicha recepcionista le contaba algo, no eran buenas noticias.

¡Que?.- exclamó Tru, y algunas personas que estaban allí se dieron vuelta a mirarla.

La recepcionista le entregó un papelito mientras le decía otra cosa y le señaló el ascensor, y Tru voló hacia el, seguida de los demás.

¿Que pasa?.- preguntó Xander, un tanto alarmado.
-Dice que hubo un problema con registros de mi pasantía, tengo que subir al quinto piso a hablar con esta persona.- dijo mientras marcaba el piso, y les mostró el papelito.

Pero el asunto no paró ahí. De la oficina del quinto piso los mandaron para el cuarto, y de ahí a la planta baja.
Nadie allí sabía lo que había ocurrido con su pasantía que parecía haberse volatizado en el aire, y como resultado, se pasaron la mañana subiendo y bajando pisos, preguntando en oficinas... digo "se pasaron", pero en realidad solo era Tru la que hacía las averiguaciones. Los demás se quedaban un poco apartados por que Tru iba de un lugar a otro como una tromba y ninguno se animaba a ponerse en su camino. Cuando estaba tan desesperada que parecía que se largaría a llorar, la mandaron al segundo piso, a la oficina de un tal Lester A. Meyers.
El tipo escuchó impasible el relato de Tru sobre todo lo que le habían explicado las nueve personas a las que había ido a consultar, buscó algunos datos en su computadora, ojeó unos archivos, y al fin se calzó los lentes y le dijo sin inmutarse:

Bueno, señorita Davies, parece ser que a último momento se suspendió la financiación de su pasantía, por lo que no está registrada y el hospital no se la reconoce.
-¡Que?.- saltó Tru, atónita.- Pero... ¿cómo puede ser?
-Se debe a un error interno de donde vienen los fondos, y nuestro hospital no tiene control sobre eso.
-¡No puede ser!.- dijo Tru, agarrándose la cabeza con las manos.- ¡Es la segunda vez que me pasa esto!
-Lo lamento mucho, señorita, pero nosotros aquí no podemos hacer nada. Por lo que sé, es un error interno que puede que se solucione en poco tiempo, como puede ser que no. Lamento no poder darle más información sobre esto...

Tru salió del hospital sin poderlo creer todavía. ¿Cómo habían podido hacerle lo mismo dos veces?
Faith, Xander y Dawn se miraban entre sí sin saber que decir, cuando Tru entró a una cabina telefónica y marcó un número a toda velocidad.
Estuvo quince minutos hablando por teléfono, lo cual no contribuyó para nada a mejorar su ánimo.

¿Que te dijeron?.- preguntó Dawn cuando salió.
-¡No tienen idea de lo que pasó!.- soltó Tru.- ¡Un día estaba todo listo y al día siguiente se había traspapelado! Dicen que el arreglar todo de vuelta puede durar unos días, una semana, un mes... nadie tiene idea de nada.- concluyó, desesperada.
-Cálmate, estoy segura de que lo tendrán todo de vuelta antes de que.
-¿Pero yo que hago mientras tanto? No puedo volverme, no tengo apartamento y no tengo demasiado dinero... No sé que voy a hacer.

Parecía que se estaba a punto de derrumbar. ¿Cómo era posible que le hubiera pasado lo mismo otra vez? Sin lugar donde vivir, tan lejos de casa, y sin tener como aguantar el tiempo que durara poner todo sobre ruedas allá...

¿Pero que dices? Tienes donde quedarte, te puedes quedar con nosotros... - dijo Xander, apiadándose de su situación.
-Mil gracias, pero no puedo abusar así de su hospitalidad.- dijo Tru.- Ya han hecho mucho por mí, y lo último que quiero es importunarlos así.
-¡Anda, si no es ningún problema!.- insistió Xander.- ¿Qué le hacen unos días más?
-Pero es que podría demorarse un mes.
-Oye, tenemos a más de treinta chicas viviendo durante tres a cuatro meses en la casa.- dijo Faith.- No creo que a B y al resto del grupo les caiga incómoda una más.
-Vamos, te aseguramos que no es problema.

Tru nunca terminaría de agradecerles el tremendo favor que le habían hecho. No sabían lo bien que se sentía poder contar con alguien en medio de una emergencia así.
Volvieron a la casa a eso del medio día poco más que agotados. Dawn, Faith y Xander les contaron a los demás lo del problema del hospital, por que a Tru no estaba de ánimo para hacerlo. Cada vez que se le venía el tema a la mente se sentía increíblemente mal. ¿Cómo era posible que le pasara dos veces la misma tontería.
Por suerte, el resto de la Scoobie gang respaldó en un cien por ciento el ofrecimiento de Dawn, Xander y Faith, y al rato Tru ya era una amiga más en la casa de las mil y un cazadoras.

POR LA TARDE -¡Vamos chicas, un poco más alto esta vez!.- decía Kennedy, mientras las cazadoras practicaban la patada combinada que estaba tratando de enseñarles. Pero no había caso, la mitad se caía de espaldas al levantar demasiado rápido la pierna, y el resto no conseguía hacer nada más después del giro por que se mareaban demasiado.
-Como verás, no son precisamente unas expertas- comentó Faith cuando pasaron por el gimnasio.- pero se hace lo que se puede. Más allá- señaló una puerta al final de un pasillo angosto.- hay una sala de reuniones oficiales, que casi nunca la utilizan, por que se tarda mucho en llegar y aquí las noticias no pueden esperar, y por allá- señaló una puerta a la derecha.- se llega a otro corredor por donde se sale al jardín trasero, donde tenemos una piscina, pero de momento la puerta no se puede abrir, está trabada y nadie recuerda muy bien por qué.
-¡Guau, esta casa es de verdad gigante!- dijo Tru, asombrada.
-Si, el crédito por estos amplios espacios es de la wicca. Debieras verlo antes, se estaba cayendo en pedazos.
-¿Quieres decir que Willow hizo todo esto con magia?
-Si, ha mejorado mucho debo decir. Pero en el momento en que se le crucen los cabes, todo se viene al diablo.
-Que poderosa debe ser... no quisiera hacerla enojar.- se rió Tru, medio en serio medio en broma.
-Yo tampoco. Si no me equivoco, uno de los tantos casi-fin-del-mundo lo empezó ella con su magia.- dijo Faith haciendo un mohín de desprecio.- Todo eso es muy lindo hasta que se vuelve en tu contra y trata de matarte.
-¿Por qué, que es lo que pasó?
-Un pobre diablo llamado Warren disparó contra Buffy, y una bala salió en otra dirección y mató a su novia en el acto, y entonces ella le agarró una "depresión", y desolló vivo a Warren.
-¡Oh!
-Si, y luego de eso se volvió malvada y trató de acabar con el mundo para dejar de sufrir. Ni siquiera B pudo detenerla.
-¿Y quien lo hizo entonces?
-Xander.
-...?

Tru escuchaba con atención las desopilantes aventuras y desventuras de la banda que Faith le contaba, pero cuando le preguntaba sobre su vida y el trabajo en la morgue no le quedaba otra que decir "nada interesante". La verdad es que se moría de ganas de contárselo a alguien de ahí, siempre le daba seguridad saber que alguien más cerca de ella sabía lo que podía hacer, pero sentía que aun con todas las cosas extrañas con las que trataban, la tomarían por loca cuando lo dijera.
Además, el estar allí era la excusa perfecta para descansar un poco de su "trabajo", y no tenía muchas ganas de pensar en ello ahora.

¿Dónde está Andrew? Hace una hora que debería haber venido en el gimnasio para ayudarme con los entrenamientos.- le preguntó Kennedy a Buffy en el living, más tarde.
-Está en el jardín, tratando de podar un arbusto con la cara de un maestro Jedi.- respondió Buffy.- Admito que él es quien mantiene en pie el jardín, pero se está excediendo un poco.
-Es mejor que haga eso y no estorbe.- dijo Spike, sacando un cigarrillo.- Ese chico es demasiado entusiasta algunas veces.
-Tenemos que empezar a preparar la "excursión" de esta noche.- dijo Giles, saliendo de la cocina con una taza de té- Ya casi va a oscurecer.

Se reunieron todos (en la mesa del comedor, no en la sala de reuniones:-P)a planear el ataque de esa noche.

Bueno, entonces iremos el grupo de siempre: Will, Kennedy, Ángel, Faith, Robin, Rona, Dawn, Amanda, Vy yo.- enumeró Buffy.- por lo que dijo Robin eran bastantes y deben estar esperándonos. Trataremos de permanecer ocultos para escuchar sus planes, y si no es nada serio los liquidamos allí mismo.
-¿Puedo ir yo?.- preguntó Tru, pero inmediatamente se preguntó "¿por que rayos pregunté eso?" -Puede ser muy peligroso, Tru.- advirtió Ángel -No hay problema, sé defenderme bastante bien.- "¡otra vez! Creo que mi boca habla por si sola"
-Es lo que te dije.- aseguró Dawn a Buffy.

Buffy dudó un momento, pero al final aceptó.

Bien, pero debes mantener los ojos bien abiertos, vale?
-Seguro.
-Bueno.- dijo Xander poniéndose de pie.- si no tenemos otro asunto importante que atender, sugiero que pasemos todos al living, ya está por empezar Los Simpsons