Disclaimer: El mundo donde se basa así como la mayoría de los personajes son de la autoria de Rick Riordan, no mía. Solo me pertenecen algunas cosas de la misma.

Este fic participa en el Reto de Inauguración: Tu llegada al campamento del foro El campamento Greco-romano.

Como todo el mundo lo esta haciendo, pondré todos mis retos en esta misma historia. Le agradezco a quién fue la idea.


Se pelea con el corazón

Una nueva vida

Me gusta pensar en Venezuela como una tierra de cultura, buena comida, lindos paisajes y que no le falta de nada para ser un lugar para disfrutar. Así como tenemos leyendas y mitos, hay refranes; y si bien estoy segura que esta frase no se inventó aquí, creo que ya es algo que puede decirse casi como un himno 'RUN BITCH RUUUUN!'

Curiosamente, lo mío no fue por la inminente taza de criminalidad o secuestro, o prefiero pensar que fue así.

Todo comenzó una tranquila noche; la luz se había ido así que el calor era horrible por lo cual no podía dormir. No paraba de dar vueltas en mi cama tapándome y quitándome la sabana-para mi desgracia, tenía la costumbre de dormir con una- y sí, veía con una envidia a Kitty; que dormía aun con todo ese pelo encima, gata suertuda.

Empecé a oír voces de allá abajo, lo que no pudo evitar extrañarme; ¿con quién hablaría mi padre? Solo éramos nosotros dos; sé que podría llamar o alguien estuviera de visita, ¡pero era media noche! Y por lo menos mi padre no era de los que se ponían a inventar a estas horas.

No les mentiré, me gano la curiosidad.

Baje con cuidado, tenía puestas unas medias y esperaba que no rechinaran las escaleras; esta casa pertenecía a mis abuelos antes de que regresaran a Alemania, así que si se lo preguntan, es bastante viaje porque ellos no la compraron nueva precisamente.

Casi salto al sentir algo al lado de mi pierna, que cuando vi era solo mi gata. ¿Por qué se había levantado? Nunca la entendería, simplemente no le gustaba dejarme sola; ya me había sorprendido al verla montada en el muro de mi colegio.

Me puse cerca de la puerta de la sala, sin entrar en la misma; por alguna razón algo me decía que no debía hacer acto de presencia.

Tiempo después sabría que tenía razón.

"¡No puedes llevártela!" oí casi gritar a mi papá, alterado; que podría haber gritado de verdad de no ser porque pensaba que estaba durmiendo. Acaricie al bosque noruego-la especie de mi gato-para desestresarme, escuchar a mi papá molesto no era nada lindo.

"No planeo llevármela, solo te digo que debe ir a un lugar seguro" se me paro el corazón al oír esa voz aterciopelada, hermosa que uno juraría que quizás fuera una cantante. Mi padre me había asegurado que solo había alguien con tan bella voz.

¿Era mi madre? ¿Qué hacía aquí, después de 10 años? Ni siquiera hacía 10 la había visto, solo sabía que para mi cumpleaños número 6 mi papá me entrego una gata que era regalo de mi madre, y de allí no supe más. Sabía que debería salir a enfrentarla, reclamarle porque ahora se preocupara por mí; pero algo me decía que yo debía estarme quieta.

"Ha estado muy bien aquí toda su vida, muchas gracias; sé que la cosa esta fea, ¡pero va a mejorar, tengo fe!" cabe destacar que yo no compartía esa opinión, toda mi vida viendo el mismo gobierno de mierda le quitan las esperanzas a cualquiera.

"No lo digo solo por eso Félix, ya tiene 16, es peligroso, comenzaran a venir. Allí estará a salvo; hay un buen lugar estados unidos" me quede de piedra al oír eso; tanto que no pude evitar asomarme a ver si lo decía en serio.

Me quede de piedra al verla.

Mi padre tenía razón, nos parecíamos; la piel un poco más bronceada que la mía, pero el mismo cabello castaño dorado, facciones gráciles, y ojos color ámbar. Era tal como la había imaginado.

Ella me vio al instante, aunque no pareció hacer alarde de querer delatarme. Pero su mirada me lo confirmo todo; tenía que irme.

Nunca entenderé como lo supe.

. . .

El estar viva era cosa de suerte.

No entendía como lo había logrado. Cuando mi madre se fue y mi padre se quedó dormido, yo fui y tome todas las cosas que creí necesitar, algo de comida, ropa, mi pasaporte alemán-todos saben que el venezolano no sirve para nada fuera del país-, euros de mis cumpleaños, y por raro que suene, Kitty. Sé que no era buena idea viajar con un gato, sin embargo ya debía dejar a mi padre, a ella no la dejaría.

Salí de mi casa y me fui al puerto lo más rápido posible; estaba segura que alguno de ellos debería dar con Vargas, Sucre o Margarita, en cualquiera de ellos podría agarrar un barco para irme.

Probablemente no era la mejor idea, pero tenía más posibilidades de infiltrarme en un crucero que en un avión.

La verdad, lo había conseguido.

Tome un barco de carga a Vargas, de Vargas tome un ferry a Margarita; y en Margarita tome un crucero que embargaría en Miami.

Me encontraba en la proa del barco, comiendo un poco del muffin viejo que me dieron. Conocía algunos de los empleados que tuvieron pena por mí, no me delataron ni nada; una de ellas era cocinera que como debía tener todo fresco, si tenía más de un día debía botarlo, así que me daba algo de comida. No tenía el mejor sabor, aunque era comestible.

Dormía fuera del barco; eran vacaciones así que solo había llovido una vez en lo que estaba afuera. Era más peligroso en los pasillos por si me cachaba un guardia que me trataría de escoltar a una habitación inexistente.

Iba a revisar mi bolsa a ver si tenía algo más guardado de comida, cuando me quede sin aliento por lo que vi.

Un cambio de ropa, una pulsera como si fuera de bronce trenzado, y un pasaporte estadounidense.

Agarre el pasaporte lo antes posible, temiendo que alguien lo hubiera puesto por accidente y me pudiera caer una gorda por hurto.

"Esto es imposible" dije al verlo.

Karoly Alire; tenía mi nombre y todo con una foto actual. Ponía que me lo había sacado hace unas pocas semanas, y aunque nací en Venezuela era residente estadounidense, con eso podía entrar sin que me hicieran preguntas.

Dentro del mismo había una nota.

Me alegro que me escucharas querida, sé que no es mucho pero espero ayude. Ahora que te has embarcado, debo decirte aquí lugar debes ir porque Estados Unidos ciertamente es mucho más grande del lugar donde vienes.

3677 W Schimmer Dr, Grand Island, NE 68803, EE. UU.

Con respecto a la pulsera, siempre tráela contigo; cuando sea necesario solo di 'kardiá'

Mamá.

No sabía ni que pensar, ¿ella estaría aquí? ¿Debería buscarla para que me quede en su habitación? En todos estos días nunca le había visto. ¿A qué se refería con decir esa palabra? ¡¿Y de dónde había sacado una foto mía para hacerse un pasaporte falso?! Que no sabía mucho de pasaportes de ese país, pero en serio se veía de verdad.

Solo podía rezar porque esto saliera bien.

. . .

No podía creer como no me mandaron a la cárcel o deportada.

Use el estúpido pasaporte, me harían menos preguntas que si usaba el Alemán. Me llame idiota desde el momento que lo entregue; que sabrían que era falso, que iban a enterarse que no era ninguna clase de ciudadana.

Pero no pasó nada eso.

De alguna manera mágica, yo formaba parte de su base de datos, ¿mi mamá me habrá inscrito cuando era niña o algo así? Sabía que si el padre tenía la nacionalidad el hijo podía obtenerla, así es como tenía la alemana a fin de cuentas; pero no podía creer que en serio haya funcionado.

Esto cada vez tenía menos sentido.

De todas formas, cambie mis euros por dólares y estaba dispuesta a ir a la central de autobuses a uno que me llevara a Nebraska.

La central estaba un poco lejos, no me quedaba de otra más que ir a pata porque tanto dinero así no tenía y quería conservar lo máximo posible para cualquier necesidad.

¿Honestamente? Miami no era tan diferente a Venezuela; fauna abundante como en Margarita, un calor de mierda como en Maracaibo. Perros del tamaño de una camioneta-

Un minuto, ¡esa mierda no estaba en país!

Debería estar alucinando, o bien me quede dormida en una banca y esto no era un sueño. Al frente mío tenía tres perros enormes, como si fueran un mastín napolitano pero del triple de su tamaño, y unos ojos rojos como si le hubieran inyectado sangre.

Estaba paralizada del miedo, no sabía que hacer; lo único que me hizo reaccionar es que mi gata empezó a gruñirles y a sisear. Estaba a punto de tomarla en brazos y salir de allí corriendo. Hasta que otra alucinación salvaje apareció.

Creció; como si estuviera evolucionando pero sin el brillo-¿mucho pokemon en mi infancia no creen?-hasta ser aún más grande que si fuera un león adulto, con un pelaje dorado y resplandeciente, y unas garras y dientes parecidos a los dientes de sable.

Se le aventó al más grande sin dudarlo en lo más mínimo.

Tenía a otros dos, viéndome; estaba segura que Kitty que iba a saltarles encima si pudiera, pero ahora estaba ocupada. Hice lo que pasaba cada vez que ya no sabía que hacer: entre en piloto automático.

Me quite la pulsera.

"Kardiá" también cambio de forma; de repente era un látigo de más de dos metros de largo, completamente trenzado en bronce.

Un perro me gruño antes de saltarme encima. Agarrando con fuerza el látigo, le di hacia su dirección que le dio de lleno en la cara, haciendo un sonido de dolor antes de desaparecer en polvo dorado.

Kitty ya se había encargado del primero, y no tardo en enterrarle sus dientes en el cuello del tercero. Ahora solo estábamos rodeadas de polvo.

Yo no sabía que decir, apenas pude musitar otra vez la palabra con lo que se volvió una pulsera y me puse otra vez. Mire a mi gata, que ahora parecía más bien una leona; se encontraba acostada enfrente mío y me miraba, como si quiera hacer algo para no arriesgarse a que pasara otra cosa.

Con mi bolso en mi espalda, agarre su trasportín-que había tenido que usar en los barcos y aviones- y con la otra me sujete de su collar, posándome en sus lomos. No pregunten como supe que eso es lo que quería hacer, simplemente lo hice.

Arranco como un todoterreno.

. . .

A partir de allí sino estaba montada en un autobús, iba encima de Kitty. De alguna manera sabía cuándo necesitaba que fuéramos algún lado, había comprado un mapa y tenía que decirle direcciones a veces, apuntándole a donde ir; no podía creer que estuviera tan entrenada, aunque de por si no creía todo lo que había pasado.

Me había topado con cosas horribles un par de veces más, yo simplemente hacía lo posible con mi arma pero admitía que si no tuviera esa leona conmigo, estaría ya muerta. Tenía una piel imposible; había visto como esas cosas la mordían no habían hecho ni siquiera marcas. Comenzaba a comprender porque a veces los cepillos que usaba en su pelaje cuando era gato se rompían.

¿Mi opinión de todo esto? No lo pensaba; solo sabía que tenía que ir al lugar donde me indico mi madre y ahí pediría respuestas.

Curiosamente, Kitty me llevo allí. Tuve que pedirles que me dejaran entrar con ella, por lo visto no era usual; les asegure que si no la molestaban no les pasaría nada. Una chica de ojos cambiantes me ayudo a convencerlos, curiosamente tenía una voz que parecía que podría convencer a cualquiera; y luego de contarle más o menos como había llegado parecía saber algo de mí que yo no sabía.

Obtuvimos la respuesta tan solo cruce.

"Sabía que eras una de mis hermanas" musito con una media sonrisa, un holograma de una paloma con fondo rosado se poso sobre mí, mientras oía como me anunciaban como hija de Afrodita.

En serio necesitaba que me respondieran varias cosas aquí.